Dominando a Carlota 1.3
El viaje a Marbella siguiendo el camión en el que va Isabel.
Recomiendo leer las partes anteriores de esta historia, para poder entender bien lo que sigue (Todos mis relatos están en mi perfil de esta web).
Nos subimos al coche, al Audi A8, y conduje con Carlota, hasta Benalmádena, lugar que conozco muy bien y que me gusta mucho, aparqué el coche y llevé a Carlota a comer a un restaurante que conozco bien, donde tomamos una ensalada de pimientos y cebolla, y un buen plato de arroz, que estaba cojonudo, todo hay que decirlo, aunque, de nuevo, la camarera del restaurante, al ver a Carlota tan vestida, a pesar del calor (Le ordené a Carlota que se pusiera el abrigo y los guantes y todo), se sorprendió de verla así, y le preguntó, si no tenía calor, pero, para mi sorpresa, Carlota le respondió que eran “órdenes de mi Amo”, y dejó callada a la camarera.
Como estuvimos comiendo en la terraza, pude fumar, algo que también había hecho durante todo el viaje de ida, y en el club de alterne, provocando la ira y la incomodidad de Carlota, cada vez que me encendía un cigarrillo.
Intenté que, todo el humo, fuera a parar hacia donde estaba ella, logré incluso que tosiera un poco, aunque, en el fondo, muy en el fondo, creo que comenzó a sentirse excitada, y yo, empezaba a tener claro que, más pronto que tarde, me iba a pedir que le diera a probar el tabaco, o, en el mejor de los casos, la iba a pillar fumando en casa.
Acabamos de comer, íbamos a dar un breve paseo por Benalmádena, antes de regresar a Madrid, cuando me sonó el móvil, era Sara, que quería saber cómo nos iba, a Carlota y a mí por Málaga, si ya habíamos hecho las gestiones que tenía que hacer allí (Evidentemente, le había contado a Sara una milonga de trabajo, para que me pudiera creer), y si nos apetecía, a Carlota y a mí, ir a cenar a la casa de Alicia, junto con Sara, para ver a Lucía y cómo se iba adaptando a su nueva casa.
Quedé con Sara en que iríamos directamente a la casa en
Campodón
de Alicia, sin pasar antes por mi casa, al llegar a Madrid desde Benalmádena, y, decidí ponernos ya en camino, dejando el paseo por Benalmádena para otro momento. (Habíamos quedado con Javier en que, el sábado, al tener que trasladar a Alejandra también a Marbella, nos volveríamos a ver, así que, ya con más tiempo, sí que podríamos dar, los dos juntos, ese paseo por Benalmádena).
Regresamos al coche, nos subimos en él, y puse el GPS hasta la dirección en
Campodón
que, Sara, me había pasado en un mensaje de
.
El viaje de vuelta en coche, no estuvo mal, aunque, de nuevo, tuve que distraer a Carlota con cosas no sexuales, para evitar que se masturbara, o que me distrajera de la carretera, haciéndome una paja, que era lo que pretendía hacerme, si me hubiera dejado (Evidentemente, me gusta que me hagan pajas, pero, cuando voy conduciendo, el coche, ha de ser lo primero, por motivos de seguridad).
Sí que es cierto que, el final del viaje, ya a partir de la provincia de Toledo y subiendo hasta la de Madrid, se hizo un poco duro, hicimos una parada a la altura de Despeñaperros, y, otra, más pequeña, en una gasolinera de Toledo, para que, Carlota, que se estaba meando tras estar sin poder mear todo el día, pudiera hacer un pis, porque ya no aguantaba más las ganas.
Además, durante el viaje, hubo dos llamadas, una para mí, de Patricia, para consultarme algo sobre un caso que llevaba, y, la otra, del padre de Carlota, que quería saber cómo le iba conmigo (Al colgar, Carlota me explicó que, ya le había dicho a su padre su intención de dejar, al menos por un tiempo, la clínica, y probar a estar conmigo, algo que se había tomado bien, pues ya habían hablado que, cuando le saliera esa opción, la de estar con un hombre que la comprendiera, la iba a aceptar sin pensarlo apenas nada).
Llegamos a la casa de Alicia en
Campodón
, en torno a las 20:30, Carlota (Que, de nuevo, iba completa de cuero con todo puesto) llamó al timbre, pero no contestó nadie, llamé a Sara, y me respondió que esperásemos unos minutos, que ya estaban de camino, además, la novia de Alicia, y Lucía, habían salido porque, Lucía, tenía una entrevista de trabajo para dar clases de Matemáticas en una casa de la urbanización.
A los pocos minutos, aparecieron dos coches, el Volkswagen eléctrico de Sara, y el
Range
Rover de Alicia, que aparcaron dentro de la parcela de la casa, no era de las más grandes de la urbanización, pero estaba bien situada, casi a la entrada.
Tras hacer las presentaciones oportunas, pues, Carlota y Alicia, no se conocían, pasamos al salón de la casa de Alicia, que, inmediatamente, le ordenó a Sara que se desnudara por completo, y yo, hice lo mismo con Carlota.
Sara y Carlota, obedecieron inmediatamente, y sin rechistar, y, una vez que, ambas, estaban desnudas por completo, salvo por las botas que, ambas, llevaban como calzado, Alicia, le ordenó a Carlota, que demostrara sus habilidades comiendo coños, y se lo comiera a Sara, para ver qué tal se le daba.
Carlota comenzó, masajeando primero el coño de Sara, la empezó a masturbar, y fue pasando su lengua por el coño, con suavidad primero, dejando las manos pegadas a la espalda, situación que, Alicia, aprovechó para sacar unas esposas, y ponérselas a Carlota en las manos, para que, ya, no pudiera usarlas para dar placer a Sara.
Sara estaba muy excitada, como de costumbre, así que, no tardó mucho en correrse, dejando a Carlota manchada con sus jugos, en ese momento, llegaron la novia de Alicia, y Lucía, que, inmediatamente, se desnudó, se quitó el vestido negro, muy corto y escotado que llevaba (No llevaba nada más, salvo las botas de calzado), y comenzó también a lamer el coño de Sara, por orden de la novia de Alicia.
Alicia le ordenó a Carlota, que mirase, para que se fijara en las fortalezas y en las debilidades de Lucía, a la hora de lamer el coño de Sara, y, al acabar, se las enumerase con detalle.
De nuevo, Sara, se corrió en pocos minutos, lo que provocó una cierta decepción de Lucía, que pensaba que era culpa suya, al no haber sido capaz de durar más con Sara.
Carlota nos pidió permiso, a Alicia y a mí para hablar, y dio su opinión sobre cómo lo había hecho Lucía; sugirió añadir algún antifaz para tapar sus ojos y probar así, y, también, destacó la falta de agradecimiento de Sara, hacia Lucía y hacia ella misma, por haber disfrutado de las dos comidas de coño.
Alicia tomó nota de ambas cosas, y me pidió a mí que, ya en mi casa, diera algunos azotes a Sara al no haber agradecido las dos comidas de coño; en cuanto a lo del antifaz, Lucía ya lo usaba para dormir, desde la noche anterior, que fue la primera que pasó en la casa, Alicia dijo que se pensaría usarlo con mayor frecuencia para tapar los ojos de Lucía más tiempo, no solo durante la noche/para dormir.
Era ya la hora de la cena, la asistenta había dejado la cena preparada para los 6 (Alicia, su novia, Sara, Lucía, Carlota y yo), así que, fuimos cenando; decidí que era el momento de probar a darle la cena a Carlota como si fuera una perra, además, Lucía, iba a cenar así, por tanto, la distribución de la mesa fue, con Sara sentada a mi lado, y Carlota de rodillas, por un lado, y, por el otro, Alicia y su novia, sentadas enfrente de nosotros dos, con Lucía de rodillas.
Estuvimos cenando, una ensalada de primero, y, de segundo, hígado encebollado, le fui dando algún trozo a Carlota, que puso un poco de asco en su cara, pues no es lo que más le gusta comer, pero, no tenía más remedio que comerlo si no quería pasar hambre e irse a dormir sin cenar. (Y con el culo dolorido si se negaba a comer).
Al acabar la cena, Sara se vistió un poco, (Lo suficiente como para poder conducir hasta casa), le puse el abrigo a Carlota, sobre su cuerpo desnudo, sin ponerle el vestido (Como había ido Isabel desde mi casa al camión en el que se hizo el viaje a Marbella), y, junto con Sara, que se subió a su coche, y yo, que me subí con Carlota al mío, regresamos a la casa, aunque, los 3, fuimos a la mía.
Al llegar a mi casa, le quité el abrigo a Carlota, Sara también se volvió a quedar desnuda por completo, y, mientras Carlota se quedaba de rodillas, tras servirnos a Sara y a mí, un par de vasos de whisky, Sara y yo, comenzamos a follar, pues, ya en el camino entre el garaje y mi casa, Sara me había pedido que me la follase, con Carlota mirando, para ver su reacción. (En especial, si, Carlota, se masturbaba o reprimía las ganas de hacerlo, pese a todo).
Íbamos a comenzar a follar, cuando, la llamada, a mi móvil, de Carolina, (Que ya había vuelto a la vida tras haber cumplido su castigo en la mazmorra de Ama Marta), para hablarnos sobre el estado de salud de Paula, nos interrumpió.
Próximamente, más capítulos de esta historia.
Os recomiendo que leáis las otras partes, sobre el adiestramiento de Isabel, que también serán publicadas en la web a la vez que esta historia.