Donde residen los sueños muertos
Advertencia: Si buscan una historia guarra pasen de esta, es mas bien un ligero drama que se me atravesó en la cabeza y resulto en esto.
Miguel estaba sentado en la sala de espera, con el brazo derecho en una escayola y un dolor de muerte a pesar de la anestesia, pero se negaba a separarse de la puerta del quirófano donde estaba Cristian luchando por su vida.
Eran las dos de la mañana y como de costumbre ambos habían bebido demasiado, llevaban semanas con problemas, los celos de Cristian hartaban a Miguel y este en vez de tomarlo con calma, no hacía más que renegar y por estar discutiendo con su pareja, se saltaron un semáforo y un auto se estampo contra ellos.
Entre chillidos de metal, cristales rotos, sangre por doquier, Miguel intenta despertar, escucha a lo lejos el sonido de una ambulancia y tantea a su lado y no encuentra a Cristian a su lado, trata de enfocar su vista al frente y solo ve un hueco en el cristal y distingue a Cristian lejos de él, yace inmóvil, Miguel le grita y calla, un dolor desde su hombro le paraliza, ve que el otro auto está hecho pedazos y la gente se remueve en su interior, por lo menos están vivos piensa, pero y Cristian, es lo único que le importa , justo ahora le parece un idiotez todas esas discusiones de tontos, Miguel le ama y no importa que tan celoso y pesado se ponga Cristian él le ama y no dejara irle, suelta con su mano izquierda su cinturón y trata de llegar a Cristian, pero no logra avanzar más de medio metro y el dolor le paraliza y se sumerge en un sueño, donde solo había frio y soledad.
Cuando despierta, se encuentra en una cama de hospital y con un dolor inmenso y demasiado mareado, ¿Y Cristian?... Donde está su pedazo de corazón, ese hombre que le salvo de sí mismo, que le salvo de la vida miserable en la que vivía, ese que le entrego un motivo para vivir y luchar por sus sueños.
La enfermera le informa de su estado, su brazo tiene un esguince, y tuvieron que ponerle un yeso, tiene contusiones por todo el cuerpo y esta morado he hinchado, la pareja con la que chocaron están bien, solo algo golpeados pero estables, pero por otro lado su acompañante está en la sala de urgencias, tratando de estabilizarlo para poderle operar está en estado crítico, una de sus costillas había perforado un pulmón y perdía demasiada sangre, tenían que estabilizarle para poderle pasar al quirófano.
Miguel en sus necedades y ya más estable de la situación, hace algo que jamás pensó en hacer o que jamás llegaría a hacer de nuevo, no después de cómo se dieron las cosas, más cuando se largó gritando que jamás volvería, que se fueran al infierno, marco a su casa, le llamo a su padre para pedirle apoyo, decirle que lo necesitaba en el hospital, a su lado, que su novio se moría y que él no quería estar más solo, el temor a perder a Cristian era peor que perder la dignidad que le costó el marcarle a sus padres arriesgándose a que le mandaran al diablo, pero para su asquerosa suerte nadie contesto, no tenía a nadie y la única persona que amaba se moría y el sentía como se desvanecía contra la pared agotado física y mentalmente, se vio solo, sin nadie que le sostuviera su mano, llamo a la hermana de Cristian y el contestador le confirmo que estaban solos, ambos no tenían a nadie, más que a ellos mismos, siempre lo supieron, desde que su hermana los descubrió besándose fue el BOOM en ambas familias, se convirtieron en parías, sus familias se avergonzaban de ellos.
Miguel no recordaba cuando había empezado a amarle con locura, tal vez fue la vez que corrieron tanto por el parque, cuando tenían 12 años y se perdieron y pasaron la noche escondidos abrazados cerca de un puente, aspirando el aroma del otro, hasta que el día los sorprendió, con sus cuerpos entrelazados y sus familias dieron con ellos o cuando a los 16 Miguel golpeo a un chico de su salón por ofender a Cristian y le habían expulsado 3 días de la escuela, y al ver llegar a Cristian y este le cuestionara por qué el solo se había encogido de hombros y le había contestado que nadie se metía con él porque él lo molería a golpes, que el cuidaría de él y Cristian le había abrazado o tal vez fue la ocasión donde ya con 19 años, festejando el cumpleaños de Miguel se habían dado un pequeño beso, al cual siguieron uno y otro más hasta que sus lenguas entrelazadas les confirmaban lo que ambos llevaban sintiendo, Cristian se había vuelto su más grande necesidad, sus sueños, sus deseos, su corazón latiente, su otra mitad, su vida entera y menos aun cuando Cristian le había confesado que le amaba desde hacía tanto tiempo que no podía ni recordarlo, eran dos chicos, que buscaban la felicidad, que mas desearían unos padres para sus hijos y a pesar de que Cristian vivía con su hermana, ella junto a los suyos le dieron la espalda por amar a un hombre jajá malditos imbéciles, nos obligaron a dejarlo, pero no puedes sobrevivir sin alma, y Cristian era mi alma y yo la suya.
Dejamos de lado a nuestras familias, para vivir juntos aterrados pero juntos, era mi misión cuidarle, amarle, compartir una vida junta, donde nadie nos juzgara por amarnos y sobretodo cuidarle yo a él y sobretodo el a mí que en más de alguna ocasión y a causa del desprecio de los nuestros, me llevaron a intentar terminar con mi agonía tomando pastillas, sentía vergüenza y me sentía solo sin mis padres, ellos me enseñaron a amar y de un día a otro dejaron de amarme, dolía demasiado pero Cristian me saco del pantano emocional donde me encerré y me llevo a un lugar lleno de luz y felicidad, Cristian cambio mi vida, me dio motivos para seguir, me dio sueños para realizar, metas que lograr, un motivo para amarle más.
Sentado en esa fría sala de espera, con su brazo, cabeza y resto de su cuerpo palpitando de dolor, llorando, rogando, rezando a un Dios que les había abandonado, por su hombre, por Cristian ese chico que le estremecía de placer, el que se llevó su virginidad, el que le enseño más que amar, le enseño la entrega absoluta donde el amor marcaba todo, el egoísmo no tenía cabida en su habitación, tomaban y daban siempre buscando dar más placer que el que recibían, la primera noche en su habitación con toda esa timidez de dos novatos, empezaron con besos indecisos, ropa que estorbaba y cuerpos desnudos explorándose, tocando todo a su alrededor, calentando sus cuerpos y llenado de dicha su corazón, momentos inolvidables donde jamás hubo vergüenza por amarse.
La enfermera quería obligarse a ir a su habitación, pero como largarse de ahí, es que esta mujer estaba tonta, él no se iría de acá, se quedaría justo como lo hago yo, esperando por ver esa sonrisa de nuevo, esos ojos brillando, clavados y perdidos en los míos, los ojos me pesan, creo que por fin la anestesia empieza a hacer efecto, pero no podría dormir, no ahora ni nunca, no creo ser capaz de seguir sin él. A lo lejos escucho que gritan mi nombre, pero no es su voz, aunque me suena demasiado conocida, me siento cansado, no puedo mantener mis ojos abiertos, el brazo me mata de dolor y de nuevo esta maldita enfermera, gritando que la ayuden, para que mierdas quieren ayudarle, déjenme y ayuden a Cristian es mi chico el que la necesita, es mi amor el que se desvanece, mis sueños se evaporan.
¿Cuánto he dormido, mierda, no debí hacerlo? ¿Dónde está Cristian? Brota de mis labios, nadie responde al principio, de mi derecha se escucha una voz que me dice que sobrevivió a la operación y ahora está en terapia intensiva, pero que no permiten que nadie lo vea, hasta que se estabilicé y salga fuera de peligro. Bien, sabe la esperanza muere al último, le respondo a la voz que me informo de Cristian, no logro verle por que duele demasiado como para girarme y verle y agradecerle de frente, pero aun así le digo gracias por decírmelo, ahora necesito salir de acá eh ir a intentar hablar con el doctor y tratar de verle minino de lejos, no puedo más con esta angustia (en mi interior, conozco esa voz, pero por alguna razón no puedo ponerle un rostro).
- Deja de moverte, sabes, estas muy débil - protesta de nuevo la voz.
Da igual, necesito moverme, largarme de esta cama e ir a verle, vuelvo a esforzarme y en esta ocasión si logro incorporarme, pero el dolor me paraliza y me quedo medio levantado, pero me resisto a caer, saco fuerzas de Dios sabe dónde y por fin logro estar sentado, giro un poco mi cabeza y siento miedo, siento pavor, me dejo caer y lloro, esto no puede estar pasando, que hace el aquí.
- Que dejes de moverte, la enfermera vendrá en un momento ya le he llamado. – decía mi padre con ese tono de voz autoritario que le caracterizaba.
No, esto no es posible, necesito salir AHORA, me levanto y me arrastro a la orilla de la camilla, no dejare que diga algo sobre Cristian, no dejare que él le dañe como me daño a mí, con esas malditas palabras hirientes, desearía gritarle lárgate, pero no puedo, lo único que puedo hacer es marcharme, tal como lo hice hace dos años cuando Cristian y yo nos fuimos juntos al estar hartos de tanta mierda sobre nosotros y de la constante batalla perdida contra nuestras familias.
- Espera Miguel, por favor, deja que hable contigo.
Quien mierdas se cree, no quiero escuchar su voz, no quiero saber nada de él, ni de mamá de nadie, solo de Cristian, no sé ni por qué mierdas le llame, como si fuera posible que fueran a venir, tal vez morí, o sigo anestesiado esto no puede estar pasando. Me levanto y emprendo mi camino hacia la puerta, paso a paso, nada me detendrá, si estoy muerto, me moveré sobre las paredes e iré a verle, siento una mano en mi hombro, me la sacudo, no quiero su cariño, solo quiero a Cristian, saber que está bien.
- Miguel, Cristian está mal, pero dicen que tal vez si se pueda salvar, deja de preocuparte, su hermana está cerca de él, deja de preocuparte sabes, ahora estamos aquí hijo perdonanos. Obramos mal en juzgarlos pero no queremos perderles.
Tal vez el nunca entenderá, tal vez nunca le explique, pero tal vez ya sea tarde para explicarle que Cristian me saco de donde residen los sueños muertos y me dio esperanza y sueños vivos que siento que se mueren si no estoy a su lado, tal vez nunca entenderá la complejidad de lo nuestro, que detrás de nuestra historia no soy nada más que un caparazón vacío, que sin él me dejare caer y moriré con mis sueños, tal vez el jamás lo entienda. Que hace su hermana aquí, si ella fue la traidora que hiso que su familia le diera la espalda, tal vez está muriendo y la conciencia no le deje tranquila, además el mismo lo dijo, el día que partimos lejos de nuestras casa, que el pasado y la gente que estaba a nuestro lado quedaba en el pasado, que el futuro seria nuestro, sin él no existe el futuro.
- Venga siempre has sido terco – siento como me toma con cuidado del brazo y me acerca un silla de ruedas, me acomodo y me saca de la habitación – Déjelo, el no estará tranquilo, solo estará calmado cuando este cerca de su novio. –le dice a la enfermera.
Esas palabras han salido de mi padre, en definitiva estoy muerto, vale que así sea, solo llévame a su lado, no importa, da igual solo quiero verle.
Por fin me han dejado entrar, no querían que pasara y su hermana ha abogado por mí diciendo que era su pareja, el mundo está cada vez más bizarro, se ve tan frágil y pequeño, con tantas vendas y ese maldito pitido del respirador, pero aun veo su tatuaje, que es un reflejo del mío, ese que nos hicimos hace un año cuando fuimos de vacaciones, nuestras primeras vacaciones juntos.
Los doctores dicen que mejora rápido, pero el aun no despierta, dicen que es debido al golpe que se dio con la caída pero el respirador ya fue retirado y yo me muevo con más rapidez, me he negado a irme a casa, no tengo un hogar al que volver, porque él es mi hogar, mi madre ha venido por mi diciendo que me fuera con ellos a su casa, jajá excelente broma me gastaron, jamás volveré a pisar esa casa, me quedare a su lado, nunca le dejare.
Llevamos dos meses aquí y por fin hoy sus dedos se movieron, es buena señal, el yeso de mi brazo fue retirado y estoy en rehabilitación, ayuda que este en protesta y viva en el hospital, nunca me iré mientras el permanezca aquí, las cuentas se acumulaban y vendí el auto y todo lo de valor que teníamos, no me pesa, porque una vez que el despierte volveremos a empezar y seremos felices.
Sus ojos se abrieron después de 84 días de una constante angustia para mí, su hermana iba y venía y mis padres también, a veces hablaban conmigo, pero no ponía atención a sus palabras, libraba una batalla contra mí mismo y mis ganas de volver a estar rodeado de sueños muertos, me sentía cada vez más y más ansioso, quería ver sus ojos de nuevo y si ahí estaban, ese bello color chocolate clavado en mi ojos color miel, esa liguera sonrisa al verme, su mano estirada hacia la mía esperando ese contacto, tan anhelado, tal vez si existía un Dios, y tal vez nos sonreía, ya nada importa él está sujetando mi mano y diciendo mi nombre, todo toma forma de nuevo y esos sueños muertos residen en el pasado, porque el futuro es nuestro.
Nuestras familias nos visitan seguido, es incómodo el verlos esforzarse por lograr que les perdonemos, pero nosotros no les guardamos rencor, ellos no son reales, ellos son fantasmas del pasado, son los habitantes de los sueños muertos.
Si has llegado hasta aquí te agradecería algún comentario o una valoración, ya que creo que esto ayuda al autor a saber en qué falla o en que la lleva bien. Gracias y amenazo con volver, con una nueva historia.
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