Dominando a Carlota 2.2

Viernes por la tarde. Visita a la clínica donde se encuentra Paula. Conocemos a Teresa.

Recomiendo leer las partes anteriores de esta historia para poder entender todo bien.

Próximamente iré subiendo más partes de esta historia, estad atentos.


Mientras Lara y yo nos besábamos, mi móvil sonó, al ver que la llamada era de Carolina, no me quedó más remedio que dejar de besar a Lara y atender la llamada, por si se trataba de algo importante.

Carolina me pidió que fuera a la clínica con cierta urgencia porque, Paula, dando un paseo por los pasillos del hospital, se había resbalado y se había hecho algo de daño, poco importante, pero era necesario que me pasara a verla.

Le expliqué la situación a Lara, que se ofreció a llevarme en su coche hasta la clínica de Carolina, donde se encontraba Paula, para evitar perder tiempo, así que, nos arreglamos y fuimos hasta el garaje de Lara, en el que había varios coches de alta gama, y agarramos uno de los suyos, un Audi eléctrico, y pusimos rumbo a la clínica de Carolina.

Mientras íbamos los dos a la clínica, y para calmar un poco mi nerviosismo y no pensar en cosas malas, Lara y yo, estuvimos hablando de cómo íbamos a follar y de las cosas sexuales que le gustaban a ella, para ver si yo las podía hacer.

Lara estaba poco acostumbrada a follar (Al menos, en comparación a lo que hace ahora, pero, eso, ya os lo iré contando), así que, me tocaría empezar a entrenarla en el sexo, para que fuera descubriendo cosas nuevas, y ver lo que le gustaba y lo que no.

Llegamos a la clínica, subimos a la habitación donde se encontraba Paula recuperándose de las cirugías, en la habitación, se encontraba Carolina, que acababa de llegar junto con Paula y un par de celadores que, en ese momento, abandonaban la habitación, tras dejar a Paula en su cama.

Carolina nos saludó con una sonrisa, pero con una cierta cara de susto también, y nos informó de la situación de Paula.

Mientras se daba Paula un paseo por el pasillo de la planta (Carolina nos enseñó el lugar exacto donde había pasado todo), un resbalón inoportuno, le había producido una fractura en el brazo derecho, que habían tenido que escayolar, y un golpe en el ojo que, Paula, llevaba destapado hasta ese momento, así que, habían decidido taparle los dos ojos a Paula, motivo por el que, aparte de la escayola, Paula, llevaba un fuerte vendaje en los ojos que le impedía ver por completo.

Pude hablar con Paula, que estaba algo dolorida, y preocupada por el vendaje de los ojos, aunque, a la vez, excitada, y con ganas de masturbarse, a pesar de que, el pañal y, ahora, la escayola, se lo impedían.

Lara dijo que le excitaba lo que le había pasado a Paula, y que, a ella, más que pasar por lo mismo, lo que le gustaría, era haber estado en el proceso, dando las órdenes y proponiendo ideas para incapacitar

aún

más a Paula.

De hecho, Lara propuso a Carolina, la posibilidad de escayolar las piernas a Paula, teniendo en cuenta los meses que se iba a pasar sin casi poderse mover, teniendo en cuenta que, debido al vendaje de los ojos, los paseos, eran más un peligro que algo positivo para Paula.

Carolina se lo pensó un poco, y dijo que lo hablaría con Almudena, pero, si a ella le parecía una buena idea, el lunes se podría llevar a cabo, e, incluso, podríamos estar presentes en el momento del escayolado de las piernas de Paula.

Me sonó el móvil, era Sara, que quería saber cómo me iba el día, y si seguía en pie pasar por el piso de Carlota, a recoger sus cosas, la compañera de piso de Carlota, le había metido ya en cajas su ropa, para que pasáramos a recogerla, no había muchas cajas, por lo que, en el coche de Lara, cabrían todas, así que, decidimos ir directamente a recoger las cajas, y llevarlas a mi casa para que, Carlota, tuviera algo de ropa para cuando saliera a la calle.

Nos despedimos de Carolina, que se llevaba ya muy bien con Lara, y fuimos al parking del hospital, al coche de Lara, para ir ya a la casa de Carlota y de Teresa (La compañera de piso de Carlota), para recoger sus cosas, su ropa, y llevarla a mi casa.

Nos costó un poco encontrar la casa, un apartamento de dos habitaciones, decorado con mucho gusto, de diseño, y con colores llamativos.


Breve descripción de Teresa

En torno a los 50 años, algo de sobrepeso, tetas bastante grandes, naturales, aunque algo caídas, rubia y de pelo largo, no muy guapa pero tampoco fea, madurita pero apetecible.

Lesbiana reconocida (Desde el primer momento lo dijo), enfermera con experiencia de años, había conocido a Carlota en el hospital y compartían piso para estar al lado del hospital en caso de emergencias.


Teresa nos recibió desnuda por completo, porque, al igual que Carlota, cuando estaba sola en casa, o con gente de confianza, iba así por su casa, por pura comodidad.

Teresa miraba a Lara de manera lasciva, como si se la quisiera follar, aunque fuera solo con la mirada, a mí, por el contrario, me miraba menos, aunque, antes de empezar a agarrar las cajas y bajarlas al coche, sí que quería Teresa hablar conmigo, para saber cómo de mal iba a tratar a Carlota e, incluso, darme ideas para torturarla y jugar con ella.

Según nos dijo Teresa, a Lara y a mí, una de las cosas que más odia Carlota, es que le hagan cosquillas, así que, ese podría ser un buen castigo cuando, Carlota, se portara mal.

Teresa también nos dijo que, normalmente, era ella la que dominaba a Carlota, al vivir juntas y pasar algo de tiempo desnudas las dos, pues habían follado muchas veces, y sabían sus gustos; Teresa se encargaba de ayudar a Carlota cuando pasaba horas o días sin ver, por ejemplo, y era también la responsable del fetichismo por el cuero de Carlota.

Tras hablar un rato más, de las cosas que hacían juntas, animé a Teresa a que se pasara por la casa algún día, para comer o cenar, y para verla en acción puteando a Carlota, porque, estaba seguro de que me iba a poder ayudar en la dominación de mi nueva sumisa.

También le pregunté a Teresa, si conocía a Almudena, y su opinión sobre ella, según me dijo, Almudena era muy simpática, pero, como solo trabajaba, pues había que pillarla en alguno de los pocos días con un solo turno en el hospital.

Con un poco de ayuda de Teresa, fuimos bajando al coche de Lara, las cajas con la ropa de cuero y los objetos personales de Carlota, y, ya en el garaje, tras agarrar la última caja, nos despedimos de Teresa, y quedamos con ella en que, quizás el domingo, iría a comer a mi casa.

Durante el trayecto hasta mi casa, Lara estaba un poco nerviosa, ver a Teresa le había excitado bastante, y me confesó que le hubiera gustado verle las tetas, y, tal vez, incluso tocarlas y lamerlas, de algún modo, se encontraba con ganas de probar cosas nuevas.

Llegamos a mi casa, Sara nos estaba esperando, estaba de nuevo, muy cabreada, por culpa de Carlota, que había roto un jarrón de decoración, comprado en los chinos, y que había en mi casa.

Sara ya había castigado a Carlota, que tenía marcas de látigo en la espalda, y estaba muy sonriente y contenta pese a todo, pero quería que, yo, la castigara aún más.

Se me ocurrió la idea de que, Lara, podría probar a castigar a Carlota, seguro que, a ambas, les gustaría la idea (Aunque, Carlota, no pudiera ver a quien le castigaba, claro está).

Lara se puso un poco nerviosa, y, al principio, dudó un poco, pero, cuando le di el látigo, y comenzó a golpear la espalda de Carlota, que se quejaba del dolor, y lo iba agradeciendo a cada golpe, fui yo el que le tuve que decir a Lara que parase, porque estaba disfrutando un montón, cada vez más, con cada golpe que iba dando a Carlota con el látigo; de no haber parado, seguiríamos viendo los golpes...

Al acabar los golpes, Carlota quería seguir recibiendo, estaba chorreando su coño, así que, le ordené que le empezara a hacer sexo oral a Sara, como forma de compensarnos a ambos (A Sara y a mí), por haber roto el jarrón, que, por cierto, cuando saliera a la calle, tendría que pagarnos uno nuevo.

Lara me dijo que, después de lo que había hecho, se sentía con muchas ganas de follar, por lo que, dejando a Sara y a Carlota en el salón, haciendo lo que describo en el párrafo anterior, Lara y yo, subimos a mi habitación, con la idea de follar.