Domingo lluvioso

Día propicio para ir al cine, presumir de chica por ahí y rematar la faena de la tarde con una gran follada.

Domingo lluvioso.

Aquel domingo era un día lluvioso de esos determinados para ir al cine. Durante la comida, en la casa de los padres de Tania, estuvimos mirando en el periódico la cartelera de la sala multicines que hay en el centro comercial de Fuenlabrada-2. Elegimos una de Sylvester Stallone. Nos gusta ir a las sesiones de primera hora de la tarde porque así da más de sí el día, por lo que cuando llegamos a por las entradas no encontramos dificultad para adquirir las entradas. Los asientos no estaban numerados por lo que elegimos unos pegados al pasillo de la zona central. Pocos éramos los que nos encontrábamos viendo esta película y evidentemente como se iba confirmando durante la película era porque esta era un petardo de mucho cuidado.

El aburrimiento se apoderó de mí y decidí entretenerme con Tania. La minifalda que ese día llevaba me permitía explorar por debajo de ella sin problema alguno. Era una minifalda tableada, tipo colegiala, la que eligió ese día para ponerse. La minifalda le llegaba a la altura de medio muslo. Además, llevaba una blusa blanca abotonada por delante con un poco de escote y sin sujetador debajo, lo cual hacía que se le intuyeran los oscuros pezones a través de dicha prenda. Debajo de la mini llevaba unos pantys negros con ligueros y un tanga blanco de licra que la sienta muy bien ya que, como lleva habitualmente el chocho prácticamente depilado, se le incrustaba en toda la raja. Mientras nos morreabamos con una mano levantaba un poco la mini y con la otra acariciaba por encima del tanga el coño de Tania.

Teníamos puesta mi anorak y el de Tania encima de las piernas por lo que se podía intuir lo que estábamos haciendo pero era imposible que nos vieran. Poco a poco el tanga se estaba humedeciendo debido a la calentura de Tania y me decidí a meter dos dedos por debajo del elástico e introducírselos dentro del chocho. La estuve follando con los dedos durante un rato hasta que ella decidió recompensarme mi buen hacer y devolverme las caricias. Pensé que lo iba a hacer discretamente por debajo de los anoraks como yo lo estaba haciendo pero cuando ella está cachonda no se sabe como va a reaccionar. Me abrió la cremallera del pantalón, me la sacó y fue más lejos que yo, me empezó a chupar la polla sin esconderse para nada de las demás personas del cine. La verdad era que el más cercano estaba como 7 asientos más allá de nosotros pero podía ver o adivinar perfectamente la maniobra de Tania. Se metió el glande en la boca y movía la lengua rápidamente en torno al frenillo dándome un gran placer. Daba mucho morbo ver como me estaban chupando la polla delante de la gente sin reparo alguno.

La película terminó y nos tuvimos que ir con el cuento a otra parte. Los dos estábamos tremendamente calientes, la gente nos miraba y más aún a Tania que lejos de avergonzarse parecía sacar pecho orgullosa de lo que había hecho. Al lado de la sala multicines hay una sala de juegos recreativos, donde tuve que hacer una parada para ir al servicio. Cuando salí del servicio vi como los chicos se comían con los ojos a Tania, unos por lo provocativa que iba vestida y otros porque habían estado en el cine y habían visto lo puta que era la comepollas de, por aquel entonces, mi novia. Nos fuimos de allí en dirección a una cervecería que hay en el mismo centro sintiendo las miradas de los chicos en el culo y piernas de Tania.

Joder, no te quitan ojo –la dije yo- si pudieran te follaban de lo cachondos que les estás poniendo.

¿Están mirando?.

Como si no lo supieras que les has dejado babeando.

Pues que miren que es gratis.

Hizo como que se le cayó el abrigo y se agachó a recogerlo sin flexionar las rodillas para nada. La falda se le subió por lo que se le veían por la parte posterior los ligueros de las medias y los molletes del culo. Por delante, como no llevaba sujetador, el escote de la blusa permitía que se le vieran las tetas y los pezones que los tenía completamente erectos. Recogió el abrigo como si no hubiera pasado nada y nos fuimos a la cervecería. La muy guarra sabe que me pone muy cachondo estas situaciones y efectivamente había conseguido que mi polla se pusiera dura como el acero.

Nos sentamos en las mesas que tienen fuera de la cervecería pero dentro del centro comercial al estilo de terraza de verano. Pedimos algunas raciones de ibéricos y unas cervezas para que entraran mejor. La mesa donde nosotros estábamos daba a la cristalera de la calle y desde allí podíamos observar a la gente que entraba y salía. En la mesa de al lado estaban dos matrimonios, uno de los cuales tenía un bebé en un carrito y el otro matrimonio tenía de unos un hijo de unos 15 o 16 años sentado enfrente de Tania. La conversación parecía girar en torno al bebé por lo que el pobre muchacho se estaba aburriendo más que una ostra. De vez en cuando miraba por el rabillo del ojo las piernas de Tania.

Hoy estás que rompes –la dije al oído-, me parece que el chico este de enfrente de ti se va a hacer hoy una paja a tu salud. Se va a quedar bizco como siga mirando de esa forma.

Pero si es un niño.

Tu que pasa que ¿con su edad no eras capaz de tirarte un tío de 25 años?.

Pues claro que sí.

Pues él también te puede follar a ti.

Pues que se la machaque cuando llegue a casa.

Se abrió poco a poco de piernas disimuladamente para que el chico pudiera ver el color de la ropa interior, cruzaba las piernas al estilo de la película de Instinto Básico y provocaba una gran excitación para el chico, para Tania, que me confesó que se estaba mojando, y por su puesto para mí.

Esta familia se marchó pero Tania y yo seguimos jugando al mismo juego. En esta misma mesa de al lado se sentó otra pareja, un poco más mayor que nosotros, y el hombre os puedo asegurar que le vio a Tania todo: el tanga húmedo que hacía que los pelos del coño se le clareaban de lo pegado que lo tenía y las tetas porque en alguna ocasión se agachó para rascarse el talón. La minifalda se le había subido hasta la altura del liguero de las medias y aunque cerrara al máximo las piernas se le veía el pico de la braga. Hacia el otro lado veíamos como un grupo de chicos entraba y salían constantemente por la puerta acristalada para ver las bragas a la puta de mi novia. Estos chicos tendrían entre 17 y 19 años y eran algunos de los que estaban en los recreativos. Tania hacía como que no se daba cuenta, se movía hacia un lado, cruzaba la pierna hacia el otro, …, nos estaba poniendo a todos la polla como la de un burro.

Me está dando miedo esta situación –la dije- el grupo de chicos de enfrente no te quita ojo.

¿Y…?

Pues que a ver si cuando nos vayamos nos van a seguir al parking y

¿Y qué?. Como se pongan tontos me los follo a todos.

Terminamos la cerveza que nos estábamos tomando y nos marchamos. Cuando se levantó Tania seguía teniendo la falda a la altura del liguero de las medias y la muy guarra no se preocupó por bajársela. Dio una exhibición de piernas por todo el centro comercial hasta que llegamos al parking. Miré atrás por si nos seguían los chicos de antes pero parece que eran buenos chicos y se conformaron con la exhibición previa de Tania. En este sitio caímos en las cámaras de vídeo y en el guarda jurado del aparcamiento.

Eres una puta lo sabías.

Sí, pero ¿a que te gusta?.

La terminé de levantar la minifalda hasta la cintura para que la cámara de atrás le hiciera un primer plano de su culo y le desabroché los botones de la blusa, se la abrí y le chupé un pezón. Se dejaba hacer. La retiré la tira del tanga hacia un lado y la metí dos dedos en el coño mientras con el dedo gordo precalentaba el ano. El guarda jurado no nos quitaba ojo. Nos metimos en el coche y, cuando pasamos cerca de vigilante jurado, Tania le enseñó por la ventana el tanga que ya se había quitado y que llevaba en la mano. Después nos dirigimos hacia un descampado que hay en el barrio de Tania donde solemos ir las parejas para follar dentro del coche. Durante el trayecto ella se dedicó a mamarme la polla. Me costaba mantener la atención en la carretera y no en lo que me estaba haciendo y en el espectáculo que estaba dando. No se cortaba para nada, ni si quiera cuando pasábamos cerca de un autobús. No cabe duda que al adelantarlos los que miraban por la ventanilla no sólo veían como me la chupaba sino también la podían ver a ella el culo y hasta el coño, ya que ella se ocupaba de elevar el trasero hasta que se le vieran bien los bajos.

Una vez llegado al descampado aparcamos entre dos coches. Aparcando de esta forma corríamos el peligro de que las otras parejas de los coches cercanos te vieran follar, al igual que también les podíamos ver nosotros a ellos, pero evitábamos que en caso de venir algún mirón (que de vez en cuando los había) sucediera algo no consentido. El que nos viera alguien era un aliciente más, sobre todo cuando veías como chicos jóvenes de unos 16 a 18 años venían a fisgar como follábamos. Tania nada más aparcar salió del coche para mear. Como no llevaba bragas, solo tuvo que subirse la minifalda y agacharse para orinar. Lo hizo fríamente, sabiendo que nuestros vecinos estarían pendientes de la operación. Una vez terminado de orinar, se puso de pie, se limpió el coño con un clinex y volvió a entrar en el coche. Ya dentro comentamos lo guarra que era y lo caliente que me había puesto. Me tumbé ocupando todo el asiento trasero y ella se tumbó encima de mí en la posición del 69. Mientras ella me lamía el rabo, yo me ocupaba de su coño y de su culo porque a parte de meterle la lengua en ambos agujeros me ocupaba de meterle algún dedo en ellos.

Me encanta esta postura porque tengo todo su sexo a mi disposición, me gusta lamerle los labios del coño y meterle de vez en cuando la lengua como si fuera una polla. También me encanta hacerle el beso negro aunque ella a veces no me deja porque la da corte que se lo haga. Aquel día no puso resistencia debido a la calentura de ambos. Es más, después de estar haciéndoselo un rato, me hizo ella un beso negro a mí. Se dedicó a lamerle el ano durante dos o tres minutos y, una vez me lubricó el culo, me metió un dedo en el culo mientras me chupaba la polla.

En el coche suelo llevar una porra de madera bastante larga y con una cabeza por así decirlo muy gorda. Se me ocurrió metérsela por el chocho. Le puse un condón a la porra y en ese mismo 69 me dediqué a hundírsela en el coño mientras le chupaba el clítoris. Ella empezó a jadear pasados unos segundos y se corrió, la porra salía con abundante líquido espeso de color blanco el cual extendí por su ano para lubricarlo aún más y meterle a la vez dos dedos en su culo respingón.

Méteme la polla de una vez.

Quiero darte por el culo sin sacarte la porra del coño.

Me parece buena idea pero no me hagas esperar más.

Me senté en el medio del asiento trasero mientras hice que ella se sentara dándome la espalda clavándose mi polla en su culo. Mientras ella me follaba con su culo, yo le bombeaba en el coño con la porra y le acariciaba las tetas pellizcándole después los duros pezones. Tania tiene el ano estrecho, pocas veces la he follado por el culo ya que mi polla es bastante gorda y la hago daño cuando la enculo. Por esto y por la porra que tenía en el coño no la pude penetrar profundamente pero sí lo justo para que me pudiera correr dentro debido al placer de follar un agujero estrecho. Tres o cuatro chorros de esperma intenso le eche en su culo. Aún habiéndome corrido no dejé de follarla con la porra hasta que ella se corrió también. La hice levantar el culo de mi polla y aproveché que tenía el culo en pompa para limpiarle el culo y coño con la lengua de sus jugos y de los míos.

Exhaustos nos sentamos a descansar un rato. Una vez nos recuperamos, nos recompusimos la ropa y la llevé a su casa. Cuando me dirigía a mi casa descubrí que la guarra de mi novia se había dejado en el suelo del asiento delantero el tanga el cual cogí y, sin poderme resistir, tuve que oler y lamer durante todo el trayecto.

Autor: joseleitor jose12371@ozu.es