Doris, la lesbiana que quiso verga
Un simpático pero peligroso encuentro sexual entre Doris y yo, Doris, una lesbiana que quería verga.
Ya nos conocíamos, éramos una banda grande de amigos y amigas desde hacía tiempo. Nos encontrábamos muy seguido en las noches de fiesta en los antros que solíamos frecuentar en la Zona Rosa, capital del desmadre de la ciudad de México.
En el grupo de gente que solíamos frecuentarnos en ese tiempo, años 1991al 93, había de todo, lesbianas, bisexuales, y gente de diversión más pesada también.
El tema en cuestión de este relato es una pequeña situación sexual con Doris, mi amiga, la lesbiana del grupo.
La banda estaba conformada por Oscar, Fabián, Silvia, Doris, Anabel, y unos cuántos más, y una de esas noches de calentura y diversión estábamos en un antro de la calle Londres, famoso por su descontrol, antro hétero, pero en el que tenían cabida gays y lesbianas aunque conformaban una minoría, pero no por eso apartada.
Esa noche estábamos en plena diversión, bailando, exhibiéndonos en el baile, y la pareja protagonista de ese show éramos justamente Doris, mi amiga lesbiana, y yo, y rodeados del resto de los amigos.
Nuestra forma de bailar era realmente caliente y desbordante, sin límites, Doris me restregaba sus tetas en mi pecho, yo le apoyaba mi bulto en su entrepierna, agachándome por cierto, ya que ella es mucho más baja que yo, mediría 1.60 m, mientras que yo la supero por unos 20 cm de altura (dije de altura, no que esa medida sea la de mi verga, eh?).
Bailábamos, nos calentábamos, pero yo bailaba con una lesbiana por lo que d repente se nos acercó una chica, cuando ya estábamos descansando, de pie, en la misma pista, y le dice algo al oído Doris. La chica estaba muy buena, por cierto, alta, de buen cuerpo, buena cara, buena figura, muy buen ver en general, pero Doris le contestó algo que tampoco pude oir, y esta chica se va para no volver.
Inmediatamente Doris me dice "pinche vieja fea que se me arrima, antes que una lesbiana fea prefiero una buena verga", mirándome a los ojos incisivamente para decirme esto......no me la creí, pensé cualquiero cosa, pno pensé que me estuviera hablando en serio.
Seguimos bailando, jugando, exhibiéndonos, bebiendo y la noche se consumía, pero teníamos ganas de seguirla.
Una vez en la calle, Doris toma la iniciativa y nos dice a todos: "la noche es larga y esto no termina, sigamos la fiesta en mi casa, que estoy sola", y sin dudarlo nos dirigimos a su departamento en la colonia Del Valle.
Le preguntamos a Doris si en su casa estaba todo bien, si vivía sola, si podíamos estar a gusto y tranquilos, si había límites, o algo así, y ella dijo que no, que todo estaba bien, que vivía con su padre, quien no estaba, aunque tal vez llegara, pero que él entendía y casi formaba parte de todas las situaciones y ondas que se curtían ahí.
Y bien, nos instalamos en la sala de T.V. de su departamento, pero no había ni siquiera cigarrillos para fumar, ni nada para beber obviamente, es decir, nos estábamos comiendo un garrón de aquellos, eso era un coñazo, un bodrio, una ahuevante reunión fresa e inocente que no llevaba a nada.
Pero nadie decía nada, todos colgados viendo videos en la tele, yo sentado en el piso, apoyando mi espalda en el sillón donde estaba sentada Doris, que mientras ahí estábamos me acariciaba la cabeza, jugaba con mis pelos, me acariciaba el cuello, yo torcía mi cabeza, la miraba y ambos nos sonreíamos de manera inocente y cómplice.
A mi se me había ocurrido minutos antes pedir un cigarro, pero la respuesta había sido negativa, los que fumábamos ya no teníamos cigarrillos y los que no fumaban no tenían porque tener, obviamente!!!
En ese momento, Doris que no fumaba, me recuerda que yo había pedido cigarrillos, y ella me dice que tenía cigarrillos, "pero si vos no fumás", le dije, y me contestó que eso no tenía nada que ver, que tenía cigarrillos y que la acompañara a su cuarto, que ahí estaban.
Nos levantamos y fuimos al cuarto, una cama a medio hacer, o a medio deshacer, según como se vea, un baño dentro del cuarto, una tele, un perchero, dos mesillas al lado de la cama, sus respectivas lámparas, y nada más, o tal vez sí, pero sin importancia.
Lo del cigarrillo era un pretexto de Doris para llevarme a su cuarto, y yo ya lo sabía, tanto ella como yo queríamos completar el jueguito que habíamos llevado esa noche en la discoteca, en la cual habíamos bailado "cogiendo", en un momento de la noche, yo la puse en cuatro patitas a Doris, y me arrodillé a sus espaldas, apoyándole la verga en el culo, completamente vestidos claro, y haciéndole el clásico movimiento mete/saca de perrito, y todo eso vestidos y en la pista de baile......
Qué más haríamos en esa cama, como nos íbamos a divertir, pensé, y todo por pedir un cigarrillo. Porque para ser honesto, nunca pensé que se me iba a cumplir el sueño de cogerme una lesbiana completamente asumida, vamos, estaba en la gloria.
Yo había pensado en el juego, en el exhibicionismo, pero no en la realidad que se estaba a punto de cumplir, y ella, según me confesó en su cuarto, mientras charlábamos, era que yo no me iba a fijar en una lesbiana tan declarada como ella, que yo buscaría mujeres hétero para tener sexo.....en fin, pero ahí estábamos, sentados en su cama, abrazados, recostados sobre los almohadones que cubrían la cabecera de la cama.
Nos besamos, muy dulcemente, su boca gorda y su cálida lengua jugueteaban con mis labios, nuestras lenguas danzaban al compás de una música que no se oía, nuestros dientes mordían nuestros labios y nuestras manos recorrían nuestras anatomías.
Sus tetas, grandes por cierto, aún estaban cubiertas por una camisa de hombre, claro, que estaba rematada por una corbata azul, mi cabeza alucinaba que estaba desvistiendo a un hombre, por la ropa claro está, y le arranqué esa corbata para desabotonar rápidamente esa camisa y ver por fin ese par de tetas, que deseosas estaban de ser chupadas, sus pezones una vez al descubierto denunciaban una calentura tal que los hacía poner firmes en su propósito.
Ella por su parte me soltaba el cinturón, me bajaba el pantalón hasta dejar al descubierto mis calzoncillos, mismos que no duraron mucho más en su sitio, porque inmediatamente los quitó para dejar al aire libre mi verga, que por estos momentos ya estaba en la posición de firme, lista para la batalla.
Seguíamos besándonos, riéndonos, tocándonos, ella de rodillas, desnudita, con sus tetas bailando en el aire, besándome la boca, y yo en la misma posición, de rodillas y frente a ella, besándole la boca, tocándole sus tetas, y ella hacía lo mismo con mi verga.
Me comentó que hacía muchos años que no tenía una verga en su mano, que la estaba disfrutando mucho, que a pesar que la mujer que se le acercó en la discoteca estaba más que atractiva, ella tenía decidido cogerme a mi esa noche.....a lo que yo le contesté que era una verdadera lástima no haberla invitado a esa chica a compartir nuestra cama esa noche, y la respuesta que conseguí fue un "no seas pretensioso y disfruta lo que tienes" rematada con una risilla de niña traviesa.
Doris tendría unos 24 años, y yo andaría por los 28, ya conocíamos bastante del sexo, éramos amigos desde hacía un par de años, formábamos parte del mismo grupo, y por fin formaríamos parte de nuestra historia personal.
Mientras nos besábamos seguíamos jugando con nuestras anatomías, tocándonos, acariciándonos muy dulcemente, y ella decidió que era buen momento para darme una mamada, cosa que inició, suave y lentamente, muy cachondo inicio, muy sensual, pero de repente se detuvo, y siguió con su mano, le rogué que siguiera mamándola y me dijo que no, que tal vez después seguiría, entonces para no enojarme decidí darle una mamada yo, y así provocar que ella luego continuara con su interrumpida labor.
La tumbo sobre la cama, le separo sus piernas para dar cancha libre al acceso de su concha, con poco vello, negro y largo, y me acerco a su pubis, le separo sus labios, le toco su clítoris, le meto un dedo, y cuándo le acerco la lengua y estoy a punto de empezar a mamar me detiene con sus manos, y me retira del lugar.
No entendía nada, y le pregunté que le pasaba, pero conseguí respuestas vagas, y para evitar escuchar cosas sin sentido preferí comerle la boca a lo que ella respondió besándome.
Seguíamos acostados, besándonos y tocándonos, pero nada de sexo, ni oral ni nada, ni meter dedos ni masturbar, nada, sólo un buen faje, desnudos por cierto, pero nada más.
Eran unos besos tan ricos, tan deliciosos como innecesarios, dado que esta niña se estaba comportando como si fuera una niña virgen y miedosa de recibir una verga entre sus piernas, no sabía que pensar, pero preferí no pensar y disfrutar del momento esperando que la situación mejorara y tratando de mejorarla.
Pero la temperatura corporal bajó y opté por ponerme un sweater, me quedé desnudo de cintura para abajo pero con el sweater, y ella prefirió taparse con la sábana, y quedarse desnudida.....buena medida, pensé.
Seguimos besándonos, tocándonos un poco más, y ella permitió el acceso de mis dedos en su concha, rica y suave, húmeda por el juego que llevábamos, y me dejó jugar con ella, un rato, lo suficiente como para calentarla y mucho, su lubricación era tal que mis dedos estaban ya completamente mojados, y el olor a mujer caliente y deseosa de sexo invadía ya toda el ambiente.
De repente, la pongo en cuatro patitas y sigo jugando con ella, cuando sin avisar y de improviso se abre la puerta de la habitación, era uno de los amigos que estaban en la sala de tele que estaba buscando el baño!!!! a lo que le preguntamos que quería, contestó que buscando el baño, que chistoso, nosotros le contestábamos tranquilamente y el nervioso resultó ser él, que cerró la puerta más rápidamente que lo que la abrió y se retiró pidiendo perdón....Doris y yo nos moríamos de la risa, y seguimos en lo nuestro, jugando con mis dedos en su concha, pajéandola hasta hacerle llegar a un rico y delicioso orgasmo, suave y delicioso, pero lo suficientemente rico como para agradecerme ella a mi dándome una retribución similar, se había decidido a mamármela...... y yo feliz.
En eso estábamos, yo tumbado de espaldas en la cama y ella de rodillas dándome una rica mamada, me comía la cabeza de la verga, me tocaba, cuándo otro chico abre la puerta de la habitación, otra vez buscando el baño........Ya creíamos que nos estaban molestando a propósito, o tal vez pretendían unirse a la fiestita, pero se retiraban nerviosos, como si su único objetivo fuera el de molestar.
Luego de esta molestia ella detuvo su andar y se recostó en la cama, ella ya había tenido su orgasmo, pero yo seguía esperando, y ya estaba medio molesto con la situación, pero mejor era callar y esperar, por lo que me recosté, siempre con el sweater puesto y desnudo de la cintura para abajo, tapando mis piernas con la misma sábana que ella usaba para tapar todo su cuerpo, mientras mirábamos televisión, tal y como antes lo hacíamos en la sala.....pero ahora estábamos solos.
Charlábamos, nos reíamos, pero yo estaba caliente y ella ya estaba tranquila, lo notaba, ya había tenido un orgasmo y no quería más, era casi obvio, pero no iba a abandonar la situación, me la tenía que coger a Doris, ahí estábamos y no podía desaprovechar la oportunidad.
Cuando de repente, otra vez, la puerta se abre, pero esta vez era su padre..............Abrió la puerta con decisión y la dejó entre abierta, su mano se quedaba fija en el picaporte, manteniendo con fuerza la puerta abierta como si alguien fuese a cerrarla desde atras, quién se animaría? Y con fuerte voz de mando preguntó "qué haces, Doris???!!!!" enfrascado en una real y fuerte sorpresa, y la caradura de Doris le respondió, simplemente "nada, no ves que nada?", y era muy cierto, no estábamos haciendo nada.
"Y usted, vístase inmediatamente y retírese", me espetó. A lo que no supe ni pude responder nada, ni con palabras ni con hechos, a lo que volvió a gritar: "No me entiende o es sordo????!!!! que se levante y se retire, vístase", y tímidamente pero con seguridad le contesté que mi ropa estaba a los pies de la cama, que enseguida me vestiría y me iría, pero que por favor saliese del cuarto e inmediatamente me retiraría. A lo que él siguió con un sermón moralista a su hija, hablándole de los ejemplos que él le había dado, que porque le pagaba de esa manera, que él siempre había sido un buen padre, en fin, moralismos y más moralismos.
Por suerte fue breve, pero en aquel momento me pareció que duró un siglo, y se retiró.
De un salto me puse de pie, tomé mis pantalones y de un salto me metí en ellos, no es que me haya puesto los pantalones, es literalmente meterme yo en ellos de un salto!!!!, ahí me di cuenta que no me había puesto los calzoncillos, no me importó, tomé mi camisa y me la puse sobre el sweater que tenía puesto, y sobre esa prenda me puse el saco, tomé mis calzones y los puse en un bolsillo, vi las botas y logré colocarme una de manera correcta, y la otra se dobló a la altura del tobillo por lo que no me la pude calzar correctamente, miré rápidamente el lugar para checar si me olvidaba algo, supuse que no, y le dije a Doris "no te preocupes, mi papá agarra la onda, es alivianado y comprensivo, es moderno, sabe perfectamente lo que hago y me respeta, cada cual su sitio y no hay problemas, y, por cierto, prefiero una buena verga a una lesbiana fea", arremedando y repitiendo sus propias palabras, que por lo visto, ninguna era cierta, ni tenía ganas de verga, o bien no se animó, y tampoco su padre era como ella lo había descripto, y sin esperar respuesta me salí de su habitación, escuchando un lamentable "lo siento, perdón" de parte de Doris.
Me voy corriendo a la sala de tele, donde estaba el resto de los amigos, y Oscar me dice "cuidado, llegó el papá de Doris", como si yo no lo supiera, no le contesto otra cosa que "vámonos y rápido, ya!", y me dirijo a la puerta, la abro y llamo el ascensor, pero como tardó más de medio segundo en llegar decidí empezar a bajar por las escaleras, corriendo, con una bota mal puesta doblada a la altura del tobillo, y con las llaves del coche en la mano, Oscar me siguió, él todavía no sabía nada de lo sucedido.
Yo corría asustado, en realidad ahora no sé de que me asusté, porque el padre si no me hizo más en su momento no haría más tampoco luego, pero yo temía por mi salud, por mi vida.
Una vez en el coche, lo arranqué y me largué de la calle del edificio donde vivía Doris, y unas cuadras más adelante detuve la marcha para acomodarme mejor la bota, guardar mejor el calzoncillo, comprar unos cigarrillos en una tiendita de 24 horas abierta, y ya con calma contarle la historia a Oscar, que no entendía nada........
Historia Real 100 %