Dominado por sorpresa

Un joven hetero, inseguro con su propia sexualidad, se cruza una noche con una puta transexual...y descubre que él es la verdadera putita

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Hola a todos. Me llamo Gus y siempre me he considerado hetero, y me lo sigo considerando.

Soy un chico normal, más bien pijillo, guapete, alto, deportista,buen estudiante, serio...Siempre he tenido novias largas y de verdad me he sentido bien con ellas. Sé que mi polla no es especialmente pequeña (unos 16 cm) pero siempre me la he visto ridícula mientras me duchaba con mis compañeros de equipo de baloncesto con sus grandes pollas colgando, peludas, oscuras. Esos tíos de verdad que follaban con una tía cada fin de semana, sin complejos...

Cuando tenía 20 años tenía una novia desde hacía dos años. Me atreví a follármela  por primera vez cuando llevábamos saliendo un año y, aunque ella no decía nada, se notaba que estaba deseándolo.

La primera vez fue un desastre: estaba tan acojonado que dos veces no se me levantó. Ella me decía que no pasaba nada, que era normal, y que me quería mucho...Pero yo no podía dejar de pensar que a todas esas pollas que veía en las duchas todos los días no les hubiese pasado. Luego ya conseguí empezar a follármela y, aunque no conseguía que se corriese mientras le follaba, siempre conseguía que terminase mientras le comía el coño.

Un día tenía una cena con amigos de la carrera en Oviedo, la ciudad donde estudiaba. Nos lo pasamos bien, comiendo y bebiendo, y después seguimos bebiendo copas hasta las tres de la mañana. Yo acompañé a una amiga a casa y, cuando la dejé, volví a mi casa borracho. De la que volvía pasaba por un parque que tiene fama de estar lleno de putas. La noche era muy fría y la calle estaba vacía. De repente, mientras caminaba casi haciendo eses oi un ruido detrás, como un beso. No hice caso. Y lo volvía a oir y una voz grave pero femenina me dijo:

  • ¡Guapo! ¿Quieres venir a jugar conmigo?

Yo me giré y la vi. Era una mujer muy alta, casi como yo. De pelo castaño y vestida con un vestido ajustado y unas botas altas. Inmediatamente me entró un morbo inmenso. Me quedé parado un momento, nos cruzamos la mirada, pero no me atreví a hacer nada y seguí caminando, casi corriendo, hacia casa. Tenía la polla durísima. Después de cinco minutos caminando, no podía quitármelo de la cabeza: una puta, el morbo de lo prohibido. No sé por qué pero, sin pensarlo, me metí en un cajero y saqué cien euros de mis ahorros.

Estaba muy borracho y reuní valor para darme la vuelta. Caminé un poco y la vi al final de la calle. Iba mirando a los lados por si venía alguien, con la polla durísima dentro del pantalón.

Esta vez llegué hasta ella y no me dijo nada. Cuando llegué a ella se limitó a cogerme la mano y, mirando a los lados, empujó la puerta del portal que tenía detrás.

  • Sabía que volverías.- me dijo.
  • ¿Cuanto es?- le dije casi susurrando.
  • 60 euros una hora completo, mi vida.
  • Vale- Nerviosísimo, saqué el dinero del bolsillo y se lo di.

Ella lo cogió y, sin que yo me lo esperase, me agarró la cabeza y me besó. Yo abrí la boca, seca por los nervios, y ella metió la lengua y me la llenó de saliva. Mientras yo le iba tocando las tetas y el culo respingón sin parar, totalmente excitado.

Nos fuimos al fondo del portal. Allí ella empezó a saborme el paquete.

  • Umm. Qué dura la tienes. ¿Es tu primera vez?
  • Sí- murmuré.

Yo a su vez le subí la mano por sus piernas...y cuando llegué a la altura de su coñito, me encontré un bulto que no me esperaba. Me quedé un segundo parado, ella se dio cuenta y empezó a sobarme el paquete todavía con más fuerza.

  • ¿No te lo esperabas? Seguro que a un niño como tú le encanta jugar con mi juguete- me dijo al oído.

En ese momento yo me volví loco. No sé qué me pasó, pero necesitaba tocar esa polla debajo del pantalón.

  • ¿Te gusta jugar eh cariño? Sabía que serías una buena putita- me dijo mientras sacaba unas llaves del bolso.

Abrió una puerta detras de ella y entramos en un piso pequeño y mal iluminado. Allí yo me lancé a por ella y besándole le empecé a intentar meter la mano por dentro del pantalón. Ella me hizo pasar a una habitación y me quitó toda la ropa, hasta quedarme totalmente desnuda. Después se fue quitando sus prendas y se quedó sólo con unas braguitas puestas.

La escena era increible. Una tía altísima, con las mayores tetas que hubiese visto nunca, delante de mí. Me tiró encima de la cama y se tiró encima de mí. Me empezó a magrear como normalmente yo hacía con mi novia, y yo notaba sus tetas en mi pecho y el bulto debajo de sus braguitas. Cogió mi polla y la empezó a pajear y directamente me corrí en su mano de lo excitada que estaba.

En ese momento me entró el bajón, la sensación de realidad, y quise desaparecer de allí. Pero ella reaccionó y me volvió a besar, aprisionándome debajo de ella.

  • ¿Estás seguro de que quieres irte sin jugar?
  • No...
  • ¿Seguro que no quieres saber cómo se trata a una polla de verdad?
  • Se levantó encima de la cama y se quitó las braguitas. Salió una polla grande, muy negra: sería unos 18 centímetros, pero sobre todo era gorda, una polla como siempre me imaginé que serían las de mis compañeros de equipo.

No puede evitarlo, la cogí con una mano y me lancé a chuparla como un loco. Primero simplemente la lamí, luego intenté metérmela todo lo que podía. Al final fue ella la que me cogió del pelo y empezó a metérmela poco a poco, primero hasta la mitad y cada vez más profundo. De repente empezó a follarme la boca a toda velocidad, dejándome casi sin respiración.

  • ¿Te gusta ser mi putita?
  • ummm sí!soy tu putita por favor- no sabía que me pasaba, sólo quería ser su esclavo.

Volvía a tener la polla durísima. Ella dejó de follame la boca. Bajó hacia mi culito y empezó a lamerlo sin parar. Yo sólo podía decir

  • Sí fóllame por favor. Soy tu puta, dame esa polla entera.
  • Sí, vas a sentir lo que es ser una mujercita hoy- me respondía ella mientras me ensalivaba mi culo.

A la vez fue introduciendo varios dedos en el culo y me pidió que me relajase. Abrió un cajón y sacó un condón y un gel que me me puso en mi ano y me produjo un calor y una relajación tremenda. Cogió mis piernas, las puso sobre sus hombros y me djo:

  • ¿Preparada, putita?
  • SÍ, por favor, fóllame- gemí. Sólo de verme aprisionado por esa tía espectacular, con sus tetas cogando y haciéndome suya estaba empalmadísimo.

Empezó a meter su polla muy poco a poco, en círculos, y a la vez iba pasando su mano por encima de mi polla, casi sin tocarla. Yo cada vez me iba relajando más y, de repente, metió toda la punta. En ese momento pensé que me moriría de dolor, pero la dejó en ese msimo punto un rato, con movimientos circulares, y empecé a sentir un placer que yo nunca había sentido follando a mi novia. Pasados unos minutos empezó a follarme cada vez más profundo, acercando sus tetas a mi boca para intentar que las chupase.

  • ¿Te gusta ser mi putita? ¿Te gusta cómo te folla tu mami?
  • Sí!!!clávame ese pollón por favor!!!!
  • ¿Sabes ya lo que es tener una polla de verdad, y no eso que tienes tú?
  • Sí!!!sólo quiero tu polla, mi ama!!haré lo que quieras!!

Me sacó la polla y me dio la vuelta. Me puso a cuatro patas y, sin pausa, me empezó a follar por detrás. YO me podía ver en el reflejo de la puerta de cristal de la habitación follado por esa diosa. Ella cada vez iba más rápida y empezó a azotarme el culo. Yo gritaba de placer, me sentía como la mayor puta del mundo. De repente, se sacó la polla, me dio la vuelta y puso su pollón delante de la cara.

  • ¿Quieres mi leche putita?
  • Sí, dámela toda!! Por favor, por favor, córrete para mí.

Ella empezó a follarme la boca sin parar y, cuando se iba a correr, me la sacó y se corrió en mi boca. No pensé que nadie puediese echar tanta leche. Yo me la volví a meter y pude tragar los útlimos chorros de semen: cuando sentí el semen caliente en la garganta, me corrí otra vez sin necesidad de que me tocase.

Ella me besó con ternura y, riéndose, me dijo que sería su novia perfecta. A mí me volvió a entrar la vergüenza una vez que se me pasó la excitación: me vestí pronto y salí casi corriendo de allí.

Ese fue el día en que descubrí que, aunque viviese una vida normal, delante de una polla siempre sacaría la putita que llevo dentro.

Este es un relato real. Si os ha gustado y queréis compartir vuestras experiencias, escribidme a gusbaq@hotmail.

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