Dominando a Mari (2)
El segundo paso para lograr el dominio sobre Mari, la amiga de mi hermana.
Después de haber hipnotizado a Mari aquella tarde de Domingo, había planeado la manera de someterla completamente a mí tal como lo hice con mi hermana.
Mi hermana se encargó de traérmela nuevamente un Jueves por la tarde, estuvimos conversando algo. Entramos al tema del estrés y esas cosas, aprovechando de eso, yo hablé de la Hipnoterapia y propuse hipnotizarlas a ambas a la vez, cosa que accedieron sin ningún inconveniente.
Puse una música suave y monótona, les sugerí entrar en relajamiento de a pocos. -Relájense, desean estar relajadas, escuchen la música y mi voz, escuchen con profunda atención, dejen que mi voz se incruste en sus mentes déjense inundar completamente por mi voz que les llena de paz y de tranquilidad. Ellas solamente asintieron con un gesto de aprobación. Luego empecé a hablar con mayos énfasis usando el singular en vez del plural para que surja mayor efecto en cada una, especialmente en Mari, pues a mi hermana ya la tenía dominada y no era necesario mucho trabajo con ella, cosa contraria con Mari a quien debía programar lentamente. -Ahora te sientes en paz, en calma y deseas estar así, siempre así, en esta paz que te causa la música y mi voz, quieres sumergirte en el relajamiento, lo deseas, lo anhelas, quieres caer profundamente en el relajamiento, en la hipnosis. Por tanto, déjate sumergir por mí. -Sí. Dijeron las dos de manera tétrica y pausada. -Te sientes bien y no quieres dejar este estado de calma, de paz, adoras este estado hipnótico en el que te encuentras y deseas hacer lo que te diga con el fin de permanecer así, en paz, en calma. Verdad que sí. -Sí, lo deseo, haré lo que digas por que así lo quiero. Al unísono dijeron las dos, cosa que me sorprendió un poco. -Ahora, deja que tu voluntad te abandone, siente cómo tu voluntad te deja y se va muriendo. Contaré de 10 a 0 sentirás, con cada número que diga, que pierdes tu voluntad propia por que así lo quieres, deseas perder tu voluntad. -Sí. Repitió cada una. Hice el conteo regresivo, al llegar a cero continué. -Ahora, tu voluntad no te pertenece, no tienes voluntad propia, se ha muerto y te ha abandonado. Ahora deja que mi voluntad cubra el lugar que dejó tu voluntad, déjame tomar el control de tu persona, lo deseas, quieres que yo te controle, deseas que te mi voluntad asuma tu voluntad, lo anhelas, lo deseas. -Sí, o deseo, lo quiero, toma el control de mi ser. Decían las dos pausadamente. -Contaré hasta 5, así como vaya contando, sentirás que mi voluntad va asumiendo el control de tu mente y de tu ser, porque así lo deseas. Cuando diga 5 dejarás caer tu cabeza hacia atrás y harás cuanto yo te diga, entendido. -Sí, entiendo. Así fue, empecé a contar, al llegar a 5, la cabeza de ambas se hizo hacia atrás. Seguidamente me acerqué a mi hermana, la desperté de su trance y le pedí me eje a solas con Mari, entonces ella salió de casa. -Escucha Mari con atención y sigue mis instrucciones. -Sí, oigo y actúo. -Dame cuanto traigas de dinero. Me entregó algunos billetes, los guardé en mi bolsillo. -Ahora, Mari, despertarás cuando te toque la frente, pero cada vez que yo te diga "Mimaridominio", caerás en este profundo trance hipnótico, entendido. -Entiendo. Le toqué la frente, ella parpadeó un poco, estaba algo contrariad y confusa, no le dí tiempo a reaccionar, y dije "Mimaridominio". Ella quedó estática como inerte. Y comencé a hablarle, le di sugerencias que iban modelando su ser a mi manera, empecé a sugestionarla reduciendo sus inhibiciones poco a poco. Le tuve casi 5 horas hipnotizándola.
Luego de ello salimos juntos ya de noche, caminando, de cuando en cuando, nos parábamos en algún lugar y nos besábamos, nos acariciábamos como si fuéramos una pareja normal, pero yo le pasaba mis manos por todo su cuerpo y por momentos le tocaba sus parte más íntima por encima de sus ropas, cosa que a ella le gustaba, pues notaba un gesto placentero en su rostro. Faltaba ultimar los detalles para convertirla en mi mujer, en mi amante, en mi esclava sexual.