Domingo complicado

Un tipo muy “pagado de sí mismo”, de los que se creen más “vivos” que todos los demás y descubre que es un ignorante condenado a pagar caro por su soberbia.

Domingo por la tarde, verano, 16.30 horas, el sol a pleno, la temperatura es muy elevada y bajo los rayos de Febo, incalculable y según son o como suelen ser todos los domingos, tranquilos, solitarios, apacibles, casi depresivos y destiladores de tristezas, pero en ese barrio residencial cercano al centro de la ciudad parece que se notara más.  Las calles están vacías, el asfalto parece hervir y ni pizca de brisa se deja sentir.  Los autos duermen al amparo de garajes o debajo de los árboles de tal o cual parque interior.

Los moradores ni asoman sus narices hacia la calurosa calle, nadie tiene ganas de salir y enfrentar al sol, aprovechan sus largas siestas de domingo acariciados por sus aires acondicionados y el fresco interior de sus casas, sin embargo, en alguna que otra morada se deja oír el chapoteo de agua en las piscinas junto a risas y alegrías de chicos y jóvenes.

La cuadra de cien metros tiene nueve casas, cinco de una vereda y cuatro de la otra y a cuál más hermosa.  Hay una sola de estilo americano, todas las demás son chalets con techos de tejas coloniales o francesas, acanaladas o lisas en colores terracota, azules o negras, opacas o esmaltadas y construidos en uno o dos niveles con distintas caídas.

Las entradas son espaciosas con porch de ingreso, puertas macizas en madera y grandes ventanales de persianas bajas para que el calor no penetre, los jardines de los frentes se engalanan de distintos colores acorde a las flores elegidas para decorarlos.  Los “ Rayitos de Sol ”, las “ Alegrías del Hogar ” de muchas y diversas tonalidades, los rosales y aquellas cuyos nombres conocen sólo los que las venden, junto a azaleas y alguna que otra enredadera se disputan la supremacía de su coquetería y belleza.

Las veredas son amplias y uno que otro frondoso árbol esparce su generosa sombra cercana a los portones de varias entradas.  Por su disposición, a todo lo largo de la cuadra, se nota que antes hubo más árboles, desgraciadamente, veredas más amplias o mejores vistas para las casas provocaron su desaparición.  La arquitectura de las edificaciones es distinta, lo mismo sucede con los decorados exteriores, revestimientos o color de la pintura, así y todo, hay “ algo ” que, sin excepciones, con detalles decorativos o no, asemeja a todas por igual, tienen grandes y altas rejas frente a sus jardines.

Hierros cuadrados o redondos, con puntas afiladas o romas, más finas o más gruesas y todas parecen seguir un mismo patrón de confección.  Paredones al costado de las casas en los límites con los terrenos linderos y en los frentes, REJAS .  Amuradas a los paredones laterales parte un tramo de rejas, luego puerta de entrada para personas, con los correspondientes “ porteros eléctricos ”, también de rejas, otro tramo de rejas y portón de entrada de autos, obviamente, de rejas, conjuntamente con columnas de distintos grosores espaciadas entre sí para sustentarlas.

Como los terrenos son de distintas medidas en sus frentes, no faltan alambrados perimetrales a continuación de las rejas, fijados con concreto contra el piso y tapados con abundante vegetación debidamente podada.  Observando este paisaje queda demostrado a las claras que las rejas y los alambrados no son una moda decorativa y que su instalación denota una manifiesta INSEGURIDAD .

A veces no se sabe si es gracioso o dramático, la gente suele creer que las rejas, las armas en la casa, las alarmas de seguridad, el personal de vigilancia, los perros guardianes o los circuitos cerrados de televisión son suficientes para “ espantar ” a los ladrones, cacos o rateros.

Se quedan tranquilos y aunque algo se logra con esos sistemas ( además de alimentar a toda la industria que rodea tales medidas, vigilantes, armerías, albañiles, herreros, fabricantes de alarmas, técnicos electrónicos y hasta veterinarios más alguno que seguro queda sin nombrar ) parece no tenerse en cuenta que son meros “ paliativos ” utilizados como disuasivos que jamás detienen a quienes no quieren ser detenidos por ellos.  Los propios moradores pasan a ser la principal falla de seguridad, para más, sumando miedos y temores, la maldita inseguridad los convierten en auto prisioneros de sus propias y lujosas “ cárceles ”.

La quietud y la calurosa soledad de esa calle la rompen dos jóvenes, dieciocho, quizás veinte años como máximo, cabellos bien cortados y vestidos con bermudas y zapatillas caras.  Llevan el torso desnudo y sus remeras anudadas a la cintura, venían caminando desde una calle lateral en la que el sol caía y castigaba a pleno.  Se paran en la esquina, señalan un árbol hacia su lado izquierdo, caminan unos diez metros hacía él y descansan sus acalorados cuerpos en la sombra que éste proyecta.  Se sientan sobre el césped prolijamente cortado y hablan entre ellos, prenden un cigarrillo cada uno y después de un rato pasan a formar parte del paisaje quieto y anodino.

Falta muy poco para las 17.00 horas y la imponente camioneta 4x4 dobla tomando esa calle y busca el portón de entrada de una de las casas.  El conductor es un hombre joven de no más de cuarenta años regresando como casi todos los domingos de los links del Club de Golf de la localidad cercana.  Al doblar experimenta un toque de alerta ante la presencia de los jóvenes, los mira y los ve “ normales ”, tal como cualquier amigo de sus vecinos, aparte, éstos ni siquiera lo miran, como si estuvieran enfrascados en su propio mundo y además, como que ya es o resulta un poco “ molesto ” desconfiar de todos, decide ignorarlos.

Está relajado en el ambiente acondicionado con el aire frío de su cabina y a la vez cansado, los dieciocho hoyos de hoy le parecieron más largos que nunca, para colmo de males Pedro y Gustavo , sus dos amigos, estaban más pesados e insoportables que de costumbre, discutieron en todos los hoyos y hablaron hasta por los codos.

Deseó no haber ido a jugar, pero como su mujer e hija iban a visitar a sus suegros, optó por el golf.  Se le había cruzado la idea de pasar por el Casino, aunque sucedió que Pedro insistió y como además Gustavo había salido con la nueva secretaria, lo que podía contar ameritaba caminar un rato bajo el sol, incluso “ aguantar ” la charla del petiso Pedro .

Pobre Pedro , el prototipo del infeliz con dinero, entrado en carnes, petiso, medio pelado, era dueño de un restaurante de moda y un gran boliche bailable en la zona más taquillera de la ciudad pero de “ vivo ” no tenía nada.  Se “ comía ” todas las bromas o “ cargadas ”, vivía rodeado de hermosas y jóvenes mujeres dispuestas a cualquier cosa que se le antojara, más nunca tenía una aventura que contar, de la intimidad de su vida sólo hablaba de la mujer y la hija, de lo maravillosas que eran y que no necesitaba más.

Abría la boca nada más que para decir “ pelotudeces ” y les sonreía a todos como un triste “ lameculos ”. Gustavo era el Abogado de los dos, “ ganaba ” las mujeres que quería, tenía dinero y “ pinta ” de galán, treinta y nueve años, igual que él mientras que el único que desentonaba era Pedro que rondaba los cincuenta.  No sabía por qué Gustavo lo “ aguantaba ” tanto a Pedro , quizás por el dinero que éste tenía y precisamente por el dinero que le debía, también lo “ aguantaba ” él.

Le había vuelto a pedir prestado para comprar mercaderías y el tipo sólo se sonreía y aportaba sin chistar, era generoso con sus amigos porque, según decía, “ alguna vez lo podrían ayudar” .  Ya le debía más de cien mil dólares, gracias a eso y a lo “ rápido ” que se sabía para los negocios ya tenía más del doble guardado y el comercio “ reventaba ” de mercaderías en sus estanterías y depósitos.  Nunca le había firmado nada y se lo pensaba devolver en cuotas que él mismo impondría, intereses, ni se le ocurría pensar en pagar.

Bastante gastaba ya en hoteles caros y en salidas a “escondidas” con Isabel , la “ santa ” mujer de Pedro .  Hacía casi un año que, de vez en cuando, se encontraban y la muy puta se mostraba cada vez más insaciable, ¡si supiera Pedro las posiciones que quería practicar! , no se negaba ni le negaba nada, estaba “ putísima ” y en cualquier momento la “ enfiestaba ” con otra mujer. ¿Cómo se podía ser tan “cornudo” y tan idiota a la vez?

Isabel , la mujer de Pedro , anda en los cuarenta, es caribeña, mexicana o de América Central, de por ahí pero blanca, rubia, menuda, tiene ojos verdes y un físico escultural que te “ calienta ” de sólo verla caminar, la hija tiene diecisiete y es igual a la madre.  La muy descarada sabe que tiene un “ lomo infernal ” y ya lo estaba “ buscando ”, le había apoyado el trasero el viernes en la fiesta de su sobrina mayor y debajo de ese vestido largo las carnes de sus nalgas se adivinaban duras y apetecibles.

En un momento se había acercado a él y le había preguntado sin pudores, ¿Cuándo me vas a llevar a pasear? , como la vio “ entregada ” hasta se animó a tocarle un pezón endurecido por la excitación, ¿Querés ir conmigo un rato al baño? , así nomás se lo dijo, muy suelta de cuerpo, igual no quiso tentarse y de paso, la dejaba “ calentita ”, a las hembras había que saber “manejarlas” .

Mientras la tocaba casi disimuladamente ella se quedaba quieta, lo miraba a los ojos y se mordía los labios, parecía que le brotaban las putísimas ganas y deseosa de ser “ cogida ”, ni poseída ni para hacerle el amor, para ser “ cogida ” y no la iba a defraudar.  Quedó con que el martes salían y la pensaba llevar directo al nuevo hotel de la Panamericana… ¿Le habrá contado algo la madre de su forma de ser en la cama?

Lo tenía “ recaliente ” la mocosa y además recordaba lo que le había contado Gustavo de la secretaria, no le hubiese desagradado estar en su lugar y en una de esas lo intentaba, Gustavo no tendría problemas.  Las “ nenas ” estaban cada vez más fáciles y accesibles, aunque ninguna era como su hija de dieciséis años y meses, pues la tenía “ cortita ”, no desobedecía, estudiaba y no pensaba en chicos ni en pavadas, eso era “ educar ”.

Cada vez estaba más convencido que algunos nacieron para ser “ vivos ” como él y otros no pasarían nunca de la categoría de “ idiotas ”.  Pensando en eso y sonriéndose pulsó el botón del control remoto para abrir el portón automático e introdujo la camioneta en el garaje mientras éste se cerraba solo.  El coche de su mujer no estaba, mejor, tenía la casa para él sólo sin que nadie le hiciera preguntas tontas e inoportunas de mujer y sin el “ peligro ” siempre latente que se pusiera en “ mimosa ”.

Estaba muy bien “ la gorda ” como él le decía, había engordado un par de kilos que no le quedaban nada mal pero desde hacía un tiempito no tenía ganas de “ aguantarla ”.  Era siempre lo mismo y el “ no ” preparado a flor de labios para cualquier variante de cama, definitivamente prefería a las borregas que parecían querer investigar e intentar todo.  Otra vez la hija de Pedro se le cruzó por la cabeza y se sintió excitado.

Ya estaba adentro del garaje propiamente dicho, el portón de rejas ya habría cerrado y ahora miraba por el retrovisor como terminaba de cerrarse el último portón de la casa, cerró el contacto de la camioneta y descendió dispuesto a darse un baño de agua tibia.

Al bajar, se le heló el cuerpo y un sudor frío y repentino le corrió por la columna.  El ojo oscuro y gélido de una negra 9 mm le apuntaba a la cara y un joven de bermudas y sin remera le pedía las llaves de la vivienda y el código de la alarma.  Estuvo a punto de decir algo, pero el otro joven le propinó un fuerte golpe en los riñones y el dolor y la sorpresa lo enmudecieron.

  • Que no se te ocurra decirnos otro número porque si asoma la policía te morís primero , -dijo uno con frialdad-.

Sabían lo que hacían, no parecían drogados y estaban decididos a todo, lo vio en sus ojos brillantes y claros y el miedo le ganó por la espalda haciéndose sentir en su columna. ¿En qué momento me descuidé? Esperaba, rogaba para sí que ningún vecino los hubiese visto porque si llamaban a la policía, lo mataban sin titubear.

Igualmente, a pesar del miedo repentino, se dio cuenta que eran dos chicos y según entendía él, había que saberlos “manejar” , “ yo les tiró unos Pesos y listo ” -pensó-…  “ Miren muchachos ” alcanzó a decir antes que el golpe dado con el arma le reventara el pómulo del lado izquierdo de la cara y el fuerte tirón de pelo no lo dejara desmayarse.

La sangre corría por su mejilla y barbilla manchando su ropa deportiva cara, con una mano se apretó la herida y con la otra abrió la puerta y apretó los botones correctos de la alarma.  Ya dentro de la casa, el empujón lo depositó sobre el sillón grande del living haciendo que se manchara con su sangre gran parte de la cuerina blanca. ¿Adónde tenés guardada la plata? , ¿hay armas en la casa? , ni siquiera gritaban y esa calma infundía más temor.

Cada pregunta una trompada, cada queja un golpe en la cabeza, “ no te escucho ” decía el muchacho, tampoco lo dejaba decir nada y el cucharón de madera de algarrobo actuaba como martillo en la cabeza y los brazos. ¿Quién habrá sido el estúpido que dejó ese cucharón a la vista? -pensó y recordó rápido que eran cubiertos y utensilios decorativos que su mujer quiso colgar en la pared-, ¡Pedazo de idiota, mujer estúpida! , mirá para lo que sirvieron, nunca hace ninguna bien” , -pensó con enojo-.

La herida de la cara le latía, parecía que todo su rostro se estaba deformando y el hedor y la humedad en su entrepierna sólo podía significar algo que “ a él ” no le podía estar pasando… ¿Por qué justo a él? ...

  • ¡Sos un chancho, un asqueroso inmundo, te cagaste! , -le dijo el joven que parecía mandar y sintió vergüenza a la par que rogaba por su vida sollozando e hipando-.

No podía pensar bien, las frases no le salían claras, creía enloquecer y el joven parecía gozar con lo que hacía. ¿A dónde estaba el otro? , seguro que revisaba el dormitorio, ojalá no encuentre la caja con el dinero, ¿Por qué no habría sacado la cuenta en el banco como quería “la Bruja”? , él no confiaba mucho en los bancos, además saber que tenía la plata en casa y mirarla de vez en cuando lo hacía sentirse bien.

Si no querés hablar te tengo que matar ”, -este tipo está loco pensó-, ¿para qué agarró ese almohadón? , el miedo era incontrolable, no se podía mover y lloraba, pensó que quizás, si cerraba los ojos podía soportarlo mejor.  “ Abrí los ojos ” escuchó, obedeció y el joven apoyó el almohadón en su cara, “ es para que no se escuche el disparo ” –acotó el delincuente- y duro de miedo esperó el final, ya no se creyó tan “ vivo ”.

Le quería decir sobre el dinero, el arma, las joyas, responder a todo lo que le preguntaba y el almohadón en su cara no lo dejaba.  La cara aterrada, el cojín y del otro lado la pistola, hubiese jurado que sentía el frío del cañón, escuchó dos “ click ” seguidos y un sordo “ plop ”.  Ya estaba muerto, pero seguía pensando en su vida pasada en las “ cagadas ”, en las maldades, en las trapisondas a los amigos y familia, en los engaños… ¿No tenía “buenas” para pensar? , ¡qué vida de mierda! , ya debía estar viajando quien sabe a dónde y se arrepentía aceleradamente de todas las “ malas ”, hasta estaba contento porque no había sentido dolor.

Oyó una voz que le pareció lejana, “ ¿te asustaste cagón ? ”, el delincuente le retiró el almohadón de la cara, le sonrió y siguió hablando, “ mirá como quedó el respaldo del sillón, así te va a quedar la cabeza y ahora hablá porque la próxima va en serio ”.  No bromeaba, se notaba en la frialdad de los ojos y en el gesto al levantar y guardar el casquillo usado, “¿dónde está la plata grande?” , ¡encima sabían lo que buscaban! Se lo dijo, total, vivir era lo más importante y Pedro , el gran amigo Pedro , que hacía plata de la nada, lo ayudaría como otras veces.

Lo ataron fuerte de manos y piernas, pusieron un trapo en su boca, lo amordazaron y luego lo colocaron de rodillas sobre el sillón y le ataron los tobillos con un lazo que previamente pasaron por su cuello, no podía ni moverse y los cordones de las cortinas eran trenzados y durísimos para cortarlos.

Buscaron y trajeron todo el dinero, las joyas y el revólver 38 que guardaba.  “ Ya está, se terminó ” pensó y una cierta relajación se apoderó de su cuerpo y casi como que le dio sueño.  “ Quedate tranquilo, ahora vamos a comer algo y después veremos lo que hacemos ”. ¿Qué había que ver? , ¿Por qué no se iban ya y listo? Sacaron comida y agua mineral de la heladera, comían, bebían y conversaban entre ellos, los quería escuchar, pero parecían hablar en clave, estaban tranquilos y como sentados en cualquier bar, incluso riendo.

¿Cuánto tiempo habrá pasado? , miró el reloj de pared que tenía enfrente, 17.32 horas, apenas media hora y se llevaban el fruto de varios años de trabajo, además nunca se había sentido tan miserable y asustado. ¿Qué estaban esperando para irse? Cerraba los ojos y rogaba para que su mujer y su hija no llegaran, no fuera a ser cosa que se les ocurriera hacer algo en contra de ellas y no podría defenderlas, principalmente a la hija, “la gorda” no importaba tanto.

Veinte minutos más tarde se escuchó el auto, luego el portón que se cerraba y enseguida las llaves en la cerradura.  Gruñía y gritaba con gritos sordos que sólo él escuchaba, ¡“ NO ENTREN ”! ¡“ CORRAN ”!, ¡“ HAY LADRONES ”!  Se movía tratando de soltarse y la soga del cuello lo apretaba casi hasta la asfixia.

Escuchó la voz de su hija, “ No entres mami, esperá que me pongo la camisa ”. ¿Qué hacen ahora? , ¡ESCAPEN! y el reloj, el maldito reloj que parecía tener un segundero movido con cámara lenta.  Si entraban no había forma de evitar lo que pudiera pasar y a él lo verían solamente al pasar el recibidor, para entonces sería demasiado tarde.  Venían riendo y haciendo bromas, pero se quedaron congeladas al ver al esposo-padre atado, sangrando, amordazado y desfigurado.

Uno las esperó detrás de la pared del living, el otro parado al frente del bar.  Ellas tenían sus dos piezas puestas y una camisa larga sobre el cuerpo.  “ Hola Mercedes ”, dijo uno, “ Hola Celeste ” dijo el otro.

Mercedes y Celeste se sorprendieron… ¿Qué hacen acá? ... ¿Qué pasó? ...  El otrora orgulloso, seguro e engreído revoleaba los ojos y miraba sin entender, ¿de dónde se conocían? , ¿qué era lo que le habían ocultado? El joven que mandaba y era el mayor le contestó a su mujer…  “ Lo vinimos a robar, pero quiso resistirse ” ... ¿No me vas a saludar con un beso?

Mercedes miró a su hija, luego a su marido golpeado e indefenso y saltó contra el joven como una fiera herida, éste se hizo a un costado y hundió su puño con violencia en la boca del estómago de la mujer que quedó arrodillada, llorando y casi sin aire. Celeste quiso gritar, no llegó a hacerlo, en una acción sincronizada, el que tenía al lado le aplicó un cachetazo que sonó fuerte en toda la casa y la arrojó al piso casi desmayada.

La desesperación del hombre atado era total y otra vez el cucharón de madera dura se hizo sentir aplacando cualquier intento.  Les arrancaron las camisas y las dos quedaron semidesnudas y abrazadas llorando quedamente ante la amenaza de más golpes… ¿Por qué me hacés esto Luís? , dijo Mercedes y al hombre atado ya no le quedaron dudas del mutuo conocimiento que había entre ellos.

Permita que nos presentemos”, yo soy Luís, amante de su mujer desde hace un tiempo ”.  La mujer se tapaba la cara y el marido miraba asombrado hacia uno y otro lado…  “ ¿Qué le pasa?...  ¿Acaso lo sorprende que no sea tan “santa”?...  le puedo asegurar que la tenía un tanto descuidada, me bastó invitarla a tomar un café para que hiciera lo que yo quería en una cama ”.  Los ojos del hombre se pusieron rojos y una baba como de rabia se escapaba de su mordaza.  “ ¡Basta, por favor, basta! ” -gritó la mujer-, Luís la golpeó en la cara y dijo sin inmutarse, “ no vuelvas a gritar, estoy hablando yo ”. Mercedes asintió con la cabeza y se quedó callada tocándose la cara golpeada.

Él es Roberto, amante de su hija desde que cumplió los años, no le puedo decir “novio” porque usted no la deja tener novio ”… ¡No podía ser! , esas no eran su esposa e hija,¿qué había pasado con su familia? ...¿A dónde estaba él cuando todo esto pasaba?...¿Qué hace mi hija con esa tanga que se le pierde en las nalgas? ...¿Desde cuándo tiene esos pechos? ...  Se le cruzó por la cabeza que él siempre trató de educar y marcar pautas, era evidente que su mujer había hecho todo al revés.  Al final resultó ser una atorrante que llevaba a su hija por el peor camino y había engañado a todos.

¿Qué le pasa infeliz?, ¿Por qué esa cara de indignación y asombro?, parecería que recién ahora se está dando cuenta que existen otras realidades aparte de las suyas y que en esas realidades la mujer “buena y fiel” se cansa de serlo cuando el marido sólo vive su vida, no la tiene en cuenta y la engaña y humilla con cuanta mocosa se cruza , sin dudas queella también se merecía un “pendejo” que tratara de escucharla y entenderla, fundamentalmente, que la hiciera sentir una buena “hembra” .

Las lágrimas de impotencia y desolación corrían por las mejillas del “ vivo ”, “ yo debí habérmelo imaginado ” -pensó-, “ uno les da todo, pero siempre afloran sus esencias de putas ” y la miraba a Mercedes con odio no disimulado.  Imposibilitado de moverse y hablar solamente gruñía y trataba en vano de apartarse de la mujer que arrodillada pedía perdones.

¿Y la nena, señor?, salió mejor que la madre, lástima que no puede preguntarle a Roberto, él podría contarle como goza la nena y que bien se siente cuando la penetra y ella se ríe de sus enseñanzas rígidas y sin amor ”. ¡No, no puede ser cierto, mi hija no! , ¿por qué eran tan sádicos y cínicos? Tenía ganas de decirles que se llevaran todo, hasta a su mujer pero que no lo torturaran más, que no le dijeran esas cosas de su hija, que ella no era así y que seguramente la reverenda puta de su madre la había convencido para que actuara en su contra, igual no podía hablar y sus ataduras tampoco cedían.

Si querían que él se diera cuenta que estaba equivocado, lo habían logrado e iba a cambiar, muchas cosas iban a cambiar, Mercedes sería una de las primeras cosas, aunque ahora se abrazara a su hija y llorara con algo de desesperación.

¿Sabe algo señor?, tenía razón Roberto, está muy “fuerte” la mocosa y ahora que la veo casi desnuda tengo ganas de comprobar si lo otro que me contó no son charlatanerías ” … “¡Celeste!” , la llamó ordenando y sin levantar la voz, “ acercate de rodillas y haceme a mí lo que dice Roberto que tanto te gusta ”.  La chica negó con la cabeza, “ ¡Hijo de puta!, yo no voy a hacer nada ” -contestó en un amago de rebeldía que, a esa altura parecía inútil-. Roberto la tomó violentamente del cabello y la levantó del piso, “ Dejala, esto tiene que ser con más amor y ganas ” dijo Luís .

Sin hesitar, apoyó la pistola en la frente del padre atado y le habló a la chica, “ No juegues conmigo, o venís y hacés esto como algo normal y con gusto o hago ensaladas de sesos paternos contra la pared ”, amartilló la pistola y siguió, “ tenés sólo dos opciones ”.  Las mujeres miraron al esposo-padre que tenía los ojos cerrados y parecía rezar resignado.

Ambas, sin saberlo, pensaron lo mismo, se sintieron muy culpables porque por sus actos egoístas estaban haciendo sufrir horrores a un hombre que aún con defectos no era mala persona.  Habían sabido de un par de engaños y dolidas, ella por su lado y su hija por el otro, habían optado por pensar sólo en sí mismas, buscaron consuelo entre sábanas ajenas y se mostraban ahora peores personas y decididamente ínfimas.  Esto que ahora les sucedía no dejaba de ser una forma de “ pagar ”.

Celeste parecía petrificada, entonces Mercedes quiso moverse para ocupar el lugar de su hija, pero el tirón de pelos la sentó de nalgas y con rudeza contra el piso, “ no te desesperes ” -dijo riendo Roberto- .  El movimiento pareció “ despertar ” a Celeste y lo miró a su amante rogando con su mirada, no podía creer que ese fuera el mismo hombre al que se había entregado y del cual aprendía y aceptaba todo con placer y deleite.

Nunca la habían tratado con tanta dulzura y dedicación y ahora le pedía que demostrara lo que era “ algo ” de ellos dos.  “ No me hagas quedar mal ” -escuchó y comenzó a gatear con el cabello rubio cayendo sobre su rostro-, al llegar al lado de Luís , levantó la vista, bajó el cierre del pantalón y extrayendo el miembro semi flácido lo introdujo en su boca.

Esa es mi chica ” -dijo Roberto- y ella sintió una especie de orgullo que no supo explicar, el cual la llevó a esmerarse en la tarea.  El padre no quería mirar y la madre abrió los ojos con incredulidad, ¿en qué momento su pequeña hija hizo explotar su condición de hembra? , lo que hacía y como lo hacía no le era nada nuevo y resultaba un cuadro erótico y erotizante.  Sintió un ramalazo de envidia y enseguida la culpa la hizo sentir mal, miró a su marido que sufría en silencio y mantenía los ojos fuertemente cerrados.

Le dio mucha pena y pensó que, a pesar de sus errores, el pobre no se merecía el engaño a que ella lo había sometido.  Respecto de la hija, era evidente que ya era toda una mujer, más no tenía el compromiso que ella si tenía con el padre, pensaba en eso sintiéndose mal cuando escuchó la voz de Luís .

Y…  Qué tal la nena, señor, parecería como que disfruta, ¿no?, eso que yo no le dije lo que quería, sólo que hiciera lo que tanto le gusta…  Me imagino que usted habrá sentido lo mismo que yo con la hija del verdulero que le traía los pedidos o la hija de la señora que hace la limpieza o su sobrina o acaso con la mejor amiga de su hija, ¿Gimena se llama?, ¿no? El hombre atado abrió los ojos y bajó la cabeza en un gesto como de vencido.

En las mujeres las palabras de Luís actuaron como un detonante, miraron al esposo-padre y se estremecieron, quizás de indignación, quizás con odio, impotencia, humillación o todo ello junto pues ninguna de las nombradas tenía más de dieciséis años y Gimena recién cumplidos los diecisiete…

¡Hijo de tu puta madre! ”, se escuchó y Mercedes fue retenida por Roberto para que no pudiera golpearlo.  Ambas se miraron fijamente, se notó como que algo muy íntimo se rompía y las culpas se desvanecieron.  El muy hipócrita se jactaba de su rigidez y su moral y ahora quedaba evidenciada una rigidez educativa muy endeble y una enseñanza moral convertida en asquerosa moralina, definitivamente, lo odiaron.

¿Cómo fue que supieron todo eso? , la cabeza del esposo-padre caminaba aceleradamente y pensó que mucho no le había costado lograr que las chicas accedieran a sus requerimientos…  Él nunca se había fijado en las menores de edad y comenzó a hacerlo en su negocio notando sus físicos duros y su desparpajo en el trato.  Se le dio primero con la hija de la señora que limpiaba, la chica le pidió permiso para usar la piscina, se lo dio y su cuerpo se hizo notar enfundado en una minúscula dos piezas que no dejaba nada librado a la imaginación.

Él se quedaba solo en la casa desde el mediodía hasta las cinco de la tarde y viendo jugar a la chiquilla en el agua decidió tratar de seducirla mientras la madre trabajaba en otros lugares de la casa.  Un traje de baño nuevo, un par de jeans de marca, zapatillas de moda, uno o dos billetes para que gastara por su cuenta y un “ cambio de figuritas ” que se concretó con una felación en el cuarto de lavado, después se soltó rápido y no le quedó nada por descubrir.

No fue difícil y con las demás le pasó igual, solamente había que saber dónde estaban sus preferencias y disconformidades, luego actuar en consecuencia y casi como que entregaban su cuerpo como una forma de retribución, definitivamente, como una moneda de canje para no perder las atenciones.  De última, “ putas ”, con la diferencia que su goce se hacía notar cada vez más imponiendo sus ansias de hembras por sobre su aparente fragilidad exterior.

Decidirse con su sobrina le costó un poco más, pues a pesar de que imaginaba su boca “ trabajándolo ” y la miraba notando sus pechos y cola firmes, no dejaba de ser su sobrina.  No se animaba ni tampoco se presentaba la oportunidad, esto hasta que un miércoles apareció como a las dos de la tarde destilando lágrimas de rabia porque la madre no la dejaba ir de campamento con su noviecito y los padres del muchacho.

Se cambió para nadar un rato y todavía contrariada pasó semidesnuda con su traje de baño por delante de él.  Lo excitaban esos cuerpos duros apenas contenidos en esas dos piezas y sabiendo que en su casa no la dejaban tomar alcohol, le propuso tomar un par de vodkas juntos para que pudiera contar, para que se sacara las broncas y para que notara que su tío no era “ tan ” malo y rígido.

Ella aceptó y contó, bebió y siguió contando, que no la dejaban hacer nada, que no la trataban como una mujer, que no le daban los gustos, que su hermano, apenas un año y medio mayor, hacía lo que quería y no le decían nada, que su mamá gastaba para sí y para su hermano y ella nunca podía tener lo que deseaba.  Sobrina o no, los cuestionamientos eran típicos y al primer trago generoso le siguió otro, luego vinieron las propuestas dirigidas hacia lo que ella decía pretender y necesitar.

Si guardás el secreto para que no se entere nadie, yo te llevo de compras y cuando necesites algo de dinero podés contar con el tío ”, se le iluminaron los ojos y se sentó a su lado en el sillón dándole un abrazo y un beso prolongado en la mejilla.  El alcohol hacía su efecto, la desinhibía y le soltaba lengua y ganas de demostrar sus agradecimientos.

El duro pecho izquierdo apoyado en su brazo lo abstraía y despertaba sus ganas de tocarlo, desnudarlo, besarlo, pero no se quería apurar, la chiquilla tendría que venir sola “ al pie ”, ella misma tendría que creer que era quien provocaría al hombre.  La abrazó a su costado y le dijo que para él “ ya era toda una mujer ”, que no aprobaba que sus padres no lo vieran igual, mientras lo decía acariciaba la piel de su brazo, la de la cintura o tocaba su nuca logrando que la sobrina se acurrucara en su pecho y hombro.

Para completarla le propuso un viaje de dos días a la costa, dirían que iban a ir con su prima para arreglar detalles en su casa de verano, él sabía que su hija no querría ir si no la obligaba y ante la negativa de Celeste nadie podría negarse a que la sobrina viajara.  “ Hacemos así ”, -le dijo- “ yo le pido permiso a tus padres, si Celeste no quiere venir no importa, mañana en secreto vamos de compras para lo que necesites y te veas más linda, luego en la playa vamos a cenar o a los lados que te agraden ”…  “ Voy a ser todo para vos ”.

¡En serio!, Gracias tío ” y el abrazo y el beso en la comisura de los labios se prolongó un poco más.  Ya estaba excitada en todos los aspectos, se pegó más a él y mientras hablaba diciendo lo que necesitaría comprar y los lugares que irían a visitar, la mano de él intensificaba sus caricias en el cuello, en los costados del cuerpo y en parte de sus piernas notando los estremecimientos de la piel joven.

Estaba también muy excitado, pero no daría el paso final, igualmente, como al descuido, apoyó el dorso de la mano sobre uno de sus pechos y notó su pezón endurecido, ella suspiró y dijo las palabras mágicas, “ Tío, no sé cómo voy a agradecerte todo esto ”.  Él se sonrió para sus adentros y le contestó, “ si de verdad sos y te considerás una mujer, ya vas a encontrar una manera ”.  Se levantó, la mandó a darse un chapuzón y dijo que tenía que irse al negocio.

Al otro día con el permiso otorgado, hicieron las compras que quedaron ocultas en la camioneta y programaron el viaje y estadía que lo dejaron extenuado y satisfecho.  Salieron un viernes por la noche y al poco rato la chiquilla comenzó a abrir sus regalos dando grititos de placer.  Cien kilómetros después la sobrina se había recostado sobre él y sin decir palabra acariciaba distraídamente su pierna, él la abrazó con una mano en el hombro y un leve apretón le otorgó el permiso para que la niña hiciera a su antojo, ella tocó, acarició, bajó el cierre e hizo.

Unos kilómetros más adelante pararon en un hotel y descubrió a una hembra insaciable de sólo pocos años, no hubo necesidad de pedir nada, todo lo quería probar y experimentar.  En la casa de la costa fue igual, no le negó ninguna parte de su cuerpo y adoptaba las mejores posiciones para ser penetrada por dónde él quería, para mejor, seguía siendo igual con orgasmos múltiples y satisfacciones plenas.

Ninguna de ellas era virgen y a todas les gustó lo que recibieron, ¿cómo sabían estos tipos? ... ¿Lo habían seguido? ... ¿De dónde salieron esos dos que “lo mandaban al frente” denunciando sus cosas con las chicas para aprovecharse de su esposa e hija ? ... ¿Qué tenían que ver con alguna de las chicas? Su mujer y su hija lo habían mirado con odio pero, por lo sabido ahora con estos dos “ tipos ”, no tenían derecho, habían resultado tan putas como cualquiera y no tenían en cuenta todo lo que él les había dado y hecho por ellas, al fin de cuentas era hombre y se podía permitir algunas “ licencias ”.

Notaba que, por sobre el susto y el miedo, comenzaba a enojarse, todo el mundo era igual, todos buscaban su propio provecho, hasta la familia te trataba mejor cuanto más tenías.  Cuando todo esto terminara echaría a todos a patadas de su vida, se quedaría solo, haría lo que quisiera y que nadie le hablara de amor o de Dios, “ ¿A dónde estás ahora, Dios?, porque no te vas a putísima madre… ” y devolvió con más odio la mirada de su mujer.

Roberto le hizo una señal a Mercedes y ésta, sin decir nada, comenzó a hacer lo mismo que su hija, aunque pareció poner más ganas, ambas se miraron y casi como algo tácito parecieron contagiarse la una a la otra para ver quien hacía gozar más al macho que le tocaba en turno.  Pura esencia de hembras desatadas, heridas, humilladas y engañadas, pensando quizás que cuanto más feliz hacían al que tenían enfrente, más dolor causaban en el ahora “ extraño ” atado y amordazado.

En esa hipótesis de carrera por demostrar sus capacidades amatorias bucales no pudieron ganarse pues los hombres gozaron casi al unísono, no fue suficiente, ambas estaban lanzadas a la excitación y el goce  Primero fue como para “ castigar ” las canalladas del esposo-padre, ahora querían más por ellas mismas, no más razonamientos, todo era caliente y puro sentir anexado a la indignación y al desprecio, por eso bebieron, lamieron y girando sus cuerpos hasta quedar enfrentadas, fundieron sus bocas en un beso que no tuvo nada de “ familiar ”.

Los jóvenes reían y la desesperación del hombre se manifestaba con movimientos bruscos y lágrimas amargas que corrían por sus mejillas mientras hacía una fuerza inútil para cortar las soguillas de nylon lastimándose y haciendo sangrar sus muñecas.  Rogaba a un Dios que siempre consideró inexistente para poder desatarse y atacar y ahorcar con sus manos a los tipos que ya no le resultaban ladrones comunes y a la degenerada de su mujer.

A esta altura y viendo lo que hacían, no le cabían dudas que ella había preparado todo con su amante para quedarse con el dinero guardado.  Lo quería destruir y también utilizaba a su hija para hacerlo.  La insultaba y gritaba con sonidos guturales y aunque no salían las palabras, sus ojos inyectados en sangre delataban su odio.

Sabía que, aun cuando se desatara, no iba a poder con ellos y quizás lo mataran ante el primer intento, pero lo prefería de ese modo, así se quedaba sin una moneda y muerto él, ella se apropiaría del negocio, las propiedades, los autos y con todo lo suyo, ¿estaría también su hija confabulada con ellos? , era probable, sino como justificaría todo esto.

Su familia, ¡reverendas hijas de su putísima madre! Su “ señora ” esposa e hija, aquellas que tanto llenaron su boca por lo hermosas, modositas, obedientes y sumisas, se desmoronaban a sus pies arrancándose las pocas ropas, gimiendo y gozando como las dos prostitutas de la película que habían filmado con Gustavo ese fin de semana en la casaquinta que les había prestado Pedro .

Las mujeres seguían con su loco desenfreno y los jóvenes hablaban quedamente entre ellos, parecía que se avecinaba algún tipo de definición. Roberto trajo una mochila de Celeste y guardó en ella el dinero y las joyas, junto con la filmadora, la cámara digital y no pudo ver qué otras cosas.  “ Roberto, Luís ”, escuchó que Mercedes los llamaba, “ necesitamos algo más ” -les dijo-.  Las miró desnudas, abiertas de piernas, invitando, liberadas de todo pudor y se le antojaron obscenas.

Pensó que tendría que aguantar otra demostración de desenfreno erótico y no le importó, lo único que le daba vueltas en la cabeza era imaginar lo que esas dos putas le tenían preparado para cuando terminaran de gozar.  Los tipos se acercaron a él, lo hicieron girar mirando hacía el sillón y no entendió más.

Esto no lo teníamos previsto, pero supongo que nosotros lo provocamos así que trataremos de no defraudarlas ”…  “ No, chicas, de ese modo no, no queremos sorpresas, pónganse de rodillas ”.  No podía girar su cabeza para mirar, lo incómodo de su posición no lo permitía, pero cruzó por su mente de macho que serían penetradas por detrás.  La muy mierda se lo hacía a propósito, siempre se había negado a tomar esa posición con él, “ no soy una perra ” decía y ahora se mostraba con todo el potencial de perra alzada, dispuesta a que cualquiera hiciera con ella lo que le viniera en gana.

Despacio Roberto, es muy grande, no estoy acostumbrada por ahí ”, “ relajate mamá ” contestaba su hija. ¡No podía ser verdad! , él lo había intentado sólo una vez y fue tal el escándalo que nunca más lo quiso intentar, hasta lo trato de inmoral y asqueroso.  Ya no había dudas, las muy putas estaban de acuerdo y él era la víctima de sus maquinaciones.

Las quejas se apagaron y ahora todos eran gemidos de gozo y pedidos de más y más.  La bronca y el odio se hicieron insoportables y entremezclados entre esos sentimientos una morbosa curiosidad se instalaba, pero no podía satisfacerla, no podía girar su cuerpo y su cabeza.  Decididamente escuchar e imaginar era espantoso y ellos en su sadismo lo debían estar sabiendo.

Así, así ” decía Mercedes , ¿o era Celeste? , tampoco importaba porque enseguida las exclamaciones de gozo dejaron adivinar el orgasmo simultáneo de las mujeres, acompañados de la satisfacción de los hombres.  “ Chicas, estuvieron fantásticas y quiero que sepan que esto no es nada personal ”, “ son sólo órdenes que no se pueden discutir ”. ¿Qué era eso de las órdenes? , no podía comprender nada.

¿Quién ordenaba qué?... Escuchó un seco “ plop ”, luego otro y los sonidos se asemejaron al del disparo apagado por el almohadón.  No, no podía ser, era sólo su imaginación, quizás por las ganas de verla reventada a la puta de Mercedes, aunque estaba seguro que estaban todos de acuerdo.  Era ilógico, no las podían eliminar pues por quedarse con un poco de dinero dejaban de lado las propiedades, el negocio, los autos, era decididamente ilógico.

Él las hubiera exprimido, sin embargo, no las escuchaba, ¿Se habrían quedado dormidas por el esfuerzo las mal paridas y degeneradas? La tranquila voz de Luís lo sacó de sus pensamientos, “ Roberto, limpia el mango de esa madera y lo que podamos haber tocado, fijate si sacaste todos los micrófonos y las cámaras y después ayudame con este ”.

¡Hijos de miles de Putas! , con razón sabían tanto de su vida y lo que hacía en la casa, ¿por qué era? ... ¿A qué se debía esa vigilancia? Nada le cerraba, era todo cada vez más confuso.  Se movieron por la casa borrando huellas y guardando todo, de pronto lo dieron vuelta y lo que vio lo horrorizó y su grito sordo de espanto pareció salirle por los ojos.  Su esposa e hija yacían muertas a escasos centímetros del sillón en que se encontraba.  Estaban boca abajo, desnudas, con las piernas abiertas, con sendos almohadones perforados sobre sus cabezas y un único charco de sangre que se extendía hacia debajo de sus cuerpos.

¡No podía ser posible! , ¿Qué estaba sucediendo? Nada de lo pensado le servía, comenzó a temblar de un modo incontrolable, estaba aterrorizado.  Los jóvenes asesinos ni se mosqueaban y el cachetazo que le aplicó Luís actúo como sedante, “ dejá de temblar estúpido, tengo un par de mensajes que darte ”.

No te hagas tantos dramas, no te servían de mucho ”. ¿Qué le decía este asesino? , eran su mujer y su hija, su familia y las miraba fijamente esperando que se movieran, ¡levántense! , les ordenaba mentalmente, si lo hacen les juro que les dejo hacer lo que quieran y voy a vivir para ustedes solamente.  No había caso, no respondían y creyó estar volviéndose loco. Luís hablaba y no podía escucharlo, ojalá lo mataran ya, miró el reloj, las 20.40 horas y en tres horas y un poco más toda su vida se había desvanecido, no quería sufrir más.  “ No te escucha ” dijo Roberto , Luís lo golpeó en el brazo y se vio obligado a volver a su torturada realidad.

Te decía que, por ahora vas a vivir y te manda a decir el Doctor Gustavo ”… ¡Gustavo! ... ¿Qué tenía que ver Gustavo? , eran amigos desde hacía mucho tiempo, conocía bien a Mercedes , Celeste le decía tío, era la única persona a la que no hubiese perjudicado, apenas un par de amigas que le birló, pero él no se preocupaba por eso. ¿Qué le decía este asesino de Gustavo? ...

Te digo que el Doctor Gustavo manda avisarte que él no puede hacer nada, que sobrepasaste Leyes no escritas, que por el negocio no te preocupes, que se vendió a otra empresa y que ya retiraron la mercadería que compraste con el dinero de Pedro, que defraudaste a quien no debías y que todavía te queda algo para empezar de nuevo”

¿Qué es lo que le avisaba Gustavo? , él era quien colocaba rápido la mayor parte de la mercadería que importaban y en muchas oportunidades lo había aconsejado para perjudicar o defraudar a otros en sus negocios, ¿Por qué había vendido su negocio? , aunque podía porque era su Apoderado, no lo había consultado, ¿Por qué lo de Mercedes y Celeste? , no entendía el mensaje…

Este otro mensaje te lo manda “La Doña” ”… ¿Quién era “La Doña”? ...  “ Dice la jefa, la Señora Isabel ”, ¿Isabel? , se volvía loco por entender algo, pero no podía, sus neuronas se negaban a trabajar bien.  “ dice que no se puede tener todo lo que se quiere, que muchas veces con sólo pretenderlo implicaba la pérdida de algo querido, que se vio obligada a ordenar las muertes para evitar que se repitieran errores venideros y como escarmiento ”.

¿“La Doña”, la jefa? , ¿con quienes se había metido? y todo por esa estúpida idea de mirar y actuar solamente para sí sin que los demás importaran, ¿qué le pasaba a esta mujer? , ¿estaba celosa y por eso mandaba a matar? ... ¿era por eso que lo grababa y escuchaba? La gente está cada vez más loca, pensó y eso de “ La jefa o Doña ” le sonaba a organización mafiosa, quizás de algún Cártel de Narcotraficantes, no por nada era oriunda de América Central.

Luís lo miraba y lo dejaba pensar, “ dice también que como lo sabe muy “pagado de sí mismo” aún en situaciones extremas, no quiere que piense que las chiquillas o alguna otra mujer le importaban, que ella ama a su marido y que su papel en la relación que mantenían era el de un juguete usado para satisfacer sus caprichos, que sigue prefiriendo a Gustavo porque tiene otro nivel, tiene estudios y no usa el dinero para sentirse más o aparentar ser, que ella tiene más de lo que puede gastar y que recuerde que hay “rayas” que un hombre no puede transponer sin hacerse cargo de los riesgos ”.

Volvió a llorar, jefa o no jefa de lo que fuere, lo hería en su orgullo, lo humillaba, le destruía la vida y seguía sin comprender el por qué, ¿En qué le había fallado? , ¿No había otras formas de terminar una relación sin necesidad de matar y destruir?

En la incongruencia de sus pensamientos, se dio cuenta que todo había sido un plan urdido de antemano para tenerlo controlado a él y a su familia.  Recordó que Gustavo le había presentado a Isabel y era más que seguro que aprovechaban sus importaciones desde América Central para hacer contrabando de drogas u otras cosas.  No por nada había mercaderías que él no veía y no se ponía para la venta en el negocio. Gustavo se encargaba de venderla a otras empresas y él solamente recibía algunas ganancias.

El círculo se cerraba y quedaba claro que lo mantenían en secreto porque si él se enteraba tendrían que repartir más.  Todo era por dinero y avaricia, ¿qué le podían achacar a él? Nunca se quejó, además, sin saber y con Gustavo controlando todo, nunca se podría haber quedado con ningún “ vuelto ”.

¿Sabría el infeliz de Pedro sobre esto? No daba el perfil de jefe de una organización delictiva, todo le cerraba como inventiva de Isabel secundada por Gustavo .  Ella era una mujer que sabía lograr lo que quería y Gustavo era bueno para los papeles y los negocios, ¡estaba cantado que era así! y lo dejaban disfrutar a Pedro de billetes para lavar, evitando que molestara. ¡Pobre Pedro!

Se le cruzó por la cabeza que para operar en algo tan denso tendrían que tener a uno más grande que los “ bancara ”, pensó en las reuniones que hacía Isabel y en los Políticos que concurrían y ahora ya no dudaba que alguno de ellos era el que mandaba todo, pero no le importaba quien era.  Pensaba y pensaba decidiendo que tendría que ponerlo al tanto a Pedro , aunque mejor era que primero tratara de organizar su vida futura y las explicaciones que tendría que dar por las muertas.

Faltaban minutos para las veintiuna horas y Luís cortó la soga que unía su cuello con los tobillos, eso le permitió sentarse de frente a la puerta de calle y desviar la vista para no mirar los cuerpos tendidos…  “ Ahora te vamos a dejar y mañana te va a encontrar la señora que limpia, no hay teléfonos y nos llevamos las llaves, no hagas tonterías y aguantá un poco más ”…  “ Roberto, preparate porque a las nueve en punto nos vamos ”.  Se acababa el martirio y si lo miraba mejor, su vida se haría más tranquila y libre.  Él estaba vivo y no dejaba de ser importante.

A punto de transponer la puerta Luís se detuvo, sacó su celular del bolsillo trasero del bermuda, seguramente lo tenía en “ vibrar ” porque no se escuchó sonar y habló con alguien.  “ Si Don ” y hasta Roberto se puso rígido al darse cuenta de quién era el interlocutor de Luís , sin dudas el que ordenaba todo…  “ Si, Don, ya nos íbamos”…  “si Don, ya le pasamos los mensajes”…  “Si Don, lo escucho ”… ¿Qué era lo que le estaba diciendo? , se hacía largo, “ como usted ordene Don ”, cerró y guardó el celular, giró, lo miró al hombre sentado y dijo…

Hoy no está de suerte amigo y aquí las órdenes son para cumplir ”… ¿Qué pasaba ahora? ... ¿Qué se le había ocurrido al tipo del teléfono? ...  “ Dice Don Pedro ”, el hombre abrió los ojos asombrado, ¡qué idiota que había sido! , como se había equivocado con todos, era el menos pensado y todo por unos dólares de mierda o porque no se quiso “ aguantar ” alguna broma por su físico.

Dice Don Pedro que el dinero no le importa, de hecho es nuestro pago, que lo tomara por idiota o cornudo tampoco le importa ya que la Señora Isabel tenía su permiso para divertirse y también que usted cometió un error grave e insalvable y que por eso no tiene que llegar al martes y ”…

Luís siguió diciendo algo más al mismo tiempo que levantaba la pistola y disparaba. ¡Maldita pendeja ! , en ese instante el “ vivo ” comprendió todo y pensó en lo feo de morirse dándose cuenta que se vivió equivocado ¿A dónde tendría que ir ahora a “pagar”?

Si pudiera hacerlo le juraría a todos que vio salir y vio venir la bala que terminaría con su vida, es más, una milésima antes que ésta destruyera su cerebro, alcanzó a escuchar “ … QUE LA NENA NO SE TOCA ”, después todo fue oscuridad.-

FIN.