Donde Hubo Fuego ...

Historia del reencuentro casual con una ex-novia que me había sido infiel. Esta historia es real, y va dedicada especialmente para BELLE, quien me estimuló para escribirla ... !!!

Donde Hubo Fuego ...

" ¿Donde hubo fuego, cenizas quedan? ", quien podría negarlo!!. Cuando mi noviazgo con Erika terminó, yo estaba tan enamorado de ella como nunca lo había estado. Habían sido 4 años y 10 meses, en los cuales, juntos, habíamos vivido todo tipo de situaciones que me hacían aferrarme a su existencia y sentir que yo necesitaba del aire de sus pulmones para continuar respirando. Con ella había conocido el amor y la pasión más grandes hasta ese momento. Yo la hice mujer, pero también con ella aprendí muchas cosas que antes ignoraba, ya que la relación fue tan intensa como caótica desde su comienzo.

Al comienzo, éramos noviecitos adolescentes; ella tenía 14 años y yo 16 cuando la relación comenzó, pero en ese momento después de casi 5 años, habíamos vivido todo lo bueno y también lo malo de una relación de pareja. En realidad, ninguno de los 2 fuimos un "ejemplo" de pareja; aunque el primer año del noviazgo fue perfecto para esa edad. Aprendimos a querernos rápido y debido a las facilidades y libertades que teníamos en su casa, entramos temprano en las etapas de la exploración sexual. Erika era bastante intensa, aunque al comienzo muy tímida. A sus casi 15 años ya había desarrollado unos pechos bastante atractivos, aunque sus piernas, caderas y nalgas eran lo que en realidad la convertían en la atracción del barrio y a mí en la envidia de mis amigos.

A partir de los 5 meses de noviazgo, y hasta el final del mismo, yo disfrute del cuerpo de Erika y sacié en ella todos mis deseos juveniles. Ella igualmente se deleitó con mi cuerpo, haciéndose mujer experta en cada una de las artes sexuales que juntos íbamos descubriendo. En poco tiempo, se convirtió en una experta en el arte de la felación, hasta el punto de practicarlo casi a diario. No había visita que yo le hiciera en su casa, en la cual ella no acabara con mi pene en la boca; y con su vulva y pechos masajeados por mis dedos. Cuando la situación era más permisiva, con las faldas recogidas en su cintura y la tanga tirada en la alfombra o escondida debajo de algún cojín, ella también había explotado en múltiples orgasmos con el jugueteo de mi lengua en su clítoris e incluso penetradas rápidas; que aunque no todas las veces era posible terminar en el orgasmo debido a la llegada imprevista de sus padres o de alguna de sus 4 hermanas, siempre las disfrutábamos al máximo y en muchas ocasiones llegamos a follar hasta 2 y 3 veces por noche en el mueble de la sala de su casa. Podía considerarse que una noche en la que solo hubiera una mamada con corrida en su boca, era una noche "tranquila".

Así de intensa fue la relación durante todo el tiempo, aunque también casi desde el comienzo se vio empañada por el velo de la infidelidad. Aunque nunca he podido comprobar si Erika tuvo sexo con otros chicos, por lo menos sí pude comprobar 3 infidelidades de ella; en 2 ocasiones con amigos míos. Después de la primera, la relación nunca volvió a ser la misma y "en desquite" yo también empecé a tener mis "escapadas" con otras chicas. Por supuesto, el respeto se perdió totalmente y aunque en el fondo ambos lo sabíamos, continuábamos intentando mantener una relación viciada, que no nos llevaba a nada y cuyo único soporte era el sexo intenso y permanente al cual nos aferrábamos.

Cuando entramos a la universidad, todo acabó definitivamente. Ella comenzó a frecuentar un grupo de amigas "de esas" que solo piensan en hombres y que cada semana se les ve con uno nuevo y oyes una historia diferente donde siempre termina con alguno entre las piernas. Por eso le pedí para que se dejara de esas amistades, pero ella me decía que por sus amigas ser "así", no significaba que ella también lo fuera. Sin embargo, la relación se deterioró tanto, que un día le dije que tenía que escoger entre las amigas o yo; y ella pensando tal vez que era solo amenaza, me dijo que no pensaba dejar a sus amigas; por lo cual yo di la relación por terminada. Aquella noche también fue en la sala de su casa, y ella estaba tan segura que sería una pelea pasajera, que hasta me pidió que le permitiera darme "una chupadita de despedida para no olvidarme de ella"; a lo cual obviamente accedí, y después de hacerme una mamada de las mil maravillas, se montó sobre mí y me cabalgó, hasta los 2 acabar en un orgasmo interminable. Luego le dije "Adiós", y aunque para mí era definitivo, ella creyó que era solo hasta el día siguiente ... y quedó esperando por 2 años!!

Obviamente, después de unas semanas comenzó a llamar arrepentida, pero ya yo había tomado la decisión de no seguir sufriendo por ella y había comenzado a frecuentar otro círculo de amigos. Con el tiempo, ella también se acostumbró a la idea y al cabo de algunos meses, aunque la herida seguía abierta, ya no sangraba más y cada uno siguió con su vida.

La vida tiene sorpresas y da revanchas. Fue por eso que 2 años después, cuando fui convidado por la facultad de la universidad donde yo estudiaba para asistir a un curso sobre uno de los temas de mi carrera, la primera sorpresa que me llevé cuando entré al salón del centro educativo donde iba a ser dictado el curso, fue ver a Erika sentada en la primera fila. La sorpresa fue mutua, lo sé; ella estaba bellísima ese día. Vestía un traje negro ligeramente escotado que, sin ser atrevido, insinuaba coquetamente su magnifico par de senos. La falda estaba un poco por encima de las rodillas, y el conjunto contorneaba perfectamente sus piernas magnificas, sus caderas perfectas y su deseable trasero. El cabello liso y suelto, bien peinado, caía a los lados de su cara sobre sus hombros y su cara tan radiante y atractiva como siempre, con unos labios delineados y provocativos que incitaban al placer.

Me acerqué a ella, la saludé y me alegré mucho cuando vi que ella también estaba feliz de verme y que ambos entendimos de inmediato que todo había quedado atrás y no existían rencores. Me senté en la silla a su lado y comenzamos a charlar amigablemente, poniéndonos al día de lo que había sido la vida de cada uno desde nuestra separación. Me contó que tenía un novio hacía poco mas de 2 años, mientras que yo le confesé que aunque frecuentaba varias "amigas especiales", no tenía compromiso con nadie. Seguimos charlando un poco hasta que comenzó el curso, así que me quedé sentado a su lado asistiendo y tomando nota de los aspectos relevantes que pudieran servirme. La charla fue bastante interesante, y de vez en cuando me acercaba a ella para hacer algún comentario sobre lo que el expositor acababa de decir, y podía sentir su fragancia de hembra que me volvía loco y traía viejos e intensos recuerdos a mi memoria.

El curso terminó y el personal comenzó a salir, cada uno haciendo sus respectivos comentarios con quien había sido su compañero de al lado. Yo, por supuesto, me las ingenié para permanecer todo el tiempo al lado de Erika, y aunque tomé importantes notas a lo largo de la charla, también a lo largo de ella mi mente voló hacia los momentos de sexo indescriptible que tantas veces había vivido con quien tenía al lado, cuando ella era una tierna pero fogosa adolescente, y ahora una espectacular y seguramente lujuriosa mujer. Nos levantamos y salimos caminando del salón, comentando sobre lo interesante que había sido la charla que acabábamos de escuchar. Entre risas y miradas tímidas, nos dirigimos hacía la salida del centro educativo. Eran las 7:00 de la noche, cuando llegamos al punto en que el camino hacia el estacionamiento de autos se dividía, y al ver que yo me dirigía hacía allá, ella se detuvo.

  • Bueno ... me ha encantado verte y poderte saludar. Será hasta una próxima ocasión – me dijo, evitando mi mirada.

  • Espera ... ¿no estás en auto?

  • Pues, no. Generalmente Giovanni viene a buscarme todas las noches, pero justamente ayer se fue a hacer unos negocios a Bogotá y no regresa hasta mañana, así que tomaré el autobús.

Juro que hasta ese momento no había cruzado ninguna idea por mi mente, pero al enterarme que el novio estaba fuera de la ciudad, y verla a ella de pié frente a mí con su cara de ángel y su cuerpo espectacularmente tentador, sin pensarlo 2 veces lancé la propuesta:

  • Pues ... verás, yo no tengo inconveniente en llevarte. Si tu tampoco lo tienes, para mi no será ninguna molestia y sí un gran placer.

  • No sé; de verdad que no quisiera incomodarte.

  • Te digo que no lo haces, por el contrario: me encantaría poder contar con tu compañía un rato mas...

Cruzamos unas cuantas frases más; un poco de sutil presión de mi parte, y finalmente accedió. Nos dirigimos hacia mi auto, entramos en él y lo puse en marcha. Ella me dio la nueva dirección de su casa, pero yo comencé a dirigir lentamente, dándome tiempo para poner mi cabeza en orden y no ir a hacer algo que arruinara la ocasión. Comenzamos de nuevo a hablar de nuestras vidas familiares y personales; cuando de repente ataqué:

  • Mira Erika; no quiero que tomes esto a mal, pero teniendo en cuenta que es tan temprano y que tu novio no está aquí, se me ocurrió que tal vez podríamos ir a tomarnos una cerveza juntos antes de dejarte en tu casa ... así podríamos charlar un rato más ... – Al verla con la mirada baja, yo apreté - No significa nada mas que charlar ... espero no haberte incomodado, pues lo de tu novio lo comento simplemente porque no quisiera causarte ningún inconveniente.

De nuevo no quiero entrar en detalles de la conversación; lógicamente la primera reacción fue negarse, pero vi que lo hacía porque era lo que creía que le "quedaba bien" responder, aunque en el fondo ella también estaba disfrutando el rato conmigo y quería prolongarlo un poco mas. De nuevo aproveché la situación; mis dotes de buen conversador y capacidad de convicción, me llevaron una vez mas a hacerla acceder a mi petición y aceptó que nos tomáramos "pero solo una" cerveza. Entonces mi cabeza comenzó a viajar rápidamente de lugar en lugar, buscando uno que se adaptara a mis pretensiones de intentar un acercamiento físico con ella, tal vez robarle unos besos y toqueteos, y dejar la situación lista para una próxima salida. Recordé entonces un bar que me había recomendado un amigo, por ser de ese tipo en que cada pareja tiene su mesa para dos, pero están separadas entre sí por cortinas que permiten total privacidad y a la cual el mesero accede solo cuando es llamado a través de una campanilla. Hacia allá me dirigí; y llegando, comencé a estacionar mi auto. Ella se dio cuenta del lugar.

  • ¡No! – me dijo – ¡Aquí no quiero!

  • ¿Por qué no? – pregunté decepcionado

  • ¡Porque no!, vamos a otro lugar

  • ¿Pero por qué?; te aclaro que yo no conozco este sitio, pero me dijeron que es agradable y ya que estábamos en la zona, me pareció bien venir.

  • Pues no te molestes, pero prefiero que vayamos a otro

No dije mas y me puse bastante molesto. Retrocedí el auto y comencé a andar, furioso porque comenzaba a pensar que mientras yo estaba buscando un momento de intimidad, ella en realidad simplemente quería tomarse una cerveza en un lugar público y conversar. Ella se dio cuenta de mi rabia:

  • No te pongas bravo – me dijo

  • No estoy bravo. Simplemente que ahora no sé a donde ir; no conozco muchos lugares.

  • Mira ... no quise entrar allí, solo porque en esa cuadra vive un primo de mi novio y no quiero arriesgarme a que me vean ... no fue por mas nada.

Ahí me suavizó completamente el humor, pues de nuevo veía renacer mis posibilidades. Sin embargo seguí conduciendo en silencio pensando en un nuevo lugar, pues no conocía otro que fuera tan adecuado a mis intenciones como aquel. Sin embargo, me llevé una tremenda sorpresa que me cogió desprevenido:

  • ¡Hay!, hubieras entrado a este ... – me dijo de repente cuando pasé por la frente de un conocido motel – Bueno, ni modo ... ¡ya te pasaste!

Repito que fue tan repentino, que no reaccioné de inmediato, y efectivamente seguí de largo. Pero en fracción de segundos, la situación me golpeó de pleno en la cabeza y mis neuronas distraídas, volvieron a sus lugares estratégicos y entonces reaccioné. Llegué hasta la esquina y sin decir palabra, giré a la izquierda; en la próxima izquierda de nuevo e igual en las 2 siguientes, lo que me ubicó de nuevo en la cuadra del motel.

  • ¿Te vas a dar la vuelta? – Fue lo único que ella comentó cuando me vio girando en la misma cuadra

  • ¡Claro!, en auto todo es cerca y fácil. – respondí. Ella solo sonrió.

Así fue como entramos al motel y estacioné el auto en uno de los garajes que dan acceso directamente a la habitación a través de una puerta privada. Entramos tímidamente y mientras yo cerraba y aseguraba la puerta, ella dijo a mis espaldas:

  • Te recuerdo que venimos a tomarnos una cerveza; estar aquí no significa que voy a acostarme contigo, simplemente quería un sitio en el que esté segura que nadie me va a ver ... ¡pero no vamos a hacer nada!

  • No te preocupes ... ¡Yo sé que no vamos a hacer nada! – contesté con calma, mientras sonreía recordando todas las chicas a las que ya les había escuchado decir esa misma frase, para terminar al rato devorando mi verga.

Encendí el televisor y me recosté en la cama, invitándola con un gesto a recostarse a mi lado.

  • Ven, recuéstate aquí y sigamos conversando. Solo voy a quitarme los zapatos por comodidad, pero no te preocupes. Tu puedes hacer lo mismo. – le dije, mientras la vi que se sonreía con una sonrisa extremadamente pícara.

  • ¡Así comienzas tú!

En ese momento me miró fijamente a los ojos y muy de cerca; yo sin medirme, la agarré por detrás de su cabeza y la acerque a mi cara, estampando mis labios contra los suyos. Abrió la boca y nuestras lenguas se enredaron en un beso fogoso y lujurioso, que se prolongó por algunos segundos. Estiré una mano y comencé a pasarla suavemente por sus senos; ella me lo permitió solo uno segundos, pero enseguida me la retuvo retirándola, se incorporó y levantándose de la cama me dijo:

  • ¡Recuerda que es solo una cerveza! – Dijo mientras caminaba alejándose de la cama – Espérame un minuto, que voy al baño.

Quedé entusiasmado ... sabía lo que iba a suceder y me preparé. Me quité la camisa, los zapatos y las medias y me recosté en la cama. Ella tardó un par de minutos, hasta que finalmente salió ... y me dejó boquiabierto!. Se había quitado el vestido y las medias veladas, quedando descalza y cubierta por un espectacular conjunto de ropa interior negra a encajes. El brassier era de copas que por debajo soportaban sus grandes tetas, tapándolas hasta el medio y dejando insinuar sugestivamente la parte superior de la aureola de sus grandes y oscuros pezones. La tanga era bastante diminuta, marcando un pequeño triangulito por delante y un minúsculo "hilo dental" que por detrás se perdía entre el pliegue que dejaban sus carnosas nalgas. Coquetamente, dio una vuelta girando sobre sí misma, e inmediatamente siguió y se recostó en la cama acomodándose como para ver televisión, diciéndome:

  • ¡No te hagas ilusiones!. Simplemente acepté tu propuesta de ponerme cómoda, teniendo en cuenta que ya tu me viste desnuda una cantidad de veces, pero no vamos a hacer nada.

Pero no era cierto. Ya no valía la pena seguir jugando a los inocentes ... los 2 sabíamos lo que queríamos y lo que íbamos a hacer. Me acerqué a ella lentamente, e inclinándome sobre su cuerpo, busqué su boca y continué con el apasionado beso que antes habíamos interrumpido. Ella de nuevo me respondió con su lengua, permitiéndonos explorar nuestras bocas y poco a poco nos fuimos dejando llevar en un beso apasionado, candente y lujurioso. De nuevo comencé a deslizar una mano sobre sus voluminosos pechos y comencé a pasarla suavemente de uno a otro por encima del encaje. Sentí su respiración agitarse y su lengua comenzó a pasar por mis labios, a la vez que me daba ligeros mordiscos. Subí un poco la mano, para deslizarla luego hasta abajo pero por dentro del brassier, agarrando una de sus tetas y jugueteando con su pezón entre mis dedos, al tiempo que de su boca salió un profundo suspiro. Agarré las copas del brassier y de un jalón delicado pero preciso, las traje hacia abajo y un espectacular par de tetas grandes, pero firmes y redondas, saltaron bamboleantes. Comencé a pasar la mano de una teta a la otra, apretándolas y pellizcando los pezones; ella suspiraba y gemía. Entonces deslicé mi boca hacia su cuello y comencé a pasarle la lengua y a darle ligeras chupadas, y también a meter mi lengua entre su oreja, cosa que sabía que la volvía loca. ¡Ella estaba a mil!, y yo obviamente también ... cuando empujando mi cabeza hacia abajo me indicó que le chupara las tetas. Obedecí, acercándome al par de hermosos pechos, y deleitándome en ellos, comencé a chuparlos con frenesí, pasando de uno a otro y mordisqueando suavemente sus grandes pezones oscuros. Me incorporé un poco, solo para acomodar mi cuerpo sobre el de ella, a lo que ella respondió acomodándose también y separando sus piernas para que yo quedara acomodado entre ellas y sobre su vientre. Seguí chupando con deleite sus tetas y dándole todo el placer que ella necesitaba ... al tiempo que las chupaba profundamente, pellizcaba y mordisqueaba los pezones, mientas que con mis manos las estrujaba en círculos, fuertemente pero sin maltratarla. Yo estaba fascinado y seguía chupando y escuchando sus gemidos, cuando comencé a sentir el movimiento de sus caderas. Empezó lento y luego fue aumentando el ritmo, moviéndolas acompasadamente en círculos perfectos, al tiempo que rodeó mi cuerpo con sus piernas, y subiendo sus caderas comenzó a restregar su vulva contra mi vientre. Sentí el calor de su sexo pegado a mi piel, restregándose con fuerza, así que aumenté la intensidad de mis chupadas, al tiempo que en la misma medida sentía que Erika aumentaba la intensidad de sus movimientos pélvicos.

La situación era intensa y sentía mi verga comprimida contra mi pantalón, mientras el calor de la vulva de Erika se concentraba en mi vientre bajo y sus gemidos se hacían cada vez más profundos. Comencé a bajar entonces con mi boca a lo largo de su cuerpo; dejé las manos deslizarse a los lados de su cintura mientras mi lengua recorría todo el centro de su vientre, deteniéndose por segundos, ligeramente por debajo de su ombligo y justo encima del comienzo de la tanga, donde comencé a pasar la lengua y dar suaves apretones con mis labios húmedos. Ella aflojó las piernas, y yo bajando los brazos metí cada una de mis manos en las tiritas laterales de su tanga; me incorporé, de rodillas entre sus piernas, ella las levantó hacia el aire al tiempo que se recostaba completamente boca arriba, indicándome tácitamente el próximo paso. Halando por ambos lados, comencé a deslizar la tanga por sus piernas, tarea en la cual ella me ayudó con sus mismas manos, hasta que quedó completamente desnuda. Las separó de nuevo, y doblando las rodillas, las subió y quedó en posición de "el misionero", con los ojos cerrados y sus manos que habían ido a parar una sobre cada una de sus tetas, las acariciaban en forma circular, igual a como yo lo había estado haciendo. La dejé ahí momentáneamente, acariciando sus tetas y con las piernas abiertas y totalmente entregada, ofreciéndome una vulva hermosa!. La tenía tan carnuda y provocativa como yo la recordaba ... nada vulgar, adornada con unos vellos púbicos negros, pero muy cortos que le daban un aire fogoso al estar depilados por los lados, y aunque abundantes, eran muy, muy cotitos y ordenados, como peinados, lo cual la hacía totalmente deseable. Los pliegues laterales eran perfectos, abultados a cada lado de una provocativa hendidura que se veía húmeda y estrecha. Mientras admiraba esto, me recosté en la cama y me quité el pantalón y el interior, quedando los 2 completamente desnudos. Erika continuaba jugando con sus tetas; yo me acosté esta vez más abajo, y colocando mis manos sobre sus muslos, subí y separé al máximo sus piernas, para hundir luego mi boca en aquella apetecible vagina. Al contacto de mi boca con su rajita, ella dejó salir un gemido fuerte y sentí la contracción de sus músculos. Comencé primero a lamer su raja, pasando la punta de la lengua suavemente sobre ella de arriba a abajo y luego regresando por el mismo camino. Sus gemidos se hicieron mas fuertes, y sentí también como alzaba la mirada al techo a la vez que estrujaba fuertemente sus tetas. Entonces metí mi lengua en su hendidura, y de nuevo gimió fuerte ... busqué el clítoris, hinchado por la excitación, y comencé a mordisquearlo muy suavemente con mis labios, y a juguetear, moviéndolo con mi lengua. Sus gemidos ya eran ininterrumpidos, y yo seguí hundiendo mi lengua y labios por toda su vagina, al tiempo que subiendo mis manos por los lados de su cuerpo alcancé de nuevo sus tetas. Comencé entonces a masajear de nuevo las tetas, apretándolas y pellizcando los pezones, mientras mi lengua seguía masajeando su clítoris, entrando y saliendo de su hendidura y mi boca moviéndose incesante por toda su zona de placer. Erika gritaba, tensaba sus músculos y arqueaba la espalda, hasta que finalmente la sentí gemir muy fuerte, su respiración se hizo pesada y sus caderas se levantaron al máximo, al tiempo que con sus dos manos comenzó a presionar mi cabeza contra su vagina, como queriendo metérsela toda ... y una cadena de espasmos comenzó a recorrer su cuerpo y a subir por su espina dorsal, inundándola de un placer que debió ser indescriptible, por lo que sus gemidos denotaban mientras ella temblaba, sus manos apretaban mi cabeza y sus piernas se tensaban alrededor de mi cuello, mientras Erika explotaba en el primero de una serie de orgasmos múltiples, pues aunque ella estaba a punto de desfallecer del placer, mi lengua y boca seguían trabajando su vagina y clítoris, y mis manos sus tetas.

Fue una corrida impresionante, hasta que poco a poco se fue relajando, soltó mi cabeza, descendió con sus caderas y su respiración aunque seguía agitada, ya era mas pausada. Yo terminé como había comenzado; pasando la punta de mi lengua por la hendidura de su vulva de arriba abajo, mientras que con suaves gemidos la sentí incorporarse un poco hasta apoyarse sobre sus codos, para quedarse mirando fijamente como yo seguía comiéndome su vagina con deleite. Entonces se terminó de incorporar, y poniendo sus manos sobre mis hombros me indicó que yo también me incorporara. Lo hice, subiendo de nuevo por su vientre, deteniendo mi boca por un segundo en sus pezones, los cuales mordisquee suave, y seguí hasta su boca donde de nuevo nos fundimos en un apasionado beso. Mientras la besaba, la sentí estirar su mano y sin ningún preámbulo me agarró la verga y comenzó a masturbarme suavemente. Luego separó su boca de la mía y empujándome delicadamente con su mano libre, me hizo incorporar todavía mas, hasta colocarme donde ella quería. Ella quedó entonces sentada sobre la cama, con las piernas bien abiertas y las rodillas dobladas apoyando los pies sobre el colchón. Yo quedé arrodillado entre sus piernas de frente a ella, y con la verga como una barra de acero apuntando peligrosamente hacia su angelical cara de diosa. Ella apoyó la mano libre sobre mis caderas y comenzó a deslizarla sobre mis nalgas, mientras con la otra seguía masturbándome, con la mirada fijamente concentrada en la cabeza de mi verga. Acercó la cara, sacó la punta de la lengua y comenzó a pasarla por la cabeza de mi verga; luego por todo el cuerpo del hinchado miembro, de adelante a atrás, por arriba y por abajo; hasta que finalmente abrió toda su boca y comenzó a tragarse la verga despacio. La dejó deslizar lentamente entre sus labios, y sin dejarla escapar ni un milímetro; hacía pequeñas pausas para acomodársela internamente en su boca, hasta que finalmente se la tragó completa hasta el pegue con mis huevos, y yo sentía la punta de la verga clavada en su garganta. La mantuvo ahí unos 5 segundos, mientras sus manos apretaban mis nalgas, para luego comenzar a sacarla lentamente, dejando la verga deslizarse entre sus húmedos labios y succionándola con pasión al retirarse; llegó hasta la punta nuevamente, pero sin dejarla escapar, comenzó nuevamente a avanzar con su cabeza y la verga comenzó de nuevo a desaparecer en su boca. Entonces inició una chupada magistral, moviendo la cabeza rítmicamente de adelante a atrás y al mismo tiempo en círculos, hasta tragarse la verga por completo en cada nueva movida; me sorprendía su habilidad, porque aunque no soy un fenómeno, mi verga tampoco está por debajo de los estándares favoritos de las mujeres y, de hecho, cuando Erika era mi novia ya chupaba de maravilla, pero nunca se había logrado tragar toda la verga. Ahora, aunque le seguía siendo difícil, lograba encajársela perfectamente hasta la garganta. Luego aumentó el ritmo de la chupada, mientras yo desde arriba veía su cabeza agitada, su boca tragándose mi miembro que desaparecía entre sus carnosos labios que succionaban con empeño, al mismo ritmo que sus tetas al aire se bamboleaban mientras ella seguía mamando como una posesa.

De repente se retiró, soltándome la verga y se incorporó un poco. Me indicó nuevamente con señas, que me acostara boca arriba y así lo hice. Ella se arrodilló entonces a un lado de mi cuerpo, y agarrando de nuevo la verga, se inclinó y de nuevo comenzó a chupar al mismo ritmo endiablado que tenía antes. Esta vez acompañó la mamada con su mano, de modo que mientras me la mamaba, también me masturbaba. Yo reparé su posición, ya que sobre sus rodillas e inclinada chupando mi verga, sus nalgas quedaban levantadas al aire, lo que aproveché estirando una mano y agarrando desde atrás y en pleno su vulva, la masajeé en el clítoris. La repuesta fue un gemido gutural, pero sin detener su mamada, a lo cual yo también respondí introduciendo mi dedo central dentro de su concha. La tenía súper-caliente y muy mojada, por lo cual mi dedo entró con facilidad y con la misma facilidad comencé a meterlo y sacarlo a toda la velocidad que era capaz, mientras ella comenzó de nuevo a chillar pero sin sacarse la verga de la boca, y seguía aferrada mamando como si se le fuera en ello la vida. Seguimos en esa posición un buen rato, con Erika chupando verga como una diosa, mientras era penetrada fuertemente por mi dedo que entraba y salía, y se movía en círculos dentro de su caliente vagina.

Luego volvió a incorporarse y vi en su rostro que estaba mas encendida que nunca. Sin darme tiempo de reaccionar, pasó una pierna a cada lado de mi cuerpo quedando de frente a mi. Con los pies sobre la cama y las piernas dobladas, quedó en cuclillas sobre mi verga, la cual agarró con una mano y colocó en la entrada de su vagina, mientras que con la otra separó sus labios vaginales y permitió que la cabeza de la verga le entrara; se ayudó un poco mas, y mientras gemía con la boca cerrada, comenzó a descender lentamente a medida que la verga iba desapareciendo dentro de su cálida cavidad vaginal. Cuando estuvo totalmente ensartada, colocó cada una de sus manos en sus rodillas y comenzó a cabalgarme de una manera deliciosa. Por nuestras respectivas posiciones, yo podía ver como mi verga desaparecía por la hendidura de su concha, que así se veía mas carnuda y abultada a los lados, con sus hermosos vellos adornando el cuadro de la penetración. De nuevo ella comenzó a acariciarse las tetas, pasando una mano de una a otra y apretándose los pezones, gimiendo fuerte. Se levantaba hasta que quedaba solo la punta de mi verga en el borde de la entrada de su vagina, y luego se dejaba caer fuerte para quedar completamente penetrada, gritando de placer. La cabalgata se fue haciendo mas intensa y desesperada, aumentando en velocidad al mismo tiempo que sus gemidos, hasta que de nuevo comenzó a convulsionar y estremecerse; gritaba y se masajeaba las tetas, mientras dejándose caer de nuevo hasta que la verga se le metió hasta el pegue, comenzó a mover las caderas en forma circular mientras que se llevó la otra mano hasta el clítoris y comenzó a masajearlo en círculos, muy rápidamente. Se sobrevino en otro orgasmo estremecedor!. Se vino sobre mi cuerpo, acostándose sobre mí hasta que sus tetas se aplastaron contra mi pecho, y fundiendo su boca con la mía, comenzó a pasarme la lengua por mis labios y después por toda mi cara. En esa posición se quedó, y entonces yo recogiendo los pies, encontré el apoyo del colchón y levantando mis caderas comencé a bombearla lentamente, pero arremetiendo con fuerza para penetrarla duro y hasta el fondo. Ella se quedó tirada sobre mi pecho con su cara al lado de la mía y su boca al lado de mi oreja, con lo cual yo escuchaba excitado los ligeros gemidos que seguían saliendo de su garganta con cada nueva penetración de mi verga rígida en su cuerpo vibrante.

Se incorporó y, de nuevo sin decirme nada, simplemente se bajó de mi, pero se acomodó a mi lado casi en la misma posición en que estaba, solo que al no estar yo debajo de ella, ella quedaba apoyada sobre sus rodillas y codos. Arqueó la espalda hacia abajo y levantó las caderas hacia el techo, separando las rodillas y abriendo las piernas, con lo cual quedaba perfectamente en cuatro, ofreciéndome de nuevo su deliciosa entrada. Yo me levanté de la cama, y aceptando la invitación, me acerqué y me arrodillé detrás de ella. Al sentirme, separó un poco mas las piernas, y yo separando con una mano una de sus carnudas y redondas nalgas, con la otra me agarré la verga e inmediatamente se la metí. Estaba tremendamente lubricada, con lo cual entró muy suave pero igual se seguía sintiendo muy apretadita y caliente. Ella comenzó a gemir de nuevo y vi como sus puños se cerraron aferrados a las sábanas. Entonces comencé a bombearla, moviendo mis caderas adelante y atrás, penetrándola en fuertes pero pausadas y agradables embestidas. Ella dejó caer completamente su cara recostándola de medio lado sobre el colchón, con lo cual sus caderas se levantaron aun mas y yo comencé ahora sí a taladrarla inmisericordemente. Me aferré a ambos lados de sus ensanchadas caderas, y moviendo todo mi cuerpo con fuerza, inicié una serie de penetraciones fuertes, rápidas y profundas; sus nalgas comenzaron a brincar y separarse con cada nueva arremetida, al igual que las grandes masas de sus tetas, que bamboleaban libres cada vez que mi mástil volvía a enterrarse fuerte en su deliciosa vagina caliente y ávida de verga. Seguí dándole un buen rato en esa posición, que yo sabía que ella disfrutaba, y de nuevo sus gemidos comenzaron a inundar la habitación. Entonces me incliné sobre su espalda, y mientras dirigí una mano por debajo de su cuerpo hacia sus tetas y comencé a masajearlas, por el otro lado dirigí la otra hacia su vagina y busqué su clítoris con mis dedos. Los 2 nos sentíamos morir de placer, y queríamos prolongarlo para siempre en esa posición; mi dedo masajeaba en círculos su clítoris, mientras mi otra mano acariciaba sus tetas y pellizcaba su pezones, al mismo tiempo que mi verga entraba y salía grande, gruesa y fuerte, de su húmeda y caliente gruta de placer. Continué dándole verga a Erika en esas condiciones, mientras sentía su cuerpo estremecerse y vibrar de placer, queriendo atravesarla y partirla en 2 con cada nueva empalmada, mientras sus uñas estaban enterradas en el colchón y sus gemidos ya eran gritos desbordados de placer inimaginable.

Sentí que iba a correrme, pero aun no estaba dispuesto a acabar con tan maravillosa faena; así que me incorporé y me salí de su cuerpo, percibiendo en ella el desconcierto. Esta vez fui yo quien le indicó con gestos y ayudándola con mis manos, la posición en que quería seguir poseyéndola. La giré y la acosté boca arriba; de nuevo le separé las piernas, y cogiendo cada una de ellas por sus pantorrillas, las subí y coloque sobre cada uno de mis hombros. Arrodillado me incliné un poco y levanté sus piernas al máximo, quedando de nuevo a mi total disposición su fantástica entrada. Agarré mi verga y la penetré de una sola embestida. De nuevo gimió fuerte ... la pausa no había calmado nuestros ímpetus, por el contrario, ambos estábamos completamente extasiados y seguimos follando desesperados, queriendo cada uno ser parte de la piel del otro. Erika acomodó sus piernas, rodeando mi cuerpo con ellas y entrelazándolas sobre mi espalda; yo apoyé mis codos a los lados de su cuerpo y ella entrelazó sus brazos detrás de mi cuello; así, yo seguía penetrándola a fondo con lujuria y placer desbordado. Ahora era yo quien levantaba las caderas hasta dejar solo la punta de la verga rozando la entrada de su vagina, para después dejarme caer fuerte y penetrándola tan intensamente que con cada nueva descarga le arrancaba lujuriosos gritos de placer. Nuestras bocas se buscaron y de nuevo nuestras lenguas se entrelazaron, mientras yo seguía brincando sobre ella y mi verga hinchada y rígida en su máxima expresión, separaba las paredes de su sexo y se abría paso inundando su cuerpo, y dejando en ella impetuosas descargas de pasión.

Fue glorioso mientras duró, hasta que finalmente aumenté el ritmo de mis embestidas al máximo, las cuales Erika comenzó a acompañar moviendo sus caderas arriba y abajo, pero en sentido contrario a mis vaivenes, de manera que con cada nueva colisión, mi verga llegaba hasta el centro de su ser y la penetración era la cumbre del cielo para los dos cuerpos desbordados y gimiendo al unísono. Apreté mi cuerpo contra ella y presioné con fuerza mis caderas contra su cuerpo, metiéndole la verga todo lo que era capaz de soportar, mientras mis músculos completos se tensaron y sendas descargas de semen comenzaron a salir a borbotones de mi verga y a depositarse en el interior su vagina. Yo mismo pude percibir la cantidad abundante y la sensación tremendamente caliente de todo ese semen que ahora le pertenecía completamente a ella, Erika era la nueva dueña de mi dosis de semen; y ella, en menos de un segundo después de mi primera descarga, comenzó de nuevo a estremecerse y levantó sus caderas con fuerza, y yo sentí como las paredes internas de su cueva del placer se contraían convulsivamente, mientras Erika apretaba mi cuerpo con sus piernas y se venía en un nuevo orgasmo acompañado de un sonoro e interminable gemido. Nos corrimos juntos en un instante perfecto, mientras el interior de su centro de pasión quedaba inundado por la mezcla cálida de nuestros fluidos sagrados y los cuerpos jadeantes quedaron fusionados en uno solo, pero que nos pertenecía a los dos.

Nos separamos entre besos y miradas perdidas que veían sin observar. Me tiré a su lado y descansamos juntos, tomados de la manos como una pareja de novios que acaba de consumar la pasión de su sano amor. Después de un rato de silencio ella se levantó, recogió su ropa interior de la cama y se dirigió al baño. Cuando salió 5 minutos después, ya estaba con la ropa puesta y solo intentaba encajar su vestido para quitarle alguna arruga, y de acomodar un poco su cabello. Yo entendí que el oasis cerraba sus puertas y el telón caía, así que también en silencio me levanté y tomando mi ropa me dirigí al baño. Cuando pasaba por su lado, ella me detuvo por un brazo; entonces se arrodillo frente a mi en silencio, y con una dulzura de madre, se metió mi verga en su boca y comenzó a chuparla suavemente, pero no con la intención propia de chupar, sino que comprendí que me la estaba limpiando. La chupó suave y pasó su lengua por todos los rincones hasta dejármela completamente limpia; obviamente la erección estaba asomando de nuevo, cuando sin mas, ella se levantó, me dio un besito dulce sobre mis labios y me dijo:

  • Recuerda que solo era una cerveza. Ahora ya no hay tiempo ni para eso, porque tengo que llegar a mi casa. Mi novio va a llamarme y no sabría que explicación darle después si no me encuentra.

  • De acuerdo – respondí, sonriendo satisfecho – ¡Me olvidé que no vamos a hacer nada! - Entré al baño y me coloqué mi ropa.

Nos fuimos casi en silencio, o por lo menos durante el camino no hablamos de nada de lo que acababa de suceder. Cuando llegué a su casa, ella me miró con aquella mirada que yo tenía años de no ver. Se acercó y de nuevo me dio un beso dulce en los labios. Yo pasé la mano por su rostro, acariciándola como en los viejos tiempos.

  • ¿Cuándo te volveré a ver? - pregunté

  • Cuando la suerte y el destino nos vuelvan a poner el mismo día y en el mismo lugar.

  • ¿No hay una forma de ayudarlos?

  • ¡No es justo ayudarlos!

  • Ahora sé donde vives...

  • Pero no te he dicho que puedes volver. Fue maravilloso, y si un día vuelve a suceder volverá a ser maravilloso; pero no somos nosotros quienes decidiremos ni haremos nada para que ocurra. Ni yo lo haré, ni te permitiré hacerlo; es lo mejor...

  • Es una lástima ... ¡tu y yo juntos somos excepcionales!

  • ¡Sí que lo somos! ... ¡Adiós!

  • ¡Adiós, Erika!

...