Don Pedro II
El primer día aun no termina y la noche es larga
Hola a todos, y disculpen por la tardanza, pero la escuela y mis obligaciones no me dejan mucho tiempo para escribir, espero les gusté la siguiente parte. Gracias por leerme y escribirme.
Salí corriendo de la habitación hacía la playa, en camino a la playa Don Pedro me dijo:
- Yo me voy de este lado y tu baja directo hasta la playa, yo te estaré observando, si ya no nos vemos ahorita, nos vemos hasta la cena.
Me tomó de la nuca y me dio un beso en la frente, yo bajé directamente hacia la playa y él tomó el camino que todos los del hotel deben tomar para bajar, me metí al mar y ahí estuve un rato nadando, pude ver como Don Pedro llegó un momento después y se recostó para verme desde lejos en una de las sillas que había ahí para los huéspedes, supongo que pidio algo del bar porque estaba tomando algo. Un momento después bajó mi mamá junto con mis hermanos y nos pusimos a jugar. Perdí de vista a Don Pedro y no supe hacia dónde se fue. Estuvimos ahí un buen rato hasta que mi mamá nos dijo:
- vamos chicos, ya casi es la hora de la cena, niñas vayan a bañarse y las espero para ir a cenar, se cambian y se ponen un vestido o short.
- Un rato más mamá, solo un poco más
respondimos los tres casi a un mismo tono así que mamá no tuvo opción y nos dejó otro rato más. Ya estábamos algo cansados por el viaje y por el juego que habíamos tenido en la tarde así que decidimos ir a cenar. Ya estaba oscureciendo, subimos por el camino que nos corresponde y alcancé a ver a alguien que nos seguía a lo lejos, supongo que era Don Pedro que nos estuvo observando toda la tarde, por más que trataba de ver quien era no lo logré.
Ya en la habitación me puse un vestido vaporoso floreado, no muy corto, pero si muy ligero y unas sandalias muy cómodas, quería que Don Pedro me viera, debajo me puse un pequeño cachetero de encaje color blanco, así como un top del mismo color. Mi hermana se vistió más rápido y salió corriendo, mis papás ya se habían adelantado junto con mi hermano. al Salir de la habitación me dirigí a la de Don Pedro, toqué una vez, dos, tres, cuatro veces, pero fue en vano, nadie respondió o abrió la puerta. la verdad me quedé triste y pensativa, estaba segura que me estaría esperando, pero no fue así. Al bajar ya todos tenían sus platos servidos, mi hermano estaba en el área de juegos y lo cuidaba mi hermana, tambien ellos ya estaban comiendo, tomé mis cubiertos y fui a las parrillas para servirme, es un bufete así que hay de todo un poco, solo tomé dos hotcakes y un té y me fui a sentar con mis papás. Así estábamos cenando y había un espectáculo de un chavo que hacía piruetas con fuego, se veía padre.
Al terminar, pusieron un poco de música y varias parejas salieron a bailar a la pista, entre ellas mis papás, era algo penoso ver como bailan, pero teníamos que aguantar esa pena.
Regresaron mis papás a la mesa muy contentos y alegres, como muy enamorados, yo me estaba fastidiando con la escena cuando apareció Don Pedro y se dirigió a mis papás saludandolos muy cordialmente diciendo:
- Espero que esten pasando una excelente velada, se ve que son una pareja encantadora, su risa alumbra todo el lugar.
- jajajaja muchas gracias Don Pedro, es maravilloso este lugar y hay que disfrutar todos los fantásticos momentos.
Respondió mi papá el saludo de Don Pedro abrazando fuertemente a mi mamá y sonriendo más y más. Don Pedro continuó con su saludo.
- Feliz se veía la pareja que sacaba brillo a la pista al bailar, se veían muy bien juntos bailando.
- Muchas gracias Don Pedro, a mi y mi esposo nos gusta mucho bailar, lo dejamos de hacer por cuestiones de trabajo, pero no se nos olvida. Tome usted asiento, ¿Ya ceno?
- Muchas gracias, ya he cenado, allá al fondo tengo mi mesa, solo vine a saludarles y pedirles permiso para invitar a bailar a tan encantadora señorita que los acompaña y claro que si ella acepta.
En eso empezó una canción de salsa y mis papás se levantaron nuevamente a bailar y le dijeron a Don Pedro.
- Adelante, claro que sí, tiene nuestro permiso, no le gusta bailar porque dice que no sabe, pero puede aprender, lo trae en la sangre, usted invitela.
Yo estaba impactada por la situación, y me sentía extremadamente nerviosa y excitada, mis papás no sabían nada de Don Pedro y me daban permiso para irme con él. Me extendió la mano, yo se la tomé y me dejé guiar por Don Pedro al Centro de la pista, con una mano sostenía la mía y con la otra me llevaba firmemente de la cintura, en un movimiento repentino, me susurro al oído.
- ¡¡Te ves realmente exquisita Marianiña!!
Esas palabras causaron una explosión en mi interior, estaba completamente nerviosa, solo pude apretar las piernas fuertemente al caminar para no hacer pipi. Me fue llevando un conduciendo conforme iba la música, me alejaba y se repegaba a mi, su olor era increíble, sus fuertes brazos me rodeaban, me abrazaban y me soltaban al ritmo de la música. Poco a poco me llevaba como hipnotizada a un rincón de la pista, por donde estaba su mesa, el tumulto de la gente nos cubría completamente, sentí como sus manos empezaron a tocar mi cuerpo, pasaba sus manos por mis caderas, hacía todo lo posible por tocarme, me rozaba mi estómago y espalda al dar las vueltas y me jalaba hacia él una y otra vez, quedábamos de frente y de repente quedaba de espaldas a él, sentía sus apretones y repegones en mi trasero. Cambio el ritmo de la música y una luz más tenue cubrió la pista, me abrazó y repego más a él, la música lo ameritaba, seguía guiando mis pasos, nos movíamos lentamente, tomó mi mano y la levantó un poco, con la otra mano me tomó de la espalda baja, muy baja, fue como si me frotara con su mano, como buscando algo, al fin me dijo al oído:
- ¿Qué ropa interior traes? se te marca algo bonito
Me quedé helada, no podía moverme ni hablar, pero él seguía como buscando y moviéndose al ritmo de la música.
- No importa mamita, ahorita lo voy a descubrir, tu solo déjate llevar hermosa.
Siguio tocandome un poco más y logró encontrar la costura de mi cachetero, a la altura de mis caderas, lo fue siguiendo por la parte de atrás lo más que pudo y me dijo.
- Bueno, ya sé hasta dónde te llega de la parte de arriba, ahorita voy a encontrar por dónde se va.
El lugar, la música y las luces eran sus cómplices para hacer conmigo lo que quería y yo realmente no me oponía, bajó su mano poco a poco y recorrió un costado de mi pierna hasta encontrar las costuras de mi cachetero sobre el vestido, cuando las sintió nuevamente fue siguiendo la costura hasta donde se perdían entre mis pompis, me masajeó y acarició un poco mi trasero, me giró y quedé de espaldas a él, me estaba abrazando pasó su mano desde arriba, tocando mi cuello, pasando por mis senos, por mi estómago, mi vientre, hasta llegar a mi entrepierna, ahí se detuvo e hizo un poco de presión, yo simplemente por instinto me hice para atrás y logré sentir su miembro, era como un palo, grande, grueso y durísimo, estaba bien puesto entre mis pompis haciendo una gran presión para hundirse en mi pero no lo lograba por la ropa que llevaba puesta. Así nos pasamos dos o tres canciones, perdí la noción del tiempo, mi cuerpo reaccionaba a los estímulos que Don Pedro me hacía. Ya estábamos al otro extremo de la pista, era un lugar con menos luz, ahí estaba la mesa de Don Pedro, nos sentamos y me sirvió un vaso de agua y me dijo.
- Esa ropita que traes levanta suspiros, ya viste como te ven todos, te comerían ahorita mismo, que suerte que tengo la dicha de tenerte a mi lado. Sabes, quiero tener tu ropita interior, ha de estar super mojada con tus ricos jugos, la voy a oler y saborear toda la noche.
Lo que dijo me dejó asustada y nerviosa, pero era realmente cierto, desde que lo vi, había empezado a sentir pequeñas cosquillitas dentro de mi y con el baile, esas cosquillitas se convirtieron en una lubricación y escurrimiento fatal y continuó diciendo:
- Pude sentir que es una prenda pequeña de los cacheteros y es de encaje verdad.
yo me puse aún más nerviosa y me sonrojé al responderle que sí.
- Si, son unos cacheteros blancos de encaje.
- Quitatelos y damelos!
No sé si fue una orden, una petición o un favor
- ¡¡Anda Marianita!! súbete el vestido y dámelos, antes de que nos vean
Me levanté un poco y comencé a subirme el vestido, sentía penita, pero también era muy excitante la situación. Estaba en mi labor cuando mi mamá se acercó a nuestra mesa y nos invitó a regresar todos a la de nosotros.
- Vamos Don Pedro, vamos todos a nuestra mesa para ver el espectáculo, desde allá se ve mejor.
- Claro que sí, con mucho gusto, no puedo desairar a una bella dama como usted, ahora comprendo de dónde viene la belleza de su encantadora hija, que ya es ahora una excelente compañera de baile.
Don Pedro, me tomó la mano y me llevó a su lado, atravesamos las mesas, él seguía platicando con mi mamá sobre mi excelente forma de bailar (que no era cierta) y continuaba alagando a mi mamá por su belleza. Yo tenia mi ropa interior a media pompi pero aún así traté de seguirlos a su paso. Al llegar a nuestra mesa, Don Pedro me ofreció el asiento, en un movimiento se acerco a mi oído y me dijo
- ¡¡Dámelos!!
Mi papá ofreció su asiento a mi mamá, quedamos sentados juntos Don Pedro y yo frente a mis padres, y empezó una plática muy amena, creo que sin mucho sentido o al menos no puse mucha atención en lo que platicaban ya que me concentraba más en disimular y ver que nadie viera porque Don Pedro discretamente bajaba la mano y me tocaba la rodilla, poco a poco iba subiendo y me tocaba las piernas hasta que comenzó a subirme el pequeño vestido, yo estaba muy nerviosa y realmente excitada, trataba de detener su avance pero sin conseguirlo, si me preguntaban algo simplemente contestaba que sí, estaba muy al pendiente de disimular todo. Comenzaron a pedir bebidas, mis papás casi no toman y yo mucho menos, Don Pedro, pedía y pedía, una tras otra mientras cuestionaba a mis papás.
- Es en serio que no toman nada de alcohol, me da mucho gusto, hay muchas personas que no lo pueden controlar y se comportan mal, yo tengo un hígado de acero y ya estoy acostumbrado así que esto pues no me hace nada y peor que hace mucho calor, hasta su hija debería de tomarse unas piñitas esas no tienen mucho alcohol.
Le contestó mi papá mientras pedía unas bebidas:
- Si, hace tiempo yo también aguantaba bastante pero ahora ya no se puede, mi esposa aguanta menos, pero tiene razón con este calor que hace sería bueno tomarse unas cuantas más. También tu Marianita, como dice Don Pedro deberías de pedirte una piñita. Ahora que estamos aquí y te podemos ver para cuidarte.
No acostumbro a tomar bebidas alcohólicas, nunca me han dejado hacer eso pero ahora me estaban dando permiso.
- Pero nunca he tomado nada de alcohol, y ¿si me pasa algo?
- No te preocupes hija por eso, aquí estamos tu mamá y yo, así te podemos cuidar, además solo será una piña colada. En verdad Don Pedro, Marianita es una niña muy educada y respetuosa, dedicada al estudio y a su casa, nos hemos encargado de educar bien a nuestros hijos y creo que ahí vamos, sabe como comportarse como la señorita que es, no toma, no fuma, no tiene vicios nunca nos ha causado problema alguno. sabe respetar a todos, sobre todo a sus mayores, nunca hemos tenido problemas de conducta en la escuela con ella, verdad Mariana que siempre te portas bien.
dijo mi papá, a lo que simplemente respondí, tratando de evitar más el avance de Don Pedro y disimular que me tocaba. Mientras ellos pedían las bebidas.
- Si, así es Don Pedro, siempre me he portado bien, me han inculcado mucho el respeto, a Dios, a mis papás, a mis, maestros, a mis mayores.
- ¡¡Oh!! eso me da mucho gusto saberlo, es difícil en estos tiempos que los jóvenes y más como los de la edad su hija tengan y demuestren esos valores, hacen bien en educarla así, espero que a mí también me respete y obedezca, soy una persona mucho más grande y a veces necesito ayuda para realizar algunas cosas y pues los años pesan jajajaja
No, entendí realmente muy bien su comentario, pero todos se soltaron a reír y añadió luego mi papá
- Ah de eso no se preocupe, Marianita es una buena niña y si en algo le puede ayudar, con mucho gusto lo va hacer, de eso puede estar seguro, o si necesita ayuda de mi esposa o mía, de igual manera lo podemos ayudar con mucho gusto.
Cuando llegaron las bebidas mis papás las tomaron de golpe por el calor y la sed que tenían y pidieron otras más. Justo en ese momento Don Pedro ya había logrado meter su mano y alcanzar mis braguitas, mis piernas estaban un poco entreabiertas para tratar de facilitarle las cosas a Don Pedro, el cual no desaprovechó la oportunidad y comenzó a jalarlas para tratar de quitármelas, la posición en la que nos encontrábamos no era la mejor, pero él seguía en su labor. En uno de sus intentos y al ver que le costaba mucho trabajo metió su mano un poco más de la cuenta, más adentro y prácticamente se empapo los dedos con los líquidos que me escurrían de mi entrepierna. Pegue un pequeño grito y al mismo tiempo di un pequeño salto, no esperaba que él se atreviera a tocarme en ese momento, menos en presencia de mis papás, pero con eso tuvo para poder bajar mis braguitas hasta mis rodillas. Mis papás creyeron que me estaba ahogando con la piña colada y solo me acercaron un vaso de agua y me dijeron que si estaba muy fuerte la dejara. En cambio, Don Pedro ni se asustó o alteró, simplemente se llevó los dedos empapados de mis jugos a la boca y chupándolos dijo:
- Esto es realmente exquisito, y si Marianita debes tomar poquito a poquito para que te vaya resbalando mejor, aunque, así como estas ahorita, solito pasa… la bebida.
Creí entender su comentario, pero creo mis papás no, porque me pasaron otro vaso de piña colada haciendo caso a lo que Don Pedro decía. Seguimos cenando y platicando, trajeron más bebidas, para mí fue más fácil quitarme las braguitas y poder dárselas a Don Pedro, él solamente las guardo en una de sus bolsas del pantalón y siguió tomando y platicando con mis papás como si nada pasara. Sentí la necesidad de cruzar las piernas, sentía un poco de frío o aire junto con una pena enorme, nunca antes había andado sin ropa interior, Don Pedro comenzó a acariciarme las rodillas y un poco las piernas, al notar que estaban cruzadas me las acomodo para que las pudiera separar y así poco a poco poder acariciarme más y más debajo de la mesa, subió un poco más mi vestido y me hizo abrir un poco más mis piernas para poder comprobar una vez más lo mojada que estaba, logro palparme nuevamente y me comenzó a tocar, me tocaba como todo un profesional mi parte intima.
Jamás me habían tocado, no acostumbro a tocarme, y mucho menos frente a mis papás, pero el movimiento de sus dedos hacía reaccionar mi cuerpo, sentía pequeños espasmos y escalofríos al mismo tiempo, por un momento empecé a sudar, sus dedos hacían movimientos circulares y luego rectos, subía y bajaban sus dedos recorriendo mi clítoris, sus manos eran mágicas, sentía retorcerme, sentía volar, quería gritar o morder algo para callar. Mis papás ya no ponían tanta atención en nosotros y se distraían con el espectáculo ya andaban mareados por el alcohol. ¡¡¡No pude más, lo que me hacía sentir Don Pedro era mágico y me vi en la necesidad de levantarme rápidamente para evitar gritar de lo bien que se sentía eso!!! Salí corriendo hacía el sanitario, al llegar ahí pude ver como estaba súper mojada, escurrían líquidos por mis piernas y mis labios estaban mucho más mojados, me escurría un liquido como transparente blanquizco, un poco viscoso, pero salía todo de mí, mi mamá llegó detrás de mí, tocó la puerta y me preguntó si estaba bien, le dije que sí, que necesitaba mi espacio y se retiró, trataba de secarme lo más que podía pero cuando pasaba mis dedos por mi clítoris, sentía una sensación increíble que mejor lo dejé por la paz. Me lavé las manos y me eché agua en la cara para tratar de enfriar la situación.
Al regresar a la mesa sentía mucha vergüenza de lo que me pasó, al ver nuevamente a Don Pedro chuparse los dedos de la mano con la que me estaba tocando, sentí otra explosión dentro de mí y de nuevo sentí fluir líquidos de mi interior, sentía aún más pena por no llevar ropa interior, es algo raro pero, sentía como que todos me veían y sabían que no llevaba ropa interior, ¿qué tal si escurría algo?, sé muy bien que nadie se dio cuenta pero pareciera que todos lo sabían.
Pedí disculpas por levantarme tan repentinamente, les dije que me estaba ahogando con la bebida y tuve que ir al sanitario y agradecí que se preocuparan por mi, nadie dijo nada y mi mamá me volvió a dar otro vaso de piña colada diciendo:
- Ten Marianita, ya ves que Don Pedro tenía razón, toma poco a poquito para que te resbale mejor.
Creo que solo Don Pedro y yo entendimos de otra forma ese comentario, me senté de nuevo, pero él muy hábil al acomodarme la silla colocó su mano y me quedé sentada sobre su mano, no quise hacer ningún movimiento brusco simplemente me moví un poco y él discretamente sacó la mano. Seguíamos platicando de todo un poco y mis papás y yo nos la pasábamos risa y risa de las ocurrencias de Don Pedro, fuimos de los últimos que nos quedamos platicando en las mesas, mi mamá ya un poco mareada se adelantó junto con mis hermanos que ya tenían sueño y nosotros los fuimos siguiendo detrás, mi papá como no está acostumbrado a tomar iba ya muy mareado así que se apoyó de mi para poder caminar, fuimos hacia los dormitorios, Don Pedro nos venía siguiendo sin decir nada, también se venía tropezando agarrado de la pared, mi papá lo vio y le dijo:
- Ya ve Don Pedro, ya no es lo mismo, la edad hace sus efectos jajaja
- Si es verdad, no sé si pueda llegar a mi habitación jajaja
Todos reíamos por la situación, ayudé a mi papá hasta su habitación donde ya nos esperaba mi mamá, se metieron mis papás a la habitación y yo me dirigía a la mía, en eso me papá me dijo:
- Por favor Mariana, tú que no estás tan mareada, acompaña a Don Pedro a su habitación, cuida que no le vaya a pasar algo.
me quedé sin palabras y solo respondí
- Sip, claro que si, no tengas cuidado, yo lo llevo
- Muchas gracias bonita, hasta mañana vecinos, mañana seguimos platicando más, espero que pasen una excelente noche.
Se apoyó de mi hombro, acariciando levemente y caminamos juntos hacia su habitación, mis papás cerraron su puerta y nosotros solo caminábamos, me sentía como un corderito junto a un enorme lobo, en eso me dijo:
- Pensé que me había visto tu papá, me iba a caer por tratar de verte las pompis y ya ves, tu papá creyó que estaba tomado jajaja no aguanta nada, ven pasa a mi habitación, por favor tienes que ser obediente y cuida que no me pase nada, eso dijo tu papá.
Yo estaba que explotaba por sus comentarios, entré junto con él a la habitación, colocó el letrero de no molestar y cerró tranquilamente la puerta. La habitación era enorme y no sabía qué hacer, me quedé parada a la mitad de la habitación viendo hacia la puerta donde estaba Don Pedro, él sacó de su bolsillo mis braguitas y las olió profundamente hasta cerrando los ojos, sentía un poco de pena o excitación por la situación, luego de un rato me dijo:
- Tu olor es realmente excitante Marianita, toda la noche quise hacer esto y ahora será algo mejor, siempre y cuando tu lo quieras mi vida.
Aventó mis braguitas a la cama, se acercó a mí y me tomó de las manos, hizo que lo abrazara del cuello y él me tomó de la cintura, me balanceo un poco como si bailáramos y me dio un beso, largo, tierno, fuerte y húmedo, y me dijo:
- ¿Puedo?
- Tengo que obedecer a mis mayores, además mi papá dijo que viera que usted esté bien.
- ahhh, muchas gracias corazón, ven para acá
Me tomó de la mano y me replegó de espalda en la puerta, hizo mis brazos hacia arriba como si me estuviera estirando, siguió besándome y metiendo delicadamente su lengua en mi boca, es un experto, siguió besando mi cuello y fue bajando, me dijo:
- No bajes las manos, pase lo que pase, no las bajes
Fue recorriendo todo mi cuerpo y besándome sobre el vestido, me besó lo que quiso, se hincó y pudo besar hasta mis rodillas para luego ir subiendo por mis piernas y con sus manos ir levantando el vestido, que en la posición que me encontraba con las manos arriba, me cubría menos de lo adecuado, subió poco a poco más mi vestido y logró llegar a dónde quería, yo sentía que me derretía, mis piernas me fallaban como si me fuera desmayar y eso era simplemente por las caricias de sus besos y la situación.
Se detuvo por un momento a contemplar el manjar que estaba a punto de comerse, yo tenía ya bien subido el vestido hasta la cintura y seguía con las manos arriba, él disfrutaba de tenerme así y me dijo:
- Es un manjar de Dioses, eres aun virgen, nuevecita, sin estrenar, lo tienes bien lindo, bien rasuradito, y estás escurriendo cantidades de líquido, voy a empezar Marianiña.
Se acercó a mi pubis lo más que pudo y se agarró de mis pompis con sus dos manos para poder chuparme más profundo, metía su lengua y me mordisqueaba mis labios vaginales, movía su cabeza, metía y sacaba su lengua, me lamiaba todo, era como un dulce para él. Yo sentía derretirme, quería gritar del placer que sentía, quería empujarlo, pero no podía bajar las manos, a veces sentía que me quedaba sin aire, era increíble tanto placer dado por su boca. Don Pedro seguía bien agarrado de mí, no pude más y bajé las manos, pero no con la intención de empujarlo o aventarlo, sino lo presioné más contra mí, quería que llegara más adentro, ¡¡¡quería que me traspasara con su lengua!!!
Creo que se estaba ahogado o no lo dejaba respirar de la presión que le hacía de su cabeza hacía mi pubis, me soltó y me regaño por bajar las manos, inmediatamente las volví a subir y Don Pedro me giró, quedé de espaldas a él, con las manos levantadas y recargada en la puerta, nuevamente se detuvo a contemplarme, me acarició las pompis, me las besó y lamió una por una lentamente, me tocaba muy delicada y cariñosamente.
- tienes unas nalgas increíbles Marianita, estás muy bien formadas, realmente eres un manjar
Me separó un poco las pompis y volvió a lo suyo, como yo estaba un poco empinada Don Pedro fácilmente podía recorrer toda mi rajita con su lengua, y así lo hizo, me chupó y lamió toda mi entre pierna hasta mi anito, mordisqueó con mayor facilidad mis labios hasta que no pude más y sentí que explote de placer, sentí hacerme pipi y derramé muchos líquidos por mi vagina, y quedé exhausta recargada en la pared, Don Pedro lo notó inmediatamente porque mis piernas se doblaban ante él. Se quedó contemplándome así empinada, recargada en la puerta y escurriendo, me dijo:
- Tienes una entrada bien bonita, esos labios están bien cerrados y bien infladitos, vamos a disfrutar mucho los dos.
Se levantó, fue por mis braguitas y me limpio con ellas, yo estaba cansada y realmente no sabía lo que había pasado, nunca antes había sentido algo así, me acomodo el vestido, me dio otro beso muy tierno en la boca y me acompañó a mi habitación.
- Te acompaño hermosa, no te me vayan a robar, prepárate que mañana la pasaremos mucho mejor, ahora descansa que luego tu tienes que satisfacer mis necesidades corazón. Buenas noches
Gracias por leermey escribirme