Don Gervasio me posee de nuevo. II

Tras un periodo de calma, Alexa vuelve a las andadas por culpa (o gracias) a las perversiones de Gervasio, un anciano muy dominante.

Nota: Lamento haber estado tiempo sin escribir pues he intentado alejarme de mi lado fem, pero este siempre ha vuelto de una forma u otra, con más ganas que nunca, así que aquí les va un pequeño resumen de lo acontecido anteriormente:

Alex es un joven tímido de un pueblo muy pequeño y poco a poco va descubriendo su faceta más femenina y su pasión por la humillación y la dominación, es así como nace Alexa. Un buen día es descubierta por Gervasio, un viejo del pueblo que no duda en aprovecharse de la situación y usarla como esclava frente a sus amigos.

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Habían pasado meses desde que fuiabusada por Gervasio y compañía. Por una parte, estaba aliviada por terminar con ese calvario, pero por otra añoraba el placer que le supuso, pero logré reprimirlo y seguir con su vida monótona. Sin embargo, esto terminaría pronto. Alex dejó durante unas semanas la ropa de mujer e incluso abandonó el consumo de porno, pero poco a poco su lado femenino le seducía más y más, hasta casi ser irrefrenable.

A menudo me encontraba con Gervasio y simplemente se intercambiaban miradas, de terror, de placer y de vergüenza y eso le excitaba realmente. Sabía que no podía seguir así. Los sentimientos de sentirse deseada y dominada empezaban a renacer, Alexa volvió a su vida. Durante este tiempo, Alex había logrado perder peso considerablemente, ya no tenía sobrepeso apenas llegando a pesar unos 69 kg mientras medía unos 173 cm. De hecho, lo que había perdido de barriga lo había ganado de caderas y muslos quedando una bonita forma de reloj de arena, además su pelo rubio había crecido hasta su cuello. Estaba claro, ya no era Alex, sino Alexa.

En los siguientes días me compré varios conjuntos a escondidas de su família que no sabía nada. Compré varios pares de medias, de colores negros, azules y morados que llegaban hasta por encima de mis rodillas, también conseguí tangas a juego de hilo y una camisa de dormir semitransparente que me llegaba hasta los muslos. Además aproveché para comprarme un consolador de 18 cm para practicar. De hecho, a causa de la abstinencia de los días anteriores y las ganas conseguí correrme solamente por la penetración anal, cosa que me dió gran placer como noté por los orgasmos que tenía, muy superiores a antes. Realmente empezaba a gozar de sentirme como una mujer.

Todo esto estaba muy bien, pero todavía echaba de menos el sentimiento de dominación y el placer de consentir ser sometida por un macho, así que finalmente, tras mucho meditarlo decidí ir a buscar a Gervasio. Este día de verano decidí ponerme una camisa que ahora me quedaba grande a modo de vestido y unos pantalones cortos vaqueros. Debajo eligí uno de los tangas más bonitos que tenía, uno negro con temática floral y se dirigió a la casa del anciano. Llamé a la puerta con nervios pero él no tardó en abrirla.

  • ¡Vaya, qué sorpresa más agradable, justo estaba pensando en ti! - Dijo Gervasio con una sonrisa mezquina en la boca

  • Em... mire Don Gervasio, yo... quería - Intentaba balbucear lo que podía, pero sus nervios podían con ella, por suerte el señor mayor la paró para continuar hablando.

  • No te preocupes, de hecho ahora quería ir a la ciudad a por unas cositas, acompáñame que mis habilidades al volante ya no son lo que eran y el viaje se hará más placentero, je je.

Gervasio me cogió del brazo sin mediar más palabras y me dirigió al asiento de delante del coche. Era un vehículo realmente antiguo, de esos que se pueden considerar antigüedades, ni siquiera tenía cinturones. La joven se sentó tensa mientras el viejo hacía maniobras para incorporarse a la carretera. En uno de esos movimientos aprovechó para tocarme la entrepierna, su mano tersa llegó a mi sexo y lo apretó con firmeza pero levemente. A causa de esto mipene pequeño empezó a endurecerse cosa que excitó a Gervasio más.

  • Me alegra saber que sigues mojándote al pensar en mi, Alexa, de hecho yo he estado pensando mucho en ti, en lo buena putita que fuiste, te he dejado espacio para pensar y veo que ha dado buenos resultados, ahora estás mucho más apetecible que antes.

Yo no sabía donde ponerme, por un lado estaba realmente excitada por sentirse deseada pero nerviosa ya que no sabía qué vendría a continuación. Tras unos segundos el anciano siguió hablando.

  • Como dije antes, gracias por acompañarme y de paso... ¿Por qué no gozamos del viaje? Tengo una cosa para ti, agáchate putita.

Gervasio se desabrochó los pantalones mientras conducía, dejando salir un pene de tamaño no muy grande pero considerablemente grueso, se había endurecido mientras charlaba y me dio instrucciones  de chuparlo. Tras ver mis dudas decidó agarrar mi cabeza y acercarla a la entrepierna. Realmente olía extraño, dando una sensación de asco y excitación al ver como palpitaba y ser dominada me volvía a hacer sentir bien, así que me decidí a abrir su boca y lamer lentamente el pene, con suavidad para humedecerlo completamente mientras lo iba introduciendo poco a poco en su boca cada vez más profundamente, con el tiempo el movimiento le pareció natural y Gervasio dejó de apretar su cabeza, entre el vaivén de la conducción y que el pene de Gervasio iba endureciéndose más provocó que mi pollita también se pusiera dura. Estuve unos minutos así, intercalando entre su pene y sus huevos hasta que Gervasio paró.

  • Bien princesa, hemos llegado a la ciudad - El hombre se abrochó los pantalones de nuevo y miró a la chica con lascívia - Gracias por tu... tiempo.

Ambos salimos del coche, la ciudad estaba poco transitada y advertí que me había llevado a un motel destartalado, prácticamente tan antiguo como el coche de Gervasio el cual me agarró otra vez del brazo y me llevó dentro del edificio. El recepcionista saludó alegremente al anciano e intercambiaron algunas palabras, por la conversación notó como él era un cliente asiduo y que solía llevarse a "señoritas" de compañía. El recepcionista me miró  con lujuria, prácticamente me desnudó con la mirada hasta que finalmente terminaron de hablar, les dieron unas llaves y subieron las escaleras.

Gervasio abrió la puerta de una habitación y me invitó a entrar, era una sala bastante lúgubre, con poca iluminación y sin mucha limpieza, de hecho parecía que la cama, que tenía algunos rotos, no se había hecho en semanas. El viejo se desnudó rápidamente y se tumbó en la cama sin previo aviso.

  • Pero Don Gervasio ¿Qué hacemos aquí?

  • Ay! Mi tontita Alexa! Aquí podemos ser nosotros, no negaré que sea un putero y tampoco negarás que tú seas una putita y menos con lo que pasó en el coche.

  • No! yo solo quiero...

  • No pasa nada por serlo, cariño, como lo veo tienes dos opciones: la primera es que tú te vas, esperas en el coche mientras contrato a otra putita mientras te aburres o... Segunda opción: tú eres mi puta y ambos lo pasamos bien.

La verdad es que estaba realmente excitada y tampoco tenía muchas opciones, así que accedí, me acerqué a la cama pero él me detuvo.

  • Más despacio, quiero que seas mi puta, pero por ello tendrás que complacerme más, anda, hazme un striptease.

La orden me sonó como un tiro, como si me hubiera programado para obedecerlo y así lo hice, empecé a bailar lentamente y moví mi cuerpo de la forma más femenina que pude mientras me iba quitando la ropa, primero la camisa mientras me la subía para lanzarla lejos, luego me desabroché los pantalones cortos mientras movía mi cintura quedándome en tanga, al viejo se le puso dura de golpe de nuevo y aproveché para girarme y ponerme en pompa para que observara mi culo grande y duro mientras me bajaba lentamente mi ropa íntima.

Luego me ordenó que se la diera y empezó a olerla, después me ordenó que volviera a chuparla, pero más intensamente que antes. Empecé lo más fuerte que pude pero Gervasio apretó mi cabeza para que se la chupara muy rápido.

ngh... ngh.... ngh!! - intenté gritar

-eso es zorrita, eres una buena chupa pollas, así te acostumbrarás a tragar.

Los movimientos intensos me dieron arcadas y caso vomito, sin embargo paró y me dejó libre al fin con mi saliva botando de mi boca y del pene de Gervasio. Cogió parte de esta saliva y me llenó la cara de ella riéndose.

  • Ponte a cuatro patas, zorra!

Sin descanso me giró y empezó a lamer y comerme el culo sentado, podía sentir su lengua cálida dentro de mi ano y me hizo gemir muy fuerte. Minutos después se levantó, me hizo poner al borde de la cama y empezó a introducir su pene dentro de mi. El dolor y el placer que sentí fueron muy grandes, tuve que bajar mi cabeza sobre la almohada para recomponerme mientras me embestía más y más. Me azotó mientras me llamaba perra y me agarró de la cintura, cogió mis brazos para que no pudiera moverme y empezó a embertir con violencia.  También aprovechó para pellizarme los pezones, los cuales tenía muy sensibles, hasta dejarlos rojos.

Me volvió a follar a cuatro patas durante minutos hasta que en seguida paró, me ordenó arrodillarme en la cama y se empezó a pajear rá`pidamente.

  • Sonríe puta, disfruta de tu comida

Y eso hice, sonreí mientras un líquido espeso y caliento llegó a mi cara que la llenó toda, acto seguido me hizo lamer alguna pero dejando mi cara todavía con semen.

  • Esto se tiene que guardar como recuerdo.

Noté un flash del móvil de Gervasio y me enseñó varias fotos de mi carita de gozo llena de su leche de macho.

  • Ahora eres mia, si no quieres que salgan a la luz, mi puta personal para lo que quiera, donde quiera.

No pude hacer ni decir más que me ordenó vestirme, sin embargo me hizo darle el tanga y no me dejó limpiar la cara. Salimos de allí y el recepcionista me echó una mirada cachonda mientras se reía por lo bajo. Para terminar, al salir del motel me dio en público un billete de 50 euros, en aquél momento creí que nadie lo vio pero ante cualquier mirada esto me hizo ser una prostituta. Me llevó en coche hasta mi casa y se despidió con una cachetada en mi culo. Este día lo cambiaría todo, ahora era dueña de Gervasio...

Continuará. Si queréis enviarme opiniones o mensajes en mi correo del perfil, también acepto mensajes humillantes :)