Dominando a Carlota 2.4
Viernes por la noche. La repartidora de comida quiere tener sexo...
Recomiendo leer los capítulos anteriores de la historia para poder entender este capítulo; próximamente iré subiendo más partes de la historia, estad atentos.
Lara atendió la llamada de su móvil, la llamada era de Inés, su asistente personal, con quien no había hablado en todo el día, por lo que se encontraba algo preocupada y, Lara, tuvo que tranquilizarla, además, Lara, tenía que firmar papeles relacionados con su trabajo por lo que me pidió que, Inés, fuera a mi casa con los papeles, para que pudiera firmarlos.
Lara le dio la dirección de mi casa a Inés, y, mientras esperábamos a que, Inés, llegara, lo que había sido interrumpido a nivel de follar, se reanudó.
La repartidora de comida se desnudó, dejando ver su bonito cuerpo, todo natural, que no estaba mal para sus 19 años, aunque, unas tetas algo más grandes, le sentarían mucho mejor, y se puso el arnés que, Sara, le había dejado.
La repartidora, comenzó a besar en la boca a Lara, que, rápidamente, se empezó a sentir muy cómoda, pese a ser la primera vez que estaba con una mujer, y casi la primera vez que era besada por una mujer en los labios, en la boca.
Carlota, por su parte, se puso de rodillas por detrás de la repartidora, a la altura de su culo, y comenzó, como pudo, a palparlo y a lamerlo, una vez que lo pudo localizar y ubicar.
Tras unos cuantos besos, la repartidora de comida le metió un dedo por el coño a Lara, que ya estaba muy húmeda y, después, le empezó a meter el arnés, con una polla de un tamaño bastante considerable.
Tanto Lara como la repartidora de comida, iban gimiendo, al ir recibiendo el placer, tanto por la propia repartidora (Lara), como por Carlota (La repartidora).
Lara no tardó demasiado en correrse, estaba un poco nerviosa, al ser la primera vez con una mujer, pero se veía que estaba disfrutando, tanto o más, como Sara y yo, viéndolo mientras íbamos cenando las hamburguesas, y, de paso, le dábamos algo de cena también a Pilar, que no veía lo que estaba pasando, al tener la mirada fija en el suelo.
Al acabar la primera experiencia sexual de Lara con una chica, ella estaba muy contenta, pensaba, según nos dijo, que había logrado hacer algo que llevaba mucho tiempo deseando
hacer,
pero, hasta ese momento, no se había atrevido, por miedo, pero, lo había disfrutado mucho.
Lara comenzó a comerse su hamburguesa, y, la repartidora, agarró a Carlota por el brazo, y le dijo que era su turno, le iba a follar su bonito culo, así que, Carlota, sonrió, y se preparó para que la polla de plástico rompiera su culo, aunque, antes, pidió una mordaza de bola, para su boca, para evitar gritar, o, al menos, camuflar los sonidos de sus gritos de placer.
En ese momento, el sonido del timbre, hizo que, Pilar, se levantara, por instinto, y fuera a abrir la
puerta,
pero, pensando que podría ser Inés, preferí que fuera Lara quien abriera la puerta, tal y como se encontraba, desnuda casi por completo, para sorprender a Inés.
Lara se puso un poco nerviosa, pero no le quedó más remedio que obedecer, así que, se fue hasta la puerta, la abrió, y pude oír como saludaba a Inés, que la miraba de manera extraña, aunque, en su fuero interno, se estaba empezando a poner muy cachonda, pues, Lara, le había gustado desde el día que, Lara la entrevistó para el puesto de asistente personal, y, de hecho, muchas noches, se masturbaba en su cama, al acabar la jornada laboral, pensando en lo que podría hacer con Lara, si se dejara y si fuera valiente y confesara sus sentimientos hacia ella.
Breve descripción de Inés:
Melena castaña, en torno a los 25 años, pinta de niña pija, muy elegante a la hora de vestir, en torno a 1.70m de altura, cuerpo natural, tetas de buen tamaño, que destacan claramente.
De carácter, sumisa, dispuesta a hacer cualquier cosa para que, Lara, no sufra.
Inés iba bastante cargada, llevaba casi una maleta de la que sacó un ordenador portátil, y una carpeta con varios papeles, aparte de un bolígrafo, para que, Lara, pudiera empezar a firmar los diversos documentos.
Mientras Lara se sentaba, desnuda, en una silla en torno a la mesa del comedor de mi casa, le ofrecí a Inés tomar alguna cosa, Inés me pidió una Coca-Cola, así que, Pilar, fue a la cocina, y se la trajo a Inés, junto con un vaso que, Inés, rechazó.
Inés preguntó con mucha curiosidad, y algo también de excitación, por lo que estaba pasando, el porqué de que, Lara, estuviera desnuda en mi casa, aparte de la estancia allí de Carlota, (Con los ojos vendados, algo que, a Inés, aparte de llamarle la atención, le excitó mucho), y bueno, todo lo que estaba pasando allí.
Sara se apresuró a resumirle a Inés, la situación, y los lugares en los que nos habíamos conocido y el tipo de relación que teníamos cada uno entre nosotros.
Al acabar, Sara le preguntó a Inés, mirándola de manera lasciva, si se quería unir al grupo; Inés, se quedó un poco turbada, sin saber muy bien qué decir, dijo que no, aunque, vi como miraba mi polla, con ganas de querer chupármela ahí mismo, sin importarle que hubiera gente mirando.
De repente, Inés sintió que tenía ganas de hacer pis, y pidió que le indicara la ubicación del WC, pero, antes de que pudiera decir nada, tanto Carlota (Que ya no tenía la mordaza puesta y podía hablar) como Pilar, se ofrecieron a recibir el pis de Inés.
Inés, dijo que le apetecía probar la experiencia de mear a alguien, y eligió a Carlota, quien, rápidamente, se tumbó en el suelo, abrió la boca, y esperó a que, Inés, comenzara a mear.
Inés se quitó la falda de cuero de color marrón que llevaba, se bajó la braguita negra que usaba a modo de ropa interior, cerró los ojos, y comenzó a mear, apuntando el chorro de pis a la boca de Carlota, que recibió y tragó todo su pis, salvo un poco que quedó por sus labios, y que, al acabar Inés de mear, Pilar, en un rápido gesto, limpió con su boca, aprovechando para dar un rápido beso en la boca a Carlota, que le supo a pis y a gloria.
Ya con Inés más calmada y aliviada tras haber meado, Lara apareció en el salón, con todos los documentos firmados, se los entregó a Inés, que se disculpó y se despidió ya de nosotros, porque tenía que seguir trabajando; la repartidora de comida, también dijo que se tenía que ir, pero nos dio antes de irse, un vale con un código, para algún descuento en el siguiente pedido a su restaurante.
Inés y la repartidora de comida, se fueron juntas de mi casa, ignoro si siguieron juntas mucho más tiempo o si cada una se fue por su lado al salir del edificio de mi casa; Lara, Sara, Carlota, Pilar y yo, nos quedamos a solas en mi casa.
A los pocos minutos, sonó mi móvil, Sara me estaba haciendo una paja, con ayuda de Carlota, y tuvieron que parar; la llamada era de Alejandra, la dentista, que, al día siguiente, iba a irse ya a Marbella, junto con Isabel, al club de alterne de Javier, para ser también adiestrada como sumisa.
Alejandra quería confirmar la hora en la que tenía que estar en mi casa, y si tenía que llevar algún tipo de ropa, yo le pedí que fuera vestida lo más extrema que pudiera, para ver qué podía hacer ante esa orden; quedé con ella en que nos veríamos en mi casa sobre las 07:00, para poder tapar a Alejandra muy bien los ojos, antes de comenzar el viaje hasta el club de alterne de Javier en Marbella.
Tras colgar la llamada con Alejandra, llamé a Carolina, para que fuera a mi casa al día siguiente, en torno a las 06:45, y pudiera revisar, por un lado, el vendaje de los ojos de Carlota, y, por otro lado, taparle los ojos a Alejandra para el viaje; Carolina me dijo que, tanto ella como Claudia, tenían quirófano muy pronto por la mañana, y no iban a poder ayudarme, con todo el dolor de su corazón, pero, sí que me podía enviar a Almudena, que, a regañadientes, lo haría si se lo pedía.
No estaba muy convencido, pero, no me quedó de otra que aceptar, así que, quedamos en que, a las 06:45, Almudena se presentaría en mi casa, con material médico, para hacer las dos cosas que he descrito antes.
Tuve que llamar también a Javier, con quien quedé en que, sobre las 07:30, el mismo camión de tipo Mercedes
Actros
, que había llevado a Isabel a Marbella, se pasaría por mi casa a recoger a Alejandra, y, en su interior, habría otra enfermera (Pues, Rosario, estaba con Isabel en Marbella), para cuidar de Alejandra durante el viaje.
Eran ya las 23:45, Lara estaba algo cansada por el día tan sexual que había pasado y a lo que no estaba acostumbrada (Al menos, en ese momento, ahora, es raro que pase una hora, sin pensar en cosas sexuales o sin hacerlas), así que, nos fuimos a dormir; Lara, Sara y yo, dormiríamos juntos en la cama, Carlota, en el suelo de mi habitación, y, Pilar, en su habitación en la casa de Sara.
Pilar protestó un poco, porque hubiera preferido dormir en el
suelo,
pero con Carlota al lado, aun así, la mandé a dormir a su habitación, pese a que suplicó mucho.
A Pilar, Sara, le ordenó que, al día siguiente, llevara café para 3, y que nos lo sirviera a las 06:00 como siempre.
Lara cayó rendida sobre la cama, a su lado, Sara, le puso la mano sobre sus tetas, y, con la otra, agarró mi polla, y nos pusimos a dormir...