Dominando a Carlota 3.4

Ama Mónica hace una propuesta a Lara y a Inés.

Recomiendo leer las partes anteriores de esta historia, para comprender lo que viene; próximamente iré subiendo más partes, estad atentos.


Salimos del club de alterne de Javier, eran las 20:15, habíamos pasado apenas 4 horas allí dentro, pero, me habían servido para darme cuenta de la habilidad de Javier a la hora de escoger Amos que adiestraran a las sumisas, estaba convencido de que, con Isabel, iba a hacer un gran trabajo, y más, si lograba convencerla para su objetivo de convertirla, junto con su amigo Lázaro, el médico, en simplemente, 3 agujeros, sin apenas contacto con el mundo exterior, a pesar de la brutalidad de la propuesta, era, sin duda, muy excitante, a la altura de muy pocas mujeres atrevidas.

Ama Mónica nos invitó a su casa de Sierra Blanca, para no quedar mal, y a pesar de que ya estábamos algo cansados entre el viaje, la accidentada mañana que habíamos tenido, y la tarde de sexo tan brutal, decidimos, (Porque me lo pidió Lara, entre otros motivos), aceptar la propuesta, y pasamos un rato agradable en la casa de Ama Mónica.

Nada más salir del club, me llamó la atención el despliegue de coches que acompañaba a Ama Mónica, ella se subió a un Rolls Royce, acompañado por delante y por detrás, de dos Mercedes Clase G, y de un Ford

Escort

viejo y destartalado (Dudaba incluso de si se encontraba en condiciones para circular), en el que se subió David, el marido de Ama Mónica, y que conducía él mismo.

Lara, Inés, y yo, la seguimos, en nuestros coches, hasta llegar a la impresionante mansión de Ama Mónica, no la mejor de la zona, pero sí de las más modernas.

Al llegar a su casa, nos abrió la puerta una mujer, vestida con uniforme de servicio, de época Victoriana, muy recargado, con el que, cada movimiento, era casi un suplicio, y, respirar, casi un imposible, debido a lo apretado del corsé que llevaba.

Pasamos al salón, donde David, delante de nosotros, se desnudó por completo, dejando la ropa a la asistenta que nos había abierto la puerta, y se quedó de rodillas, esperando a que, Ama Mónica, decidiera utilizarlo a su antojo.

Ama Mónica nos ofreció unos puros, pero solo yo acepté su ofrecimiento, en cambio, cuando nos ofreció vasos de whisky del bueno, de botella cara, sí aceptamos ya todos su ofrecimiento.

Antes de salir del club de alterne, Ama Mónica ya nos había dicho que, al llegar a su casa, les iba a hacer a Lara y a Inés, una oferta, que, seguro, no iban a poder rechazar, así que, Ama Mónica, comenzó a exponer a las dos chicas, su oferta irrechazable.

Ama Mónica había observado en la sesión de sexo en el club de alterne de Javier, las posibilidades de Lara como Ama, con un poco de entrenamiento por su parte, dominando a los diferentes

sumis@s

que, Ama Mónica, adiestra, en pocos meses, Lara podría pasar a convertirse en Ama Lara, si seguía sus indicaciones al pie de la letra.

La oferta de Ama Mónica, a Lara y a Inés, consistía en que se quedaran en Marbella, en su casa, donde hay espacio de sobra, para ese entrenamiento de Lara como futura Ama, y, claro está, Inés, que no se quería separar de Lara, seguiría siendo su asistente personal, aunque, en este caso, de ambas mujeres, (De Ama Mónica y de Lara), para lo que pudieran ir necesitando.

Lara dudó unos segundos en si aceptar o no la oferta de Ama Mónica, antes de dar el sí definitivo, me pidió consejo, sobre si aceptar o no, y me pidió ayuda, porque, en el caso de aceptar, yo me tendría que hacer cargo de su trabajo en el fondo de inversión, ayudando a narcotraficantes con sus inversiones y negocios.

Yo le dije a Lara, que aceptara la propuesta, y que no se preocupara, yo me encargaría de sus negocios con los narcos, y, de paso, de cuidar su casa de Madrid, para que no se quedara vacía.

Así que, Lara, le dijo a Ama Mónica que aceptaba, Inés, también aceptó, pues tras lo sucedido en el club de alterne de Javier, no le quedaba más remedio que ir donde, Lara, fuera, a pesar de que le gusta más Madrid que Marbella para vivir.

Ama Mónica nos invitó a quedarnos en su casa a pasar la noche, pues al haber bebido un poco, no estábamos en condiciones para conducir hasta mi casa de Marbella, así que, nos fuimos a nuestras habitaciones.

Lara y yo, compartiríamos por esa noche, habitación, que sería en la que dormiría Lara ya de manera definitiva cuando se quedara ya sin mi compañía, e, Inés, dormiría en la habitación de al lado, para tener a Lara siempre a unos pocos segundos de distancia, para lo que pudiera necesitar.

Ya en la habitación, con Lara, tocaba follármela, aunque fuera a modo de una despedida provisional, pues, al día siguiente, a pesar de ser domingo, por la mañana temprano tendría que regresar a Madrid en coche y solo, para recoger a Carlota, y llevarla de regreso a mi casa, donde le contaría a Sara lo que había pasado con Ama Mónica y la propuesta que, Lara e Inés, habían aceptado, y lo que eso significaba para nosotros dos.

Mi idea, a priori y hasta que las cosas cambiaron, era llevarme a Sara (En plan señora de la casa) y a Pilar (Seguiría siendo una sumisa, en la misma situación de antes), a vivir conmigo a la casa de Lara, mientras se la cuidábamos...