Don Diego en el ascensor.

Nuestro héroe no puede evitar que cualquier ocasión se convierta en un puro deleite ...a veces, de lo más inesperado , con sentimientos y emociones por todas partes. Éste es el testimonio de una afortunada que lo experimentó en sus propias carnes....

DON DIEGO EN EL ASCENSOR.

A pesar de correr todo lo que pude por no coincidir con el vecino del 5º , el maldito ascensor tardó en llegar lo justo para que tuviese que esperarle.

Y allí lo tenía, ese viejo verde que no hacía otra cosa que deleitarse mirando mis tetas , mientras el muy salido disimulaba mirando las cartas que recogía del buzón. Podría ser mi padre…qué digo mi padre, mi abuelo, con ese pelo blanco , peinado hacia atrás en ese estilo tan casposo , como el Villalonga .

Pues ese día no se iba a salir con la suya, ya que , mientras abría el buzón, se entretuvo intentando sacar lo que parecía una revista, que se había quedado enganchada, lo que aproveché para meterme corriendo ; pero la mala suerte hizo que la puerta no encajase del todo, quedándose a medio camino ( falta le hacía engrasarla un poco , ya se lo había dicho al portero varias veces ) , ofreciéndome una panorámica completa del maduro vecino luchando con los avatares del destino.

Fue entonces cuando me llamó la atención algo que hasta ese momento no había percibido, ya que intentaba a toda costa no mirarle siquiera , y fue la postura que adoptó, mientras luchaba contra la traviesa revista ; permanecía medio agachado , había sacado la lengua , y la tenia aprisionada entre los labios, mostrando la cara congestionada y parecía que hacía un gran esfuerzo , siendo la imagen misma de la contrariedad .

Me pareció terriblemente ridículo , y casi tuve que reprimir reírme , cuando vi además como iba vestido : llevaba unos pantalones muy ajustados , blancos , que parecían unas mallas , y que con el esfuerzo quedaron a la vista tras abrirse la chaqueta gris que hasta ese momento llevaba abrochada ; unas botas negras de cuero, con la parte superior marrón, le llegaban casi a las rodillas ; el conjunto lo remataba un sombrero tipo hongo , negro.

Recordé hacia poco haber asistido a una boda, en la que usaron un carruaje, y los lacayos iban vestidos de aquella manera….pero…¿ cómo podía ser que mi odiado vecino fuese vestido así , que parecía haberse escapado de una obra de teatro o de una película?.

Aquella especie de aparición me hizo sentirme un poco confundida, pues no me esperaba que aquel hombre vistiese de aquella manera ,haciéndome sentir una vergüenza ajena que me obligó a darle un empujoncito a la dichosa puerta , comenzando ésta de nuevo a cerrarse ; y justo cuando iba a hacerlo , la puerta se abrió de un tirón, y apareció , mirándome de forma furibunda.

-          Buenas tardes….parece tener usted mucha prisa….- me dijo, bastante enfadado.

-          Disculpe, pensaba que no iba a subir….-dije, tremendamente avergonzada ; creo que me estaba poniendo hasta colorada.

-          5 pisos son muchos para subir andando…

-          Es que, al verlo en el buzón….- casi balbuceé , sin atreverme a mirarle a la cara.

Mi vecino solamente me miró , con cara de desprecio, y desvió su atención a la revista que tanto trabajo le había costado sacar del buzón, mientras suspiraba ruidosamente , haciéndome saber la desesperación que le causaba mi incívico gesto; yo ya adiviné cómo la dichosa publicación  iba a servirle de parapeto para refugiarse en su ridícula rabia  , y efectivamente terminó subiéndola , haciendo un gesto de cierta dificultad para poder verla , frunciendo el ceño, y ahí le pillé : entre su expresión altiva y desafiante, se le escapó una mirada furtiva a mis tetas , que ese día, además, llevaba especialmente vistosas por una camiseta con un amplio escote…

La que se comenzó a sentir rabiosa fui yo, al advertir como aquel espécimen era capaz, incluso desde aquella afrenta que le había hecho sentir, atreverse a mirarme  de nuevo ; debía gustarle lo que veía, ya que su cara se iba relajando y su mirada se paseaba, lasciva, de la portada de la revista a mi escote , comenzando incluso a abrírsele la boca .

Aquel gesto tan propio de él, que siempre me había parecido machista y agresivo , ese día lo potenció su vestimenta , y es que hasta ese momento había mantenido  los brazos bajados , a la altura de los faldones de la chaqueta , de modo que al subirlos , dejó a la vista la ridiculez de aquellos pantalones que destacaban entre la gris chaqueta ; pero hubo algo mas que me dejó muy desconcertada: un enorme bulto que , por un instante, afloró entre los móviles faldones de la chaqueta, y que desapareció al pegar los brazos al cuerpo.

La primera impresión fue de nuevo una vergüenza ajena todavía mas intensa….¿ cómo era capaz este vejestorio de ir vestido así , señalando sus atributos de aquella manera tan escandalosa?.

Y entonces, mi compañero de viaje ascensoril ,me sorprendió de nuevo , quitándose el sombrero , y posicionándolo bajo su axila derecha , para poder ver más a gusto la correspondencia ; pude así ver su cabello, casi blanco , peinado hacia atrás ….de nuevo me recordó a José Luis de Villalonga , y ahora que lo tenía tan próximo , pude apreciar que lo llevaba bastante largo, lo que provocaba que cerca de la nuca cubriese casi el cuello , y allí todavía conservaba lo que había sido su color original , rizándose y adoptando lo que vulgarmente se llamaban “ abuelillos “ , dándole una pátina añadida de antiguo y rancio que me resultaba ya mareante .

Y  las sorpresas no se quedaron ahí  ; el esfuerzo por mantener el brazo arriba y pegado al cuerpo, para sujetar el sombrero, hizo que el suelto faldón de la chaqueta , libre al ir desabrochado , se deslizase hacia el lado ; aquel gesto, unido al hecho de que , buscando cierta comodidad ,  mi vecino relajó la pierna derecha y la flexionó, provocó que ante mi atónita mirada, emergió , entre las piernas de aquel hombre, aquella enorme protusión envuelta en el blanco canutillo del pantalón de montar.

Él tuvo que advertir mi curiosidad, ya que comenzó a mirarme de hito en hito, advirtiendo la dirección de mi mirada hacia aquella zona de su cuerpo ; yo intenté disimular, y pude advertir cómo se miraba , nervioso, por si algo no estaba bien , llegando incluso a separar la revista de su campo de visión , para poder asomarse ; me pareció percibir que se sonrojaba ligeramente, probablemente pensaba que igual podría tener la cremallera bajada , ya que , de forma más o menos disimulada, apoyó su mano derecha sobre el cinturón, y pude apreciar, no sin cierta satisfacción por mi parte, como deslizaba el dedo índice justo donde se suponía debía estar la cremallera, lo que provocó un inmenso alivio por su parte, a juzgar por el suspiro que emitió, tras comprobar que todo estaba en orden en aquella parte de su cuerpo, que, por otro lado, me atrajo poderosamente la atención ante aquella comprobación , ya no sólo por mi malévolo regodeo al verlo apurado, sino por una especie de encuadre, de resalte ,proyectando aún más aquel bulto , que me recordaba a los bailarines de ballet clásico, dado cómo se terminó perfilando su contenido.

De todas formas, un atisbo de culpabilidad me invadió , y era que mis bragas, sin previo aviso, habían comenzado a acumular humedad, refrescando aquella zona íntima de mi cuerpo…y es que estaba claramente relacionada con aquella fatídica visión; la que comencé a ponerme nerviosa fui yo, temiendo , de forma absolutamente ridícula, que aquel vejestorio fuera a darse cuenta del evento , y apreté mis piernas todo lo que pude, como si aquella nariz tan prominente pudiese olfatear mis jugos….

Joder, aquella nariz …si era grande, si , y recordé la teoría de una amiga acerca de la similitud del tamaño del apéndice nasal con el miembro viril…y recordé la reciente visión del bulto envuelto en el blanco canutillo, y noté cómo el fino algodón de mis braguitas aportaba más frescor todavía a mi vulva al extenderse la zona mojada…

El canoso poseedor de aquellos atributos comenzó a mirarme curioso y creo que divertido ; yo estaba obsesionada con que estaba percibiendo el olor de mi mojado coño, pareciéndome que la mancha de flujo fuese del tamaño de Australia , y noté que estaba roja como un tomate.

Entonces, mi odiado vecino de nuevo me sorprendió in fraganti mirándole descaradamente su paquete, y me pareció, o igual fue mi imaginación, que se sonrojaba ligeramente y se apuraba ante aquella vergonzosa exhibición , tratándose de un venerable anciano , de sus varoniles atributos..pensé en todo ello ya que advertí que se movía de forma un tanto nerviosa, como sin alcanzar una postura cómoda, posicionando los faldones de la chaqueta delante de aquella parte de su cuerpo ….hasta que logró abrocharse la prenda , tapando , por fin, la contemplación de aquel bulto tan aberrante.

Pero esta maniobra provocó que el sombrero dejase de estar sujeto por su brazo, de modo que terminó cayendo , resbalando por la tela de la chaqueta ; él intentó evitar la caída, separando la mano del pantalón tras la comprobación de la integridad de su bragueta ; yo , por mi parte, de forma refleja, también intenté tomarlo, sin éxito , con mi mano izquierda , y agachándome levemente para facilitar que el intento tuviese éxito , pero el resbaladizo sombrero se deslizó hasta quedar apoyado parte sobre mi pie y parte sobre el suyo , quedando sujeto entre mi zapato izquierdo y su bota derecha.

Y terminamos los dos dándonos un cabezazo , mirándonos sorprendidos por la situación; mi vecino puso en un principio cara de autentica ira , poniéndose rojo, y yo no pude evitar comenzar a reírme, sonriendo , mientras el se llevaba a la cabeza la mano , frotándosela ; ambos no dimos cuenta de que el sombrero había resbalado de nuestros calzados hasta el suelo , y de nuevo nos agachamos a la vez.

Y esta vez no nos dimos un cabezazo, pero las consecuencias fueron distintas, tanto para él como para mí.

Los dos tomamos el sombrero al mismo tiempo, lo que en la angosta cabina fue logrado por un esfuerzo añadido , lo que provocó que mi escote, ya bastante generoso, cediera ante el empuje de mi pecho derecho, lo que, unido al hecho de haber decidido no ponerme sujetador, favoreciese el deslizamiento de mi pezón por encima de la tela, ofreciéndose, como gozoso, a la vista de mi lascivo vecino ; éste , que por la exigua distancia que había entre su cabeza y mi teta no tenía ninguna dificultad en ejercer su contemplación, se quedó boquiabierto ante el espectáculo que , involuntariamente, le estaba ofreciendo ; se había quedado a medio camino en su intento de levantarse, con el sombrero agarrado por su mano izquierda, mientras que yo seguía sujetándolo con mi derecha, y mi otro brazo, encajado entre mi espalda y la pared del ascensor, lo tenía completamente fuera de juego, con lo cual no podía llegar en ayuda de mi indefenso pecho , para deleite de mi compañero de cabina ascensoril.

Lo que sucedió posteriormente en aquellos segundos en que el ascensor continuaba en la planta baja, ya que la puerta se había quedado , para variar, mal cerrada , me parecieron eternos , y el saberme tan observada a su plena satisfacción me hizo sentir una rabia tan intensa, que no pude evitar musitar, controlándome para no gritar :

-          Haga el favor de darle al botón, o no vamos a salir nunca….

-          ¿Uh….?- fue lo único que pudo articular mi atribulado vecino , mientras seguía mirando embobado mi expuesto pezón.

-          Por favor, déjeme salir ….- llegué a continuar , ya  que me estaba agobiando, e intenté darle un empujón, cosa prácticamente imposible en aquella estrechura, consiguiendo solamente que la situación empeorase.

Y es que mi esfuerzo para deshacer la ridícula postura que había adoptado para coger el maldito sombrero de mi maldito vecino , fue dirigido a soltar aquella prenda ; al seguir su dueño medio agachado , y percibir que yo deshacía la presa sobre él, pareció espabilarse y salir del ensimismamiento en que mi teta le había sumido ; yo aproveché para intentar subir el brazo y posicionar el escote a su lugar original, con lo que elevé ligeramente mis pectorales.

Y aquí de nuevo la fatalidad se unió a la situación, debido a que el borde del sombrero , que había quedado muy próximo a mi camiseta, se introdujo justo por encima del borde de la tela, lo que , unido a mi movimiento de elevación , tuvo el resultado de traccionar del escote más hacia abajo, haciendo que ya no sólo el pezón, sino la teta entera asomara ante el expectante e incrédulo compañero de encierro.

Aquel hombre se quedó de nuevo estupefacto, mirando boquiabierto mi indefenso pecho ; noté ,además , que el frio del aire estaba provocando que el pezón se pusiese rígido como un pitón , reflejo que no pasó desapercibido a mi vecino, que hasta chasqueó la lengua; la sensación que me transmitió mi expuesta zona erógena ante su contracción fue una mezcla de dolor y a la vez de placer ….aquella rabia contenía, en el fondo , una sensación placentera de ser capaz de excitar a un hombre, aunque fuese aquel que me acompañaba en aquel instante.

Y mi vecino, nervioso ante aquella inesperada exposición , trastabilló dentro del pequeño espacio , haciendo que de nuevo el dichoso sombrero resbalase hacia el suelo de nuevo ; su propietario, al intentar cogerlo , rozó con su barbilla mi tieso pezón , haciéndome emitir un gemido que traicionó totalmente el tremendo placer que sentí ante aquel roce, haciendo que mis bragas empezasen a empaparse , a pesar de mis percepciones encontradas , ya que debía llevar algún día sin afeitar y me raspó ligeramente .

Intenté alejarme de aquella cara que miraba embobado mi teta ; pero lejos de alcanzar el efecto que yo esperaba ( que no era otro que parase de mirarme mi teta ) , mi canoso compañero de ascensor ,ante mi expresión de asombro , y quizá percibiendo mi desconcierto, ,dejándose llevar por sus instintos y aprovechando la situación, abrió la boca y engulló mi indefensa areola mamaria.

Al sentir su húmeda y caliente lengua sobre aquella zona tan sensible de mi anatomía, comencé a jadear de puro gusto , e inmediatamente comencé a acariciar aquella cabeza que hasta hacia un momento me provocaba rechazo , encontrando delicioso pasar los dedos por aquel cabello peinado a lo Villalonga; aquel gesto lo interpretó, sin equivocarse, como permiso para emplearse a fondo y chuparme con ansia , casi ejerciendo el movimiento de succión , como si estuviese dándole de mamar, y aquello me volvió loca, provocándome un orgasmo tan intenso que tuve que reprimirme para no gritar, mientras casi le tiraba de los abuelillos de su nuca, y el muy cabrón me miraba de vez en cuando, afianzando su poder sobre mí.

Aquel maldito maduro vestido de cochero sin duda había percibido mi orgasmo, y , dejando de chuparme la teta, me miró, sonriendo, y optó por dejar caer el sombrero , para dejar libre su mano , la cual empleó en ampliar el escote de mi camiseta, y dejar libre mi otra teta, a disposición de aquella formidable boca.

Yo esperaba que se lanzase a chuparla, y en aquella espera mi coño casi palpitaba de puro gozo , esperando un nuevo orgasmo originado en los pezones , anhelante y presta a sentir aquel goce nuevo e inesperado otra vez ….pero el muy cabrón se dedicó a admirarla , comparándola con la que ya había chupado , sonriendo, y decidiendo pellizcar el pezón , mientras veía como se endurecía ; casi se reía , viéndome como gemía y jadeaba ante aquellas manipulaciones , y decidió dar un buen lametón que recibí agradecida, recorriendo mi areola de abajo arriba, para luego entretenerse , con la punta de la lengua ,sobre el pezón, dando pequeños toques y recorriéndolo de forma circular; ni que decir tiene que, mientras le seguía acariciando el pelo , sentí otro orgasmo, sin poder evitar  agarrarle la cabeza y haciéndome susurrar cosas que ni loca hubiese dicho hacia unos minutos en su presencia.

-          Por Dios, por Dios…..pero qué gustazo….

-          Jejejeje….- fue lo único que dijo , sonriendo socarronamente, mientras contemplaba como casi me retorcía de placer.

En aquella sonrisa dejó vislumbrar lo que estaba disfrutando de aquel inesperado momento , y de su tremendo manejo de la situación : era el que mandaba sobre mis tetas….y mi coño, claro.

Cuando iba relajándome, tras aquellos dos orgasmos, logré atisbar, al incorporarse ligeramente para de nuevo embelesarse con mis lamidas tetas , como el ajustado pantalón mostraba aquel tremendo bulto , cuya magnitud había aumentado considerablemente : todo aquello era muy pertinente que provocase en aquel venerable maduro una erección.

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-          Joder…hacia tiempo que no me encontraba con una mujer capaz de correrse solo tocándole las tetas- dijo, mientras de nuevo observaba, divertido , la reacción de mi glándula mamaria- vaya- exclamó, poniendo gesto de dolor – esta postura no me está viniendo nada bien para el lumbago….

Mi vecino se irguió , proyectando aún mas aquel enorme bulto entre los faldones de la chaqueta ; mis bragas estaban empapadas de tanto flujo vaginal como estaba segregando ante la presencia y las maniobras de aquel hombre, y de nuevo me sentí atraída por el formidable tamaño de su entrepierna.

Pero en esto que la fatalidad, aunque esta vez en otro sentido , apareció de nuevo : pude oir a mi vecina , que casi gritaba :

-          María, no te preocupes, que ya viene tu marido …..hay que ver lo que se estropea este ascensor , habría que cambiarlo……

El perverso vecino vestido de cochero me miró, sorprendido y divertido, al escuchar a la vecina, y , mientras sonreía satisfecho, me cubrió las tetas , dándole a la camiseta un resuelto tirón, justo a tiempo , antes de que apareciesen mi vecina , y mi marido, salvándonos del encierro. Tomó su sombrero, y lo sujetó bajo su brazo, junto con la revista.

-          Buenos días, vecino – le dijo mi marido, mirando a su vez su vestimenta con curiosidad- menos mal que no le ha pillado sola a mi mujer.

-          Puede estar usted seguro de que su mujer se ha comportado muy bien, manteniendo la tranquilidad en todo momento- replicó el interpelado, mirándome de reojo , pero siendo capaz, el muy cabronazo , de actuar como si nada hubiese pasado, proyectando una seriedad que nadie diría compatible con lo que había acontecido hacia solo unos segundos.

-          Vaya , María, si que has tenido que pasarlo mal..estás colorada que pareces un tomate – me dijo mi vecina, que siempre era un poco entrometida.

-          Yo….la verdad….es que……- balbuceé , insegura, todavía notando el frescor en mis bragas y el dulce recuerdo de las sensaciones que la lengua y los labios de aquel hombre habían provocado sobre mis pezones, de los cuales una reminiscencia quedaba sobre ellos ante la precipitada subida del escote, provocando que nítidamente se percibieran mis pezones, como dos pitones , bajo la lycra de mi prenda.

-          La verdad es que tienes la cara descompuesta- me dijo mi marido, con gesto de preocupación , al verme de aquella manera.

Me miré en el espejo del ascensor, y me descubrí completamente ruborizada, y la boca entreabierta , a mi parecer casi gritando el placer que acababa de sentir en aquella angosta cabina; mi marido me había visto así siempre después de un buen polvo, y rezaba porque no relacionase mi aspecto con aquel hecho.

El vecino seguía departiendo amablemente, como si nada hubiese sucedido , con mi vecina y mi marido; miré hacia su paquete , porque recordaba que había aumentado de tamaño de forma monstruosa, pero el muy tunante ya había tomado la precaución de situar su sombrero muy estratégicamente situado, de modo que lo sostenía con gracia , como si fuese la cosa más natural del mundo, justo sobre su entrepierna.

-          Bueno, bueno, ya que se ha arreglado el tema, vamos a seguir, que estamos aquí perdiendo el tiempo – sentenció mi marido , resuelto – y para demostrar que esto ha sido sólo un susto, vamos a subir todos en el ascensor…

-          Eso, eso , que es lo mejor para quitarse el miedo ….- dijo, medio riéndose , mi vecina  , que no me quitaba ojo de mis pezones.

Y dando casi un empujón, se metió a mi lado, y me dijo, susurrando:

-          Joder, hija, otra vez no te pongas esa camiseta, que se te marcan las tetas una barbaridad….vas a escandalizar a nuestro venerable vecino, tu salvador…- y me dio un codazo, mientras mi marido entraba , dejando que la puerta se cerrase tras él.

Así que mi vecino  se acomodó al fondo , mi marido a su lado , mi vecina delante de mi esposo...y yo quedé atrapada justo delante de él ; esta vez el sombrero de nuevo fue protagonista, ya que casi se lo estaba aplastando , y así se lo hice saber, en público, esperando ponerlo en ridículo si mostraba aquello que la prenda ocultaba.

-          Ay, lo siento, vecino….creo que igual voy a estropear su sombrero, que estamos muy estrechos….- y me dispuse a presionar un poco más, justo con mi culo, para hacerle sentir la presión sobre tan delicada zona.

-          Eso tiene fácil solución , querida vecina- dijo el muy cabroncete, mientras con un hábil movimiento de su mano , que sostenía el dichoso sombrero, lo deslizó hacia arriba , para terminar colocándolo sobre su cabeza – aunque el protocolo no aconseje mantenerse con la cabeza cubierta en un espacio cerrado, y mucho menos en presencia de dos damas encantadoras- dijo, mientras sonreía a mi vecina.

-          Ay, qué zalamero es usted – contestó ella, sonriendo- La verdad es que es curioso ese traje que lleva….¿ no era usted policía?

-          Jejejeje….casi , casi, vecina - respondió el vecino , sintiéndose satisfecho por ser el protagonista de aquel momento- llevo un traje de cochero, para hacerle un favor a un amigo que tiene un picadero, ya que me gusta montar a caballo , y hoy tenia una exhibición y le faltaba uno de ellos.

-          Pues le queda muy bien, resulta muy elegante – respondió ella, cortés.

En esto que yo comencé a sentir algo duro que se deslizaba por mi culo , a través de la falda : obviamente, al no tener el parapeto del sombrero, su paquete me lo estaba restregando directamente sobre mis glúteos.

Percibí que el poseedor de aquello que ahora parecía atravesar mi retaguardia intentaba desplazarse hacia atrás, cosa que no conseguía al impedírselo la pared sobre la que se apoyaba, y el caso es que a mí me estaba resultando de lo más placentera aquella sensación, especialmente cuando un leve movimiento, que reconocí indudablemente como un aumento de tamaño y dureza , hizo que prácticamente se situase entre mis glúteos y mis piernas, vamos, como si quisiera metérmela por detrás…

Tuve que reprimir un gemido de puro gusto, y algo tuvo que notárseme  , porque rápidamente mi marido , que en ese momento se estaba riendo de algún comentario de mi vecino, me miró y dijo :

-          María, ¿ otra vez estás nerviosa?

-          Ufff…es que he oído un ruido que me parecía como que otra vez el ascensor fuera a pararse….- dije, disimulando todo lo que pude, aprovechando para moverme un poco hacia atrás y restregar un poco más mi culo sobre aquella maravilla- Uuuuy , qué nervios- exclamé, para cubrir un nuevo gemido de puro gozo al notar el violento aumento de la dureza y el tamaño del varonil miembro del policía vestido de cochero.

-          Pues vete tranquilizando, corazón , que ya llegamos a mi piso y estaréis más amplios- dijo mi vecina, al detenerse el ascensor , y mientras abría la puerta, se despidió de mi vecino- buenas tenga usted, muy amable por haber socorrido a nuestra vecina.

No me quedó más remedio que separarme un poco, dejando de notar aquella deliciosa presión sobre mi culo ; me sentí sucia, haciendo aquello en presencia de mi marido, pero rápidamente me invadió un sentimiento de poder y de lujuria casi incontrolable , y me resultó especialmente delicioso poder , vamos a decirlo así, ponerle los cuernos a mi marido, en su presencia , y sin que se diera cuenta.

-          Vaya , Don Diego – le dijo mi marido al compañero de cabina- no sabía de sus habilidades hípicas…

-          Si, la verdad es que siempre me ha gustado montar…

Y convirtiendo el inconveniente de la distancia entre mi cuerpo y el de mi vecino en ventaja, aproveché que tenía la mano izquierda dirigida hacia atrás…y la apoyé, lenta pero decididamente, sobre donde calculé debía estar la entrepierna de mi vecino.

-          Uh – fue lo único que musitó ante mi maniobra, recuperando rápidamente el hilo de la conversación - …..especialmente yeguas…

Acerté a la primera , aunque no era difícil, dada la magnitud de aquellos atributos, y percibí con auténtico deleite la forma y la contundencia de la polla a través del canutillo de la tela del pantalón de montar .

-          Las yeguas deben ser más fáciles de montar, creo…- le aventuró mi marido.

Yo deslicé mi mano hacia abajo y atrás, hasta notar la presencia , inevitable y deliciosa, de sus huevos , que acaricié con la punta de mis uñas.

-          Pu…pues sí- balbuceó , demostrando la gran capacidad que tenia de disimular sus emociones, mientras notaba como la polla crecía hasta que parecía reventar la elástica tela , haciendo además que los huevos se me escapasen de mi caricia- aunque no crea, a veces son muy esquivas e imprevisibles…

Y el ascensor llegó a nuestro piso, no quedándome otra opción que separar la mano de aquella maravilla , mientras salíamos mi marido y yo.

-          Muchas gracias de nuevo, Don Diego; seguro que mi mujer , si le pilla sola, lo hubiese pasado mucho peor…

Pude observar , por el rabillo del ojo, que rápidamente se quitaba su sombrero hongo , para posicionarlo, elegantemente , sobre aquel tremendo bulto que emergia entre sus piernas y los faldones del chaqué, y que pude ver durante una fracción de segundo , antes de dejarlo como lo mas natural del mundo , mientras casi hacia una reverencia, diciendo:

-          Bueno, ha sido una buena casualidad , y no le quepa duda que ha sido un placer poder ayudarla y compartir este rato en el ascensor…- contestó, mientras me miraba con cierta rabia y picardía a la vez.

-          Gracias, Don Diego – le dije , mientras miraba aquel sombrero, hacia el cual no pude experimentar sentir una terrible ( y sana ) envidia, mientras me daba la sensación que si lo soltaba de su mano, no se caería…