Don Arnulfo...

Es una tarde bochornosa en Villa Azul... yo en una cama y sobre mí don Arnulfo Solís, dándome una cogida deliciosa... de esas que él sabe recetarme... ¡hummm!

Ël y sus ojos zarcos me miran con lascivia, y sus dientes blancos me sonríen... yo suspiro y parpadeo, disfrutando en mi vientre el entrar y salir de su pene enorme, 22 centímetros  de carne dura y caliente, sabrosa; y yo en su cama, de espaldas, y bajo mi cadera su almohada muelle, mis piernas en derredor de su cintura, y mis tacones espoleando sus costillas. Don Arnulfo es un cincuentón maravilloso, alguna vez fue guapo, siempre lo dice. Y sé que no, mi madre comentaba una mañana con la vecina que de joven la pretendió el viejo cojo. Decían y burlaban del ruco, allí en el lavadero de la vecindad, y yo escuchaba por mi ventana, sentada en mi cama y haciendo mi tarea de la prepa. Que luego dejé por falta de billetes. y ni modo; a darle a la chamba.

Y doña Tere me dió mi primer trabajo: en su tortillería... y allí perdí mi virginidad, sobre un costal de maiz, y su marido don Nabor "El Gato" le dice todo el pueblo, por su ojos verdes, fue quien me enseñó lo que es una verga, y a gozarla... cómo gocé con Don Gato, como yo decíale y él ronroneaba mientras chupaba mis tetas y metíame su viril trozo de carne a fondo... A parte yo tenía mi novio: Salomón.

Pero hoy no voy a hablar mucho de Salomón, solamente diré que es muy guapo y me coge rico, y que es ahijado de don Arnulfo. así empecé a tratar más con el ruquillo. Que antes sólo saludaba yo en la calle y él me miraba y deseaba y seguía el vaivén de mis caderas... ya saben. Por cierto soy Ximena, y ayer cumplí 22 años... 22, como los centímetros de la verga de don Arnulfo.

Que me fornica sabroso y yo sudo sobre su cama... misma donde murió su esposa: doña Gloria. Me caía mal la vieja, la verdad. Y yo pensé en ella y su cara blanca y pecosa, y sentía que me miraba con sus ojillos oblicuos y enmielados, allí al pie de su cama, esa tarde que don Arnulfo me cogía y cogía y cogía... esa tarde luego de dejarla sembrada. Y Salomón volvía a su chamba, y yo a la mía. Pero don Arnulfo, que hoy día es mi jefe, pasó por mí, y en su camioneta me llevaba a su cama y ansioso me quitaba la ropa. Ya ocho días sin follarme... Y me cogía frenético el viejo calvo y su nariz ganchuda entre mis pechos babeados... y decía mi nombre... y se venía en mi vientre. Como hoy se viene... abundante y espeso su semen. pero hoy lo hace sobre mi pubis de vellos negros, mi ombligo, mis tetas y el dije de mariposa de oro entre ellas. Hasta unas gotas de su leche salpicando mi cara y mis cabellos. Lo miro y él puja, cerrados sus ojos azul claro, lo único bello en él, creo. Gruñe y babea mi ruco amante, y su garra en su pene, exprimiéndolo con movimientos convulsivos... y yo parpadeo, abierta bien de piernas, acodada en el colchón y jadeante. Sí que es feo, tiene razón mi madre, no sé bien que me gusta del vejete cojo... a parte de sus regalitos: como mi cel nuevo, y los aretes de oro y perla que dióme en mi recién cumpleaños, y este dije de mariposa aúrea que me trajo de su viaje a Puebla. no lo amo, no, pero me encanta su verga, y cómo la mueve dentro de mí.

Se duerme...

Y ronca ya, abrazado a su almohada, y yo me voy, lo cubro con una sábana, doyle un beso en la pelona cabeza, adiós...