Don Eulogio el dentista que se deja negociar

Un par de tetas siempre han vuelto loco a un hombre, el dentista no iba a ser menos y gracias a eso he podido operar a mi hija.

  • 10.000 euros cuesta lo que tenemos que hacer a su hija en la boca.

  • pero usted comprenderá que to no puedo pagar esa cantidad

  • No se preocupe señora, puede pedir usted un credito al banco

  • El banco no me abre ni las puertas, tengo problemas económicos muchas deudas y no me van  a ayudar.

  • ¿ Usted no me puede hacer un crédito entre nosotros, de dentista a paciente ?

  • Perdón pero no podemos trabajar así, esto es una consulta pequeña y no puedo  hacer ese tipo de creditos.

Mi hija necesitaba una urgente intervención y un aparato dental que de ninguna de las maneras podía pagar con mi sueldo de limpiadora y con mi marido en situación de desempleo.

El señor dentista, un hombre de unos cuarenta y tantos años bien parecido y muy educado no me daba opciones de ninguna clase.

  • ¿ usted tiene hijos ?

  • Sí señora, tengo dos hijos.

  • ¿ Y usted haría lo que fuese por ellos ?

  • Desde luego que sí, no lo dude.

  • Pues lo mismo le digo yo señor, por favor llamemé a mi teléfono mañana y me dice usted como podíamos solucionar esto de una manera más conveniente para los dos.

  • No la entiendo señora

  • Pues debería, lo considero un hombre listo para entender algunas cosas.

Como ya sabía que este señor tenía mi número de teléfono en su consulta agarré a mi hija Yaiza de la mano y salí de su consulta a pesar de las peticiones del dentista que me preguntaba una y otra vez que a que me refería con mis palabras.

No tardó ni una hora en volver a llamar por teléfono

  • ¿ Diga ?

  • Soy Eulogio, el dentista

  • Dime Eulogio

  • Verás, me has dejado algo confundido, ¿ te puedes pasar mañana a las tres de la tarde por la consulta y arreglar un par de detalles ?

  • Mañana es viernes, ¿ usted no cierra la consulta mañana por la tarde ?

  • Bueno, si, pero ( muy nervioso hablando ) es que no entiendo algunas de las cosas que me ha dicho, solo es para aclarar algunas dudas e intentar ayudarla

  • Está bien, mañana me paso por su consulta, ¿ a mi hija la dejo mejor en casa verdad ?

  • Si, si, claro , solo es para ver como solucionamos el trámite burocrático.

Este señor había cogido la indirecta enseguida, y aunque muy titubeante y algo expetante no sabía todavía de mis intenciones, aunque algo ya se intuía. Al día siguiente y puntual me presenté a solas en su consulta.

  • Adelante pase usted Mónica

  • Hola Don Eulogio, usted me dirá lo que quiere

  • Voy a ir muy rápido, en primer lugar te diré que los materiales que debo de usar en caso de poder atender a tu hija son muy caros, la mano de obra te la podía bajar de precio de alguna manera, y en ocasiones a clientes muy conocidos por mí les facilito el pago fraccionado directamente a mí y sin pasar por los banco, pero claro yo no la conozco a usted.

  • Hombre pues ya hemos adelantado algo, ¿ y como serían los pagos fraccionados ?

  • Pues dependiendo del cliente podían ser desde dividir los 10.000 euros en dos años a partes iguales o de pagar todos los meses la cantidad que el cliente pueda en cada momento hasta saldar la deuda.

  • ¿ y yo podría ser de esta última clase de clientes ?

  • Pues la verdad es yo no la conozco de nada y.....

Conforme el dentista decía esas palabras coloqué mis manos en los botones de mi blusa y comencé a desabrochar la prenda, el tío me miraba con cara de deseo y como un salido no quitaba sus ojos de mis pechos.

  • Quizás podamos llegar a un buen acuerdo usted y yo Mónica, pero recuerde que la cantidad es elevada y .....

  • Lo entiendo perfectamente Don Eulogio, mis pagos mensuales pueden ir acompañados de cosas como estas .

( Mientras le decía esto al dentista me despojaba de mi sujetador dejando mis pechos al descubierto )

El dentista se levantó de su sillón y dirigiendose a mis pechos colocó su boca en uno de mis pezones y con su lengua comenzó a lamerlo, como me encontraba aún sentada en mi silla me levanté y facilité el trabajo que Don Eulogio me realizaba en mis tetas, sus manos comenzaron a tocarlas y no tardó en ponerlas en mi trasero por debajo de la falda que llevaba puesta y que era la única prenda que cubría desde mi cintura a mis rodillas, ya que mis bragas las había dejado en casa. Largas botas de color blanco completaban mi vestimenta inferior.

  • Tu y yo vamos a llegar a un muy buen acuerdo Mónica ( me dijo sin quitar su boca de mis pechos )

Como sus manos estaban ya en mi desnudo trasero los dedos de sus manos apretaban fuerte las prietas carnes de él y se aproximaban de alguna manera a los orificios que por allí se encontraban.

Para no ser menos que él y no perder ritmo de excitación coloqué mi mano en su miembro sobre su pantalón , noté que aún estaba a medio camino de una erección y quité el cinturón de su pantalón con botones y cremallera dejando salir su pene que parecía ir creciendo poco  a poco.

Lo metí en mi boca y lo chupé como si de una piruleta se tratase, mientras chupaba su miembro mis manos buscaban encima de su mesa mi bolso, lo encontré y sin mirar lo abrí, introduje una mano y a tientas accedí a encontrar un preservativo que había traido a conciencia suponiéndome lo que pasaría.

Chupé y lamí ese miembro hasta conseguir que tuviese una total erección, algo excitada pero totalmente en contra de mis principios lo único que pensaba era en que me echara el polvo y llegáramos al acuerdo que yo pretendía.

De todos modos abrí el envoltorio del preservativo y sacándolo con cuidado lo coloqué en su erecto miembro, volví a dar una par de pasadas más con mi lengua y me apoyé con mis brazos en su mesa del despacho dejando mi trasero atrás.

Sin quitar mis botas y con mi falda aún puesta Don Eulogio la subió para dejar al descubierto mis nalgas, sentí como apoyaba sus manos en mi cintura y la cercanía de su miembro a mi coño, lubriqué la zona bien con mi saliva y comencé a ser penetrada si compasión por ese dentista.

Desde el principio comenzó a bombear mi coño con su polla dentro de forma rapida y salvaje, follando a lo perrito Don Eulogio ponía sus manos en mis tetas y las magreaba mientras me penetraba incesantemente.

El cabrón jadeaba sonoramente mientras me follaba, y me preguntaba que si me gustaba.

La verdad es que no disfrutaba mucho de aquello pues su rapidez y su falta de mimo hacía mí me dejaba algo fuera de juego, y la dificultad de la postura y de mis movimientos hacían que en un par de ocasiones que intenté masturbarme yo misma con mis dedos fuera imposible al no poder bajar mis manos , pero en todo caso preferí seguirle el rollo y con gemidos por mi parte le hacía entender que aquello me gustaba de alguna manera.

Con el aumento de su empuje y el de sus sonoros jadeos noté como Don Eulogio comenzaba a correrse, le seguí el juego y fingiendo de manera desproporcionada mi orgasmo, el cabrón se corrió irremediablemente.

Me preguntó que si me había corrido yo también y le dije que sí. ( Eso no se lo creia ni él )

Nos vestimos y dejamos claras la condiciones de mis pagos en su consulta. Mi hija ya tiene su necesario aparato.