Don Manuel y doña Juana

Un matrimonio de 70 y 60 años, son victimas de una pesadilla.

El país no importa, la ciudad tampoco, solo quería relatarles esta historia que me llegó por correo que quizás le interese conocer. Colaboración de nic???ramos@cantv.net

DON MANUEL Y DOÑA JUANA

Don Manuel era jubilado ya hace años, a sus 70 años vivía tranquilo, en un barrio regular, sin ostentaciones o grandes lujos, pero si le alcanzaba para vivir cómodamente. Casado con Doña Juana, de 60 años, señora de buenas costumbres, muy ligada a la iglesia. De carácter muy amable, excelente persona, de contextura muy gorda. Ambos habían pasado penurias y satisfacciones durante su matrimonio, pero a la larga, habían conseguido permanecer junto durante todos esos años de matrimonio, llenándose de hijos y nietos que los visitaban de vez en cuando.

Su vida transcurría con total normalidad, sin preocupaciones, en ese barrio que aparentemente se veía tranquilo.

Una mañana, en que llegó su hija con su marido, justamente estaba don Manuel con problemas con su vehículo. Su yerno que algo conocía de mecánica, le ayudo a solucionar el problema, y mientras lo hacia, su hija le decía a Don Manuel que ya el auto tenia muchos años, y que ya debía cambiarlo. La verdad Don Manuel ya hace rato que tenia problemas con su vehículo y le comentó que en realidad, el auto ya había cumplido su función y que tenía plata para cambiarlo, a si que lo haría.

Fue el destino, que justo en ese momento fuese pasando por la calle "El Gordo", hombre de mala reputación que más de alguna vez había caído en prisión por robo, que escucho el comentario de Don Manuel. De inmediato su mente criminal se apoderó de el y pensó que ese matrimonio de viejos, era un fácil objetivo, para lograr dinero fácil.

El Gordo siguió caminando hasta su barrio que quedaba al lado del barrio de Don Manuel y se encontró con sus dos amigos que fumaban parados en una esquina.

Les comentó lo que había escuchado y a ambos les intereso mucho el plan que tenía El Gordo, de meterse en la noche a la casa de Don Manuel y sustraer el dinero que el tenía guardado. Ambos ubicaban perfectamente a la pareja, y en especial "El Tuerto", hombre apodado así, por un problema que tenia en su ojo izquierdo, pero que en mas de una vez, con su único ojo bueno, se había fijado con morbo en las grandes nalgas y anchas caderas de la Señora Juana, cuando esta pasaba por su lado, mirando con deseo esas grandes masas de carne, de Doña Juana, que lo hacían soñar con poseerlas.

Llegó la noche y cerca de las 2 de la mañana, lo tres secuaces, El Gordo, El Tuerto y el Gorila, pasaban de lado a lado, frente a la casa de los veteranos, analizando el lugar. Cuando se percataron que no había nadie en las calle, los tres delincuentes saltaron la reja y entraron en el patio de Don Manuel. Hábilmente forzaron la puerta de la cocina y entraron en el hogar, haciendo el menor ruido posible. A lo lejos se escuchaban los ronquidos de Don Manuel y su señora.

Los tres delincuentes entraron en la habitación y dándose una señal, se abalanzaron sobre el matrimonio. La idea de ellos era amarrarlos y vendarlos, pero en el forcejeo con Don Manuel, entre el gordo y el tuerto, alguien apretó el control remoto del televisor e iluminándose el cuarto, Don Manuel se percató de quienes eran sus agresores.

Completamente sometido, boca abajo en su cama, con un cuchillo en su cara, Don Manuel fue atado mientras el Gorila mantenía afirmada a Doña Juana, tapándole la boca para que no gritara con el susto del momento y más al ver el cuchillo en el cuello de su marido.

Los delincuentes que ya se encontraba identificados, optaron por prender a luz y obligaron a Don Manuel a decirles donde tenía oculto el dinero. Don Manuel, quiso oponer resistencia, pero cuando los delincuentes amenazaron con violar y matar a su esposa si no lo decía, no tuvo más opción que informar que el dinero estaba guardado dentro de uno de los cojines de su cama.

El Gorila descubrió el dinero, el gordo revisaba otras pertenencias de los viejitos, mientras el tuerto mantenía amenazada a Doña Juana con un cuchillo, que permanecía de boca en la cama.

El Tuerto miraba directo a la cara a Don Manuel y casi montado sobre doña Juana, le confesaba que siempre había sentido gran atracción por las nalgas de su mujer y que en ese momento estaba cumpliendo el sueño, mientras descaradamente le metía mano a las Nalgas de Doña Juana.

Luego de registrar toda la casa, y juntar un buen botín, el gordo dijo que se fueran, pero los otros dos, dijeron que viera si el viejo tenía algo para tomar y celebrar el "trabajo". El gorila fue a buscar al pequeño bar que mantenía Don Manuel y volvió al cuarto con dos botellas de licor, que rápidamente fueron bajadas por los delincuentes.

El Tuerto permanecía acostado al lado de Doña Juana, que nada podía hacer, bebiendo y manoseando el generoso culo de su victima. Don Manuel les pedía que por favor se fueran, que el no los denunciaría a las autoridades, pero los delincuente estaba confiados en la casa de los veteranos y mirando como el Tuerto descaradamente le metía las manos bajo el camisón de la Señora Juana, se fueron calentando, producto del alcohol y el morbo y decidieron paras un rato agradable con la veterana.

Sacaron a Don Manuel de la cama y lo sentaron en un sillón que había en el cuarto. Luego de amarrarlo bien a este y amordazarlo, el Gorila y el tuerto comenzaron a rasgar las ropas de Doña Juana, dejándola completamente desnuda, ante la mirada impotente de su anciano marido, que nada podía hacer, atado a la silla y custodiado por el gordo.

Amenazando a Doña Juana que si no cooperaba, no tendrían ningún reparo en asesinar a su marido ante sus ojos, a si que ella, se vio forzada a seguir la voluntad de sus agresores.

Mientras el Gorila le sostenía las manos, por sobre su cabeza, de espalda en la cama, el Tuerto le separaba las piernas y con sus manos comenzaba a jugar con el sexo de Doña Juana, metiéndole sus dedos sin ningún reparo. Ella les suplicaba que por favor la dejaran, pero el Tuerto sin ninguna contemplación le separó sus gordas piernas y metiendo la cabeza entre ellas comenzó a chupar su sexo.

Su marido forcejeaba por soltar sus amarras, pero le era imposible, mientras el gordo le decía que mirara como su colega le estaba chupando la concha a su mujer

¡ mira viejo ¡ … mira como le comen la zorra a tu mujer .. seguramente tu nunca lo has hecho y hoy este sinvergüenza se esta tragando los jugos de tu vieja ….

La verdad, lo que decía el gordo no estaba alejado de la realidad; Don Manuel y Doña Juana siempre habían sido muy recatados respecto a ese tema, siempre sus relaciones fueron de la forma tradicional, nada fogosos, siempre con la luz apagada. Nunca el sexo de uno estuvo en la boca del otro. Eso para ellos, era pecado, algo sucio y ahora, por primera vez, Doña Juana contra su voluntad, sentía como la lengua del tuerto se introducía por esa abertura que solamente había sido entregada a su marido, luego de casarse, como Dios manda.

El Tuerto, completamente caliente con las grandes carnes de su victima, luego de saciarse de chupar ese coño, se montó sobre Doña Juana y mientras se saciaba chupándole los grandes pechos, que de acuerdo a su cuerpo también eran tremendos, comenzaba a bajarse los pantalones y a sacar su larga y delgada verga, dura por la excitación del momento. La tomo con una de sus manos y dirigiéndola a la entrada de esos grueso y gordos labios vaginales, sin ninguna contemplación se la introdujo hasta el fondo.

Doña Juana lanzo una gran grito de dolor, al sentirse penetrada por esa cosa, que entraba sin su autorización en lo mas profundo de su ser. El Tuerto completamente fuera de si, la penetraba como un animal chupando descaradamente las grandes tetas de Doña Juana, besándole el cuello al la vieja y con sus flacas manos afirmadas en el inmenso culo que la veterana tenía.

Doña Juana se quejaba del dolor que sentía al verse penetrada sin ninguna piedad por ese desconocido, rogando a Dios que ese sufrimiento acabara.

Al poco rato, apurado por sus compañeros, que también querían participar con la mujer de Don Manuel, el Tuerto apretando fuertemente las nalgas de Doña Juana y gimiendo como loco en su oído, comenzó a descargar su semen en el interior de Doña Juana, que lloraba al sentirse completamente ultrajada, ante los ojos llorosos de su marido que nada podía hacer para evitarlo.

Ahora fue el turno del Gordo, que ya esperaba su turno con toda su verga al aire, masturbándose mientras veía como el Tuerto le sacaba su larga y delgada verga, entre las abundantes carnes de Doña Juana.

  • Mira viejo .. Esto es lo que le espera a tu mujer …. Seguramente va a gozar mas que con mi compadre

El Tuerto se subió los pantalones y ocupó el lugar del Gordo, al lado de Don Manuel, mientras que el Gordo se acercaba a la cama y le pedía al gorila que la diera vuelta y que la colocara en cuatro patas a la Mujer, mientras se seguía tocando su verga, que era mucho mas corta que la del Tuerto, pero mas Gruesa

Doña Juana no tuvo más opción que seguir las instrucciones del Gordo y dándose vuelta, se coloco en la posición que le indicaban.

El Gordo manoseo también descaradamente el inmenso culo de Doña Juana y cuando estuvo listo, le metió su gruesa herramienta por detrás.

Doña Juana se moría al sentirse nuevamente penetrada por este otro desconocido. Nunca antes ni siquiera por su mente se había cruzado la idea de tener otra verga que no fuese la de su marido y en menos de 15 minutos ya estaba siendo penetrada por esa segunda verga, que ocupaba mas espacio que la anterior.

El Gorila vio con morbo con el Gordo penetraba a la Señora por detrás y a sus pies, el rostro de Doña Juana angustiado por verse sometida de esa forma. Sin embargo, lejos de apenarlo o sentir remordimiento, ya completamente excitado encontró que ya era hora que el también recibiera un poco de placer y bajándose los pantalones dejó ante los ojos de doña Juana, una descomunal verga, negra , como tres veces el largo de su marido y de un grosor impresionante.

Enseguida vio las intenciones del Gorila, y suplicando que por favor no la obligaran a eso, no tubo mas remedio de entregarse a las peticiones de su agresor y abriendo la boca sintió y vio, como el Gorila le metía su gran cosa en su boca, digamos virgen en ese tema.

Mira viejo como te tienen a tu mujer … ja ja ja ensartada por delante y por detrás … apuesto que nunca tu mujer pensó en tener una cosa así en su boca

Don Manuel no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban observando. Su casta y pura mujer, en cuatro patas, en la orilla de la cama, con el gordo manoseándole el culo descaradamente y ensartándola por detrás mientras el Gorila apoyando sus grandes manos en la cabeza de su señora se la cogía a por la boca.

Don Manuel ya no le quedaban mas fuerzas por tratar de soltarse de sus amarras y resignado veía como su mujer era sodomisada por esos malhechores, mientras el Tuerto, bebida directamente de la botella de pie a su lado, apoyado en su hombro.

El Gordo que no era muy bueno para contenerse , al poco rato termino botando también su leche en el interior de Doña Juana, dándole fuertes empujones con su cuerpo, haciendo que la verga del Gorila se incrustara mas y mas en la boca de ella, incluso haciéndola atragantar.

El Gorila le pidió al gordo que cambiara de posición. Doña Juana sabiendo que ese tremenda cosa sería metida en su sexo, trato de resistirse, pero una fuerte cachetada del Gordo en su cara, la obligó a mantenerse en la misma posición y aguantar sin nada que hacer que el Gorila la penetrara como lo habían echo sus otros amigos.

El sexo de Doña Juana, luego de recibir la penetración de esos dos hombres, estaba completamente dilatado, rojo, con un ardor y dolor que nunca había sentido. Ya de este comenzaban a escurrir los restos de semen que ya no cabían en su interior y sentía como estos bajaban lentamente por sus gordos muslos.

Se sentía sucia, utilizada solo como un pedazo de carne y ya entregada a todo, tubo que recibir nuevamente en su boca, la gruesa verga del Gordo que aun sin estar completamente dura, luego de la descarga, venía manchada con restos de su semen, del semen del tuerto y de sus propios líquidos.

Sabía que si no abría la boca, recibiría una nueva cachetada de parte del Gordo, a si que prefirió abrir la boca y sentir como ese sucio pedazo de carne comenzaba a entrar a salir de su boca, mientras tanto, sentía las grandes manos del Gorila, que ya manoseaban nuevamente su trasero.

Uy viejito … mira lo que le van a meter a tu esposa .. seguro después de tener eso adentro, ya no va a querer mas la tuya … ¿ lo ves ¿ … y mira como la zorra le chupa hasta las bolas al gordo … seguro nunca había sentido tanto placer … ja ja ja … ya no te va a querer mas .. seguro que a ti ni se te para ja ja ja

Don Manuel, muerto de impotencia, solo lloraba al ver como esos delincuente se aprovechaban de su señora. Pero nada podía hacer, solo cerrar los ojos y suplicar por que ese momento pasara luego.

El Gorila con su gran herramienta en sus manos nuevamente penetró a Doña Juana. Algo de piedad tubo y no la metió de un solo golpe, si no que de apoco, metiendo lentamente ese gran mástil dentro del sexo de la veterana. Doña Juana sentía como su cuerpo se llenaba completamente de verga. Jamás había sentido una cosa así dentro de ella, pensaba que eso nunca se acabaría, y estaba en lo correcto, ya que el Gorila solo tenía introducido la mitad de su tremenda cosa. Doña Juana gemía de dolor con la verga del Gordo en su boca, y el gorila seguía perforando sus sexo sintiendo como esa tremenda cosa entraba en su interior, tan al fondo por lugares que nunca habían sido tocados.

Ya la verga del Gorila estaba completamente adentro y Doña Juana se sentía morir. Ya ni siquiera le importaba la sucia verga que tenía en su boca, toda su preocupación estaba centrada en la tremenda cosa que le llegaba hasta lo más profundo de su ser. El gorila comenzó lentamente a sacarla y a meterla, pero luego de un rato, dijo que no sentía casi nada y que mejor se la metería en el culo.

Doña Juana trato de evitarlo, pero recibió un nuevo de parte del Gordo y las manos de este agarrándola de la cabeza impidiendo que se moviera. Igual siguió forcejeando, pero una nueva cachetada u un fuerte remezón, la obligó a quedarse quieta. EL Tuerto le pidió al Gorila que no fuera mal amigo y malo con Doña Juana. Que primero recibiera una verga de un tamaño normal, para dilatarle el ano y que luego el podía meter su cosa en ese agujero. Incluso le ofreció algo de droga, para dejar que fuera el tuerto, el primero en desvirgar ese inmenso culo de la veterana, que muchas veces había deseado.

El Gorila no tubo problema y cerrando el trato con la droga, tomo una de las cremas que Doña Juana tenía en su mesa de noche y le embetunó la entrada de su ano con esta, para hacer mas fácil la penetración.

El Gorila abusando de su porte y autoridad, corrió al gordo de la posición que estaba y nuevamente le metió esa gran cosa en la boca a Doña Juana, que sentía como el Tuerto esparcía la crema por su virgen ano, metiéndole un dedo para ensanchar la entrada. Sentía un gran dolor, pero daba gracias que allá sido el tuerto el que desvirgara esa entrada y no el Gorila que seguramente la hubiese roto y matado del dolor.

El Tuerto sin dejar de manosear las grandes nalgas de Doña Juana, acomodó la verga en ese inexplorado terreno y ejerciendo presión, comenzó a entrar por el culo de esa casta mujer. Doña Juana sintió que se moría al sentir como esa cosa perforaba lo mas profundo de su ser, con un dolor indescriptible y por mas que trataba de moverse, no lograba hacerlo, ya que el Gorila la tenia fuertemente tomada de la cabeza, frotándole su gran verga por toda su cara, mientras el Gordo se deleitaba manoseándole los grandes pechos que colgaban en esa posición, tirándole fuertemente los pezones, causándole dolor, pero un dolor casi imperceptible, comparado con el que sentía en su expuesto y levantado culo, mientras el Tuerto al fin saciaba sus ganas de cogerse a esa mujer de 60 años, con ese gigantesco culo que muchas veces había mirado con deseo y morbo.

Don Manuel miraba como esos tres hombre abusaban de su mujer descaradamente, Viendo como El tuerto la penetraba por el culo, con una cara de placer morbosa, mientras el Gordo con una botella en su mano, y con la otra manoseándole el pecho y las nalgas a su casta mujer, y Al gorila que se masturbaba su tremenda cosa frotándola contra las mejillas de Doña Juana.

Tres hombres, dos vergas y seis manos recorriendo todas las partes de su Juana, su recatada y querida esposa, se quería morir ante esta situación. Mucho rato estuvieron descargándose con su mujer, hasta que el Gorila comenzó a dar muestras que quería acabar y abriéndole la boca a Doña Juana, se la llenó de leche, mojando su cara, su pelo , la cama , con un torrente de semen que no paraba de brotar.

Doña Juana atorada con la gran cantidad de semen que había en su boca, con sus ojos llenos del maldito liquido, trataba a duras penas de respirar, ya que con toda esa leche en su cara, parte se había metido a sus narices, sintiéndose asfixiada mientras sentía como el Tuerto dándole grandes empujones y nalgadas, comenzaba a llenarle de leche su, hasta ese momento, virgen trasero.

EL Gordo que nuevamente se había empalmado quiso también probar el culo de Doña Juana, pero sus colegas se percataron que pronto amanecería, lo obligaron a desistir.

Amenazaron de muerte a Don Manuel y a Doña Julia que cayó rendida en la cama, llena de semen de desconocidos, y con su dignidad por el suelo.

Los amenazaron diciéndoles que si ellos decían algo, o si caían presos por eso, otros amigos volverían a visitarlos y a cumplir sus amenazas, que consistía en lo mismo, incluyendo la violación de Don Manuel, y la muerte de su esposa.

Dándole una ultima manoseo del Tuerto al culo de Doña Juana, salieron con el botín, mientras la noche comenzaba a desaparecer.

Doña Juana casi sin fuerzas, completamente desnuda, sumida en un mar de lágrimas, desamarró a Don Manuel.

A la semana, se cambiaron de barrio ….

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