Donde hubo fuego... Capítulo 3
Después del vergonzoso e indignante pleito pasional entre mi mejor amiga y su novio creí que jamás volvería a ver a Joel, el chico de mis sueños, pero el destino me tenía preparado algo que yo no esperaba pero que necesitaba en demasía
Capítulo 3 “ALGO CONTIGO”
“No hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo ¿Y es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amiga? Ya me quedan tan pocos caminos y aunque pueda parecerte un desatino no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.” Rosario.**
El sonido de una llamada entrante a mi móvil me hizo despertar de mi coma profundo, no podía moverme, ni siquiera abrir los ojos, a como pude busqué a ciegas el maldito aparato que se burlaba de mí desde mi mesita de noche.
-¿Quién rayos es?- dije con una voz muy parecida a la del difunto Barry Whithe.
-Disculpe ¿Me podría comunicar con Génesis Aguilar?- una tenue voz masculina me respondió del otro lado de la línea.
-Servidora ¿Quién habla?- mi tono era de fastidio.
-¡Génesis! Soy Joel ¿Me recuerdas?
¡Era el! No tengo ni la menor idea de cómo me senté de golpe en la cama abriendo los ojos de par en par y recordar que lo de la noche anterior no había sido un sueño.
-Oh si si cla cla- tartamudeé- cla claro que te recuerdo, si Joel Escalante, por supuesto si, si dime en que ¿qué te puedo ayudar? Si, dime.- ridícula a más no poder.
Joel soltó una risita leve al darse cuenta de mi torpeza.
-¿Te desperté? Perdóname por favor, sólo llamé para saber cómo estabas, ¿cómo está Marina?.
-Ah sí, yo bien, y Marina bueno…-voleé a mi derecha y Marina se encontraba dormida a lado mío- ella está bien, la traje a mi casa y ahora está dormida pero todo muy bien.
-No sabes cuánto me tranquiliza saber que se encuentran bien las dos, yo llevé a Beto a su casa y vimos que dejaron el carro ahí y bueno nos preocupamos.
-Oh si, bueno es que la verdad me atacó la paranoia ya que prácticamente nos robamos ese carro así que creí buena idea dejarlo en casa de su dueño.
-Bueno pero la situación lo ameritaba, tenías que llevarte a Marina para que las cosas se calmaran un poco, pero me alegra saber que están bien. Disculpa si te he llamado pero Marina no contestaba su teléfono y Beto me pidió que te llamara.
El bastardo de Alberto Guirado me había sido de ayuda por primera vez en toda su mísera existencia.
-No tienes nada de que disculparte, a mí, a mí me da mucho gusto escucharte- la dulzura se desbordaba en mi voz y por todos los poros de mi piel.
-Verás es curioso porque hasta hace unos minutos estaba demasiado agotado por la fiesta de anoche y el penoso acontecimiento de esta mañana pero ahora que te escucho me has llenado de tanta tranquilidad…
-¿En serio? Lo mismo puedo decir de ti.- Mi corazón era un potro desbocado.
-¿Tienes planes esta noche?- la sonrisa en su voz era fascinante.
-Pues pensaba quedarme en casa…
-¿Te apetece ir a tomar un café conmigo?
Mis manos temblaban y mi corazón palpitaba hasta casi salirse de mi pecho, no podía superar todo lo que había vivido en las últimas horas y mucho menos el hecho de que iba a ver de nuevo a Joel ¿Qué me pasaba? Había tenido novios antes, de hecho podía decir que me había enamorado de otro pero no se comparaba con lo que este chico me hacía sentir y tampoco con lo que estaba a punto de ocurrir.
-Cariño hemos llegado- mi madre me trajo de vuelta al mundo real, ella era mi mejor amiga, a quien le contaba todo de mí y había accedido a llevarme a mi “primera cita” con ese chico tan especial de quien le había hablado.
-Oh…gracias ma, ehh.. yo te aviso para que vengas por mi ¿va?- mis nervios a flor de piel.
Mi madre sonrió amorosamente y acarició mi rebelde cabello rizado.
-Tranquila mi amor, no te pongas nerviosa, sólo se tu misma y verás como todo sale perfecto, llámame si necesitas algo, diviértete.
-Gracias mamita- le di un besito y un fuerte abrazo para después salir del auto.
La cita fue en un restaurant bar llamado “El milagrito” que se encontraba en un plaza a la altura del periférico. La noche era realmente fresca, pero mis nervios me hicieron sentir que estaba en el punto más alejado de la Antártida. Estaba temblando a punto de desmayarme, miraba hacia todas direcciones cuando al fin lo vi…
Estaba parado en la entrada del restaurante, llevaba unos vaqueros desgastados y una chamarra negra de piel, con aire despreocupado fumaba un cigarrillo con la mirada fija en el suelo. ¿Qué debía hacer? ¿Acercarme? ¿Llamarle al celular? ¡No tenía ni idea! Pero mi intensa emoción me hizo avanzar y a plantarme frente a él, contuve la respiración.
-Hola- le dije con un hilo de voz
Joel alzó la vista para mirarme, esos enormes ojos marrones se inundaron de mi imagen y me envolvieron en las más sublimes sensaciones que nadie puede siquiera imaginar.
-¡Hola! Te ves…increíblemente bella- su voz de terciopelo hizo que casi me desvaneciera, era tan suave, tan cargada de sensualidad.
-Mu..muchas gracias- le respondí visiblemente ruborizada.
Se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla, su perfume era delicioso (poco después me enteré que era una fragancia de Hugo Boss) mezclado con el aroma de tabaco Benson&Hedges era realmente irresistible. Correspondí sutilmente a su beso.
-¿Llevas mucho tiempo esperando?- le dije sin poder mirarlo directamente a los ojos.
-No mucho, como 15 minutos- su sonrisa me derretía inevitablemente.
-No me habría perdonado el haberte hecho esperar- le dije un poco más nerviosa.
-A ti te perdonaría cualquier cosa, ¿entramos?- me hechizó cediéndome el paso a la entrada del restaurante, no pude decirle que no.
Entramos al restaurante y nos dieron una mesa para dos, era un lugar muy ruidoso para mi gusto pero ¡de que iba! Estaba con Joel, eso era lo único que me importaba. Cuando llegamos a la mesa y el cómo todo un caballero me ayudó a sentarme. El camarero llegó con las cartas y nos dispusimos a elegir.
-Pide lo que gustes, yo invito- me dijo con una amplia sonrisa en su rostro.
-¡Cómo crees!- le dije apenadísima.
-Vamos, insisto- sus gestos eran tan sutiles pero varoniles al mismo tiempo, me encantaba.
Pedimos unos “tragos coquetos” un mojito cubano para él y una fresona para mí. Estuvimos conversando un rato hasta que llegó nuestra pizza de 4 quesos, que curiosamente era la favorita de ambos.
-¿Y cómo es que conoces a Marina y a Alberto?- le pregunté con la vista fija en mi rebanada de pizza, realmente me costaba mucho mirarlo a la cara.
-A Beto lo conozco desde niños, desde que íbamos al kínder, prácticamente es mi amigo de toda la vida. A Marina la conozco desde que anda con él. ¿Tú como los conoces?
-Bueno yo conozco a Marina desde la secundaria, siempre fuimos muy buenas amigas, es dos años mayor que yo y bueno a ese tipo lo conozco desde que está con ella.
-Ese tipo…-me dijo sonriendo, mostrando sus dientitos separados que tanto amo…
-Por Dios…lo siento- me apené mucho por expresarme así de aquel imbécil- es que la verdad me da coraje como trata a mi amiga, y ella es una tonta por permitirlo.
-Te confieso, que jamás lo había visto así. Es de mi conocimiento que discuten mucho pero jamás había presenciado alguna de sus peleas, tienes razón…Alberto tiene problemas.
-Serios problemas- respondí secamente- ¿Qué clase de animal es capaz de tratar así a la mujer que ama? Yo jamás permitiría que un hombre me hiciera eso.
-¿Quién podría maltratar a una chica tan linda como tú? Algún idiota quizá…
Sentí que un placentero escalofrío me recorría toda la columna vertebral y mis mejillas empezaron a colorearse. Ese hombre sabía que decir y cuando decirlo, era tan maravilloso.
-Te agradezco mucho el cumplido- dije a toda respuesta mientras sonreía.
-Te ves bonita cuando ríes, no tienes nada que agradecer.
Nos contamos algunas cosas de nuestras vidas, nuestros gustos, hobbies, nuestros anhelos e ilusiones. Pude descubrir que Joel era un chico diferente a los demás; era demasiado sensible, extrovertido pero muy muy respetuoso, era todo su ser lo que me tenía enajenada, quizá no era el chico más guapo pero tenía algo que lo hacía simplemente irresistible.
Después de la cena me invitó a caminar a un parque que quedaba cerca, el parque de “La Choca” para los que no son tabasqueños les explico que a los habitantes de la palabra “choco” o “choca” es un adjetivo que se le acuña a todo aquel nacido y residente en tabasco, su orígen se remonta a varios años atrás, los antiguos tabasqueños gustaban de tomar chocolate frío ó caliente y pozol (una bebida refrescante a base de masa, cacao y agua) por lo que se le adjudicó según a esa costumbre.
En el parque hay un monumento llamado “La Choca” que es nada más y nada menos que la figura de la mujer auténtica tabasqueña que esta recostada de lado, mientras sus largos cabellos negros caen por su espalda y en uno de sus muslos tiene un libro, según se presume de poesía de Carlos Pellicer (un afamado poeta tabasqueño).
Caminamos mucho rato hablando de cosas sin importancia, ambos éramos unos amantes de los videojuegos así que pasamos no sé cuánto tiempo hablando de las franquicias, de consolas, personajes de videojuegos, estábamos de acuerdo en muchas cosas y yo simplemente no podía dejar de mirarlo, era encantador ver como se apasionaba por todo aquello, realmente disfrutaba estar con él.
El tiempo pasó volando cuando recibí una llamada de mi mamá diciéndome que ya era muy tarde y que ya estaba esperándome en la plaza, yo le contesté que habíamos venido al parque y podía pasar por mi allí. Cuando colgué lo miré y sus hermosos ojos se clavaron en mí, por un instante el tiempo se detuvo, no escuchaba y no veía a nada que no fuera él, tomó mi mano muy suavemente…y el claxon del auto de mi madre me hizo sobresaltarme.
Solté su mano de golpe y miré hacia donde estaba mi mamá quien me saludó con una mano, voltee a ver a Joel quien sonreía apenado ¡Por Dios no quería irme! Tenía tantas ganas de estar junto a él, era tan tierno, tan dulce…
-Me gustaría seguir en contacto, tienes Facebook?- me preguntó al mismo tiempo que sacaba su móvil.
-Sí, sí claro, búscame como Génesis Aguilar y yo te aceptaré con gusto.
-Mira te he encontrado, ya te agregué…lo checas cuando te sea posible.
-Por supuesto -le dije mirándolo embelesada.
-Me la pasé muy bien esta noche, espero que tú también- me dijo un tanto sonrojado.
-Claro que yo también ¡Fue una gran noche!- contesté sonriendo.
Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, después subí al auto y miré desde la ventanilla, mi madre lo saludó con la mano y yo me despedí de la misma manera. El coche arrancó y yo seguí mirándolo hasta que finalmente lo perdí de vista.
-Muy bien cariño, cuéntamelo todo- me pidió mi madre muy ansiosa.
-Prepárate para no dormir ma jeje.
…………………………………………………..
Los días siguientes fueron pesados, estaba haciendo el proyecto, la tesis, tenía mucha tarea y después me fui de vacaciones fuera de la ciudad; así que no pude ver a Joel pero si hablábamos seguido por Facebook o celular, cada día lo conocía más y más, cada día me gustaba más, no podía evitar emocionarme cada vez que recibía un mensaje suyo, cuando me hablaba por teléfono, al hacer videollamada era una sensación realmente hermosa, me estaba enamorando sin darme cuenta.
Habían pasado dos meses después de haberlo conocido y haber salido, pero seguíamos en contacto todo el día todos los días y a mi empezaba a preocuparme lo que estaba sintiendo por él ya que aunque se portaba muy lindo conmigo jamás me había coqueteado ni me había insinuado nada, era algo desesperante la incertidumbre de no saber si el sentía lo mismo que yo, así que decidí tomar la iniciativa.
Estábamos platicando por videollamada, y de repente de la nada le pregunté:
-Oye… ¿Te gusta alguien? –yo mirando hacia otro lado.
-Pues, hay una chica…que estoy conociendo y dejando que ella me conozca pero pues no sé qué piense ella- me dijo con la mirada baja.
Sentí que mi corazón se bretaba.
-Ah… ¿Y es de tu escuela?- le pregunté ya por compromiso.
-No, ella estudia otra cosa.
-Ah… ¿Y ya le dijiste que te gusta?
-Jaja ¡Obviamente no!
-¿Por qué no?- ahí fue cuando realmente comenzaba a interesarme.
-Pues…por feo supongo.
-Cómo puedes decir algo así
- Es la verdad… ¿Y a ti te gusta alguien?
Mi corazón se detuvo, era ahora o nunca:
-Pues sí, me gusta mucho un chico, es increíble pero pues tampoco se lo he dicho- me arrepentí de confesarle lo que sentía por él.
-Pues creo que deberías decirle…
-No, él no me va a corresponder.
-Pues si no se lo dices no lo hará, anímate.
-Ok le diré sólo si tú le dices a la chica que te gusta…
-Bueno pero tu dile primero
-No, dile tu
-No, tu
Y comenzamos a reír y bromear:
-Imagínate que sea la futura señora de Escalona y tu aquí perdiendo el tiempo jeje
-Jajajaja la futura señora de Escalona, esa estuvo buena
Después de tanto le propuse:
-Sólo ve con ella y dile “Bebé no andes con nadien porfas” a lo Espinoza Paz jajaja
-JAJAJAJAJAJAJAJA ¡cómo crees!
-Hazlo eso nunca falla jajaja
Seguimos hablando de otras cosas, ya no recuerdo de que pero simplemente no podía dejar de hablar con él, sus pláticas eran entretenidas interesantes, me la pasaba muy a gusto cuando platicábamos, se estaba volviendo muy especial para mí y sinceramente no concebía uno sólo de mis días sin él. Después de tanto nos quedamos unos minutos en silencios y fue cuando oí las palabras que por siempre quedarán grabadas en mi mente:
-Bebé…no andes con nadien porfas.- soltó y pude notar como desviaba la mirada hacía el vacío.
¡Yo no nada crédito a lo que oía! Se trataba de mí ¡Era yo! Yo le gustaba, no podía ser verdad, Joel era el chico de mis sueños y yo le gustaba…
-¿Estás hablando en serio?- le dije con los ojos como platos.
-Te juro que es muy en serio- no podía mirar directamente a la webcam
-Oh por Dios…
-No te preocupes, yo entiendo que no sientas lo mismo que yo.
Estaba ante el acontecimiento más grande de mi vida hasta el momento, no podía dejarlo ir, deseaba tanto tener en mi vida a alguien como él.
-No..es decir..yo tampoco quiero que andes con nadien, porfas
Y soltamos una carcajada cargada de nervios, de felicidad, de esto que sentíamos uno por el otro. Nos reímos por casi 10 minutos, porque fue un ataque tremendo no podíamos ni respirar jajajaja ahora lo recuerdo y me río muchísimo.
Cuando por fin logramos calmarnos él me dijo algo que jamás olvidaré:
-Génesis, te quiero…
Mi corazón se disparó a mil, y mis manos temblaban y estaban heladas, esas palabras que tanto había esperado, que tanto había soñado por fin habían salido de su boca y eran para mí, solamente para mí.
-Joel, yo también te quiero, te quiero tanto…te quiero como a nadie.
El amor de mi vida alzó la mirada directamente hacia a mí y sus labios se curvaron en una tierna sonrisa.
-Tengo que verte y decirte todo lo que siento por ti.