Doris quiere sexo (3)
Doris sale con Marta y termina entregándole TODO a un desconocido mientras es observada por varias personas
Tras mi reencuentro con Marta, ella me dio la oportunidad de trabajar en la empresa de su esposo como su asistente, así que nuestra relación se volvió más cercana y de camaradería. Muchas veces yo recibía las llamadas de los amantes de mi amiga y ella sin recato alguno me contaba lo que hablaban y luego lo que hacían. De vez en cuando nos dábamos nuestras escapadas buscando machos que pudieran darnos placer sin que su esposo dijera absolutamente nada. Cierto día, Marta me llamó a su oficina, así que yo entré allí y tras tomar asiento ella me dijo
- Te voy a hacer una invitación
- Dime, ¿dónde me vas a llevar?
- ¿Recuerdas el sitio del que te hablé donde conocí a Juan?
- Si, un poco
- Bueno, pues te quiero llevar allá, quiero que conozcas ese sitio
- Pero…. no sé, según lo que me has contado hay que follar frente a todos
- No te preocupes, solo vamos para que tú conozcas, pero si no quieres tranquila, no hay problema
- Está bien, pero solo voy a conocer –dije tras pensarlo unos segundos-
- Como tú digas, yo sé que no te arrepentirás
Así pues, ese mismo día al terminar nuestra jornada laboral nos dispusimos a ir hacia aquel lugar que mi amiga me quería hacer conocer. Antes de irnos de la oficina llamé a mis hijos para decirles que tal vez me demoraría esa noche porque saldría con Marta, y ellos no pusieron problema pues no sería la primera vez que me demoraría por estar con mi amiga (o eso pensaban ellos siempre, que estaba solo con mi ella).
Eran casi las 7 de la noche cuando tomamos un taxi que nos llevó al lugar. La entrada era bonita, bastante recatada. Apenas llegamos a la puerta, Marta empezó a caminar por los pasillos y yo tras ella sin perder detalle de aquel terreno. Al fin, llegamos a una puerta, donde había un hombre que saludó a Marta calurosamente y la hizo seguir junto conmigo. Nos ubicó en una mesa mientras en el centro del recinto había una pareja joven teniendo sexo y luego llegó un mesero que dijo
- Hola Martica, que bueno verla otra vez por acá, espero que venga a dar un buen show
- Hoy no vengo a follar, solo que quiero que mi amiga conozca este mundo. Te la presento, se llama Doris
- Mucho gusto-dije tímidamente tras escuchar las palabras de mi amiga-
- Muchísimo gusto-dijo besándome la mano delicadamente-
Marta pidió un coctel para cada una y el mesero no tardó mucho en traerlos a nuestra mesa. Mientras los bebíamos, yo observaba como cada que pasaba el tiempo, al sitio iban llegando más y más personas a pesar que apenas si se podían distinguir las siluetas cada que abrían la puerta. Ya en el escenario había dos mujeres con un chico que trabajaba como stripper en el mismo lugar y que las folló a placer durante un buen rato. Ya teníamos un coctel nuevo en nuestras mesas y otra pareja, esta de unos 35 años pasaba al centro del recinto a demostrar su deseo, cuando un hombre se acercó a nosotros y dijo
- Buenas noches señoras
- Buenas noches –contestamos-
- Hay un hombre que está buscando según sus palabras “una hembra que le encante el sexo y las buenas vergas”, me gustaría saber si están interesadas
- Anímate Doris –me dijo mi acompañante-
- No sé, que tal no la tenga…. tú sabes como nos gustan, grandes, o qué tal no me guste-contesté dubitativa pero llevada por mi entorno que solo despertaba el deseo de tener sexo-
- ¿Tiene alguna información sobre eso? –preguntó mi amiga a aquel hombre-
- La verdad es que no señoras, pero si quieren les puedo averiguar
- Yo lo acompaño –dijo mi amiga, se levantó de la mesa y se perdió en la penumbra con aquel individuo-
Yo esperaba ansiosa, y con mi cabeza llena de pensamientos mientras observaba el par de amantes treintañeros entregar todas sus energías siendo el centro del espectáculo. Por otro lado, me imaginaba siendo follada por todos lados por un desconocido con un buen falo que me llenara toda de carne y luego de leche, estas dos escenas me estaban poniendo a mil y mi tanguita se estaba mojando. Estaba yo inmersa en mi calentura cuando volvió mi amiga y el hombre que se fue con ella
- ¿Y, qué tal?-pregunté afanosa-
- Pues la verdad es que si te animas no te vas a arrepentir, yo misma palpé su bulto y está bien armado
- ¿De verdad?-dije entusiasmada-
- Si señora, su amiga comprobó la veracidad de ello. Entonces, ¿se desea animar?-dijo el hombre-
- Mmmmmmmm….-no sabía que contestar, a pesar de la calentura algo me hacía dudar-
- Dale amiga, no todos los días tienes una buena verga para ti-dijo Marta-
- Está bien, acepto-respondí mientras mi corazón latía a mil por hora-
- Muy bien señora, entonces voy a ultimar los detalles de este asunto.
El hombre me dijo si tenía alguna preferencia por la vestimenta del hombre y cosas por el estilo, pero yo no pedí nada en especial, la única condición que puse es que quería quedar bien llena de leche, pues como ya dije antes el semen es un manjar para mí, sin importar donde me lo echen. El hombre tras escuchar mi petición se marchó y tras unos minutos regresó y dijo
- El caballero pregunta si puede practicar sexo anal con usted
- Si, si puede-se anticipó mi amiga-
- OK-dijo él mientras apuntaba en una libreta-, cuando le comenté su condición se mostró muy dispuesto a darle gusto señora
- Que bien-dije emocionada-
- ¿Señora, desea ser el siguiente show?
- Sí, Doris va a ser la siguiente-anticipó Marta-
- Entonces acompáñeme por acá
Me llevó por el pasillo hasta un cuarto donde había ropa, un gran espejo y un tocador
- Se puede arreglar acá, si desea usar alguna de nuestras prendas no dude en hacerlo, son todas suyas. En un rato vendré a buscarla
- OK gracias
Miré a mi alrededor y había una gran cantidad de vestidos para todos los gustos. Tras dudarlo un par de segundos me decidí y fui a buscar uno para mostrar lo puta que puedo llegar a ser, total si me iban a ver follar……. Tras mirar unos cuantos y medirme un par, encontré el que usaría durante aquel rato: un vestido blanco sin tirantes que apenas si cubría mis pezones y mis nalgas, era cortísimo y ajustadísimo, así que mis curvas estaban expuestas, y al no tener sostén mis pezones estaban muy marcados en la tela del vestido. Me dejé mi tanguita blanca y busqué unos zapatos que hicieran juego con este estilo, así que me calcé unos tacones aguja amarillos de mas de 7 cms. de alto, y con los que apenas si podía caminar, pero eso no me importaba, lo que realmente me interesaba era verme como una puta y la verdad que así me veía.
Tras un par de largos minutos durante los cuales no pude dejar de imaginar lo que sucedería allí afuera y hasta pensé en arrepentirme, el hombre que me había llevado allí me indicó que era el momento de salir. Como pude anduve unos cortos pasos hasta el lugar del show y escuché como un hombre me anunciaba
- Aquí ya está Doris!!!!!!!!!!! Linda, te presento a Javier –me dijo mientras señalaba hacia el lugar donde se encontraba un hombre de unos 27 años, bastante delgado y no muy bien parecido-
- Hola-le dije yo casi que por cortesía mientras me arrepentía de haber tomado esta decisión-
- Hola-me dijo él también con timidez mientras yo me sentaba a su lado-
- Están bastante tímidos, vamos a hacer algo para que se conozcan un poco mejor. Usted dice que tiene su pene grande ¿verdad?-preguntó el presentador a mi nuevo compañero mientras este asentía-. Y a usted le gustan los penes grandes ¿verdad? –me preguntó y yo también asentí no sin antes dudar-. Entonces, y si el público está de acuerdo, Doris, por favor déjanos ver que lo que él dice es cierto y de una vez puedes alcanzar tu deseo
- Pero aún no la tengo dura-objeto él-
Yo ya estaba inmersa en aquella situación, así que intenté sobrellevarla lo mejor que pude y esperando acabar con esto rápido. Acerqué mi boca a la de él y lo empecé a besar mientras pasaba mi mano por su delgado torso. Poco a poco él fue acariciando mis piernas que estaban casi totalmente descubiertas dado el diseño del vestido mientras nuestro beso iba subiendo de decibeles. Él me tomó de la cintura y me hizo sentar sobre él sin detener nuestro profundo beso para luego posar sus manos sobre mis nalgas y morrearlas a placer. Yo ya estaba muy caliente y Javier había bajado un poco mi vestido y chupaba mis pezones generándome un mayor placer. Yo como pude metí una mano bajo de mí intentando sentir el miembro de mi amante, y cuando lo encontré me llevé una grata sorpresa, pues sentí un pedazo de carne duro y grueso bajo su pantalón, por lo que nos miramos fijamente a los ojos durante un par de segundos, le sonreí y en un santiamén estuve arrodillada en medio de sus piernas. Afanosamente bajé su bragueta y desabroché su pantalón, que dando ante mí su gran paquete luchando contra sus bóxer exigiendo ser liberado. Con calma, le saqué los zapatos, las medias y el pantalón sin dejar de contemplar aquel tieso pedazo de carne que esperaba ansioso por mí, mientras mi compañero se sacó rápidamente su camiseta quedando así su cuerpo solo cubierto por su ropa interior. Él tomó mis manos y las posó en el extremo de su ropa interior invitándome para que se la retirara, y yo gustosa accedí, lo dejé totalmente desnudo y me maravilló lo que vi: un delicioso pene color café, de unos 20 cms. de largo, bastante grueso, tieso y adornado por unas venas que lo recorrían desde la cabeza hasta llegar a sus dos depilados y también grandes huevos. Yo estaba extasiada y no pude evitar tomar aquel encanto entre mis manos para poder sentir su calor invadiéndome por completo. Estaba yo aún inmersa en mi placer cuando escuché que el presentador decía
- ¿Y si cumple sus expectativas este pene, señora?
- Sí, es precioso –dije mientras le hacía una lenta y delicada paja-
- Entonces disfrútelo señora
- Eso ni lo dude
Tras contestar esto, metí la cabeza de aquella verga entre mi boca y lo saboreé, era exquisito, y poco a poco tras un mete y saca fui engulléndolo centímetro a centímetro hasta casi albergarlo todo dentro de mi boca. Yo estaba totalmente satisfecha lamiendo y succionando aquel gran miembro, sintiéndolo llenar mi boca mientras mi amante apenas respiraba profundamente con los ojos cerrados y con la cabeza echada hacia atrás. Yo de vez en cuando sacaba aquel pedazo de carne de mi boca, solo para chupar bien sus lindos huevos y para volver a darle una buena mamada a mi dotado amante.
Yo estaba demasiado caliente y no podía soportar un segundo más sin albergar aquel falo dentro de mi mojado sexo, así que tras dejar bien mojado aquel pedazo de carne, me puse de pie, me senté sobre mi compañero y con mi mano dirigí su pene hacia mi concha. Poco a poco fui sentándome en aquel duro trozo de carne, y sentí cómo se abría paso lentamente dentro de mí, hasta que al fin logré acogerlo totalmente dentro de mi conchita. Empecé a saltar sobre aquel miembro y mi excitación crecía cada segundo que pasaba, mientras mi amante empezaba a chupar y lamer mis tetas arrancándome suaves gemidos cada que lo hacía. Poco a poco empecé a aumentar la velocidad de mis movimientos y mi respiración se aceleró, y sabiendo lo que ocurría, Javier me tomó de la cintura y ayudó bastante con la penetración imponiendo mayor velocidad y fuerza a la follada. Apenas duré así unos momentos cuando sentí que mi orgasmo se aproximaba y le decía a mi amante
- Siga así, si……si….. no pare
- ¿Le gusta mami?
- Siiii……….siiiiiiiii……me encanta……………Aghhhhhhhhhhh………..aghhhhhhhhhhhh-grité en el mismo instante que mi clímax se hizo presente-
- ¿Le gusta mami? –volvió a preguntarme-
- Si, quiero más, quiero más-le dije y busqué su boca para darle un profundo beso mientras recuperaba mis energías-
- Ahora quiero verle el culo mamacita
Yo me levanté y un hilo de fluidos iba desde mi concha hasta su dura verga, alcanzando al menos unos 40 cms. antes de desvanecerse sobre el abdomen de mi amante. Me saqué el vestido y me sobé un poco las tetas ante la sonrisa de mi compañero dejándome solo vestida con mi tanguita y mis zapatos de puta. Me acerqué a Javier, le dí la espalda y nuevamente me senté sobre él, dándole gusto en mostrarle mi culo, cosa que él no desaprovechó pues manoseó mis nalgas durante un buen rato al tiempo que yo buscaba una posición cómoda para la penetración. Al fin estuve totalmente acoplada al miembro de mi compañero y nuestras caderas empezaron a moverse lentamente y adquiriendo poco a poco una mayor velocidad. Pasaron un par de minutos y yo estaba con las piernas cerradas apretando bien la polla de mi amante generando una mayor fricción y con mi espalda totalmente pegada al torso de él mientras nos besábamos y él me susurraba algunas cosas. Él empezó a aumentar sus movimientos y aceleró su respiración, así que yo le dije
- ¿Se va a correr?
- Sí mami, no puedo más
- Écheme la leche encima, quiero sentir su leche correr por mi cuerpo
- Como quiera mami –apenas dijo esto con la voz entrecortada cuando me sacó su polla, abrió un poco mis piernas y sin que yo me separara de él se sacudió la verga un par de veces mientras me estrujaba las tetas y me besaba los hombros y el cuello soltando dos potentes y extensos chorros de leche que terminaron en mi abdomen e incluso llegaron a manchar mis tetas, sin duda sus grandes huevos estaban llenos de leche y yo sería la afortunada que la iba a recibir-
- ¡Que corrida!, me dejaste toda manchada
- Qué pena, no lo pude evitar –dijo-
- No tiene que disculparse, al contrario, me encanta sentir esa leche correr por mi cuerpo-dije para luego besarlo mientras lo masturbaba-
- Pues si le gusta mi leche tengo más, solo es que me la pida
- Sí, me encanta, y quiero sentirla nuevamente en mi cuerpo
- Pero primero le doy por el culo –me dijo -
- Tranquilo amorcito, pero primero tiene que preparármelo un poquito porque si no no me va a entrar ese monstruo que tiene entre las piernas-
- Jajajajaja, tranquila que yo me encargo que eso no suceda
- Eso espero, quiero que llene mi culo con su verga
- Tranquila, eso se lo puedo prometer
Dicho esto, le dí un último beso y él me levantó, me sacó la tanguita que estaba también untada de su esperma y me hizo arrodillar en el sofá dándole la espalda mientras yo apoyaba mis manos en el espaldar del mismo dándole una espectacular vista de mi culo. Volteé mi cabeza y él sacaba un dedo de su boca y lo dirigía hacia mi culo mientras me guiñaba un ojo y yo le devolvía su gesto con una sonrisa. Sentí como ingresó su dedo lentamente en mi culo para luego entrar y salir al tiempo que yo relajaba mi esfínter facilitando el trabajo manual de Javier. Tras un rato, retiró su mano unos instantes y luego sentí cómo ahora intentaba invadir mi retaguardia con dos dedos, lo cual no fue fácil, pero con un poco de insistencia al fin lo logró. Sentía sus dos dedos abrir mi ano cada vez más, así que volteé a mirar a mi amante y lo vi masturbar su ya erecto pene con la mano que le quedaba libre, al verme me dijo
- ¿Ya está lista mamacita?
- Sí, quiero ya sentir su verga dentro de mí
Me giré y engullí su verga hasta donde pude dejándola llena de saliva y sin desaprovechar para deleitar nuevamente su delicioso sabor. Cuando creí que estaba bien lubricada, volví a acomodarme en 4 patas en el sofá invitando a mi amante a empezar la penetración. Él metió nuevamente sus mojados dedos en mi ano para asegurar la abertura de mi culo y luego sí apuntó su mástil hacia mi pequeño orificio. Puso una mano en mi cintura y con la otra dirigió su verga hasta la entrada de mi ano hasta que sentí su calor rozándome. Lentamente empezó a empujar forzando la entrada de su miembro en mi culo, y sentí como se abría paso hacia mi interior generándome un poco de dolor. Al fin, la cabeza de su verga estuvo totalmente adentro de mi ano y la entrada del tronco fue algo más llevadera, por lo que su vaivén lento intentando lograr una total penetración no duró mucho tiempo. Una vez estuvo totalmente dentro de mis entrañas, movió un poco sus caderas y me besó profundamente. Sin dejar de besarme, empezó un muy lento y delicado mete y saca, con el cual mi ano se fue poco a poco acostumbrando al generoso tamaño del pene de mi amante y se acopló perfectamente tras unos momentos. Ahora mi sensación era únicamente de placer y mis gemidos así se lo hacían saber a Javier quien poco a poco empezó a aumentar el ritmo de sus movimientos e incrementaba mi sensibilidad agarrándome las tetas y de vez en cuando sobándome el clítoris. Él me tenía agarrada por la cintura y las tetas y yo empecé a estimular mi clítoris sintiendo así placer en todo mi cuerpo. No tardé mucho en sentir un torrente de jugos correr por mi entrepierna presentando mi orgasmo no solo ante mi amante sino también ante el público que atentamente nos miraba y animaba. Al notar mi clímax, Javier me dijo
- ¿Le gusta como follo?
- Aaaahhhhhh……sí, me encanta
- A mí me encanta su culo apretadito Dorisita
- Pues no deje de follarlo
Apenas termine de decir esto, una sonrisa se dibujó en su rostro, me tomó fuertemente por la cintura y empezó una penetración salvaje, como si quisiera destrozarme el ano con aquella follada. Duró así un buen rato y mis gritos eran inocultables, pues sentía como aquel pene ingresaba centímetro a centímetro por mi retaguardia, lo cual me generaba un cúmulo de sensaciones. Él no paraba de follarme a un ritmo impresionante y el sonido que hacían nuestras caderas al golpearse mientras él me follaba era ensordecedor. Yo estaba casi sin aire, y para intentar recuperarlo mientras él no dejaba de follarme le dije
- ¿Quiere follarme las tetas?
- Claro mamacita, desde que la ví quise hacerlo
- Entonces empiece –dije mientras me arrodillaba en el suelo y apretaba bien mis tetas mientras dejaba correr un poco de saliva en la comisura de mi pecho-
- Mójeme un poquito la verga primero –dijo acercando su miembro a mi boca-
- Claro, como quiera –sin importarme que hace un par de segundos hubiera estado en mi ano, engullí aquel pedazo de carne y lo dejé lleno de saliva-
- Ahora sí me voy a dar un gustazo
Acercó su pene a mi torso y yo me acerqué a él y lo atrapé entre mis tetas empezando a subir y bajar mientras él me miraba sonriente y encantado por lo que le estaba haciendo. De pronto, fue él quien empezó a mover su cadera como si realmente estuviera follando mis tetas y yo veía salir la cabeza de su verga entre mis tetas apuntando directamente al techo. Tras un rato, volvía a introducir su falo en mi boca para dejarlo bien lleno de saliva para que resbalara más fácil entre mis tetas, las cuales tenía bien apretadas con mis manos mientras con mis dedos pellizcaba mis pezones aumentando más mi excitación y la de aquel follador imprevisto quien ya empezaba a desencajarse y moverse nuevamente a un ritmo impresionante al tiempo que yo de vez en cuando pasaba mi lengua por su sudado abdomen mientras lo miraba fijamente a los ojos. Tras unos momentos, lo sentí acelerar su respiración, me agarró por los hombros, cerró los ojos y sin más empezó a soltar su leche. Lanzó varios chorros que quedaron en mi pecho, y uno llegó a mi cuello donde sentí el calor de su esperma. Se movió un par de veces más entre mis tetas y me dijo
- ¡Ufffffffff, que buen par de tetas!
- Gracias bebé, la pasé delicioso –le dije y empecé a lamer su pene que ya estaba perdiendo rigidez-
- Definitivamente usted es una viciosa, le encanta la verga –dijo él mirándome complacido ante mi tratamiento-
- Si papi, quedé encantada con su verga, y también me encanta su leche –dije para luego pasar un dedo por mi pecho inundado de semen y después lamerlo mirándolo fijamente a los ojos-. Mmmmmm……., delicioso
- Pero qué pedazo de puta, este es el mejor polvo de mi vida sin ninguna duda
- Gracias, hice lo mejor que pude-le respondí-
- Bueno, un aplauso para Doris y Javier que nos han brindado un excelente espectáculo-interrumpió el presentador quien fue seguido por una gran ovación del público-
Le dí un par de lamidas más al pene de mi amante, le dí un beso, me levanté, tomé mi ropa y me dirigí hacia el camerino donde había dejado mis cosas solo vistiendo los altísimos zapatos de tacón y con el diminuto vestido y mi tanguita en la mano. Hubo una gran ovación cuando salí del escenario, y sabía que había sido tan puta como quise y que los asistentes lo habían notado, lo cual me llenó de una gran satisfacción, pues sabía que podía follar a cualquier hombre y hacerlo feliz en la cama. Apenas llegué al camerino dejé encima de una silla el vestido y los zapatos que había tomado prestados y volví a ponerme mi ropa sin limpiarme siquiera un poco, pues quería sentir la sensación de estar embadurnada de leche. Apenas estuve vestida arreglé un poco mi cabello y salí hacia la mesa donde mi amiga me esperaba
- ¿Qué tal estuve?-le pregunté-
- Como toda una puta, qué polvazo que se echaron allá, qué envidia me dio
- Bueno, pues debo decir que él folla muy bien
- ¿Y te gustaría volver a estar con él? –me preguntó-
- Sí, claro que sí-le respondí sin dudarlo-
- Jajajajaja, eso creí. Tan santa que eras y mira lo puta que te has vuelto –riendo llamó al mesero que nos había atendido durante la noche-
- ¿Qué necesita Martica? –dijo el mesero a mi amiga-
- Lo que pasa es que mi amiga quisiera estar otra vez con el joven de hace un rato, entonces necesito que nos traiga el teléfono o algún dato
- Como mande-tras decir esto se alejó y en menos de dos minutos estaba de vuelta con Javier-. Acá está el implicado Martica, si necesitan algo más me avisan
- ¿Me necesitan? –dijo Javier mientras se sentaba al lado de mi amiga, pues en la silla que había a mi lado estaba mi bolso-
- Sí, me gustaría que nos volviéramos a ver y nos echáramos otro polvo algún día –dije sin reparo-
- Claro mamacita, las veces que quiera nos podemos ver para follar –me dijo mientras me agarraba la mano-
- ¿Y yo qué, no me lo prestas Doris? –me dijo Marta-
- Claro amiga, si él quiere te lo puedo prestar jajajajaja
- ¿Tú qué dices?-dijo mi amiga a aquel joven-
- Claro linda, cuando quieran
- Gracias lindo, quiero probar yo mismo si follas tan bien como parece –le dijo mi amiga, lo besó y le pasó la mano por el bulto de forma descarada-
- Bueno, creo que hoy es el mejor día de mi vida. Acá les dejo mi número de teléfono para que me llamen cuando quieran-dijo entregándonos una servilleta donde se encontraba un número de celular-
- Claro que sí lindo, estaremos en contacto –le dije, él nos dio un beso en la boca a las dos y se retiró-
Estuvimos alrededor de media hora más allí con mi amiga, y partimos hacia nuestras respectivas casas. Me saqué mi ropa y me puse una pequeña pijama, y me dispuse a dormir. Al otro día, al despertar sentí cómo mi cuarto olía profundamente a semen, al semen de Javier, que estaba pegado en mi sostén y blusa, y me recordaba lo delicioso de la noche anterior.