Dominando a Mesalina

Aún contra la pared, con las bragas y los pantys chorreando, la despojé de la chaqueta del traje, solté los botones de su camisa y lo mismo que había hecho con la chaqueta, la hice volar por los aires, apareciendo ante mí un lindísimo sujetador amarillo a juego con sus braguitas, que a juzgar por lo justo y apretado que la quedaba, juraría que era de una talla menos que la de sus esplendorosas tetas.

Hola a todos los lectores de Todorelatos, el relato que vais a leer ocurrió en una fiesta que dio un matrimonio amigo mío y al cual asistí de pura casualidad, ya que no pensaba ir, pero ahora me alegro muchísimo de haber asistido a dicha fiesta, ya que allí conocí a Mesalina, que es la protagonista, junto a mi, de esta historia.

Todos mis planes se habían ido al traste, mis amigos habían quedado con sus novias y todo lo que había estado tramando durante la semana se había desmoronado, y para colmo, todas las amigas con las que suelo salir se habían ido de vacaciones la semana anterior, con lo cual me encontraba más sólo que la una y no me quedaba más remedio que acudir a la fiesta que daban mis amigos Fabián y Marina sino quería quedarme sólo en casa esa noche, ya que no soy hombre de discotecas, pero perdón, que aún no me he presentado, me llamo Iván, tengo 45 años, 1,72 de altura y 75 kilos de peso, no soy ningún culturista, pero creo que no estoy mal.

Pues bien, con este panorama que tenía delante no me quedó más remedio que acudir a la fiesta, al menos tomaría unos tragos y vería a algunos viejos amigos.

Me recibió muy atentamente Marina y me presentó a algunas personas a las que yo no conocía absolutamente de nada y me preparó un buen whisky sin hielo de los que a mi me gustan.

La verdad es que para los que les gusta bailar la fiesta no estaba nada mal, unos bailaban con las parejas de otros, los otros con las parejas de los unos, charlaban, bebían, reían, otros permanecían sentados mirando, en fin, lo que suele ser generalmente una fiesta entre amigos.

Yo paseaba tranquilamente entre la gente acompañado de mi vaso de whisky y me fijé en un matrimonio al que no conocía ni me habían presentado, el parecía bastante contento, bailaba un rato, se sentaba con su mujer, volvía a bailar y al parecer se estaba divirtiendo mucho, pero ella parecía muy tímida y no se levantaba de su asiento, no bailaba con nadie, me pareció que estaba en aquella fiesta por compromiso y por su marido, pero que si hubiera podido ni siquiera habría asistido.

Me acerqué a ella y la invité a bailar, pero me dio calabazas, no aceptó mi invitación, así que me senté junto a ella y la ofrecí algo de beber.

  • Hola, me llamo Iván, ¿quieres que te traiga algo de beber?

  • ¿No te importa?

  • En absoluto, ¿que quieres que te traiga?

  • ¿Lo que estás bebiendo tu es whisky?, no lo he probado nunca.

  • Si, es whisky, ¿quieres que te traiga uno?

  • Pues si, voy a probarlo.

  • ¿Cómo lo quieres, con o sin hielo?

  • Como quieras, como lo suelas tomar tú.

  • Sin hielo entonces. Enseguida vuelvo.

  • Gracias.

Aproveché para llenar un poquito más mi vaso y a ella la llevé un vaso de tubo un poquito más arriba de la mitad, sin hielo, como ella me pidió.

  • Aquí tienes………., un whisky sin hielo.

  • Gracias.

  • Perdona, no se tu nombre.

  • Mesalina.

  • Encantado de conocerte Mesalina.

  • Igualmente, me dijiste Iván, ¿verdad?

  • Así es, me llamo Iván.

Estuve un buen rato charlando con Mesalina, justo hasta que su marido no podía más de tanto bailar y se fue a sentar a su lado.

Me contó lo que yo me había imaginado, que estaba en la fiesta porque su marido conocía a los anfitriones y no la había quedado más remedio que ir, pero que estaba a disgusto. Hablando con ella comprobé que era una mujer bastante tímida y que había que sacarla las palabras con sacacorchos.

Como buen caballero que soy no se me ocurrió preguntarla su edad, pero calculo que andaría rondando los 40 años y estaba muy, pero que muy bien conservada, en pocas palabras y para que nos entendamos todos, no era ninguna chica 10, pero estaba buenísima, me la habría follado allí mismo, delante de su marido y de todos los asistentes a la fiesta.

Ya estaba a punto de irme a casa, incluso había dicho a Fabián y a Marina que me iba a ir enseguida, cuando Marina vino donde mi a decirme que esperara un poquito, que posiblemente tendría que llevar a casa a una amiga suya cuyo marido iba a quedarse un rato más porque Fabián y algunos más querían salir a tomar una copa al bar de otro amigo que no había podido ir a la fiesta.

En principio no me gustó mucho la idea y tuve que disimular mi malestar, pero mi cara cambió cuando vi que la mujer a la que tenía que llevar a casa era Mesalina, que sorpresa, Mesalina y yo solos en mi coche en dirección a su casa, intentaría lo imposible por follarme a esa mujer esa misma noche.

  • Iván, ¿conoces a Mesalina?

  • Si, he charlado con ella un ratito, nos hemos conocido aquí, en tu fiesta.

  • ¡Ahá!, pues mejor, porque tienes que llevar a Mesalina a casa, su marido se queda con Fabián.

  • Muy bien, encantado, la llevaré gustosamente.

  • Pues nada, venga, y tened cuidado con la carretera, ha llovido algo y estará muy peligrosa.

  • No te preocupes Marina, sabes que no me gusta correr. Dame un beso y hasta pronto.

  • Hasta mañana Marina.

  • Adios a los dos, hasta mañana.

El tiempo que había estado en la fiesta charlando con Mesalina no había dejado de fijarme en que su falda de tubo se la había subido algo al sentarse y me mostraba unas piernas realmente preciosas enfundadas en unas medias color carne, que me volvieron loco cuando caminando tras ella pude comprobar que eran medias de costura (he de reconocer que las medias con costura me fascinan), por eso cuando llegué al coche fui directo a abrir la puerta del copiloto para que Mesalina se sentara en su asiento y así intentar ver, si ella me lo permitía en un descuido, sus preciosas piernas lo mas arriba posible y porque no, si llegaba el caso, el color de su ropa interior.

Como tengo un coche deportivo y estos suelen ser bastante bajos y además con ruedas de perfil bajo, Mesalina tuvo que agacharse lo suficiente para poder sentarse en el asiento, momento que yo estaba esperando para ver sus hermosísimas piernas hasta el final y pude ver incluso que no eran medias lo que llevaba puesto, sino pantys, pude ver las costuras que tienen los pantys justo a la altura del coñito y aunque dichas costuras no me permitieron ver con claridad el color de sus bragas, pude distinguir que eran bragas de un color claro, aunque no parecían blancas.

Sólo con este panorama, ver sus hermosísimas piernas, las costuras de sus pantys a la altura del coñito y aunque no con claridad, el color de sus braguitas, se me puso la polla a mil, tenía que hacerla mía, tenía que follarme a este bombón como fuera.

Puse en marcha el coche sin preguntarla siquiera donde vivía, pero es que estaba tan caliente, tenía la polla tan dura, que no pensaba nada más que en follar a Mesalina.

  • Iván, por aquí vas mal, yo vivo en el centro.

  • Lo siento, es la costumbre de tirar hacia mi casa.

  • Si, es normal, a mí también me ha pasado alguna vez.

  • Pero bueno, ya que estamos de camino te invito a tomar una copa en mi casa.

  • No gracias, se que mi marido llegara muy tarde, pero sólo tengo ganas de llegar a mi casa, sentarme en

el sillón y relajarme un poco.

  • Pareces bastante tímida Mesalina, ¿me equivoco?

  • No, en absoluto, soy muy tímida.

  • Pues venga preciosa, no seas tímida y vamos a tomar una copa a mi casa, después te llevo a la tuya.

  • No gracias, de verdad.

  • Bueno, da igual, te voy a llevar a mi casa quieras o no, desde que estuve hablando contigo me he pro-

puesto follarte esta noche y te voy a follar hasta que ya no pueda más.

  • Llévame a casa por favor.

  • ¿No me has oido?, me he propuesto follarte esta noche y te voy a follar hasta por las orejas.

  • No por favor, nunca he sido infiel a mi marido y no quiero serlo.

  • Pues le vas a ser infiel conmigo quieras o no, ¿tú crees que viendo esas impresionantes y maravillosas

piernas que tienes me puedo quedar tan tranquilo?, tengo la polla que me va a reventar los calzoncillos y

los pantalones.

  • Perdona Iván, lo siento, es por la maldita falda, que al ser de tubo al sentarme se me ha subido un poco.

  • Si no me importa, yo me alegro de que haya sido así para poder admirar esas divinas piernas que tienes

y esos maravillosos muslazos que dejas entrever, es más, ahora tu vas a ser una niña buena y te vas a

subir las faldas más arriba, quiero admirar tus preciosas piernas en su totalidad.

  • Por favor Iván, déjalo ya y llévame a casa, por favor.

  • ¿Es que no me has oido?, que te subas las faldas hasta la cintura, quiero verte bien.

La verdad es que no podía creérmelo, no se si por miedo a mi, o porque a Mesalina la excitaba que yo la estuviera dominando, el caso es que ni corta ni perezosa se incorporó un poco en el asiento y se subió la falda hasta la cintura. Menuda visión se abría ante mis ojos, unas impresionantes y bellísimas piernas y unos muslazos de ensueño enfundados en unos pantys de color carne y unas braguitas de algún color claro que no podía distinguir en parte por los pantys y en parte por la oscuridad de la noche.

Solté mi mano derecha del volante y la puse en la rodilla de Mesalina acariciándola, poco a poco, muy poco a poco fui subiendo la mano por su pierna en dirección a sus maravillosos muslos recorriendo una y otra vez la parte interna de los mismos hasta llegar justo al borde donde sus pantys y sus braguitas escondían su más preciado tesoro, pero sin llegar a tocarla el mismo.

  • No consigo apreciar el color de tus bragas, bájate los pantys y enséñamelas.

  • Son de color amarillo claro.

  • Quiero verlas, bájate los pantys y enséñamelas.

Mesalina obedeció sin rechistar y nuevamente se incorporó un poco en el asiento y bajó sus pantys hasta la altura de los muslos. Ahí tenía yo a Mesalina, sentada en el asiento del copiloto de mi deportivo con las faldas en la cintura, los pantys a medio muslo y mostrándome con toda claridad sus preciosas bragas amarillas. No pude resistir la tentación y puse la mano en su coñito por encima de las bragas notando que estas empezaban a mojarse.

  • Tienes las braguitas mojadas, ¿acaso te estás excitando?

Mesalina no dijo nada, pero pude comprobar como su cara se ponía colorada de vergüenza y como se ruborizaba, lo cual me envalentonó y me animó a meter la mano entre sus bragas y tocarla el coño directamente y eso provocó que Mesalina soltara un pequeño gemidito de placer y que yo me sintiera el amo y señor de la situación, justo cuando llegaba a la puerta de mi casa.

Retiré mi mano de entre sus bragas para poder meter el coche al garaje sin rozarle contra ninguna de las paredes.

  • Súbete los pantys y colócate bien la falda, ya hemos llegado.

Con inusitado placer me quedé contemplando como Mesalina cubría sus braguitas con los pantys y se colocaba bien la falda para acto seguido apearse del coche y dirigirse a la puerta de entrada de mi casa.

Cerré la puerta del garaje y abrí la de casa invitando a pasar a Mesalina, la cual se quedó parada en el hall sin saber hacia donde dirigirse.

  • Ven preciosa, vamos al salón.

Sin despegar los labios, pero con paso firme y en absoluto temerosa, siguió mis pasos hasta llegar al salón.

  • ¿Quieres que te ponga un whisky?

  • No, gracias.

  • ¿Y alguna otra cosa?

  • No, de veras, no quiero tomar nada.

  • Pues entonces ven, tengo la chorra a punto de reventar y está deseando follarte.

La abracé por detrás apretando firmemente sus tetas y la empujé suavemente contra la pared mientras mis manos estrujaban y masajeaban sus esplendorosos pechos. La obligué a ponerse como cuando la policía cachea a un delincuente, con las manos en alto, separadas y apoyadas en la pared y con las piernas abiertas y me arrodillé tras ella mordiéndola y besándola el culo por encima de la falda y ella se retorcía de placer. Volví a incorporarme y a apretar de nuevo sus preciosas tetas para acto seguido bajar ambas manos y acariciar sus hermosas piernas, sus enloquecedores muslos, su tentador y respingón culito y su húmedo y chorreante coñito, que ya había empapado sus braguitas amarillas y estaba calando incluso los pantys. Mesalina estaba como enloquecida de placer y muy caliente, realmente muy caliente.

  • Por favor Iván, no aguanto más, me voy a correr, FÓLLAME YA.

  • No perra, aún no, te lo voy a hacer desear e implorármelo de rodillas.

  • Por favor, por favor, estoy a punto de correrme, fóllame ya, te lo suplico.

Obligándola a cerrar los muslos introduje mi mano entre los mismos acariciándola bien entre ambos, metí la mano por la parte superior de sus pantys, la acaricié el coño por encima de las bragas y Mesalina empezó a gemir como loca de placer mientras yo sentía claramente como sus flujos empapaban sus lindas braguitas, que ya incluso goteaban yendo a desembocar a sus pantys.

  • ME CORRO, ME CORRO, SIIIIIIIIIIIIIIII, SIGUE ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, UMMMMMMMMMM

QUE PLACER.

Mesalina estaba teniendo tal oleada de placer que no controlaba sus gritos y sus gemidos y yo temí que la oyeran todos mis vecinos, menos mal que poco a poco fue relajándose y volvió a reinar la calma.

  • Ummm, que gusto, nunca en mi vida había sentido tanto placer, es la mejor corrida que he tenido en mí

vida.

  • ¿Te ha gustado mucho, puta?, te has corrido como una auténtica guarra, pero eso no es nada comparado

con lo que te espera.

Aún contra la pared, con las bragas y los pantys chorreando, la despojé de la chaqueta del traje, solté los botones de su camisa y lo mismo que había hecho con la chaqueta, la hice volar por los aires, apareciendo ante mí un lindísimo sujetador amarillo a juego con sus braguitas, que a juzgar por lo justo y apretado que la quedaba, juraría que era de una talla menos que la de sus esplendorosas tetas. Acaricié, apreté y estrujé sus hermosas tetas recreándome en sus duros y respingones pezones antes de despojarla de la falda, la cual acabo también volando por los aires.

Viéndola apoyada contra la pared en sujetador, pantys y bragas hizo que mi polla se hinchara más, si cabe, y me dieron ganas de penetrarla y follarla allí mismo, pero me contuve, tenía que hacérselo desear aún mucho más. La cogí en brazos recreándome en su hermoso y respingón culito mientras avanzaba y la senté en un sillón, un sillón más parecido a una silla que a un sillón propiamente dicho, un sillón descubierto por detrás en el que sólo se podía apoyar la espalda en dos tablas cruzadas.

  • No te muevas de aquí so guarra, ahora vengo.

Fui a la cocina a buscar un par de cuerdas y la até las manos por detrás del sillón y las piernas a las patas del mismo, con las piernas bien abiertas. Mi polla ya no podía más, estaba deseando taladrarla y escupir oleadas de semen encima de ella, pero mi cabeza aún pensaba y tenía más poder que mi polla.

Me desnudé sin ninguna prisa y esto a ella la calentaba más y más a medida que iba viendo como yo me despojaba de la ropa prenda a prenda. Cuando me despojé del calzoncillo y apareció mi polla erecta, firme y amenazante ella intentó ir corriendo a metérsela en la boca y comérmela con inusitadas ansias, pero al estar amarrada al sillón lo único que consiguió fue hacerse daño en las muñecas y en los tobillos, y estuvo a punto de caer con el sillón encima de ella.

  • Oh si, por favor Iván dame tu polla, déjame comerte la polla.

  • Tu que te has pensado puta, ¿que voy a darte mi polla así como así?. Vas a tener que ganártela.

Me puse detrás de ella y empecé a acariciarla las tetas por encima del sujetador mojándome los dedos y haciendo círculos sobre sus pezones, los cuales estaban tan tiesos y duros que parecía iban a romper el sujetador.

  • Déjame comerte la polla por favor, estoy deseando tenerla en mi boca bien adentro, por favor, DÉJAME

COMERTE LA POLLA.

Haciendo caso omiso y oidos sordos me limité a pasar mi polla acariciando su espalda de arriba abajo y jugando con ella recorriendo con mi polla el borde de sus pantys, los bordes del sujetador, estirando un poco el sujetador y aprisionando la polla entre este y la espalda de Mesalina, estirando un poco los pantys e introduciendo mi polla entre ellos hasta acariciar con ella sus bragas amarillas. Mesalina ya no podía más, estaba deseando chuparme la polla y que después la follara bien follada.

  • Por favor Iván, deja que te chupe la polla ya y luego fóllame como nunca me han follado.

  • Todavía no guarra, no se ha hecho la miel para la boca del asno.

  • Por favor, mira como estoy, ya está mojado hasta el sillón, ya no puedo más, por favor, FOLLAME.

Una vez más seguí sin hacerla ni puñetero caso, yo seguía a lo mío, hacérselo desear con todas sus ganas y que cuando al fin la follara, de las ganas con que me iba a recibir en su coño, inundara toda mi casa con sus flujos. Esta vez me puse frente a ella con mi polla muy cerca de su cara, pero lo suficientemente lejos para que no alcanzara siquiera a rozarme la polla con sus labios por mucho que lo intentara, y a fe que lo intentó desesperadamente, pero no lo consiguió. Mojé con saliva la punta de mi polla y con ella mojada acaricié sus pezones por encima del sujetador, esto la volvía loca y cuando me puse a jugar con mi polla recorriendo todos los bordes del sujetador y a aprisionarla entre sus dos tetas y el propio sujetador, ya fue el no va más, daba auténticas embestidas intentando llegar con su boca a mi polla.

Con mi polla aprisionada entre sus pechos y el sujetador y aguantando con una mano la cabeza de Mesalina para que no pudiera llegar con su boca a mi polla, con la mano que me quedaba libre comencé a acariciarla el coño por encima de sus empapados pantys y lógicamente también de sus braguitas y tanto fue su movimiento de caderas hacia adelante y hacia atrás con la boca abierta gimiendo como una posesa mientras intentaba llegar a mi polla y chuparla, que a punto estuve de correrme entre sus tetas, pero milagrosamente aguanté como pude y para joderla aún más y como castigo por haber estado a punto de hacerme correr, introduje la mano por la parte de arriba de sus pantys acariciándola el coño por encima de las bragas y después metiéndola entre las bragas e introduciéndola dos dedos hasta el fondo de su coño.

Mis dos dedos entraban y salian de su coño con una facilidad pasmosa con tal fuerza y firmeza como si la estuviese follando y ella se retorcía de placer, gritaba y gemía cada vez con más fuerza.

  • ¡Ohhhhhhhhh siiiii!, así, no pares, fóllame con más fuerza, hazme enloquecer de placer, SIIIIIIIIIIIII,

SIGUE FOLLANDOME ASI, ME VOY A CORRER OTRA VEZ.

Justo en el momento en que me dijo esto saqué mis dedos de su coño para que no se corriera.

  • HIJO DE PUTA, NO ME LOS SAQUES AHORA, SIGUE FOLLANDOME, ESTOY A PUNTO DE

CORRERMEEEEEEE.

Saqué la polla de entre sus tetas y el sujetador y tirándola fuerte del pelo hacia atrás para que el dolor la impidiera intentar cualquier cosa, acerqué mi polla a su boca todo lo que pude y se la pasé por los labios sólo rozándoselos con la polla.

  • Saca la lengua bien impregnada de saliva pero déjala fuera bien quieta so puta, no la muevas ni un solo

milímetro ni intentes nada con ella. ¿Me has entendido bien?

  • Si mi amo, la dejaré fuera llena de saliva pero no la moveré ni intentaré nada con ella, te lo juro.

  • Bien, así me gusta so guarra, que me obedezcas sin rechistar.

Una vez tuvo la lengua fuera llena de saliva puse mi polla encima de ella y pasándola bien por toda su lengua me impregné bien la polla con su saliva. Mesalina cumplió lo prometido y no intentó hacer nada, así que la recompensé restregando bien mi polla en su lengua y pasando la puntita por sus labios.

Al hacer esto me extrañó que siguiera sin intentar nada, estaba siendo muy obediente y sumisa y eso me produjo tal calentón que decidí follarla ya, así que la solté del pelo, la desaté las cuerdas con las que la había amarrado y me incorporé poniéndome justo enfrente de ella.

  • Has sido muy obediente y sumisa zorra y te lo has ganado a pulso, aquí tienes mi polla, puedes hacer

con ella lo que quieras.

Sin esperar a oirlo de nuevo se abalanzó como una posesa sobre mi polla, se la tragó entera de un solo bocado y comenzó una mamada tan feroz y tan voraz como si en ello le fuera la vida. Que bien la chupaba la puta de ella, mi polla se empezó a hinchar más y más y parecía que iba a estallar, nunca la había tenido tan hinchada como en esta ocasión, siempre se me había puesto durísima y dispuesta a entrar donde fuera, pero jamás se me había hinchado así. Cuando ya estuvo a punto, dispuesta a penetrar el coño de Mesalina, la empujé cuidadosamente hacia atrás para que la sacara de su boca, la hice incorporarse del sillón y ponerse en pie y mi boca se abalanzó sobre su boca y mi lengua sobre la de ella, así estuvimos, besándonos y tocando con pasión, más de diez minutos, hasta que la hice darse la vuelta, la abracé por detrás acariciándola los pechos y metiendo mi polla entre sus muslos para que la notara bien.

Desabroché su sujetador, volví a darla la vuelta y ávidamente comencé a comerla las tetas y a mordisquearla los pezones mientras mis manos sobaban y apretaban su culito por todos los lados. Me arrodillé frente a ella bajándola los pantys y las bragas hasta medio muslo y metí mi cabeza entre ellos y mi lengua en su coñito jugando al mismo tiempo con el botoncito que tenía por clítoris, pero Mesalina estaba tan caliente, tan caliente que enseguida noté que si seguía comiéndola el chocho llegaría en dos segundos, así que la puse de nuevo de espaldas, la hice apoyarse contra la pared tirando de sus caderas y de su culito hacia atrás, y la meti la polla en el coño hasta adentro. Sentir como mi polla entraba dura y desafiante en su coño fue superior a sus fuerzas y no pudo aguantar más, empezó a correrse como una loca y a gritar y a gemir de placer mientras mi polla entraba y salía de su coño cada vez con más fuerza.

  • SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, TE QUIERO CON LOCURA MI AMOR, ASIIIIIIIIIII,

NO PARES, SIGUE FOLLANDOME, ME ESTAS VOLVIENDO LOCA, SIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIII,

FOLLAME ASIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIII.

No se cuanto tiempo duró su corrida, pero lo suficiente para despertar a todos los vecinos a 5 kms. a la redonda y para darme una fama en el barrio que más de una vecina, tanto casadas como solteras, quisieron comprobar por si mismas y que ya os contaré, pero que ahora no viene al caso, ya que esto aún no ha terminado.

Cuando su brutal orgasmo fue remitiendo, con el fueron remitiendo también sus gritos y sus gemidos y empezó a relajarse, pero no sabía que yo aún no había terminado, aún estaba en plena acción y con mi polla en su máxima expresión. Se la saqué del coño, la eché saliva en su culito y la pasé bien la lengua por todo el para dejar paso después a mi dedito, que entró en sus profundidades arrancándola un gemido de placer y dolor al mismo tiempo, pero en el que el dolor fue dejando paso al placer. Una vez explorado el camino con el dedo tocaba dejar paso a la polla y así lo hice, puse la punta de la polla en la entrada de su culo y poco a poco fui empujando hacia dentro hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, fue entonces cuando empecé un ritmo frenético que a ella la volvía loca de placer mientras mis dedos jugaban con su coño y con su clítoris.

  • Siiiiiiiiiiiiii, que biennnn, nunca me habían follado por el culo, que gustoooooooooooooo, sigue, sigue,

sigue, dale más fuerte, rómpeme el culo, fóllame hasta que me partas el culo en dos, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Como se movía la condenada, apretaba sus glúteos con tanta fuerza que me producía un inmenso placer y estaba a punto de conseguir que me corriera, pero ella también estaba a punto de tener un nuevo orgasmo y yo quería correrme dentro de su coño, así que se la saqué rápidamente y cambié de agujero, se la metí con todas mis fuerzas en el coño y empujé hacia dentro y hacia fuera como si me fuera la vida en ello.

Mesalina sintió como mi polla entraba de golpe en su coño y esto provocó que rompiera en el más brutal y largo orgasmo de cuantos había tenido en su vida, pero con ello también provocó que yo ya no pudiera aguantar más e inundara su coño con oleadas de semen y placer entremezclados.

Dejé mi polla dentro de su coño hasta que la misma, "por su propio peso", se fue desinflando y salió sola por donde había entrado, con la diferencia de que entró erecta, firme y desafiante y salió fofa, colgona y mojada, muy mojada.

Mesalina me abrazo y comenzó a besarme jugando con su lengua en mi lengua, la cual respondió de manera rauda y veloz a sus juegos y así estuvimos, sin exagerar, más de media hora.

Por último nos vestimos, bueno yo me vestí y la vestí a ella también, ya que me encanta quitar y poner las bragas, pantys y toda ropa interior que se precie a una mujer, y la llevé a su casa.

Al despedirnos me dijo que teníamos que vernos alguna vez más y quedamos en repetirlo, por cierto, la semana que viene su marido no estará en casa por motivos de trabajo y casi seguro que será una semana muy, pero que muy apasionante.

En cuanto a las vecinas que quisieron probar personalmente mi fama ya os lo contare otro día.

Besos y hasta pronto.

Iván.