Donde menos lo esperas (I| y final)

La cogí de la mano y sentándome en una silla la hice tumbarse boca abajo sobre mis piernas, y sujetándola bien deje su culo al aire y comencé a azotarla con fuerza.

D vivía en un adosado a unos 30 minutos de la ciudad. Me había mandado la ubicación y la dirección, pero no tuve problema en encontrar la calle y la casa. Me abrió la puerta de la valla con la misma indumentaria con la que salio de la oficina y rodeada de dos perros, y la seguí en silencio a la vivienda, y dejando los perros fuera cerro la puerta.

Sin dejarla tiempo para nada la atrape contra la puerta y mientras la morreaba mi mano se introdujo bajo la falda tomando de nuevo posesión de su sexo.

Ahora sus jadeos y gemidos no estaban contenidos, y se estremecía sin pudor con el tratamiento.

  • venga, lléveme a su alcoba

  • ¿En mi dormitorio?

La cogí de la mano y sentándome en una silla la hice tumbarse boca abajo sobre mis piernas, y sujetándola bien deje su culo al aire y comencé a azotarla con fuerza. Después de seis azotes en cada nalga con quejidos evidentes pero ninguna negativa, mis dedos se deslizaron por su culo hasta encontrar su encharcado sexo y dos de ellos se insertaron en su coño.

  • La usare cuando y como quiera, para eso me entrego su cuerpo y su voluntad – le dije con tranquilidad mientras se retorcía de placer con mis manejos.

Repite la secuencia de azotes y masturbación otras dos veces, dejando sus nalgas enrojecidas, y cuando la hice levantarse volví al inicio.

  • venga, lléveme a su alcoba

  • si Amo – dijo dirigiéndose sin dudas hacia la escalera. Subimos al primer piso y entramos en un dormitorio coqueto.

  • Bien, ahora que ya tenemos confianza, te tuteare, y si lo deseas puedes hacer lo mismo.

  • Gracias Amo.

Me acerque a la cama y de un tirón quite todo excepto la sabana bajera – venga, desnúdate y ponte en medio de la cama a cuatro patas.

D no tardo en desprenderse de su escueto vestuario y lucia muy deseable en medio de la cama, con sus tetas colgando y su culo expuesto. Saque de la mochila que utilizo para llevar lo imprescindible, una fusta, un plug, gel, pinzas, algunos vibradores, y un kit básico de inmovilización.

  • Como tienes el culo virgen, te voy la colocar un plug anal para ir acostumbrándolo

No contesto, nerviosa por lo que suponía, pero dos fustazos en su trasero la sacaron del silencio – Si Amo, gracias Amo.

Embadurne el plug con gel y deposite un poco en la entrada de su ano, y poco a poco fui presionando. Ella se movía nerviosa pero con débiles quejidos fue admitiendo en su interior el intruso que desvirgaba su esfinter.

Cuando quedo acoplado, unas palmaditas en su trasero fue mi única recompensa.

Después me desvestí con parsimonia, tenia ganas de usarla, pero era mas excitante saber que su espera le provocaba mas ansiedad. Claro que todo tiene un limite, mi polla iba a estallar y en cuanto subí a la cama y vi la entrada de su coño brillante y húmedo, no tarde en encajar mi herramienta a la entrada, y comencé a presionar. Se notaba que el ancho que intentaba profanar su intimidad era

desconocido para ella, pero la extrema humedad ayudaba.

  • Que coño mas estrecho, se nota que el pichafloja de tu marido no te lo abre como debe

sus gemidos ya no eran los de la oficina, eran profundos y fuertes y con la mitad de la herramienta encajada ya note los espasmos de su vagina.

  • seras guarra, ¿ya te estas corriendo?, quiero saber cuando te corres, no te lo guardes

  • me estoy corriendo amo – grito y sin mas delicadezas y con dos golpes de riñón se la encaje hasta los huevos dejándola sin respiración

  • Ahora tienes una buena polla dentro, te voy a dejar el coño bien abierto – y comencé una serie de embestidas secas, poniendo mi mano en su hombro para no desestabilizarla. Cada golpe arrancaba un desgarrador gemido de su garganta, y pese a la rudeza pronto volvió a anunciar su corrida, claro que no hubiera hecho falta, una cantidad evidente de flujo mojo mis huevos por completo.

Pese a ello no me detuve, solo serene mi vaivén mientras mis manos buscaban sus tetas, y ella se incorporo un poco, arqueando su espalda para facilitar el acceso.

  • si, follame Amo, si – me dijo casi a gritos

  • No hace falta que me lo pidas perrita – dije susurrándole al oído – se nota que necesitas a alguien que te someta al limite, y te aseguro que voy a disfrutar de tu agujeros cuanto y cuando me apetezca – y cogiéndole la coleta le estire la cabeza hacia atrás con rudeza mientras seguía martilleándola – y como me apetezca.

  • Dios otro, otro – exclamo

La solté, dejándola caer hacia delante, volviendo a su postura inicial y ahora agarre sus caderas para embestirla. Sus fuerzas iban decreciendo y sus brazos cedieron quedando su cabeza y sus hombros sobre la cama, con lo que la su espectacular culo ocupaba toca mi visión, y con una de mis manos comencé a jugar con el plug,, moviéndolo afuera y adentro acompasándolo con mis suaves envestidas.

D ya andaba en esa nube de placer en la que no se atiende a nada, y varios azotes la sacaron de su ensimismamiento.

  • Venga date la vuelta – y en cuanto se giro la hice tumbarse y sin ningún preámbulo se la volví a ensartar con fuerza. Ella gimió de placer y no paro de hacerlo mientras acompasaba mis golpes de cadera con su cuerpo. Se tenso en un ultimo orgasmo mientras yo me deje llevar también y comencé a correrme en su interior. Al intuir aquello su cara de sorpresa fue un poema

  • Si, perra, ya eres miá, ya te he marcado con mi leche

  • dios Amo – dijo mientras se convulsionaba de placer.

Cuando me aparte de ella, pude contemplar su cuerpo, sus pechos subían y bajaban con rapidez, y toda su piel estaba empapada de sudor. La mata de pelo que aunque recortada, cubría su pubis lucia húmeda y pringosa.

Mientras yacía relajada, le puse unas muñequeras, y con cuerdas inmovilice sus brazos a los laterales de la cama. La acción le había hecho volver a la realidad y me miraba atenta. Otras abrazaderas por encima de la rodilla sirvieron con la ayuda de cuerdas para abrir sus piernas dejándola totalmente expuesta. Entonces desaparecí en el baño, volviendo al poco con los bártulos necesarios.

  • que va a hacer Amo?

  • voy a depilarte tu sexo

  • uf, mi marido se dará cuenta, no, por favor

  • inventate cualquier escusa, ademas, cuando te vea así, seguro que le gusta.

No atendí mas a sus suplicas. Saque de mi mochila un pequeño corta pelos, y después de secar la zona, rasure rápidamente su pelambrera, después con la maquinilla termine el trabajo en no mas de cinco minutos.

Solo entonces abrí las restricciones y la mande a la ducha quitándole el plug.

Cuando escuche el sonido del agua me puse a curiosear, la habitación, buscando su ropa interior, y la encontre en el cajón evidente, una cómoda con cajones donde el primero albergaba todo un variado surtido de lencería. Dos cajas con fotografía delataban picardías y sacando una de ellas encontré uno negro transparente muy sugerente. Así que sin mas abrí la puerta del cuarto de baño y lo deje colgado bien visible y salí sin que D se apercibiera.

Después me di una vuelta por la planta de arriba, donde había un cuarto de plancha y una habitación con una cama doble, de estas que se esconde una debajo de la otra. Ese tipo de camas son un mundo de posibilidades así que rápidamente cambie las restricciones a esa cama y espere a que terminara.

Cuando salio del año D estaba espectacular, el salto de cama aun siendo negro, era transparente y sus pechos quedaban aprisionadas en la parte superior, y a partir de ahí caía ligeramente sin ajustarse al cuerpo hasta poco mas de su sexo.

  • Esta preciosa

  • pero Amo, y si mi marido se mosquea

  • Pues véndeselo como una novedad, si te pones eso, seguro que te devora enterita, pero venga, ven conmigo.

La cogí de la mano y la lleve hacia donde había dispuesto las ataduras. La hice sentarse al bode de la cama, le coloque un antifaz, y echando para atrás su cuerpo volví a dejarla inmovilizada como antes solo que ahora su sexo estaba disponible al borde de la cama. Y por ultimo le puse una pequeña mariposa vibradora en su clítoris asida con unas pinzas suave pero firme en sus labios mayores.

  • Voy a darme una ducha, te dejo una rato – y encendí el martirio, oyendo sus gemidos mientras me dirigía a la ducha.

No tarde mucho en asearme, y cuando volví a la habitación, D se retorcía de placer. Aquello hizo que mi miembro se recuperara de inmediato, y no quise dejar pasar la ocasión. Me acerque silenciosamente y sin avisar se la ensarte hasta el fondo. El grito fue descomunal, pero no bajo el tono en las siguientes embestidas.

  • no puedo evitarlo, me corro – grito mientras la follaba salvajemente, pero no era mi intención acabar pronto así que relaje el ritmo, y con la fusta comencé a martirizarle sus pechos y pezones con suaves pero efectivos golpeaos. Solos meros gemiditos entre placer, dolor y sorpresa, que hacían que ella misma, pensé a su forzada postura buscara con su pelvis mas movimiento de mi herramienta, así que me pare y vi como ella misma se forzaba hasta la extenuación, intentando conseguir la fricción necesaria para darse placer.

Después de verla tensarse con un largo gemido y caer desfallecida, con la respiración descompasada, comencé a liberarla de sus ataduras, la hice levantarse. Como no veía se agarraba a mi, y andaba lentamente. La dirigí de nuevo a la alcoba, y allí la despoje de la lencería. y la tumbé en la cama tapándola con las sabanas.

No tarde en cerrar la luz, y en tinieblas me introduje en la cama. La hice ponerse de lado de espaldas a mi y le pase una mano por debajo de la cabeza, teniendo acceso a sus tetas sin problemas y con la otra levante un poco su pierna, para encajarle mi polla sin mas preámbulo.

  • Dios amo, no puedo mas – dijo mientras la taladraba

  • que pasa, ¿que tu cornudito no te da tanta caña?

  • el es mas tranquilo, mas amoroso

  • y a ti te gusta que te usen sin descanso ¿verdad?

  • si, amo si, dijo casi gritando de placer

De ahí hasta el final no pare de embestirla sin piedad, el cabecero de la cama golpeaba ruidosamente contra la pared, pero aun así los gemidos de D eran terrible, y mas cuando fui yo el que anuncie mi corrida. Volví a vaciarme sin medida haciendo que nuestros fluidos se entremezclaran en su interior.

  • Ves, ahora ya eres miá, y me has entregado lo mas sagrado que es tu cama matrimonial, a partir de ahora me perteneces – le dije cuando me recupere

  • si amo – me contesto apretándose contra mi – gracias amo.

La deje descansando y me di otra ducha. Y después de vestirme, la saque de su sopor.

  • venga, duchate y vístete, que tenemos que hablar, te espero bajo.

Sin esperar su reacción, me dirigí a la parte de abajo, y después de coger una cerveza de la nevera me senté en el salón a esperarla. En unos veinte minutos, mi recién estrenada sumisa apareció en el salón con un vestido corto de punto que se le pegaba al cuerpo como una segunda piel dejando ver, sin ningún tipo de duda que había obviado el sujetador, ya que sus tetas se dibujaban perfectamente, ademas de emerger un sexy vientre. Se sentó a mi lado cogiendo mi cerveza y bebiendo un trago de ella.

  • Las piernas siempre separadas – le dije con un pequeño azote en su muslo, y en cuanto separo sus piernas, mi mano avanzo hasta su desnudo sexo.

  • vaya, sigues estando mojada, veo que el tratamiento te pone cachonda

  • dios – dijo – no había sentido nada igual,

  • pues deja de sentir y hazme una buena mamada, a ver que tal se te da

No tardo en buscar mi bragueta, y liberando mi miembro se lo metió en la boca sin mucho miramiento. No tenia mucha destreza, pero con unas cuantas indicaciones comenzó a gustarme su dedicación.

  • Muy bien, aprendes rápido – le dije, y apartando sus manos de mi miembro comencé a forzar el ritmo y la penetración con mi mano agarrando su pelo – y cuando me corra quiero que te lo tragues todo, si no voy a tener que poner mas rojo aun ese culazo que tienes – oía como intentaba decir algo, pero solo emitía sonidos guturales, y no le dejaba libre su boca. Ni que decir tiene que descargue en su boca el poco semen que me quedaba y ella lo trago, pero cuando levanto la cara, mostraba en ella la congestión y el esfuerzo que había realizado.

  • Bien – tendrás que practicar, ¿se la sueles chupar a tu marido?

  • alguna vez, como preliminar

  • pues hoy se la vas a comer hasta el final, mañana me lo cuentas con detalle

  • si Amo – contesto

  • por cierto, has dejado a I preocupada.

  • ¿Si? - me dijo con cara de preocupación

  • bueno, le he contado lo de los papeles, pero no se yo si se ha dado cuenta de tus tetas rebotando descontroladas bajo tu camisa.

  • ¿Y que hago si me pregunta?

  • Cuéntaselo como un secreto, no creo que esa puritana entre al trapo, pero si la cara de esta mañana tiene algo de interés, me encantara someterla.

  • Como ordene mi Amo

Ya en mi coche regresando a casa, pensaba en todo lo que iba a disfrutar con D, y si I caía en la red seria una jugada perfecta.

Pero eso sera otra historia.