Dominando a Carlota 1.2

Jueves por la mañana, preparándonos para el viaje a Marbella que cambiará para siempre la vida de Isabel.

Recomiendo leer las partes anteriores de esta historia, para poder entender bien lo que sigue (Todos mis relatos están en mi perfil de esta web).


En mi apartamento, jueves por la mañana temprano.

A la mañana siguiente, me despertó, a las 05:57, el timbre de la puerta, dejé a Carlota durmiendo, se había despertado también con el sonido del timbre, le dije que era una sorpresa, y le pedí que se quedara tranquila y durmiera un poco más, que, en unos minutos, estaría de regreso, y bajé a abrir a Pilar.

Pilar iba muy cargada, con la ropa para Carlota, llevaba en una mano, el abrigo largo de cuero negro y el vestido, también de cuero negro, corto, aunque poco escotado (Debido al escaso tamaño de las tetas de Carlota), que le había pedido a Sara, y, en la otra mano, unas botas con plataforma y altas, y unas medias de red, que estaban aún en el paquete, sin abrir.

Le pedí a Pilar que dejara todo en el sofá del salón, y que regresara al apartamento de Sara a recoger los dos cafés, que ya estaban también listos; Pilar apenas tardó un minuto en regresar ya con los cafés, y en subirlos a la habitación.

Pilar me habló del acuerdo que teníamos, en esta ocasión, para evitar que, Sara e Isabel, se cruzaran, se quería cobrar la deuda por adelantado, pero, le dije a Pilar que, si cumplía con su parte del trato, al día siguiente, le dejaría que le comiera el coño a Carlota, a quien, Pilar, miraba con cierta envidia, por poder follar con quien quisiera, y no como ella, con el cinturón y sujetador de castidad, que le impedían ser tocada y follada en sus genitales y tetas.

Le dije a Pilar que, probablemente, muy pronto, se tendría que ir acostumbrando a pasar tiempo con Carlota, pues ambas pasarían mucho tiempo en la casa de Sara, haciendo ejercicio físico, para estar tan en forma como lo estaba ya Carlota.

Antes de irse Paula, a prepararnos el desayuno, desperté a Carlota, le di un beso en la boca; Pilar y Carlota se saludaron, y, Carlota, le pidió a Pilar que le preparase algo sano para desayunar, fuera lo que fuera, pero, sano. (Con Carlota había quedado la noche anterior, en que, desde ese momento, ella se encargaría de la compra, para poder llenar la nevera con productos sanos en su gran mayoría y tener así una dieta algo mejor que la que llevaba yo hasta ese momento).

Pilar regresó al apartamento de Sara, a preparar los desayunos para los 3 (Sara, Carlota, y mi propio desayuno), y, Carlota y yo, fuimos a la ducha.

Carlota me dijo que, hasta que llegara Isabel, no le quitara los parches, le excitaba pasar el mayor tiempo posible sin poder ver nada, así que, me la llevé a la ducha, y comenzamos a ducharnos. (Le quité las esposas, porque me prometió que no se iba a masturbar sin mi permiso).

La ducha comenzó de una manera accidentada, pues no se dio cuenta Carlota de que le había dado mi pis, y no me lo agradeció, por lo que le tuve que dar otra bofetada, para que no se le olvidara el protocolo.

Me encargué de dejar a Carlota bien duchada, yo también me duché lo mejor que pude, y, al acabar, me encargué también de secar a Carlota y de secarme a mí mismo, antes de bajar a desayunar.

Pilar había preparado un buen desayuno, sano para Carlota (Queso tipo Burgos, algo de fruta...), y un café y unos bollos industriales para mí. (Lo que me apetecía para cargar pilas antes de irme de viaje y conducir las casi 6 horas que hay en coche entre Madrid y Marbella).

Me sorprendió lo bien que se manejaba Carlota a ciegas a la hora de comer, según Carlota, tenía experiencia de años, llevando los ojos tapados, por lo que había tenido que aprender a valerse por sí misma, sin poder ver, además, me dijo con una media sonrisa, que, lo que mejor sabía hacer, sin poder ver, era follar y hacer mamadas, y me lo quería demostrar en ese mismo instante, sin embargo, la tuve que parar, y le dije que, a la vuelta del viaje a Marbella, me lo podría demostrar.

Carlota también me dijo que se sabía defender con un bastón blanco de persona invidente, con mucha destreza, porque llevaba años de entrenamiento, como íbamos con prisa, era algo que dejábamos pendiente, pero que, a lo largo del fin de semana, probaríamos (Le pediría a Carlota que me lo demostrase en algún paseo, por ejemplo).

Estábamos acabando de desayunar, cuando sonó el timbre, Pilar fue a abrir, era Isabel, que ya estaba allí, algo asustada, pero lista para iniciar el viaje a Marbella, e iniciar su adiestramiento con Javier.

Isabel iba vestida aún más extrema que el día anterior, llevaba una camiseta negra de red, con la que se le veían las tetas por completo, un tanga, unas medias, también de red, y las mismas botas que los días anteriores; por supuesto, el maquillaje, era muy abundante.

Pilar se fue rápidamente a la casa de Sara, para distraerla, de forma que, Sara, no saliese de su casa hasta que, Isabel, estuviera ya en la furgoneta, de camino a Marbella, lo que iba a llevar, al menos, una hora, entre vendaje y esperar a que llegara Javier con la furgoneta.

Javier me llamó y me dijo que estaba saliendo de su casa, una espectacular mansión en La Moraleja (Se notaba lo bien que le iba al muy cabrón con sus negocios), por lo que tardaría unos minutos en llegar a mi casa.

Carlota me pidió que le quitara ya los parches, pero que lo hiciera con cuidado, y que dejara unos minutos para que se acomodara de nuevo a la luz, y a poder ver.

Le fui retirando los parches, uno por uno, Carlota tardó unos 5 minutos en volver a la normalidad, cuando ya estuvo todo en orden, saludó a Isabel, con un beso en la boca, que sorprendió a Isabel (Pero, le gustó y se excitó).

Carlota sacó de la bolsa de material médico, una cuchilla de afeitar y un poco de crema de afeitar, se la aplicó a Isabel en las cejas, y se las dejó afeitadas por completo, sin un solo pelo, para poder colocar el vendaje con mayor facilidad; dos lágrimas cayeron de los ojos de Isabel por la excitación del momento, su coño, empezaba también a humedecerse.

Decidí que era el momento, antes de empezar con el vendaje de los ojos de Isabel, de que se quedara desnuda por completo salvo las botas, así que, Isabel, se quitó la poca ropa que llevaba, su coño empezó a chorrear, cuando, Carlota, le metió los dedos, para comprobar su estado, y, se los chupó.

Ya con Isabel desnuda casi por completo, Carlota, comenzó a taparle los ojos, le colocó bastante esparadrapo para que no entrara nada de luz, un par de parches, de distinto color en cada uno de sus ojos, y, por último, una venda de crepé, tapada con más esparadrapo y una venda negra sobre la de crepé, a la que también le añadió un poco de cinta de precintar de color negro.

Pasados unos 5 minutos, Javier, me llamó y me dijo que ya tenía la furgoneta en la puerta de mi casa, esperando a que, Isabel, llegara, para subirla en la furgoneta e iniciar el viaje.

Le pusimos a Isabel, el abrigo largo de cuero, para que se pudiera tapar con algo, en el escaso camino desde mi casa hasta la furgoneta, bajamos en el ascensor, Carlota y yo (Carlota se había puesto por encima, bien tapada, la chaqueta de cuero que llevaba, un tanga, y las botas del día anterior, para salir a la calle y yo, llevaba un chándal, para ir

cómod

durante todo el día, y viajar así), junto con Isabel, que llevaba el abrigo, y las esposas que, antes, había llevado Carlota en sus manos.

Al salir del ascensor, y pisar la calle, inmediatamente vi a Javier, que iba con la caravana de coches que acostumbran a acompañarle, por motivos de seguridad, pero había un vehículo que llamaba la atención, un Mercedes

Actros

, negro, en el que, Javier, me dijo que iba a viajar Isabel.

El camión, estaba dotado de plataforma elevadora, así que, subimos en ella, y llegamos al interior del camión, a la parte donde se guarda la mercancía; por dentro, el camión estaba equipado con una jaula, en la que, Isabel, iba a realizar el viaje hasta Marbella, además, había una mujer, con acento de Argentina, llamada Rosario, que se presentó como enfermera, y que dijo que se encargaría de velar por Isabel durante el viaje; lo primero que hicieron, Carlota y Rosario, fue quitar el abrigo a Isabel, y, después, le conectaron una botella de oxígeno, con unas gafas especiales, que le colocaron a Isabel en la nariz, para que pudiera respirar en todo momento, durante el viaje.

Antes de bajar del camión, Carlota, le metió a Isabel una pastilla en la boca, era un sedante suave, para que estuviera bien tranquila durante el viaje.

Bajamos Carlota y yo del camión, nos despedimos de Javier, y, para ellos, comenzó el viaje hasta Marbella, Javier me mandó por

Whatsapp

la ubicación del club de alterne de Marbella, y quedamos con él en que nos veríamos ya directamente allí, si no llegábamos a la vez (Entre la parada del camión a las 4 horas por descanso del conductor, y lo que íbamos a tardar en salir y en parar a la mitad del viaje, Carlota y yo).

Carlota y yo, regresamos a mi apartamento, ella se tenía que vestir ya para el viaje, así que, se quitó lo que llevaba, y se puso las medias, el vestido, las botas y, por último, el abrigo largo y los guantes que ya tenía del día anterior, y bajamos hasta el garaje, para agarrar el coche e iniciar el viaje a Marbella.

Para viajar, no uso el

Touareg

, tengo un Audi A8, procedente de renting de mi padre, una máquina genial para viajar; nos subimos en el coche (Carlota se quitó el abrigo en el coche, y, también, los guantes), y comenzamos el viaje, puse el GPS del coche, con la ubicación del club de alterne, y, hacia allí nos encaminamos; justo antes de salir, avisé a Javier de que iniciábamos en ese momento el viaje a Marbella nosotros dos.

Durante la primera parte del viaje a Marbella, hasta la única parada que efectuamos, más o menos, a la mitad del viaje, para repostar, estirar un poco las piernas, y tomar algo, estuvimos hablando de las experiencias sexuales que teníamos, que habíamos pasado a lo largo de nuestra vida.

Carlota había follado por primera vez, cuando estaba en la ESO (No me dijo la edad exacta), con un compañero de clase, de casi la misma edad, que era el conflictivo del grupo (Había repetido ya un año, cosas de ese estilo, pero gustaba a todas las chicas), la experiencia le había gustado a Carlota, porque se había llevado, de algún modo, algo parecido a un tesoro para el resto de compañeras, por lo que, también, provocó la envidia de muchas de ellas e, incluso, bullying por alguna un poco putilla. (Según como la llamó Carlota)

Ya en la universidad, sí que, su vida sexual, fue creciendo, fue, por ejemplo, la primera vez que estuvo con una mujer, curiosamente, fue con Almudena, a quien conoció el primer día de clases en la universidad, y con quien conectó de manera casi

instantánea

.

Paramos en un área de descanso, repostamos gasoil, caminamos un poco para no acabar hechos un 4 de tanto coche, y tomamos un refresco (Yo), y un zumo (Carlota), también compramos agua, para el resto del viaje; la de la gasolinera, se quedó mirando a Carlota, por cómo iba vestida, a pesar del calor que ya empezaba a hacer, pues estábamos ya casi a las puertas de Andalucía.

Al poco de reanudar el viaje, tuvimos que volver a parar, en una gasolinera, donde se había parado también el camión que llevaba a Isabel, para hacer el descanso reglamentario; Carlota aprovechó para ir a ver a Isabel, que estaba un poco mareadilla por el viaje, y excitada, quería

masturbarse,

pero, las esposas que llevaba en las manos, no se lo permitían.

Pudimos reanudar el viaje, ya todos juntos, se hizo un poco duro, al final, en especial, la última hora, pues, Carlota, se quería masturbar, y amenazaba con hacerlo, a pesar de todo, aunque, por suerte, pude evitarlo, tratando de hablar de temas no sexuales, para que no pensara en cosas que le iban a hacer caer.

Llegamos finalmente al club de alterne, un local inmenso, apartado de la carretera, pero con buenos accesos a ella, el local estaba abierto las 24 horas del día, siempre había putas dispuestas a follar con los clientes.

Bajamos a Isabel del camión, y la llevamos, desnuda por completo y esposada, hasta el club, a una habitación, amueblada y decorada a todo lujo, la suite más grande del club, donde la dejamos tumbada sobre la cama, para que, Javier, empezara desde ese mismo momento el adiestramiento de Isabel.


Nota: Lo que ocurrió en el club de alterne con Isabel (Su llegada y las primeras horas, así como el adiestramiento posterior, lo contará Javier en varios capítulos que se irán publicando en la web; por tanto, lo que sigue, es lo que sucedió cuando ya salimos, Carlota y yo del club de alterne, donde dejamos a Isabel con Javier y sus clientes, para que la fueran adiestrando como sumisa).