Doña Susy

A mis casi 30 años he conocido el amor por parte de alguien que me supera en edad y experiencia. No apta para personas que juzgan a los demás.

DOÑA SUSY Y YO

Mi nombre es Ariadna, (pero me dicen de cariño ARA) y debo decirles con todo orgullo que ahora sé que, a pesar de tener un hijo y un ex marido, puedo declararme que soy totalmente lesbiana, enamorada de una mujer que me corresponde, que me supera en edad, que se encuentra un poco distante de mí (por el tema de la pandemia, ella volvió a su país a cuidar de su familia) pero debo confesarles que a pesar de ser criada en un ambiente muy conservador, en dónde el qué dirán es más sagrado que el padre nuestro, esas cosas ya no van conmigo. Con gusto comparto con las mujeres que aman a otras mujeres estos hechos reales de mi vida.

Como dije mi nombre es Ariadna y tengo actualmente 29 años recién cumplidos. Físicamente no me considero una BOM BOM y tampoco una MILF, pero conservó un físico muy atractivo (mido 1.70, trigueña clara, cabello negro que suelo pintármelo y cortarlo de vez en cuando, ojos negros azabaches, pechos medianamente pequeños, piernas algo contorneadas y un trasero de lo más durito que puedo tener) Si bien me han dicho que puedo incursionar en el modelaje y las cámaras, sin embargo opté por la docencia, como una carrera de mejor acercamiento a la humanidad y así poder comprenderla.

Mi infancia y mi adolescencia fue de la más normal que como cualquier familia de mi país se puede imaginar. También en el barrio donde vivo, siempre primo el qué dirán y es como cualquier sociedad moralmente hipócrita, en especial cuando se trataba de la gente con inclinaciones totalmente diferentes. La verdad nunca fui una mente homofóbica, por el contrario, siempre dije que el ser homosexual no es pecado (lo saque de un libro llamado NO SE LO DIGAS A NADIE )

Cuando tuve 19 años conocí al padre de mi hijo, un hombre llamado Said, con el cual tuve un hijo, llamado Tito (como mi difunto abuelo) Al principio creí que era el hombre que siempre me protegería a mí y a mi retoño, pero luego descubrí que era un miserable cobarde, ya que cada vez que algún idiota se acercaba a mí, a querer insinuarme algo, o decirme cosas atrevidas y lo peor delante del padre de mi hijo, éste idiota no decía nada, por el contrario se acobardaba y me decía que no les haga caso. Por este tipo de conductas y que, a la vez, a pesar de tener familia, siempre tenía hasta que, para comprar un tarro de leche a Tito, tenía que pedir permiso a la mamá, esto hizo que terminará por pedirle la separación definitiva (No tuvimos ni dos años de casados)

Como dije anteriormente, me divorcié del padre de mi hijo y entonces decidí darle un giro a mi vida, totalmente convencida de quedarme para siempre en un lugar que no me recordará nada ni a mi familia y mi pasado, me fui a vivir a una ciudad norteña, alejada de la capital, con una prima hermana mía y mi pequeño. Al principio nos quedamos en su casa, hasta que gracias a unos contactos de ella, conseguí trabajo como maestra de escuela de secundaria y así comenzar a trabajar y tener mis propios ingresos. En mis ratos libres me ocupaba en otros quehaceres y así apoyar en algo con los gastos, sin descuidar el cuidado de mi hijo.

Después de algún tiempo pude conseguir mi propio departamento y otro trabajo también, por lo cual me obligaban a mudarme de barrio. Cuando llegué al nuevo distrito, los vecinos empezaron a tratarme muy bien y sobre todo una de ellas, doña Lucía siempre me recordaba las buenas normas y disciplinas de la urbanización. Al principio le di tren, pero luego ya me hartaba con sus intromisiones y esto se debe a que en una ocasión, un colega del colegio también soltero como yo en ese entonces, vino a visitarme en la casa y aunque no pasó nada entre los dos, (ya que mi hijo estaba en la casa) al día siguiente ella con tres vecinas más, llegaron y me dijeron que eso estaba mal, que en la cuadra vive gente decente y todas esas tonterías. Entonces cansada de sus intromisiones, un día les dije así:

_ SABEN QUE ¡NO ME JODAN! EN MI CASA YO HAGO LO QUE QUIERO Y TRAIGO A QUIEN QUIERO.

Después de ese grito, las vecinas no volvieron y me dejaron tranquila. Pasaron como dos meses y en una ocasión la vi a la mujer que cambiaría mi forma de ver las cosas. Ella una mujer de unos casi 60 años, con un cuerpo algo decaído, muy elegante en su caminar y andar, y sobre todo un dejo que marcaba que era uruguaya. Al principio solo éramos de un hola y chau, pero en cierta ocasión, cuando estaba con Tito (tenía 6 años en ese entonces) nos vio y me dijo:

_ Vaya atalaya de músculos que tienes de hijo, verdad pendeja.

_ AH gracias.

_ Me llamo Suelen, pero me dicen Su o Susy ¿y tú bambina?

_ Yo me llamo Ariadna, pero me puedes decir Ara.

_ Lindo nombre de pendejita.

_ Jajajajaja si cojuda, sé que no sé por dónde vienes.

_ Cojudas, las viejas que nos miran.

Y era cierto, las vecinas salieron a mirarnos y no dejaban de criticar, yo no me inmute ante sus chismes de comadronas o de viudas arrechas, pero vi que, en la señora esta, como que un poco se incomodó. Al final dijo

_ QUE SE VAYAN A LIMPIAR EL CULO Y NO ESTEN JODIENDO LA VIDA

Al final nos despedimos, pero sabía que ella en el fondo me miraba de una manera distinta. Yo no le hice caso, pero con el correr de los días me di cuenta que en el barrio a ella la miraban mal, por el simple hecho de que había tenido relaciones incestuosas con su hijo (quien ya no vivía en esa calle) y por eso las vecinas comenzaron a mirarla con unos ojos de desprecio. También supe que era uruguaya y que solo había venido al Perú, con el fin de escapar un poco de la rutina de su ciudad.

Un día después de algunas semanas de nuestro encuentro, decidí ir con mi hijo a pasear por la zona y llegamos a un parque muy bonito que estaba a 15 minutos de la casa. Mientras con mi pequeño estábamos caminando por aquí y por allá, yo me cansé y me senté en una de las bancas del parque, mientras Tito se fue a jugar con unos chicos de su edad. Mientras los miraba, una sombra se puso en mi delante y al verla era Susy, a la cual me saludo con dos besos en las dos mejillas. Ella llevaba su mate en una mano y una especie de emparedados en la otra (la cual me invitó una). Mientras los niños se recreaban, las dos empezamos a conocernos un poco más.

_ Y decime Ara ¿lo quieres mucho a tu hijo?

_ Si es el amor de mi vida

_ Lo sé pequeña traviesa. Yo también amo al mío

_ Claro en lo maternal

_ Jajaja pendeja. Lo amo en lo maternal y sexual

_ ¿Sexual? ¿acaso vos?

_ Vamos nena. Mi Víctor fue mi consuelo carnal, luego que enviude de mi marido. Tú me entiendes verdad.

Mi longeva vecina resultó un torbellino de pasiones, toda una verdadera caja de pandora, cada vez que siempre nos veíamos por la cuadra, siempre me atendía con la mejor de sus sonrisas, con ese modo tan particular que en verdad me hacía sentir como toda una señora. Cierto día no tenía clases en el colegio y después de dejar a mi hijo en la escuela, llegué caminando a casa cuando ella me llama y me invita a pasar a su casa. Al principio me opuse, pero entonces ella mirándome con unos ojos de súplica, me pedía que le acepté la invitación. No me hice de rogar y terminé por entrar, a la cual ni bien ingresé, me tomó de la mano, me condujo hasta su mueble principal, me quitó los zapatos y fue a prepararme unos cuantos bocadillos, acompañado de una cerveza. Sus hospitalidades tan amenas fueron muy llamativas, pero sobre todo la forma en que me hablaba y apapachaba, hicieron que de repente, empezara a emitir cierta atracción por ella, y que mi vagina comenzará a palpitar muy fuerte.

Le pedí a mi vecina loquita (porque eso creí que estaba muy loquita) que me prestará su baño para darme un baño rápidamente, ( porque recordé que dejé la llave de la casa en la mochila de mi hijo y me estaba muriendo de calor ) ella me dijo ya, apenas empezaba a pasarme el jabón por mi cuerpo cuando ella entró al baño, yo pensé que solamente iba a dejar una toalla y una bata, pero sin avisar siquiera abrió la cortina y entró a la bañera, iba solamente cubierta por su ropa interior blanca, de esa grande que es toda de algodón, del tipo que usaban las abuelas, mi reacción fue inmediata, cubriéndome con las manos le grité furiosa:

_ ¿PERO QUÉ HACES, SUSY? ¡¡SAL DE INMEDIATO DE AQUÍ!!

_ Ay, pendejita mía no te enojes conmigo, pero me dijiste tenías que bañarte muy rápido, y por eso quise ayudarte, yo se tratar muy bien a las señoritas de la casa, y verás que en dos minutos ya está lista.

Y antes de que yo pudiera echarla de ahí, ya había tomado el jabón y sus manos suaves lavaban mi piel, esa sonrisa coqueta aparecía de nuevo en su rostro, de haberlo querido hubiese salido corriendo de allí, pero no fue así, algo me detuvo, me sentía muy rara, ruborizada, pero al ver que al contacto con el agua, más sus prendas íntimas se transparentaban dejándome observar esa vulva muy lampiña y carnocita, sin vellos en medio de sus piernas, esos lindos pezones, le permití terminar de bañarme, hasta ese momento jamás me había sentido atraída por las mujeres, pero al ver a mi anfitriona así, fue el comienzo de que algo cambiaría en mí, para siempre, cambió para mejorar mi vida y la de mi hijo.

Efectivamente, en dos minutos, a lo mucho tres, yo ya estaba bañadita, ella misma me secó con la toalla, puso una de sus batas y de la mano me llevó a su recamara, miles de pensamientos ya pasaban por mi cerebro, pero recordé que debía volver al colegio por mi hijo y consideré, que ya era suficiente, le pedí que me dejara sola, se secara y se cambiara de ropa, pues no quería que se fuera a enfermar. Mis palabras provocaron que se mate de la risa

Al pasar el tiempo, conocí más de ella y su familia. Sus padres eran argentinos, se había casado a los 18 y durante 22 años vivió con su esposo, hasta que este murió y luego su hijo Víctor (quien me enseñó sus fotos de él, todo un ejemplar de hombre) los dos mantuvieron una relación incestuosa, hasta que este se casó y se fue con su esposa. Esta situación la marcó y desde entonces comenzó a escribir epístolas sexuales en base a sus experiencias de adolescente, joven, adulta y ahora ya anciana. Y también supe que el motivo por el cual vino a Perú, fue por que conoció a un viudo madura, el cual se intercambiaban mensajes subidos de tono y como ella era muy amante de los viajes al extranjero, vino a conocerlo, convivieron y luego el abuelo murió y se quedó con la casita de Perú. También descubrí que ella era secretaria de profesión, pero que una enfermedad cancerígena (a la cual sobrevivió) no le permitió seguir con su carrera razón por la cual ella se jubiló antes de tiempo. De todos sus secretos, supe que era bisexual y que tenía desde siempre una vida sexual muy plena y que de vez en cuando se tortillaba (manoseaba) con su madrastra Yuli.  En una paráfrasis, supe todo de ella, mas ella casi nunca supo nada de mí (Todo gracias a un pasaje negro de mi vida, donde también por buscar amistades por internet, conocí a una gallega, quien junto a su hijo se burlaron de mí)

Nuestra relación se hacía cada vez mejor, ella me sonreía y me cerraba el ojo en repetidas ocasiones que nos veíamos por la calle, contoneaba de forma exagerada sus nalgas al pasar frente a mí y supuse que mi querida Susy me coqueteaba e incluso trataba de seducirme, mi lado heterosexual se resistía pero de un momento a otro,  mi lado lésbico se acrecentaba más, después de mi divorcio no había tenido alguna otra relación y obviamente deseaba a alguien que me acariciara, decidí confirmar mis suposiciones de una vez por todas, y la idea de tener relaciones con ella, se hacía cada vez más fuerte, ya habían pasado varios días de aquel baño que ella me dio y no había vuelto a pisar su casa, por lo que sería un buen pretexto, para dejar a un lado cualquier prejuicio, tenía que jugarme el todo por el todo si es que quería averiguar si efectivamente mi vecina Susy quería algo más conmigo o simplemente era su muy particular estilo de tratar a sus amistades

Esa misma noche después que Tito se durmió temprano (eran las 21.00), le escribí a su correo si podía ir a visitarla y comernos una pizza. Ella aceptó y yo, estaba totalmente consciente de lo que iba a ocurrir después. Llegué a su casa y en un segundo ella me tomó de la mano y ya estaba sentada a mi lado, sonriéndome como siempre. Me levanté dejando la pizza en la mesa, bajo el pretexto de ir por unos platos y ahora yo era la que contoneaba mis nalgas para que se deleitara viéndolas, cuando me acerqué a ella, giré para que ambas quedáramos de frente, mi corazón amenazaba con explotar en el pecho y haciendo a un lado el pudor y los nervios me mostré ante ella con toda mi calidez expuesta.

_ ¿Quieres darme un beso?, le pregunté emocionada.

_ Si pendejita mía.

Con esa respuesta firme y eso me dio más confianza, era la hora de ir al grano, junté mi cuerpo con el suyo, ella entendió que en esta ocasión, yo no llevaba prisa alguna y que no iba a ayudarme precisamente con la cerveza, la abracé por la cintura y por fin nos besamos, primero tímidamente, después con pasión, nuestras lenguas se entrelazaban una con la otra, mis manos desabrocharon su brasier y esos senos claros y hermosos por fin aparecían ante mí y sin pensarlo los besé, sus pezones duros son de un color cafecito precioso, sus manos recorrían mi espalda, apretaban mis glúteos, las subía para llegar a mis pechos (esta mujer estaba más urgida que yo) y le correspondía de la misma forma, con sumo placer y deleite bajé sus pantaletas, me puse de rodillas y miré embobada su vulva, era la primera vagina que veía de otra mujer en vivo e instintivamente mi lengua se abrió paso entre sus pliegues, saboreándola de arriba a abajo sacándole algunos gemiditos de placer, después le pedí que se pusiera de espaldas a mí y sus nalgas blancas, quedaron ante mis ojos, las besé, las mordí con pasión y delicadeza, se inclinó un poco hacia delante para que yo tuviera una mejor visión y creo que aprendí rápido pues mi curiosidad y excitación estaban a mil y con ambas manos separé los cachetes de su trasero y pude ver ese círculo de color negro rodeado por algunos pelitos y mi calentura se fue a las nubes, la película seguía como la hueva, pero eso ya no nos importaba

_ ESPERA, ME DIJO SUSY - CON VOZ JADEANTE -, VAMOS A OTRO LADO.

Y tomándome de la mano, apagó las luces de su sala y la televisión y en medio entre risitas y manoseos, nos fuimos a su cuarto y al cerrar bien la puerta del lugar supe que ese día lo iba a recordar para siempre.

Mi adorada loquita, como toda digna representante de la experiencia intima, me hizo ver estrellitas, resultó ser una fiera en la cama pero con detalles de ternura que me derretían, parecimos dos animales hembras en celo, dos ninfas del bosque, ella fue mía y yo fui suya, me hizo sentirme toda una mujer, su mujer, nada que ver con mi antigua vida de fracasado matrimonio, su lengua, sus dedos mágicos entraron en cada orificio de mi cuerpo haciéndome temblar de placer, me puso en cuatro simulando una penetración y estimulaba con sus manos expertas mis pezones, mi zona intima, de repente la punta de uno de sus dedos le daba pequeños pellizcos a mi ano, haciéndome poner los ojos en blanco, posteriormente con su sexo frotaba el mío acomodándose como solo ella sabía hacerlo y cuando fue mi turno yo le hice lo mismo, dado que era mi primera vez con otra mujer siento que no lo hice tan mal, de igual forma mi lengua, mis manos recorrieron sus puntos más sensibles.

Por supuesto hicimos el 69, y luego me enseñó la desconocida para mí, variante 70, si es que así se le llama también entre mujeres, sus jadeos me ponían extremadamente excitada, hasta que por fin sentí un calorcito muy rico que se acrecentaba en mi vagina cada vez más y más amenazando con esparcirse por todo mi cuerpo y no pude evitar que un grito saliera de mi garganta

–¡AHH, AAHHHHHHH, AAAAHHHHHHHHHHHHHH!-

Esto segura que con toda seguridad los vecinos me habían escuchado, pero eso no importaba, mi cuerpo se aflojó por completo y me dejé llevar por esa indescriptible sensación, ¡ FUE EL MEJOR ORGASMO QUE PUDE HABER TENIDO, Y FUE GRACIAS A MI LOQUITA !, hacer el amor con ella, con esa mujer, mi reina, fue súper excitante, un millón de veces mejor que hacerlo con un macho (y eso que llevaba 4 años sin tener un pene en mi vagina)

Terminé agotada, mi adorada loquita, se acomodó entre mis brazos, nuestras piernas estaban entrelazadas, me besaba tiernamente los hombros, la cara, la boca, abrazadas sentíamos el latir de nuestros corazones, pero yo tenía que hacerle algunas preguntas que me inquietaban. Dejé pasar unos minutos para recuperarme un poco y con una vocecita entre exhausta y satisfecha empecé a cuestionarla:

_ NENA, ¿ACÁ ESTUVISTE CON OTRA MUJER APARTE DE MÍ?

_ NO BOLUDA, interrumpió ella. - TÚ ERES LA PRIMERA MUJER QUE ME COJO ESTANDO EN PERÚ.

_ ¡PERO YO, ¡NO SOY LESBIANA, APARTE DE ESO TENGO MI HIJO – Y ADEMÁS YO!,

_SABES BOLUDA PENDEJA, DESDE EL PRIMER DÍA QUE TE VI LLEGAR AL BARRIO, ME GUSTASTE MUCHO, Y, ADEMÁS, ¡TE AMO CON PUTA LOCURA!, Y SI TÚ QUIERES, YO NADA MÁS VOY A SER SUYA PARA SIEMPRE Y HARÉ TODO LO QUE ME PIDAS – TODO.

Al ver sus ojitos llorosos comprendí que estaba siendo totalmente sincera conmigo y eso me tranquilizó, finalmente ella no tenía la culpa de estar tan necesitada y de las perversiones que había tenido tiempo atrás. Aunque honestamente sí llegué a pensar que tal vez su propia naturaleza fogosa le dictaba participar de forma consciente en esos encuentros, sea como fuere no me iba a mortificar por eso, le dije que ya no llorara y que de ahora en adelante íbamos a ser novias, pero que no descuidara a mi hijo, y que nuestras vidas seguirían normales

Volví a mi casa, casi entrada la madrugada y cuando desperté, mi princesa ya venía trayéndome el desayuno listo, abrazó a Tito, entró me ayudó a lavarlo, cambiarlo, mientras ella sin dejarme de tocar me vistió por completo, prenda por prenda, mientras me colocaba la ropa interior, besaba mis piernas, mi monte de Venus, descargas de electricidad me recorrían de nuevo, continuó con el sostén y ahora los besitos eran en mi espalda, hombros, cuello, peinó mi cabello y con todos esos detalles casi me hace llorar de felicidad. Luego las dos fuimos a dejar a mi hijo a la escuela y yo me fui directo a mi trabajo, mientras ella iba a la oficina regional de migración a ver lo de su pasaporte.

Todo marchaba de forma excelente, pero en nuestros momentos de soledad o cuando mi hijo dormía, iba a visitarla a su casa y siempre me decía MI PUTITA HERMOSA, y para serles sincera, a la hora de la intimidad me excita que me diga así, y en la cama nos acoplamos muy bien, y en todo lo demás igual, una noche me dijo las palabras mágicas:

_ ¡TE AMO MI PUTITA ADORADA!,

_ ¡Y YO A TI, MI LOQUITA LINDA!, le respondí con todo mi corazón.

En alguna ocasión, debo confesarlo, no pudo resistir más ser muy reservada con ella y terminé confesándole lo de mi matrimonio, las veces que empecé a escribir relatos de adultos, el encuentro con la gallega y como me engatusó, junto a su hijo y algunas cosas de mi pasado. Finalmente, ya los secretos poco a poco se fueron borrando y ese ejercicio de sinceridad nos sirvió a las dos para sentirnos más liberadas, pues ella también siempre me pedía saber todo de mí.

Mi alegría era (es) inmensa, con mi hijo se portaba muy lindo y él de cariño le decía la tía SU, hasta que un día, una llamada de su hijo, le decía que tenía que volver urgente a su país, debido a problemas de salud de su padre y que había problemas en los negocios de la familia. Por ese entonces las noticias empezaron a hablar de la expansión de la terrible COVID 19 y que está ya había salido de ASIA y llegado a otros países (todo profetizaba una terrible pandemia en pleno 2020). Así después de tres semanas, Su regresó a su país, prometiéndome escribirme todos los días a nuestros correos, para Tito fue una pena que se su adorada tía se vaya tan pronto y de mí, nuevamente a la soledad.

El día de su vuelo, ella se despidió de nosotras con un fuerte beso en la lengua a mí y a tito con un piquito pequeño. Por último, me dijo, casi con nuestros ojos lagrimeados.

_ ESPERO PODER VOLVER MUY PRONTO, MIENTRAS CUIDA A NUESTRO SOBRINITO.

Así llego el momento de que debía abordar su vuelo y nos despedimos. Llegamos a la casa y mi vástago me preguntó si la quería mucho, y fue cuando le confesé de mis preferencias y de que amo a esa mujer, mi hijo me abrazó y me beso y yo si quiero gritar: AMO A MI HIJO Y ÉL A MI, Y LOS DOS A LA TÍA SU. NO PODEMOS SER MAS DICHOSAS.

Así pasó el tiempo, hasta que el temor de la pandemia se confirmó y debimos separarnos por el bien de nosotras. Ya han pasado más de un año y medio de confinamiento y las dos mantenemos contacto todos los días y nos hacemos el amor virtualmente. Solo estoy contando las horas que esta enfermedad se valla y así poder volver a ver a mi adorada LOQUITA.

FIN