Doña Jose y su familia

Descubriendo a la familia, con todo el placer posible.

Doña Josefina y su hijo.

Doña Josefina cruzó el comedor con los platos de la cena; mujer madura, de mas de 40 años; recién había enviudado, tenia un hijo de 23 años, puso los platos sobre la mesa, para ella y para su hijo

-Ándale mijo, come- le dijo

-Sí madre, gracias-

el hijo, muchacho bien desarrollado, estudiante y deportista, le hizo los honores a la cena.

Doña Josefina se sentó con su hijo, con su hermoso cuerpo; delgada, pero con grandes pechos y redondo trasero, envuelta en una bata de franela, con un delgado camisón, comentando los sucesos de la granja, mientras cenaban:

-Madre, creo que necesitas un hombre-

Doña Josefina lo miro muy seria y le contesto

-¡Después de tu padre, no habrá otro hombre, David!-

-No madre, me refiero a la granja, creo que necesitas a alguien que te eche la mano; porque el trabajo es muy pesado-

-Ah, estoy de acuerdo contigo, el trabajo es muy pesado; pero por ahora nos bastamos muy bien tu madrina y yo; y la ayuda que tu nos das, cuando se puede- dijo la señora

-Bueno, como tu quieras, pero yo las veo cansadas a veces-

David no pudo notar el gesto que hizo Doña Jose cuando David hizo el comentario.

-Madre, me voy a dormir, mañana me tengo que ir temprano, gracias por la cena, estuvo deliciosa-

David se levantó y le dio un beso en la mejilla.

Después de ordenar la cocina, Doña Jose también se fue a su recamara.

Al día siguiente David se preparó para irse a la escuela, luego fue a despedirse de su madre, entró en la recamara, sin tocar la puerta y encontró a Doña Jose de espalda, buscando en el closet su ropa, por lo que la encontró vestida solo con el camisón de dormir. David nunca espero encontrarse con esa imagen, la espalda de Doña Jose se podía ver a través de la transparente tela; lo mismo que un par de piernas sosteniendo un hermoso culo; por un momento David se olvidó que era su madre; se acerco para darle un beso y Doña Jose se volteó a verlo, dejando ver sus grandes tetas, adornadas por dos aureolas grandes y marrones, y una concha negra en la entrepierna, exclamando:

-¡Ay David, me asustaste!- pero no hizo nada por cubrirse

-Perdona madre, solo vine a despedirme- dijo girando para salir de la habitación, pero antes le dijo a Doña Jose

-¡Ah, pero como hoy es viernes, es probable que no llegue en la noche, pero yo te aviso ¿Ok.?-

-Esta bien hijo, como te parezca mejor-

David se fue a la escuela, pero con la imagen de su madre en la mente; nunca se la hubiera imaginado así; -¡Esta buenísima!, - pensó, - lastima que sea mi madre.

Y con esos pensamientos se alejó.

Doña Jose entró en la recamara de su comadre

-¿Cómo amaneciste, comadre?- inquirió

-Muy bien comadre, y tu? –

-Muy bien comadre, gracias; pero caliente, comadrita- y se aproximo a su comadre

-¿Cómo le haré para que se me quite, comadre?- le pregunto con una sonrisa maliciosa

-Pues venga para acá, a lo mejor tengo la medicina- dijo la comadre

Doña Jose se quito el camisón y se abrazó a su comadre, empezando la curación con un beso, la comadre -que se llamaba Consuelo- le aplicó el tratamiento adecuado; pasando sus manos por todo el cuerpo de su comadre, apretando las tetas, las nalgas, mientras las lenguas se trenzaban en licenciosa pelea, Consuelo le besaba el cuello y los oídos;

-¡Ay comadre, como que me esta aumentando el calor!- Dijo Doña Jose

-¿Si comadre?, pos orita se lo voy a quitar y de paso me curo yo, será posible, comadrita?-

-Pos yo creo que si, nomás siga como va-

Consuelo le mamaba las grandes tetas, apretándolas, una de sus manos bajo hasta su coño gordo y húmedo, acariciándolo con gran suavidad, hundiendo sus dedos en el coño y apretando el clítoris.

-Ay comadre, me esta Ud. Matando, pero sígale, esta tan sabroso, hhhmmm... que rico... así comadrita... ¡así!-

Y Consuelo se esmeraba en la curación, desnudándose completamente, abrazó a su comadre y se sobaban pecho contra pecho, mientras se besaban con ardor, metiendo las lenguas profundamente, chapándolas, mordiéndolas con dulzura.

-Comadrita, acuéstese para que le haga una mejor curación- Dijo Consuelo

Doña Jose se acostó esperando el ataque de Consuelo

-Comadre, abra sus piernitas, para ver como esta de caliente-

Doña Jose hizo lo indicado, mientras se apretaba los pezones

Consuelo beso el interior de los muslo de su comadre, pasando las manos por debajo de las nalgas de Doña Jose, levantando su vagina, y hundió la cara entre sus muslos, mordisqueando los labios gruesos de su comadre, chupando la pepita de Doña Jose, que gemía de gusto:

-¡Que rico chupa, comadrita... me esta sacando el alma... como me da gusto... ¡así comadre!... ¡siga!... ¡mas adentro comadre, ¡maaaasss adentrooooo!!-

Y Consuelo aumentaba sus mamadas, estimulada por su comadrita.

Luego giró sobre el cuerpo de su comadre, poniendo la raja sobre la boca de Doña Jose.

-Comadrita, ahora si, hágame el favor-

le pidió en un ruego, pero Doña Jose no se hizo del rogar y le abrió la hermosa pucha morena de Consuelo, hundiendo la lengua hasta le fondo, chupando, jalando los labios gordos de su puchita, con los labios, chupaba, mordiendo y lamiendo el clítoris.

Consuelo gimió al sentir la lengua de Doña Jose, deteniendo su mamada para decir:

-Mmmm Comadrita... que rica boca tiene... me esta comiendo toda... ¡aaaaahhhhh!!... ¡así comadrita, sáqueme el juguito... ¡¡¡sáquemelo!!!... ¡aaaaaaahhhhhhh!-

Doña Jose separo las nalgas de su comadre y con los dedos llenos de los jugos de la panocha, lo lubrico abundantemente, luego le pasó la lengua por el ojito y le chupo el anillito, para poder meter un dedo, luego le metió otro dedo; mientras continuaba chupando la puchita.

-¡Ay comadre, me esta matando con esos dedos!... pero siga, por favor... me gusta tanto... ¡me los tiene metidos hasta el alma!... ¡Siii, cojame bien, comadre!... – gemía Consuelo.

Y continuaron mamandose y acariciándose, hasta que alcanzaron un orgasmo.

-¡Comadre, me viene comadre!...me vengo... ¡me estoy vaciando comadre!... ¡no pare!... ¡aaaaggghh!... – grito Doña Jose

-¡Yo también comadre!... ¡cómame!... que me vengo... ¡así comadrita linda, no pare!!... ¡se la estoy dando!!... ¡sssiiiii!...- contestó Consuelo en un grito.

Y ambas comadres se vaciaron, terminaron, lamiendo las corridas y dejándose limpias; se separaron y continuaron recostadas en la cama, mientras se reponían. Luego se volvieron a acariciar y a besar con mucha pasión.

-Comadre, saque su juguetito, que todavía tengo ganas- dijo Doña Jose

Consuelo se levantó y sacó una caja, que contenía juguetes de todos tipos; eligió algunas cosas y guardo la caja, se coloco un arnés de piel negra con un consolador de buen tamaño, y un frasco de lubricante.

Se sentó en la cama y tomó el consolador, se lo llevó a la boca y lo empezó a chupar con sus gruesos labios, pasándole la lengua a todo lo largo, mirando a su comadre, con una mirada de sensualidad, que solo tenía cuando se cogía a su comadre, era una hermosa mujer rezumando sexo.

Doña Jose se le acercó y le apretó los pechos; que sí bien , aunque un poco mas pequeños que los suyos, no dejaban de ser de buen tamaño, adornados con unos pezones café claro y gordos.

Luego pasó una mano sobre su sexo y empezó a jugar con su rajita:

-Oiga comadre, que jugoso tiene el chochito, ¿ No me diga que esta caliente otra vez?- Dijo Doña Jose.

-Pos si comadre, con esos dedos tan ricos y esta bichola tan gorda, ¿Quién no se calienta?- Respondió Consuelo con una carcajada

-Pos vamos a sacarnos esta calentura, comadrita- Dijo Doña Jose, poniéndose a cuatro sobre la cama

Consuelo se colocó el falo en el arnés, le puso lubricante y poniéndose lubricante en los dedos, los metió en la pucha caliente de Doña Jose

-¡Ayy comadre, que ricos dedos tiene!, casi me vengo nomás con meterlos; pero lubríqueme bien, pa que entre toda la pija- Pidió la señora.

Consuelo acarició la pucha lubricando a su comadre, le colocó la punta del consolador en la papayita y lo fue empujando poco a poco, mientras Doña Jose movía las caderas con desespero:

-¡Ya comadre, metamelo todo,... que estoy bien caliente!-

-Con calma comadre, pa que lo disfrute mas- Dijo Consuelo, empujando en el bello trasero de su comadre.

Doña Jose se movía como epiléptica en pleno ataque, dando culazos para que le acabara de entrar toda la joya de plástico.

-¡No me haga sufrir comadre... ya métalo... por favor... aaahhh... que suplicio... hhmmm... mas comadre, maasss!- Pedía Doña Jose

Consuelo se lo hundió completo y empezó un movimiento de mete-saca lento, pero continuo, gozando las comadres como verdaderas enfermas.

En medio de ese momento tan intenso estaban, que no percibieron el movimiento de la puerta.

Se abrió ligeramente y se recorto una sombra

-¡Así comadre... clávelo hasta el fondo... todo... hhhmmmm... ssiiii... ahhh... cojame bien, comadre!-

-¡Si comadrita, esta usted muy buena... ¿la esta gozando?... que ricas nalgas tiene, comadre... mmmm... aahhh!-

Cuando David se alejó por la mañana con la imagen de la madre en la cabeza iba pensando ,¡que cuerpo tiene!, de buena gana me la cogía; siguió pensando en los detalles de la platica que había tenido antes de salir. -Desde que murió mi padre, no ha tenido un compañero, ni novio, ni nada- y entró la duda en su cabeza, junto con el deseo de verla otra vez así, semi-desnuda.

Decidió regresar

Llegó a la recamara de su madre, pero no la encontró; luego caminó por la casa, buscándola; cuando pasó por la recamara de su madrina Consuelo, escucho ruidos, gemidos, y le llamó la atención; pensando que alguien hubiera entrado a la casa; abrió la puerta ligeramente y... ¡Oh, sorpresa! Su madre estaba a cuatro patas y su madrina se la estaba cogiendo.

El impacto fue tan fuerte, que casi rompe el pantalón con la erección alcanzó.

Se le aceleró el pulso y la imagen, casi lo hace alcanzar una eyaculación.

Se quedo mirando a las dos matronas, cogiendo con un consolador de plástico.

Doña Jose, movía las caderas como si tuvieran motor propio, rotando bajo las caderas de Consuelo;

que le daba gusto con el consolador, escurriendo los jugos de Doña Jose:

-¡Madre mía, comadre... que rico me coges...ah, ah, ah,... métalo mas... quiero que me saques todo... hasta le alma... mmmm... siga así, comadre... ssiiii!-

Y Consuelo le apretaba las tetas y lamía su espalda, mientras hacía lo propio con el falo, incrustándolo profundamente en la raja de Doña Jose.

David se saco la pinga, se la acariciaba y empezó a hacerse una puñeta.

Doña Jose alcanzó su orgasmo:

-¡Comadre, me vengo... me vengo... dele mas duro, comadrita... ya pinche comadre... me la esta sacando... aahhh... comadrita... yyaaaa... comadre... me vengo!- y cayó de bruces sobre la cama.

Entonces Consuelo le saco el vibrador y se lo llevo a la boca, se acostó junto a su comadre, metiéndole los dedos en la puchita y luego le hundió los dedos en el culito; mientras se hundía el vibrador en la puchita:

-Andele comadre, venga a curarme, porque tengo mucha fiebre, hágame el favor-

Doña Jose, se ajustó el arnés y colocó el consolador, acostó a Consuelo y le separó las piernas y aplicó el vibrador sobre la pucha de Consuelo, dando golpecitos sobre el clítoris

-¡No sea así, comadre... no me haga sufrir... ya cojame... que estoy bien caliente... métame la verga, comadrita... métamela ya!- Pedía Consuelo

Doña Jose le clavó el falo, sin percatarse que eran observadas por su hijo.

Consuelo gemía bajo las embestidas de su comadre:

-¡Mmmm, comadre... que rico me coge... la siento hasta la garganta... así... así... mas fuerte!-

y David, también gozaba con sus mujeres, casi se arrancaba la pinga a jalones; no era para menos, de buena gana se cogía a las dos mujeres.

Consuelo noto los movimientos de David, pero no dijo nada, por el contrario, le comentó a Doña Jose:

-Oiga comadre, ¿y no ha pensado en cogerse a su hijo?-

-¡Pero que cosas dice comadre!- contestó -¿ Pos como, sí es mi hijo?-

-Pos si, pero también es hombrecito, ¡y muy bueno, por cierto!-

-No, pos eso si, pero tiene razón, comadre; Ya lo había pensado, pero dudaba, ora que si, pos que aprenda en familia, ¿no?-

-¡Pos claro comadre!- Dijo Consuelo

David escuchaba tras la puerta, incrédulo; casi estupefacto, escuchando a las dos señoras y viendo como se gozaban, estaba a punto venirse.

Consuelo le dijo a su comadre:

-Comadrita, déjeme levantar tantito, ya vera que nos vamos a divertir mucho mas-

Consuelo se levantó tan rápido, que no le dio tiempo a David de hacer nada. Abrió la puerta y jaló a David, con cara de fingido enojo, le increpo:

-A ver ahijado, ¿qué estas haciendo?-

David se quedo mirando a su madre y a su madrina, sin saber que decir, pero con la pinga bien parada:

-Madrina... yo... este... es que... ¡hijole madre, es que están bien buenas!- Y soltaron la carcajada

Por un momento Doña Jose trato de cubrirse, pero al ver a David con la verga parada, sintió como se le mojó el chocho.

-Ay mijito, mira nada mas como estas- Dijo Doña Jose, mirando directamente a la pinga- pero si tienes un buen caramelo, ¿ cómo no lo había notado?-

Consuelo se acerco por detrás de David y lo abrazo, apretándose contra su espalda, mientras lo tomaba por la verga y se la movía, haciéndole una puñeta. David, casi se venía, se detuvo Consuelo y lo ayudo a desnudarse dejando a la vista su cuerpo musculoso y la verga joven y dura.

Doña Jose, se acercó, quitándose el arnés y sobándose el chocho, lo abrazó y le dio un beso tímido en los labios, pero luego, le metió la lengua hasta la garganta, mientras Consuelo los acariciaba a los dos, besando y apretando las nalgas y cogió la pinga del muchacho y se la pasaba por el chocho a Doña Jose:

-¡Que tal se siente, comadrita, no es como la de plástico, verdad?-

-No comadre, esto si esta rico y calientito, que suave se siente, comadrita, siga pasándolo... que rico se siente, comadre... ¡ay comadre, casi me corro!... y sin meterlo... sígale comadre... por favor!- y besaba a su hijo, le mordía el cuello y gemía:

-¡Ay, mamacita... que caliente esta tu chochito... y que jugoso se siente... casi me vengo... aaahh... madre me voy a... me vengoooo!-

David empezó a lanzar chorros de leche, que fueron a caer entre los labios de Consuelo, quién ni tarda, ni perezosa, empezó a chupar.

-¡Ay, madrina... que rico mama... me esta dejando seco... siga madrina... aaahh, que rico...mmmm!-

y la madrina le limpió la pinga.

David casi quedo inconsciente de la deslechada que le dieron las mujeres. Luego sintió las manos de las dos, acariciándole el cuerpo.

Una a cada lado, le mordían el cuello, las tetillas, el estomago y los guevos, mientras su madre le chupaba la pinga; que ya estaba dura nuevamente.

-Mire nomás, comadre, pero si parece de piedra- le dijo Doña Jose.

-Si comadre, y que sabroso sabe; a juventud, a carne fresca-

-Si comadre, pero ora si lo voy a guardar tantito- y se sentó a horcajadas sobre su hijo, dejándose caer sobre la pinga, guiada por la mano de Consuelo:

-Hmmm, comadre... que gorda la tiene... se siente tan caliente y dura... ay mijo, que sabroso estas... me estas llenando todo el coño... ¡Aaahhh!- y empezó a cabalgar a su hijo, las tetas colgaban sobre el rostro de David, aprovechando para chuparlas y morderlas; mientras Consuelo se ponía nuevamente el arnés con el vibrador. Lo llenó de lubricante, mientras hundía los dedos en el culito de Doña Jose:

-Ay comadre, ¿qué me esta haciendo?... no se aproveche de mi calentura... pero sí saca los dedos de mi culito, ¡la mato!- y seguía cabalgando a su hijo

Consuelo la agacho un poco mas y apunto el consolador a su anito, que atravesó con la cabeza del mismo.

-¡Que me hace, comadre?... me esta llenando completamente... que locura... estoy completamente cogida y atravesada... hhhmmm... comadre, estoy en el cielo... me voy a venir... me viene... mmmm... comadre, cojame bien... aaahhh... que rico!-

El orgasmo de Doña Jose, fue mayúsculo, cayendo desfallecida sobre el pecho de su hijo, mientras Consuelo le sacaba el consolador en los últimos espasmos, luego le ayudo a recostarse al lado de David.

-Ora me toca a mi, comadre, porque esta verga, esta bien buena- tomo la pinga de David, e inicio una mamada de orden.

-Madrina, que rico la mama... siempre lo supe... con esos labios tan carnosos, tenia que mamar muy rico... y no me equivoque... ¡Ssiii!... chúpemela toda... aaahhh-

Pero Consuelo quería sentirse llena por otra parte, así que se colocó sobre el garrote de su ahijado, y como estaba bien lubricado, se fue metiendo la verga, poco a poco, hasta comérsela toda.

Doña Jose se puso en la cara de David y se separo los labios de la pucha, ordenándole a su hijo:

--¡Mi rey, cómeme el coño, quiero sentir como me chupas la pepita!- David obediente se comía a su madre, mientras se cogía a su madrina, se abrazaron las comadres, besándose y magreándose las tetas, mordiéndose los pezones.

Consuelo se movía sobre la verga de David, tratando de meterse la pinga completa, y David, chupaba y sorbía los jugos de su madre; hasta que alcanzaron el orgasmo.

-¡Húndela mas rápido ahijado... sácame el jugo... lo siento a punto, chiquito... mmaaaasss... aaaahhh... me la estas sacando... papacitooo... mmmm!- berreaba Consuelo.

David, movía las caderas más rápido y hundía un par de dedos en el culo de su madre.

-¡Mijito lindo... me comes tan rico... no pares... casi estoy por dártela... mama y méteme tus dedos... aaahhhh... mi niño mamón... que rico... aaaahhhh!-

David, sintió como subía la corriente placentera del momento, por su espalda y empezó a venirse en chorros largos y prolongados.

Los tres quedaron desmadejados y se rindieron frente a sus deseos, dormían.

Pero no fue esta la única sesión, porque siguieron experimentando de diversas maneras.

Continuara...