Doña bety, una madura muy sabrosa y nalgona.
Les relato mi aficion por las mujeres maduras, y mis aventuras en la cama con una de ellas.
Hola amigos!!...
Desde muy chico, me llaman mucho la atención las mujeres maduras, o las "Viejas", como comúnmente le llamamos aquí en mi país, no se porque?, pero he tenido una gran afición y deseo de tener relaciones sexuales con ellas, sobre todo con aquellas maduras Nalgonas, coquetas, sexys y de buen ver, mmmm me fascinan!!.
Estoy un 100% seguro, que si me pusieran a escoger entre una Joven Mujer y una Madurita muy sabrosa, me quedaría con la segunda, ya que la afición por ellas es inevitable. O díganme ustedes si no harían lo mismo??...
La Primer madura que me volvía loco, a la edad de 9 años, fue Gloria, la Esposa de mi padre, a la cual tuve el gusto de manosear, mas no penetrar, ya que mi miembro sexual, todavía estaba muy pequeño.
A veces, cuando nos quedábamos solos en casa, ella sabia que a mi me volvían loco su pies, así que me llamaba, se sentaba en el sofá, y me pedía que le hiciera unos ricos masajes en ellos. Así que, yo le tomaba los pies, y se los empezaba a acariciar, muy excitadamente, con mi pene súper parado, debajo de mis pantalones, mojando mis calzoncillos, cumpliendo mi rica faena.
Ella notaba el deseo que provocaba en mi, y me imagino que eso le excitaba, ya que yo, de tanta que era la excitación, le acariciaba las pantorrillas, y mis picaras e infantiles manos, llegaban hasta sus ricos muslos, pasándole la mano en medio de la vagina, cubierta por su mojada pantaleta. Ella se excitaba demasiado, tal es el caso que después de varios minutos acariciándola, me decía que iba al baño, y allí se tardaba un poquito. Lo demás, se los dejo a su imaginación
Oh!!, que días tan ricos pasaba con Gloria, lastima que nunca llegamos a consolidar ese momento.
Bueno, el caso es que ahora tengo 25 años, y como les dije anteriormente, mis mayores placeres sexuales, solamente los encuentro en mujeres maduras muy sabrosas.
Tal es el caso de Doña Bety, una mujer madura, esposa de un amigo de mi padre, de 42 años, sabrosa en todo sentido de la palabra. Su mayor atractivo visual, son sus hermosas, redondas y carnosas nalgas. Luce unos muslos bien rellenitos, y unas pantorrillas súper sexys, adornados por esos zapatos de tacón alto, que tanto me gustan. Es algo gordita, pero súper sabrosa., como sacada de una de esas picaras películas de Alfonso Zayas.
Resulta que, Doña Bety y yo, no hace mas de 2 meses, nos hicimos Amantes, Ellas es una Vieja caliente, morbosa y picara, su forma de vestir lo delata todo. Se viste provocativa y sexy, tratando de llamar la atención, y como ella misma dice, de levantar algunos penes por allí.
El primer día que la conocí, se me fueron los ojos por ella, ijoles se me lleno la cabeza de mucho morbo, imaginando que rico lo movía en la cama.
A Doña Bety, le encanta sentirse deseada, y provocar morbo y excitación en nosotros los hombres, ya que en la calle, o en los centros comerciales, ella es el centro de miradas de hombres que se la quieren comer con lo ojos.
Éramos amantes solamente por teléfono, ya que ella me llamaba, para contarme sus ricas aventurillas con amigos de su esposo e incluso hasta con un sobrino.
Ella y yo, no habíamos tenido la oportunidad de hacer el amor, solamente de algunos toketeos, ya que, en ocasiones cuando mi papa los invitaba a cenar, nos dábamos unas escapadillas para besarnos y manosearnos, mientras que mi papa y el esposo de ella platicaban muy amenamente en la sala, degustando de un trago.
Deberás que me dejaba caliente esa mujer.
La otra vez, en que su Esposo salio de viaje, fue una noche inolvidable, ya que, me invito a que llegara a su casa a quedarme a dormir con ella, y por supuesto, no había que desaprovechar la oportunidad. Así que, yo, muy gustosamente acepte la invitación, y llegué a la hora acordada.
Cuando llegue, Doña Bety, me estaba esperando muy ansiadamente, luciendo una Chiquifalda negra, bien ajustada, pegada a sus carnosas nalgotas, ensañándome casi la puntita de las mismas. Sus muy bien dotados muslos, cubiertos por unas pantimedias, eran la carta de presentación de esta fogosa mujer, quien con zapatos de tacón alto, dejaba ver su rica pantorrilla., como lista para la acción.
Uyy , yo me quede totalmente idiota, del tronco de mujer que pretendía devorar, ya que parecía una Rica Teibolera Madura.
Yo no me aguante las ganas, y cuando ella iba caminando de espaldas rumbo a la sala, la tome de la cintura, pegue mi cuerpo con ella, y la empecé a besar muy lujuriosamente el cuello.
Mis manos bajaron muy rápidamente, metiéndoselas por debajo de la chiquifalda, acariciándole sus ricos muslos, mientras ella abría sus piernas, para que yo pudiera hacer bien mi trabajo.
Estando ella de espalda, le tome los pechos, en los cuales me di cuenta de que no traía puesto sostén, le metí las dos manos por debajo de la Blusa, y se los empecé a acariciar, de una manera lujuriosa, agarrándole cada pecho con una mano, haciéndoles circulo, y amasándoselos, a manera de que se calentara mas.
Nuestro cuerpos eran una llama de fuego!!... Llenos de deseo, nos introducimos en la sala. Tocándonos, besándonos, y gimiendo de la gran excitación que estábamos padeciendo.
En esos ricos manoseos, ella me desabrocho el pantalón, me metió la mano por debajo de ellos, y me empezó a acariciar el pene de una manera fantástica. Sus manos maduras, estaban ardiendo de deseo y su experiencia la ponía en práctica en esos momentos. Bajándome y subiendo el cuerito del pene muy sabroso, haciendo que yo estremeciera mis piernas de excitación.
Luego, la puse en la pose del perrito por encima del sofá, le subí la chiquifalda hasta la cintura, dejándose ver esas nalgotas hermosas, adornadas por esa diminuta tanga negra que traía puesta.
Baje mi cabeza, y empecé a devorar ese culo con mis labios y lengua, hasta llegar a su clítoris mojado y caliente. En el cual introduje tres dedos de mis manos, haciéndola brincar de excitación, haciéndole un rico mete y saca con la mano, mientras que con la otra extremidad, contorneaba y delineaba su raja.
Después de unos minutos, me baje por completo el pantalón y el calzoncillo, deje delante de ese culo mi bien erecto pene, me puse el condón, le hize a un lado la tanga, la tome de la cintura y se la empecé a introducir muy lentamente, acción que no se me hizo difícil, ya que la Mujer estaba súper mojada y ya bien trabajada, lo cual permitió que el pene se albergara bien dentro de su rica vagina.
Ohhh si me hubieran visto . Allí estaba detrás de ella como que fuera yo perro en celo. Metiéndosela hasta el fondo y hasta más no poder. Sus Nalgas al topar con mi cuerpo, exclamaban un sonido de excitación y deseo, mientras su cabeza, se meneaba de un lado a otro, haciéndome saber con ese gesto que la estaba disfrutando mucho.
Gimiendo cada momento en que yo la envainaba, Doña Bety meneaba su cintura al compás de mi pene.
Sus Piernas, cubiertas por esas pantimedias color Champagne, me excitaban cada vez que las veía sostenerse en el sofá con gran ímpetu.
Solamente, un Zapato acompañaban los pies de Bety, ya que con tanto movimiento el otro ya hacia en el piso.
Con toda el área genital mojada, yo seguía arremetiendo con fuerza y deseo por detrás de la caliente señora, hasta que estremeció su cuerpo y dejo ir un gemido de satisfacción, Doña Bety llego a su primer orgasmo.
Le saque la "espada", mojada y todavía erecta. Para darle paso a lo siguiente. Allí mismo en el sofá, le di vuelta, la acosté encima del mismo, y le abrí muy bien las piernas, para luego meterme en medio de ella y seguirla arremetiendo con lujuria.
Estando en esa posición, a Doña Bety se le dejo venir otro orgasmo, estirando sus piernas y pegando otro gemido muy excitante.
Al rato, yo ya no aguante más, y le deje venir un gran chorro de semen dentro del condón que me había puesto. Llenándose mi cuerpo de gran placer y satisfacción., sintiendo un alivio dentro de todo mi ser.
Luego, nos levantamos satisfechos, llenos de sudor en todo nuestro cuerpo, buscado las prendas que nos habíamos despojado en la hora de la acción.
Que rico estuvo aquella noche, luego nos calentamos mas y nos fuimos a la habitación, en donde dormían ella y su Cornudo Maridito, a seguir desbordando pasiones y aprovechando al máximo la ocasión.