Donde hubo fuego... Capítulo 5

Joel y yo pasamos la noche juntos y desde ese momento comencé a sentir lo que jamás había sentido por nadie, después de esa noche siguieron ocurriendo sucesos que hicieron que mi vida y mi concepción del amor diera un giro de 180 grados. ¿Quieren conocer dichos sucesos? Quédense conmigo.

Capítulo 5 “ESPEREMOS UN POCO”

“Remember that special night when all of the stars were shining bright, we made our first endeavor to stay together. Let's wait awhil, before we go too far”

Janet Jackson.

Un fuerte rayo de sol chocó contra mi rostro, yo apenas podía abrir los ojos, ya luz era cegadora, volteé mi cara hacia la sombra y lentamente abrí los ojos…una puerta extraña delante de mi ¿En dónde demonios estaba? De pronto un flashback me llegó de golpe, Joel recibiéndome, contándome su vida, el beso que le di, el viento que hacia ondear mi cabello, sus manos acariciando mi espalda, sus labios en los míos…

Me giré bruscamente y lo primero que vi fue a un Joel completamente en coma, con la boca desencajada, roncando como un oso y cubriendo sus ojos con su antebrazo, pude haberme desencantado, no amanecimos abrazados como en las películas, pero habíamos amanecido juntos y para mí eso era hermoso y suficiente. Consulté la hora y era casi medio día y tenía una cruda del demonio…

Pude sentir mi aroma ¡realmente apestaba! Una mezcla de alcohol, cigarrillo y sudor ¡qué maldito asco! No podía dejar que Joel al despertarse me viera en esas condiciones, así que lentamente me levanté de la cama, cogí mi maleta y mi bolso de mano y me metí a su baño. Cerré la puerta detrás de mí y me coloqué frente a un ventanal; era una día hermoso y soleado y dentro de mi sentía una inmensa alegría…había amanecido con el hombre de mis sueños.

Sentía una enorme pesadez en todo mi cuerpo, producto de una noche de intenso alcohol y nicotina, pero sobretodo de emociones fuertes, poco a poco me fui recuperando y aunque el dolor de cabeza no me abandonaba pude recomponerme un poco. Me miré delante del espejo, realmente me veía del carajo, el maquillaje de mis ojos se había corrido y me hacía parecer un mapache apaleado, mi cabello era una maraña que asemejaba a un nido de águilas, así que comencé a desmaquillarme y a preparar la ducha para darme un buen baño.

Me sentía rara, como si lo que había pasado la noche anterior me hubiera cambiado, que ya no era la misma de antes, me desvestí y me metí a la ducha, el agua fresca fue como una bendición para mí en esos momentos, poco a poco el calor de mi cuerpo se fue desvaneciendo, cerré mis ojos mientras el agua acariciaba cada rincón de mi piel, sin dejar libre un espacio por recorrer.

Debo decir que yo era una chica asexual, jamás había tenido relaciones con nadie, ningún tipo de conducta sexual, que va…ni siquiera me masturbaba, no había tenido pensamientos lascivos ni mucho menos, si no había besado con lengua mucho menos había tenido deseos sexuales de ningún tipo, pero en ese momento ocurrió lo que hasta el día de hoy me parece increíble.

Mientras el agua fría caía sobre mi cuerpo me preguntaba cómo se sentiría si fuera Joel quien estuviera explorando y tocando mi piel, desde las partes más externas hasta los lugares más escondidos de mi cuerpo. ¿Cómo sería sentir sus manos acariciando mi cuello, mis pechos, mi poco abultado vientre? Comencé a desear volver a sentir sus manos recorriendo mi espalda ahora desnuda, bajo el frescor del agua, que sus labios buscaran los míos, con aire insaciable, que su boca recorriera mi cuello hasta llegar a mis senos…

Guiada por la imaginación, casi sin darme cuenta fui bajando una de mis manos a la altura de mi monte de venus que estaba al natural, con vello y todo…como la musa de los antiguos pintores románticos, comencé a acariciarlo imaginando que era Joel quien lo hacía… ¡oh Dios que bien se sentía!

La pequeña cascada artificial caía sobre mí y lleve mi otra mano hacia mis pechos desnudos, que eran muy grandes, suaves y no eran firmes, yo no era más que una mujer común y corriente, mi mano recorrió un seno por completo, apretándolo suavemente, sintiendo su textura lisa y mi cuerpo comenzó a responder al estímulo que le estaba proporcionando, mis pezones se irguieron al sentir el contacto de mis dedos sobre ellos, y mientras imaginaba los labios de Joel saboreándolos pude sentir como mi otra mano entraba a mi parte intima…

Nunca me había tocado, no sabía bien cómo hacerlo, pero recordando las clases de biología tenía entendido que las mujeres tenemos un pequeño botón de placer que sabiendo bien como estimular nos puede llevar a la gloria. Introduje delicadamente mis dedos en mi vagina…no daba con el lugar exacto así que comencé a frotarla toda y sentí un pequeño cosquilleo en mi zona íntima, era raro pero se sentía muuuuy bien, así que continué haciéndolo.

En mi mente sólo había una sola cosa, la imagen del hombre de mi vida, Joel, siempre él. Tomándome igual que se toma al más valioso tesoro, me dejé llevar por el deseo, por lo que sentía por él, mis manos subían y bajaban apretando mis senos, jugando con mis pezones, deslizándose al interior de mi vagina encontrando el botoncito de placer que de inmediato comencé a frotar y frotar muy suavemente, aumentando cada vez más el ritmo…suspiraba, gemía un poco, sólo un poco….era Joel, era mi hombre, tocándome, haciéndome descubrir todo aquello que estaba dormido dentro de mí.

No pude estar en pie y cuidadosamente me senté en el piso de la regadera, con las piernas separadas comencé a tocarme cada vez más rápido, más intenso, lo sentía, sentía sus manos en mi cuello, en mis senos, recorriendo mi vientre, mis piernas, yo sólo temblaba, gemía inaudiblemente, su boca…ohh su boca descubriendo mis cavidades vaginales, llegando al botón del placer que se abría como una rosa, era una sensación fuera de este mundo y entonces finalicé en un elegante y placentero orgasmo…el primero de mi vida, provocado por mis propias manos pero habiendo pensado en el único hombre que había deseado, abrí los ojos y volví a la realidad.

Me puse de pie y el agua seguía cayendo así que decidí no desperdiciarla, apenas podía estar parada las sensaciones que acababa de experimentar no eran cualquier cosa, con ese deseo dentro de mí, cogí el shampoo y el jabón y me dispuse a asearme como Dios manda.

Al terminar la ducha, sequé todo mi cuerpo con una pequeña toalla que encontré en la mampara de la regadera, al acercarla a mi cuerpo pude sentir la presencia de Hugo Boss hasta en la última hebra de hilo, esta toalla era la gran afortunada de acariciar el cuerpo de mi amado, aspiré su aroma y le di la oportunidad de que acariciara también cada centímetro de mi cuerpo, para ver si podía impregnarme un poco de la esencia de ese hombre que era ahora el objeto de todo mi amor y mis deseos.

Mi vanidad no podía fallar, así que decidí consentirme como siempre lo hacía con mi crema de coco de Yves Rocher, untándola por todo mi cuerpo, imaginando como se sentiría si fueran las generosas manos de Joel quienes humectaban cada espacio de mi piel, me sorprendía a mí misma pensar en él de esa manera, pero fue precisamente él quien despertó todo aquello en mí.

Recordé que días anteriores habíamos acordado salir juntos así que me puse ropa de vestir, unos pantalones de mezclilla y una blusa ¾ color verde agua, era fresca, ligera y vaporosa, mi cabello ondulado estaba mojado recientemente hidratado con el acondicionador que utilizaba para domarlo, me coloqué crema para peinar y fui desenredando poco a poco la maraña que el viento del sur me había provocado. Como amaba esa melena tan odiosa, esos rizos que se levantaban altivos sobre mi cabeza, que cuando se secaban me hacían parecer una diosa sacada de los cuentos mitológicos, o más bien me hacían parecer una medusa.

El maquillaje como siempre discreto, delineado ligero en esos enormes ojos que la naturaleza me regaló, rizado de pestañas y rímel que aumentaban su volumen, mi mirada era fuerte, y esas pupilas negras destilaban pasión al igual que cada poro de mi piel, un labial fucsia con destellos brillantes para esos labios tan pronunciados y de los que me sentía enteramente orgullosa, finalizando con el suave y primaveral aroma de la fragancia Amor Amor de Cacharel.

Estaba terminando con mi ritual de vanidad cuando escuché que alguien llamó a la puerta y yo me quedé inmóvil dentro del cuarto de baño…

-¿Nena estás ahí? –Casi pude oír su voz del otro lado de la puerta.

Apenas había caído en cuenta de que no estaba sola en ese lugar y que había estado tocándome y Joel estaba a unos cuantos pasos de mí.

-Ehh..Si, espera ya abro –le dije mirándome nuevamente en el espejo para cerciorarme de que todo estaba en su sitio.

Finalmente abrí la puerta y lo encontré apoyado en el marco, nuestras miradas se encontraron y él sonrió mostrándome sus dientitos separados.

-Buenos días princesa –me dijo mientas se acercaba a mí y me tomaba por la cintura para abrazarme.

-Buenos di…-y me besó.

Mis labios se entreabrieron para recibir a los suyos que estaban ansiosos de mí, humectados por la consistencia de mi labial eso aumentó un poco más mi morbo porque llegó a mi mente lo ocurrido momentos antes en el interior de la ducha. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y el bajó sus manos a la altura de mi espalda baja, extendió sus palmas presionando poco en esa zona.

Nos besamos despacio, sin prisas, como queriendo recibir algo uno del otro, sentí la humedad de su boca en mis labios, y mis manos alcanzaron a acariciar su cabello, sus brazos nuevamente me aprisionaron, como lo haría una serpiente con su presa. Yo me dejé querer, sentí sus manos acariciando mi espalda, subiendo y bajando, mi boca acariciando la suya, besándonos tanto, cada vez más intensamente, hasta quedarnos sin aliento…ese beso fue como una llamarada que al llegar al clímax se fue extinguiendo lentamente hasta perecer.

Nos abrazamos y permanecimos así por unos segundos, no quería soltarlo, quería quedarme aferrada a él hasta el final de los tiempos, yo podía serlo todo para él, su tabla de salvación, su refugio, su paz…

-Hueles delicioso –me dijo al mismo tiempo que me liberaba de sus brazos.

-Acabo de salir de la ducha –contesté tímidamente, no podía dejar de pensar en la locura de la que esas cuatro paredes habían atestiguado.

-Jaja con razón, desperté y no te vi a mi lado, temía que hubieras descubierto lo aburrido que soy y hubieras huido.

-¡Cómo crees! Si por mí fuera jamás me iría de tu lado…

Contrario de lo que pensé que haría sólo me plató un fugaz beso en la boca y entró al baño a orinar, ahí, justo ahí sin importarle que yo estuviera presente, me volví pensando que estaba haciendo cualquier otra cosa cuando lo vi de espaldas descargando lo que su cuerpo no necesitaba.

¿Pero qué demonios hacía? Esa escena me provocaba mucho…pero ¿tanta confianza me tenía que ahora orinaba delante de mí? Como si fuéramos una pareja que lleva junta muchos años y no tienen ningún reparo en compartir momentos así de íntimos, pero ese no era nuestro caso así que tomé mis cosas y salí del baño.

Lo esperé sentada en su cama, la misma que habíamos compartido una noche antes, no me sacaba de la cabeza la manera en la que había explorado yo misma mi cuerpo, no sabía lo que hacía pero yo sola lo fui descubriendo. Claro, las mujeres también podemos ¿qué no? Claro que sí, pero siempre teniendo una sola idea, un solo objeto de deseo y el mío era ese dulce trigueño que se aproximaba hacia mí.

-Muy bien señorita, ¿qué le apetece hacer hoy? –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

  • League Of Legends –dije a toda respuestas para después juntos soltar una tremenda carcajada.

Me tomó de la mano y me jaló hacia él, yo de inmediato me aferré a su cuello y comenzaron de nuevo los besos apasionados, esos que seducían, mordían y acariciaban a la vez, era una sensación tan maravillosa unirnos de esa manera, jamás me cansaría de besarlo, podría pasar toda la vida besándolo…

Posteriormente pasamos como tres horas jugando el dichoso videojuego que estaba muy de moda en esos años, era un juego en línea así que podíamos interactuar con otros jugadores, hablar en tiempo real y así. Fue lindo porque me presentó con sus “amigos virtuales” no dijo que era su novia pero que era “su chica especial” y eso me hizo sentir en las nubes.

-Ya son casi las 4 ¿Quieres ir al cine? –me dijo levantándose de la cama en donde habíamos estado jugando.

-Pues si ¿no? Antes de que se haga más tarde. –le respondí bostezando peor que un león aburrido.

-¡Mi vida tienes sueño! –dijo levantando la voz y después dándome un tremendo besote en los labios.

-No es verdad, no tengo sueño –le dije con voz de niña chiquita.

-Descansa un poco en lo que me baño, no tardaré cielo –y después de besarme desapareció tras la puerta del baño.

Entonces me quedé sola en la habitación, en realidad si tenía sueño y estaba muerta de hambre, ¡y con una resaca que no me la quitaba ni Dios! Me recosté en la cama, cerré los ojos y me quedé dormida.

El ruido de la puerta de hizo despertarme de golpe y sentarme en la cama, miré hacia la puerta y lo vi salir, pero… ¡venia sin camisa! Quise apartar la vista pero no pude. No era musculoso, era más bien delgado, mucho, pero aun así era lo más bello que mis ojos habían tenido la fortuna de ver.

El caminó despreocupado hacia su armario, parecía que le gustaba provocarme y yo no podía quitarle los ojos de encima, después de que había descubierto que empezaba a desearlo sexualmente, su imagen actual no me hacía desistir de dichas intenciones. El muy tranquilo buscaba la prenda ideal en el interior de su armario, como si yo no estuviera ahí, mirándolo e imaginando un sinfín de cosas que sería capaz de hacer con él.

Por fin se decidió por una camisa a cuadros y se atavió con ella; sentí que iba a mirarme así que como rayo desvié la mirada hacia el ordenador que me quedaba justo enfrente, pique aquí y allá con el mouse pero yo estaba segura que él sabía que había estado mirándolo todo el tiempo.

-¿Ya nos vamos? –me preguntó mientras se abotonaba la camisa.

-Sí, claro –dije levantándome de la cama y poniéndome frente al tocador, pintándome nuevamente los labios y arreglarme el cabello.

Me giré para mirarlo pero él ya me observaba.

-Te ves increíblemente bella, seré la envidia de todos –esos cumplidos eran mágicos, me encantaban, aunque sabía que tendían a exagerar me encantaba oírlos.

-Ya no me digas esas cosas porque terminaré creyéndote todo

Me colgué de su cuello y quedamos muy cerca, cara a cara, sus manos aprisionaron mi cintura y él acercó su rostro al mío y rozó mi nariz con la suya. Una risita leve se me escapó ¡Era demasiado tierno!

-Me encanta cuando ríes, me alegras la vida –dijo al mismo tiempo que me besaba.

Esos besos pausados pero cargados de pasión, sus manos subieron lentamente por mi espalda hasta llegar a mi cuello, le encantaba usar sus manos y hacerme sentir lo que ni se imaginan, siguió besándome y fue desviándose, saliéndose de mi boca, besando mi barbilla, mi mejilla izquierda, un camino de besos que partió desde el área de mi mandíbula bajando lentamente por mi cuello, mientras sus manos habían descendido nuevamente por mi espalda hasta llegar a la inicio de mi derriere.

Me despegue casi de inmediato ¿Era mi imaginación o él iba a tocar mi trasero?

-¿Qué pasa cariño? –preguntó algo sacado de onda.

-¿Qué pasa? ¡Que se nos hace tarde! Vámonos ya. –y dándole el avión me di media vuelta para salir de la habitación.

Bajé las escaleras sin mirar atrás y lo esperé en el garaje, el salió minutos después como si nada hubiera pasado, agradecí para mis adentros el que no me pidiera una explicación y concluí que quizá me precipité al pensar y realmente el no quería tocarme la cola. Salimos de la casa y caminamos con dirección al malecón, era una tarde soleada y la ciudad estaba transitada pero ligera al mismo tiempo, estuvimos esperando varios minutos tratando de tomar un taxi que nos llevara a la plaza, cuando por fin lo tomamos nos sentamos juntos en la parte trasera de auto.

Recorrimos toda la rivera, era sábado y quincena así que muchas familias tabasqueñas aprovechaban para salir de paseo y distraerse de una agitada semana de trabajo, había niños corriendo por las calles, parejas paseando abrazadas por las aceras y la ciudad era imagen viva de la serenidad.

Llegamos a la plaza y el muy caballerosamente me extendió la mano para ayudarme a salir del taxi, debo recalcar este punto, él era todo un caballero, parte de su galantería, siempre me abría la puerta, me cedía el paso, me besaba la mano en público, nunca faltó a su buena educación y sinceramente ¿Quién se puede resistir a esos detalles?.

Inmediatamente después de entrar a la plaza me ofreció su brazo, de la misma manera en que lo había hecho la noche en que lo conocí, recorrimos la plaza y yo de su brazo como si fuéramos una pareja realmente enamorada, estable, genuina, yo no dejaba de mirarlo y de reírme de sus ocurrencias. Llegamos a la taquilla y pedimos entradas para “Inquebrantable” un filme dirigido por Angelina Jolie, una actriz ahora directora que nos encantaba a ambos.

Faltaba una hora para que comenzara la función y el cine estaba a reventar, decidimos ir a comer algo para hacer tiempo, ambos teníamos resaca pero no sé si las hormonas que uno despide cuando está enamorado contrarrestaron los síntomas propios de la descompensación que provoca la ingesta inconmensurable de alcohol, ordenamos unas hamburguesas con papas y nos sentamos a comer en la zona gourmet de la plaza, mientras veíamos imágenes graciosas en internet.

Después de comer todavía nos quedaba poco más de media hora así que nos pusimos a conversar sobre muchas cosas, a pesar de que la estaba pasando bien aún sentía nervios los cuales intentaba calmar dando pequeños golpecitos a la mesa con mis uñas, hasta que después de un buen rato el me detuvo tomando mi mano.

-¿Qué tienes? –y acto seguido llevó mi mano a sus. labios para besarla delicadamente.

-Nada, es la impaciencia por ver la peli, estoy segura de que será todo un éxito –contesté tratando de disimular mis nervios.

-¿Segura que es eso? –seguía acariciando mi mano con sus labios.

Enseguida le hice una leve caricia en el rostro y me incliné hacia él.

-Sí, segurísima –le regalé una sonrisa.

De repente hizo que el pequeñísimo espacio que nos separaba quedara completamente inexistente, sus labios buscaron los míos para entregarle un grandioso y apasionado beso, jalaba mi labio inferior con mucho arte, mucha delicadeza y sensualidad, mientras discretamente colocaba su mano en mi rodilla, yo me sobresalté levemente, pero sus besos me dieron la confianza y me quedé ahí, recibiendo todo eso que tanto anhelaba para mí.

Nos besamos hasta casi quedar sin aliento y de pronto caí en cuenta de que estábamos en público y por temor a ser vista por algún conocido, abandoné la bendición de sus besos.

-Creo que ya es hora –me excusé al mismo tiempo que consultaba mi reloj.

-¿Hasta cuándo te me vas a resistir mi amor?- dijo sonriendo, asomando ese par de dientotes que tanto adoraba.

Sólo miré hacia abajo completamente apenada, no sabía que decirle porque en realidad no tenía idea de lo que el trataba de hacerme entender ¿Resistirme a que? El era quien se resistía a tener algo en serio conmigo.

-Tranquila mi cielo, te quiero ¿lo sabes, verdad? –dijo tratando de consolarme sosteniendo mi rostro con ambas manos.

-Sí, lo sé, yo también te quiero –lo miré con los ojos abiertos de par en par.

Apretó levemente mi rostro cachetón y me estampó un beso en los labios para después besar leve y fugazmente mi nariz.

-Vámonos cielo.

Entramos a la sala de la mano, formábamos parte de la comunidad de novios que habían asistido al cine, elegimos los asientos de hasta arriba, justo en medio, nos sentamos y el amablemente levantó el separador de los asientos para poder “abrazarme mejor”, yo crucé mis piernas y me acurruqué a su lado, mientras el me abrazaba tiernamente.

Poco a poco la sala se fue llenando y eso me hizo sentir algo incómoda, a lado mío había una persona, a lado de él igual, enfrente, ¡La sala estaba a reventar! Las luces se apagaron y comenzó la película, que trata de un velocista que se enlista en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y es capturado por los japoneses quienes le hacen vivir un auténtico calvario.

Hubo escenas de violencia muy explícita, y yo siempre he sido sensible en cuanto a eso, pero ahí estaba mi amado, cerca de mí para protegerme y abrazarme cuando había una escena que yo no soportaba mirar, durante la película a la cual estuvimos muy atentos el continuamente me besaba la frente, olía mi cabello, llevaba una de mis manos a sus labios y en un momento me robó un beso…el más tierno de los que me dio en todo el tiempo que estuvimos juntos.

El final de la película estuvo de infarto y las lágrimas brotaron de mis ojos pero Joel estaba ahí para secarlas, así como había secado las de mi alma y mí roto corazón. Esperamos a que la gente saliera de la sala, y como eso lleva tiempo nos entretuvimos leyendo los créditos y escuchando el tema musical de cierre.

-¿Es Coldplay, verdad? –le pregunté para romper el hielo.

-Sip –me dijo mientras volvía a abrazarme.

-Esa canción no la conozco –y me acerqué a su rostro para besar la comisura de sus labios.

El me miró sonriendo y volvió a besarme suave y brevemente, para después tomar mi mano y besarla de la misma forma.

-Deberíamos bajar –me dijo tomándome de la mano y ayudándome a ponerme nuevamente en pie.

Bajamos las escaleras y salimos de la sala, íbamos comentando la película y lo mucho que nos había gustado, puede que Angelina no sea la mejor actriz pero sin duda tenía un excelente ojo como directora, había valido la pena ir a ver el filme y lo coincidimos en que lo mejor de todo fue que lo hicimos juntos.

Salimos de la plaza tomados de la mano y ya había empezado a refrescar, nos formamos en la fila de taxis y me abrazó por detrás, me besó suavemente en la mejilla, mientras sus brazos me cubrían, me sentía querida, protegida, la mujer más sublime en toda la faz de la tierra.

Cogimos el taxi y nos fuimos nuevamente en la parte trasera, pero ahora él iba abrazándome, el taxi recorrió zonas transitadas, mi ciudad era realmente hermosa de noche y yo señalaba ciertas cosas para que el las mirara junto conmigo, me emocionaba tanto mostrarle lo mucho que amaba Villahermosa, el me abrazó fuerte y volvió a besarme, colocando su mano sobre mi pierna…

Yo me dejé hacer, y el siguió besándome más y más apasionadamente y ahora su mano acariciaba mi muslo y poco a poco iba subiendo, lo que me provocaba una especie de calor en la entrepierna, sus besos me dejaban sin aire, pero no quería abandonar esa placentera sensación, estar unida a él fue lo que siempre pretendí desde la primera noche que lo vi.

Volví a la realidad cuando sentí que su mano estaba llegando muy lejos y enseguida la aparté, liberé sus labios de los míos y recuperé la compostura. El me miró fijamente pero yo evadí sus miradas. ¿Cómo se atrevía a tocarme de esa manera y en un taxi? Esto no lo iba a poder soportar mucho tiempo, tarde o temprano tendría que enfrentarlo.

Finalmente llegamos a nuestro destino e igual de caballeroso me ayudó a bajar del taxi.

-Deberíamos ir a comprar más hielo y jugos, para terminar la botella…hoy es nuestra última noche juntos –me dijo mientras me tomaba de ambas manos.

-Bueno, vamos pero quiero dejar mi bolsa dentro de la casa –le dije un tanto perturbada, intentando pasar por alto la embarazosa situación.

Tomó mi bolso y entro a dejarlo para después salir. Tomó mi mano y caminamos hacia plaza de armas, cruzamos la calle y llegamos nuevamente a la explanada. Volvieron a mí los recuerdos de la noche anterior y él me tomó de las manos quedando ambos frente a frente.

-¿Me concederías esta pieza? –e inmediatamente se puso en posición de baile y yo accedí y coloqué mi mano sobre la suya.

-¿Cuál pieza? –le dije sonriendo.

-Pues…permíteme –dijo sacando su móvil.

Buscó dentro de su biblioteca de música y le dio play a una canción que yo conocía perfectamente: “How Deep Is Your Love” de los Bee Gees. Acto seguido tomó mi mano y me sujetó por la cintura.

-Bailar –le dije apenada.

-Sólo déjate llevar amor.

Poco a poco me fui guiando, marcando el paso, al compás de la música, y de pronto ya habíamos convertido la explanada en nuestra pista de baile personal, nos deslizábamos lentamente y el me daba vueltas, volvía a sostenerme, se acercaba a mi boca y me besaba, una y otra y otra vez, finalmente puse mi cabeza en su hombro y la melodía llegó a su fin.

-Podría quedarme así toda la vida –le dije suspirando.

-Yo igual mi vida, te quiero muchísimo –me dijo a toda respuesta dándome un beso en la frente.

Empezaba a refrescar así que decidimos ir a comprar lo que necesitábamos y regresamos a casa abrazados, yo me sentía realmente feliz, no podía creer todo lo que había vivido los últimos dos días. Llegamos a la casa y subimos a la sala, pusimos música y nos acurrucamos en el sillón, bebimos, fumamos, reímos, nos besuqueamos sin parar, así pasaron varias horas.

Pusimos música en inglés de los 80’s, puros clásicos, me encantaban esas canciones y él igual, otro gusto que teníamos en común. Yo me acosté en el sofá y el me colocó una almohada para apoyar mi cabeza, estaba acostada y sentado el a lado de mí, veía su rostro en contrapicado.

Coreamos todas las canciones, rolas que tuvieron éxito cuando nosotros ni siquiera habíamos nacido, me encantaba verlo reír y en un momento de descuido el se inclinó y me dio un beso en la boca.

Oh…como lo disfrutaba, sus labios acariciando los míos, mientras una de sus manos acariciaba mi brazo derecho, nos besábamos “al revés” y eso me resultaba muy excitante, se despegó un momento de mis labios para bajar del sillón y sentarse en el suelo. Acomodó su cabeza en mi vientre, abrazándome.

Yo acariciaba su cabello, era una sensación tan hermosa el contacto de mis manos en su piel, nuevamente volvió a besarme, introduciendo su lengua y enredándola con la mía. Sus besos aumentaban el ritmo, y no pude darme cuenta cuando él se subió al mueble ¡Sí! ¡Estaba sobre mí! Sentí el peso de su cuerpo, yo no daba crédito a lo que sentía y veía ¿Realmente estaba pasando?

Cuando logró colocarse por completo sobre mí, yo no sabía que hacer o que pensar, todo esto sucedía demasiado rápido no me tiempo de actuar, sus manos comenzaron a subir por mis brazos, y su boca no abandonaba la mía en ningún momento. Sentí una mezcla de miedo y placer, jamás había hecho algo así con nadie pero me estaba gustando todo lo que empezaba a sentir, mientras el me besaba yo recordaba el episodio en la regadera ¿Podía ser posible? Puede que después de todo estuviera dispuesta a experimentar.

Joel introdujo su mano derecha dentro de una de las mangas de mi blusa, y fue deslizándola lentamente hasta llegar a mi hombro, era la primera vez que tenía contacto directo con mi piel más allá de mis manos, un fuerte escalofrío recorrió por completo mi espina dorsal, mientras sentía claramente que él se acomodaba estratégicamente sobre mí.

Después de abandonar mis labios me miró fijamente, yo estaba absolutamente absorta en su mirada, no sabía como decirle que yo jamás había hecho algo ni remotamente parecido, simplemente no podía articular palabra así que él confundió mi mirada infestada de miedo con una mirada de complicidad y se dio a la tarea de realizar un camino de besos, que tenían a mis labios como punto de partida, atravesando mi cuello y como destino final mi pecho.

Los botones de mi blusa eran una barrera entre mi piel y sus labios, así que no tuvo reparo en desabrocharlos lentamente ¡con los labios! Era realmente una verdadera obra de arte y yo solamente podía contemplar el espectáculo que ocurría ante mis ojos, del que yo misma era partícipe. Cuando derribó la barrera sus labios comenzaron a explorar mi pecho de largo a largo, ahogué un par de suspiros…

Lionel Richie nos deleitaba con su melodía “Say you, Say me” mientras Joel fue abriendo un poco más mi blusa, ahora ayudado por sus manos, sus movimientos eran tan elegantes desde la manera de liberar los botones hasta cuando apartaba la tela para dejar mi cuerpo al descubierto.

Sentí placer y vergüenza, ya que era primer hombre que miraba mi cuerpo que no era precisamente escultural pero que lo hizo sentirse fascinado, comenzó a besar mi vientre muy lentamente, recorriéndolo con sus labios y su lengua, yo finalmente decidí liberar mis manos para poder hundirlas en su cabello ¿Qué hacíamos? Esa noche era perfecta y ambos teníamos tanto deseo de estar juntos, yo era lo único que tenía y el para mí lo era todo.

Después del recorrido regresó nuevamente de mis labios, besándolos un poco más salvajemente, debo reconocer que eso me asustó un poco pero descubrí que me era placentero, mordió mis labios, los lamía y estiraba, saboreaba mi lengua mientras sus manos se posaban en mis senos, no lo pude evitar y di un respingo, a él pareció no importarle porque siguió con su faena, me estaba comiendo la boca como nadie lo había hecho jamás y mis manos se colaron bajo su camisa, acariciando su espalda suavemente.

Después de varios minutos así, centró su atención en mis senos, yo contuve la respiración.

-¿Son de los que se abren por enfrente? –Me preguntó refiriéndose al brasier pero en ese momento yo no pude entender de que me estaba hablando.

Sin darme tiempo a pensar y mucho menos a contestar bajó los tirantes de mi sostén y se dispuso a besar mis hombros, para después bajar por completo la pequeña prenda que cubría mis pechos. Cuando estos quedaron completamente al descubierto él les dedicó una mirada cargada de pasión y deseo…pero yo estoy segura de que también había amor.

-Eres lo más bello que he visto en mi vida.

Me dijo mirándome a los ojos, mientras sus manos acariciaban suavemente mis grandes pechos, yo estaba como en una especie de ensoñación porque realmente no estaba convencida de que eso estuviera pasando, el hombre de mi vida deseando hacerme suya… ¿Cómo iba a decirle que lo había estado esperando? ¿Cómo decirle que el sería el primero? Y quizás el último…

Le sonreí débilmente y cerré los ojos, pero cuando volví a abrirlos el ya había comenzado a besar mi esternón, mis manos se enredaron en su cabello, haciendo una leve presión y el continuaba besando y recorriendo con su lengua, mientras sus manos se posaron en mis senos, tocando, acariciando, presionando levemente mis pezones, hasta que sin darme cuenta llevó uno de ellos a su boca.

Sentí una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo y me hizo arquear mi espalda, sosteniendo su cabeza con un poco más de fuerza ¿Qué estaba pasando? ¿A caso ya estaba lista? Lista para recibirlo. Joel siguió chupando y lamiendo mi pezón, alternando con el otro; una y otra vez, con sus manos acariciando mi vientre hasta que pasó lo inevitable…

Pude sentir su miembro completamente endurecido presionando mi parte íntima, lo que provocó mi humedad en milésimas de segundo, él sabía lo que me estaba provocando así que comenzó a moverse rozando sus genitales contra los míos así por encima de la ropa y en esta ocasión no pude ahogar los gemidos que ya surgían uno tras otro, aprovechó para desabrochar mi pantalón y bajarlo a la altura de las rodillas, volvió a colocarse encima de mí para seguir saboreando mis pechos.

Sentía su pene más directamente, sin la barrera de mezclilla, ahora solo la ropa interior nos separaba y la mía estaba prácticamente empapada. Lentamente fue bajando su mano por mi cuerpo hasta llegar a mi pantaleta y comenzó a acariciarme por encima de ella pero justo en el momento en el que iba a introducir su mano escuché la voz de Janet Jackson decir lo siguiente:

“When we get to know each other

And we're both feeling much stronger

Then let's try to talk it over

Let's wait awhile longer

Let's wait awhile before it's too late

Let's wait awhile before we go too far”

Sentí claramente cuando su mano irrumpió lentamente en el interior de mi panty y abrí los ojos de par en par y bruscamente sostuve su mano lo cual hizo que se sobresaltara, me miró con los ojos bien abiertos y yo solamente logre decir:

-Espera…aún soy virgen.