Domíname, por favor

Relación de dos maduros donde uno pide ser esclavo.

Soy un hombre maduro, 53 años de vivir heterosexual y alguna fantasía oculta que apenas yo me confesaba. Pero hace poco más de un año, y esta historia es totalmente cierta, me vine a la capital a trabajar en una gran empresa en el área de recursos humanos y tenía que entrevistar personas que optaban por nuevos empleos. Medardo llegó tímido a la entrevista y como con sus 38 años no tenía ninguna experiencia, a pesar de su esmerada educación, no fue contratado, pero yo le hablé con amabilidad y le di falsas esperanzas que el agradeció. Fue el último y al salir aun rondaba cerca esperando un taxi. Lo vi y lo invité a subir a mi auto ofreciendo adelantarlo. Me invitó a su casa tal vez por amabilidad y su expresión de desamparo me conmovió. Esperaba encontrar una madre esperándolo porque realmente era imposible pensar que un hombre así tuviera esposa. Pero la casa estaba sola y conversando me enteré que su madre había muerto recientemente, que la había cuidado desde que cayó enferma tras la muerte en un accidente de su esposo y su otro hijo hacía casi 20 años y por eso el nunca había trabajado. Ahora buscaba trabajar por consejo médico para llenar la soledad, porque tenía recursos económicos para vivir holgadamente.

Después del café y la charla me iba a retirar cuando vi un viejo tocadiscos y entre los discos uno con I Smoke in Your eyes, mi preferida. La puso y no se porqué le dije bailamos? Sorprendido me miró y yo lo halé y lo tomé en mis brazos. Bailamos apenas unos compases y se abrazó a mí llorando. Entonces le dije, disculpa y me marché.

Actué por impulso y mi propia conducta me sorprendió. Pero al otro día después del trabajo regresé mas claro de lo que quería. Cuando me abrió la puerta se sorprendió pero también noté alegría en su rostro. Una vez dentro le propuse mis intenciones y me rechazó más bien por motivos religiosos y porque nunca había tenido relaciones de ningún tipo y creía no necesitarlas. Le pedí disculpas y manifesté que me iba para siempre y no lo molestaría más y conversamos un rato de otros temas. Cuando me marchaba noté algo en sus ojos, una súplica y como un ligero temblor en su cuerpo.

No se si fui yo o él pero de repente estaba entre mis brazos. La puerta no se abrió y regresamos de nuevo sentándonos juntos en el sofá, pero el muy junto a mí.

Entonces le volví a pedir que fuera mi mujer y accedió aunque me pidió paciencia pues no estaba preparado.

Nos besamos y acaricié y le dije: Bueno, me voy, porque solo me quedaré cuando quieras y estés listo. Pero de nuevo en la puerta se me abrazó y calló a mis pies de rodilla. Seré tu esclava si quieres, me dijo, y lo que mas temo es no saber complacerte, pero no te vayas.

Entonces lo tomé por un brazo y lo paré con fuerza. Vamos entonces al cuarto y desde este momento te comportarás conmigo como una esclava, le dije. Caminó hasta el cuarto y allí le pedí me desvistiera. Me tiré en la cama y me quitó los zapatos. Yo me quité la camisa y le ordené se desvistiera. Ya encuero lucía un cuerpo delgado y delicado, sin músculos y una piel blanca con algún vello castaño en las piernas y el pecho y un pene poco desarrollado. Entonces me sacó el pantalón y los interiores y casi llora frente a mi verga de 18 cm. que le ordené mamar. Se prendió con desesperada torpeza y al rato lo paré diciéndole, vete y depílate el cuerpo. Pero…. comenzó a decir, entonces lo empujé ligeramente y le di una fuerte nalgada: No te atrevas a contradecirme o me voy, perra, le dije haciéndome el que me paraba para irme.

Pero se tiró al suelo y me abrazó los pies. No por favor haré lo que quieras. Por ver le pedí me pasara la lengua por los dedos de los pies, los cuales no solo lamió, si no que también chupó temblando y gimoteando mientras me rogaba que me quedara. Lo empujé de nuevo pero con el pié, dale a hacer lo que te dije.

Yo regresé a la cama y me acosté boca arriba, haciéndome el dormido. Como a los 15 minutos regresa y lo siento frente a la cama y al fin me llama para que la viera. Entonces me paré y muy serio le dije; Nunca más te atrevas a despertarme o molestarme sin mi permiso. Y tiré su cuerpo delicado en la cama, completamente rasurado. Por ver su aguante lo puse boca abajo y poniéndole una almohada debajo me le tiré encima y lo penetré sin mas preámbulo, sin dilatar su esfínter y solo con mi propia lubricación natural. A mi también me dolió, pero sentí como gritaba y suplicaba hasta pedirme perdón cuando le dije molesto, entonces te la saco, perra.

Tras eyacular me quedé dormido sabiendo que a mi lado había alguien para usar a mi antojo, que eso me gustaba y que también le gustaba a esa persona, porque le gustaba por encima de todo complacerme y porque eso también lo complacía.

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