Don Angel (3)

Sigue la educacion de Vanesa y Cristina poco a poco.

VANESA

No fue difícil llegar a casa más o menos discretamente, Cristina se limito a agacharse en el coche y así pasar desapercibida, una vez en el garaje yo fui por delante hasta el ascensor con las bolsas para prever cualquier encuentro no deseado, pero una vez dentro y pulsado el botón del 4º que era nuestro piso ya todo era cuestión de suerte, si al llegar había alguien esperando el ascensor no tendría remedio, Cristina detrás de mí con las tetas al aire y la cara pringada casi lloraba de la vergüenza y el miedo a ser descubierta,

Ultimo piso…. Las puertas se abren y……… por suerte no hay nadie, rápidamente nos dirigimos a nuestra casa y entramos suspirando de alivio una vez cerrada la puerta tras de nosotros.

Tal vez para no tener que hablarnos fuimos al salón directamente al salón a poner el DVD, bueno y también porque inexplicablemente nos daba un poco de miedo desobedecer aunque no estuviera presente Don Ángel.

Nos sentamos en el sofá y entonces apareció en la tele el viejo, en la pantalla parecía aun más desagradable si cabe, estaba sentado detrás de la mesa de su despacho, seriamente empezó a hablar.

Hola putas, lo primero que vais hacer es ir a por unas libretitas que hay en las bolsas cada una cojera la que tiene el nombre de la otra

Ahora ahí apuntáis, 10 correazos en el culo, porque me imagino que como las inútiles que sois os encontráis cómodamente sentadas en el sofá en vez de estar de rodillas y desnudas para escucharme, ¿a que si?

¡Joder con el viejo ¡rápidamente apunte lo que nos había dicho y empecé a desnudarme, a mi lado Cristina hacia lo propio una vez en cueros nos arrodillamos ante la tele, aquello era humillante,

Bien, supongo que la puta sin tetas estará con su colgadillo a la vista, si es así lo apuntas en la libreta Cristina, y ya puede ir escondiéndolo ya te dije que no quiero saber que existe.

Como os habréis dado cuenta las libretas son para que cada una apunte las faltas que cometa la otra, debéis enseñármelas siempre que os lo pida y más vale que no intentéis engañarme, cada semana una de las dos tendrá dominio sobre la otra, únicamente cuando estéis solas, si hay alguien más, aunque sea un perro tendrá ascendiente sobre las dos, cuando acabe el DVD pasareis toda la ropa interior de Cristina al cuarto de Vanesa porque es la que tendrá que usar a partir de ahora, en cuanto a ti Cristina para venir a trabajar mañana te pones el vestido que hay en la bolsa tal cual, ya te compraremos lo demás, por supuesto os depiláis completamente y colgáis todos los artilugios que os he "regalado" en un lugar que se vean bien desde todo el salón, el móvil que también encontrareis dentro debe estar siempre operativo, hay de vosotras si llamo y está apagado o no contestáis, debéis obedecer a la voz que os hable desde ese teléfono sea yo o sea quien sea como a mí mismo, como ya sabéis vuestra indumentaria la decido yo, dentro y fuera de casa, así que si toca al timbre vuestra vecina, el cartero, o yo vuestra apariencia va a ser la misma, buscaos la vida o simplemente perded el pudor como las putas que sois, a mi me da igual,

Cuando nos encontremos cada día por la mañana debéis buscar el primer momento que podáis para presentarme vuestros respetos adecuadamente, esto es, de rodillas me besareis el miembro por encima del pantalón a la vez que me dais los buenos días, de la despedida ya me encargare yo, por lo demás vuestro trabajo seguirá siendo el mismo, por cierto como mañana tengo el día un poco liado me hacéis el favor de venir castigaditas de casa, esto es los 10 correazos os los dais en casa mutuamente y mas os vale que cuando lo vaya a comprobar todavía tengáis las marcas, bueno zorras nada mas…..de momento

Ahí se cortaba la película y tardamos unos segundos en reaccionar, yo me dirigí a las bolsas a buscar lo que habíamos de colgar bien a la vista, allí había un cinturón de cuero de los normales de vestir…… una fina vara de bambú…. Una zapatilla tipo pantufla como esas con las que te zurraba tu madre……..una fusta…..un artilugio que parecía aquello con lo que nuestras abuelas sacudían las alfombras y un flexible y corto látigo de cuero trenzado,

Al incorporarme me encuentro con Cristina que tiene extendido ante sí y boquiabierta el vestido que ha de ponerse mañana, es un corto vestido de punto marrón pero parece al menos una talla menor de la que necesita.

Una vez realizadas todas las tareas encomendadas es un alivio el irnos a nuestras habitaciones para no tener que ver la mutua humillación pero durante toda la noche no puedo dejar de pensar que a la mañana siguiente deberé darle a mi mujer 10 correazos en su opulento culo con la dureza suficiente para que cuando llegue al trabajo puedan comprobar que los ha recibido y asimismo dejar que ella haga conmigo lo propio.

Suena el despertador aunque no hubiera hecho falta, en la cocina ya esta Cristina desnuda haciendo café, no puedo evitar excitarme así que lo mejor es acabar cuanto antes, la cojo de la mano y la llevo a su habitación de paso por el salón agarro el cinto, se echa en la cama boca abajo y hunde su cara en la almohada, que ironía, la primera vez que Cristina va a ser azotada y el viejo hace que sea yo quien la castigue, sin pensarlo más descargo el primer correazo sobre sus nalgas que tiemblan ante el impacto, el chasquido se me antoja enorme parece que lo va a oír todo el bloque, ella gime por el dolor, cuando ya se dibuja la primera línea roja le doy otros dos y así sucesivamente hasta completar los 10, su culo está completamente rojo la líneas cruzan las nalgas de lado a lado haciendose mas oscuras en los bordes, espero que duren lo suficiente hasta la comprobación, se levanta llorosa y allí mismo me tumbo para recibir los míos, el primero me pilla por sorpresa, pero los demás al caer sobre la zona ya castigada me resultan insoportables, definitivamente no es lo mío soportar el dolor, con el trasero bien colorado espero, nos vestimos, yo con unas braguitas negras, sujetador y unas medias debajo de mi ropa y Cristina se mete como puede en el vestido elegido para ella, el punto ya de por si se ciñe al cuerpo pero al ser una talla inferior si tuviera algún pelo en el cuerpo se le notaria, los pezones se le marcaban bajo la tela y el culo se movía cadenciosamente a cada paso sobre los altos tacones, parecía una buscona desde luego si el viejo estaba buscando avergonzarnos a ambos lo iba a conseguir.