Donde hay confianza ya no da asco

Nadie puede imaginar cuando será el momento idoneo para tener la mejor leccion de sexo, y si esa leccion te la da un familiar pues donde hay confianza...

DONDE HAY CONFIANZA YA NO DA ASCO

No puedo negar que me encanta el sexo, pero tampoco puedo decir que las situaciones morbosas que acontecen en mi vida son provocadas o buscadas por mí, pues todo es fruto de la casualidad o el azar.

Mi vida nunca antes fue así. El sexo solo era una mera excusa para aliviar tensiones. Solo me atraía en momentos puntuales. Pero un día todo cambio. El sexo entro en mi vida de manera clandestina y con mucha intensidad. Ya nada era puntual y casual. Siempre había un motivo para tener sexo.

Por eso el día que conocí a mi tío Julián, fue toda una revelación para mí. Todos mis sentidos y pensamiento se agolparon entre mis piernas. Debo decir en honor a la verdad, que no tengo un cuerpo hecho para el pecado, pero si he sentido como muchos hombres se han dejado pecar por mí.

Mi tío Julián, que era casi desconocido por mi, era uno de esos familiares lejanos que siempre oías hablar de el, pero que guardaba pocas imágenes de su vida.

Nos llego a casa la noticia del fallecimiento de su esposa, a la cual si recordaba mas claramente desde mi niñez. El día del entierro fue un día raro y muy determinante para mi. Nunca hubiese imaginado que con las circunstancias que se vivían en aquel momento, iba a tener la mejor lección de sexo de mi vida.

Tras el entierro, mis padres se ofrecieron para acoger en nuestra casa al tío Julián. Este, Sin hijos, y supuestamente roto de dolor, acepto la invitación muy gustosamente. Aquella tarde yo me quede en casa, quizás movida por la visita y por cierta curiosidad ante tal personaje, que dicho sea de paso, me producía entre morbo y cierta desconfianza.

Mis padres estaban en el salón tomando café con mi tío Julián, y charlando de la vida, de los acontecimientos, del dolor…… Yo comente que me iba a tomar una ducha, pues estaba entre cansada y algo sudorosa. M fui para el cuarto de baño y sin apenas cerrar la puerta, me fui desnudando, y me metí en la ducha agradecida por el calor del agua y mi momento de soledad único para mí.

Cuando sentí el calido agua resbalar por mi piel, tuve la sensación de que no estaba sola, y cerré el grifo para escuchar posibles sonidos o voces a mi alrededor. Cual fue mi sorpresa que al abrir la mampara de la ducha, allí estaba, delante de mi y mirándome ávidamente, el tío Julián.

Yo no supe si gritar, si reír, si taparme…Pero el caso es que no hice nada y el tío Julián hizo el resto. El me miraba lascivamente de arriba a abajo y sus comentarios eran tan groseros como excitantes para mí.

Me dijo que era "una putita muy apetecible", y que desde el momento que me vio en el tanatorio, supo que tenia que ser "follada "por el.

En otros momentos de mi vida yo le hubiese echado a gritos o le hubiese insultado. Pero la gran sorprendida fui yo conmigo misma, pues esas palabras empezaron a turbarme de manera consciente a la par que con un alto grado de excitación.

Mientras sus ojos recorrían todo mi cuerpo desnudo y mojado, sus manos ya habían alcanzado las mías y sin ningún reparo ni titubeo, las llevo a su entrepierna, lo cual hizo que todo mi cuerpo fuera humo, pues sentía desvanecerme por momentos. Note todo su sexo bien abultado y su aliento cerca de mi, me dejo sin fuerzas y aun mas sin palabras.

Sentía como un reguero en mi interior, bajaba hasta mi coñito notando pequeños espasmos golpeándome mi clítoris.

Todo eran palabras, roces, caricias y saliva resbalando por mi cuerpo. Sus manos se hundían en mi sexo, se amontonaban en mis pechos. Mis pezones se confundían con su lengua y sus dedos. El tío Julián no descansaba en su ansia de poseerme.

Comencé a excitarme de manera salvaje, sin tener en cuenta que no estábamos solos en mi casa. Mis padres habían desaparecido para mí en ese instante. Todo mi pensamiento se centraba en su sexo, que lo iba restregando y frotando por toda mi cintura, hasta dejarlo hundirse en mi coñito. En toda mi vida no había estado tan excitada y tan lubricada. El quería que mis dedos jugaran con mi clítoris, pero estaba tan resbaladizo que el acerco la punta de su polla y empezó a masturbarlo con suavidad y regalándome los oídos diciendo lo "zorra" que era y como le ponía de caliente toda yo y mi cuerpo.

Mientras jadeaba y le asía contra mi, sentí como su polla se adentraba en mi coño, lo empujaba con fuerza, al tiempo que sus manos me agarraban bien mi culo, como con miedo a que pudiera arrepentirme y escaparme.

Sin saber como, me vi. Tumbada en el suelo y totalmente abierta al placer, y al incesante movimiento que sentía al ser follada por alguien tan lujurioso, morboso y tenaz como era el tío Julián. Mientras estaba dentro de mi, no cesaba de insultarme, excitarme y distraerme con sus manos.

¡! Que delicia!! ¡!Que goce sin limite poder descubrir tantos secretos de mi cuerpo a una persona que sabia encontrármelos y darme tanto placer como conocimiento de mis propias sensaciones!!

Por momentos sentía desfallecer, pues entre jadeos y que no cesaba de hablarle, no encontraba aliento suficiente para agolpar tanto gusto y placer. Su lengua jugueteaba unas veces con mis pezones turgentes, otras veces con mi clítoris bien engrandecido.

De repente la imagen de mis padres en el salón se adueño de mí y nada mas lejos que cortarme o avergonzarme, me disparo la libido tan fuerte que sentí como llegaban los orgasmos uno detrás de otro, mojando aun más si cabe, el suelo del baño, testigo de aquella maravillosa experiencia.

El tío Julián, por su parte, al verme tan en celo y fuera de mi, hizo brotar todo su liquido de vida, blanco y caliente entre mis pechos, mientras se hacia cada vez mas lento el masaje de su mano con su polla, que descendía su volumen lentamente.

Así pues llegamos al clímax total y sin apenas hablar o cruzar miradas, ambos supimos que todo había surgido de manera poco casual o normal y que aquella lección de sexo había sido el comienzo para mí de una vida sexual amplia y grata como hoy en día la vivo y la siento.