Dominado por mis alumnos (II)

Después del primer encuentro, continua la sumisión y degradación del profesor a manos de su alumno.

El día siguiente era viernes y no fui a trabajar. Alegué que me encontraba mal (eso era más o menos cierto) y pedí un permiso para faltar un día. Durante el viernes y el fin de semana estuve meditando que opciones tenía, pero no era fácil. Disfrutaba con las relaciones de sumisión (de ahí, mi perfil en el portal web), pero una cosa era tener un perfil de sumiso y tener encuentros esporádicos y otra que tu trabajo peligre por ser chantajeado por un alumno.

Por otra parte cada vez idealizaba más el recuerdo del encuentro con Jonny.  Durante el fin de semana asumí que  había disfrutado siendo sometido, y me excitaba la idea de repetir la escena. Si conseguía que Jonny fuera discreto quizá todo podía terminar estupendamente…

El lunes fui al trabajo sin tener muy claro como proceder.  Nada más llegar, el director me llamó a su despacho.

-          Buenos días Héctor, como se encuentra. – Me saludó cordialmente

-          Mucho mejor, gracias. El viernes estaba con fiebre y no tenía voz para hablar – Mentí descaradamente.-  Hoy ya estoy mejor.

-          Siéntese. Tenemos que hablar de un alumno suyo: Jonathan Ibañez

-          Jonny. ¿Qué le sucede?.

Si el director no hubiera estado revolviendo una carpeta, hubiera visto como mi cara palidecía.

-          El viernes vinieron sus padres a hablar conmigo. Parece que el departamento de servicios sociales del ayuntamiento les ha dado una ayuda económica para que su hijo tenga acceso a clases particulares de soporte.

-          ¡Vaya forma de tirar el dinero! – Exclamé – Mira que hay alumnos que se lo merecen más…

-          Lo sé, pero no podemos cuestionar eso. A principio de curso hablé con servicios sociales y les ofrecí la posibilidad de alargar el horario escolar con clases de repaso. Pero por lo visto sólo pueden ayudar económicamente a las familias, no a los institutos. Así que dan el dinero a las familias si estas pagan clases particulares a sus hijos. Hablé con la tutora de Jonny, este trimestre se considera prioritario que empiece por las clases particulares de matemáticas.

-          Y donde entro yo?. Las clases particulares debe impartirlas da un profesor distinto al de clase. Si conmigo en clase normal no aprende, no sé porque va a aprender en clases particulares...

-          Eso mismo pensaba yo. Pero parece ser que Jonny estaba entusiasmado con la clase de repaso que le diste el jueves… pidió a sus padres que vinieran a hablar conmigo para que pidieran que fueras su profesor particular. De hecho he recibido un correo electrónico de servicios sociales pidiendo explícitamente lo mismo. No quiero presionarte, pero debería pedirte que aceptaras. Nos interesa estar a buenas con el ayuntamiento.

¡Que morro tenía Jonny!  Le iban a becar por unas clases que de hecho no necesitaba (se había asegurado su aprobado). Sin embargo des de mi punto de vista, lo que estaba pasando no parecía malo. Las clases particulares me permitirían justificar el aprobado de Jonny ante los demás profesores, además de otras posibles ventajas.. Cedí sorprendemente rápido (para el director).

-          Comprendo. Y de que condiciones estamos hablando?.  Cuantas clases debería  impartir.

-          Te pagarán 40€ limpios por clase. Sólo siete clases este trimestre, una por semana.  El único problema es que no parece fácil pactar un horario. Jonny juega al fútbol al salir de aquí, así que les dije a sus padres que pactarías un horario con Jonny, (si aceptabas).  A las horas que ellos sugerían el instituto estaba cerrado, así que igual deberéis pactar también el lugar dónde hacer las clases. Habla con Jonny esta mañana y me comentas lo que habéis quedado.

Me despedí del director. Durante el descanso matinal me dirigí a la zona donde estaba Jonny y sus colegas:

-          Jonathan, ¿puedes venir un momento?.  Tenemos que hablar.

Jonny sonrió y hizo algún tipo de ademán a Rafa que no entendí. Se acercó a mí en plan chulesco, sonriendo socarronamente y con las manos en los bolsillos.

-          ¿Que quieres profe?. Muy buena tu clase del otro día…

-          Sabrás que te han dado una beca, y que tenemos que pactar un horario de clases particulares.

-          Profe, sabes de sobra que no necesito esas clases, ¿verdad?. Pero me pasaré por tu casa a las 19:00, los lunes.  Hoy, el primer día

-          ¿En mi casa?. Ahí no recibo alumnos.- Protesté - Deberá ser en la tuya o en la sala de estudio del ayuntamiento… - Jonny me cortó –

-          No estás en condiciones de elegir profe. En tu casa tendremos un ambiente más privado.  Pásame una nota con tu dirección y teléfono.. o hablaré con el director para informarle de que no has querido quedar conmigo..y  ya de paso le hablo de otras cosas, que puedo ser muy hablador si me lo propongo.

Necesitaba hablar con Jonny en privado, y esa situación era incomoda. Vi como Rafa se acercaba… Pensé que lo mejor era terminar la situación rápidamente, anoté mi dirección (vivo en la misma localidad que mi instituto, craso error) y mi número de móvil.  Jonny sonrió.

-          ¡Bien, profe! Sabía que serías razonable. Hoy a las 19:00. No faltaré…

A primera hora de la tarde recibí un wassap de un número de móvil desconocido (supuse que de Jonny).

-          Hola cerdita!.  Nos vemos a las siete. Espérame de rodillas. Hoy tendremos nuestra segunda clase.

Sentía que debía responder.   Estaba excitado y emputecido otra vez. De manera compulsiva escribí en el móvil.

-          Por supuesto, a las siete. Estaré como mandes.

Notifiqué al director el horario y las condiciones de las clases. Terminé el día y me dirigí a casa a prepararme.

Aunque soy bastante ordenado, no esperaba recibir visitas en lunes, pasé revista al estado de la casa así como al contenido de la nevera y del mueble-bar. Me duché y acicalé para la ocasión. Todo era ridículo y contradictorio, estaba asustado por la situación, pero esperaba ansioso a que Jonny apareciera. Pensaba que cuando más complaciente fuera con él, más fácil sería llegar a algún tipo de acuerdo.

Pocos minutos pasadas las siete, sonó el timbre.

-          Profe, abre. Soy yo.

-          Abrí la puerta del edificio y dejé ligeramente entreabierta la del piso. Atendiendo su petición me arrodillé un par de metros en el interior del piso, mirando a la puerta.  Escuché el sonido del ascensor al subir mientras mi excitación iba en aumento. Finalmente se abrió primero la puerta del ascensor y luego la del piso. Jonny entró y puso cara de satisfacción:

-          Bien cerdita, veo que eres obediente. Esta es tu kely?.  Tiene buena pinta – Jonny se adentró en el comedor  y se quedó mirando la pantalla de plasma – Veo que te pagan bien para la mierda de clases que das.

-          En realidad, ser profe no está tan bien pagado – apunté yo, pero no pude terminar.. Jonny me dio un rápido bofetón que me pillo de improviso. Se agachó y se quedó mirando mi cara, mientras me pellizcaba un moflete  empezó a hablar:

-          A ver si te quedan las cosas claras. Bastante tengo que aguantarte en clase para que encima hables aquí. Sólo hablaras cuando te de permiso. ¿Entendido?

No me atreví a contestar. Lo cual complació a Jonny.  Luego se puso de pie (yo seguía arrodillado, había tenido la prudencia de no levantarme). El por su parte se sentó en el sofá

-           Tráeme algo para beber. Me apetece un refresco. Por supuesto, ni se te ocurra levantarte.

A gatas fui a la cocina y cogí una lata de Coca-Cola de la nevera, y un vaso de la encimera. Le serví estando en el suelo y se lo llevé.

-           Tendré que domesticarte cerdita, pero veo que vas aprendiendo. – Miró su vaso y puso cara de contrariedad. – La próxima vez le pones dos cubitos..

-          No llego al congelador arrodillado…

Jonny se levantó enfurecido y pateó mi cara. No fui suficientemente rápido para esquivarle. Luego me agarró la cabeza por la cabellera y la aplastó con violencia contra el suelo. Tuve miedo, creí que me iba a desnucar.

-          Idiota! Te he dicho que no hables sin mi permiso…

Yo respiraba aceleradamente, seguía presionada mi cabeza contra el suelo bajo el peso de su brazo.

-          Vamos a aclarar las cosas. Para lo que a mí respecta eres un pervertido…un puto trozo de mierda. No me interesa nada de lo que puedas decir. Tu boca sólo es un puto agujero que llenaré cuando a mí me apetezca…y lo único que me sabe mal es que eres tan marica que hasta te va a molar. Te puedo asegurar que trato a mi perro infinitamente mejor de lo que voy a tratarte a ti.

Giró mi cabeza para que pudiera verle y… derramó el contenido de su vaso encima de mi cara.

-          Por ejemplo, esto a él no se lo haría nunca… Ya es mala suerte que me haya quedado sin bebida porque aún tengo sed.

Temblando de miedo y excitación, con la cabeza y la ropa empapada fui gateando a la cocina. Cogí otra lata y otro vaso. Se lo volví a servir.  Rehuía su mirada. Miraba el charco de cola en el suelo. Había manchado parte del alfombra y había pisadas suyas por esa parte del parquet.

-          Mira que eres inútil, se me han manchado las deportivas.  Tendrás que limpiarlas. Quítate la camisa y lámelas.

Sé que a muchos les mola el rollo zapas. A mí no me entusiasma especialmente, pero no estaba en condición de elegir. No entendía por qué tanto interés en unas zapas desgastadas. Supongo que era simplemente para putearme. Le seguí el juego y empecé a lamer la parte superior de las mismas, que era la más visible.  Intenté limpiar como si mi lengua fuera una vulgar fregona, pero Jonny no pareció muy complacido.

-          No tienes ni idea. Parece que sólo sirves para chupar pollas. Es una pena porque les tenía cariño a estas zapas. Tendrás que comprarme unas nuevas. Desde luego con los 40€ que me pagan por la clase no me bastan.

En condiciones normales hubiera protestado, el abuso económico no entraba para nada en mis planes, daba por descontado que los 40€ no iba a cobrarlos, ¿pero encima tenía que pagarle unas zapas?.  Seguía atenazado por el miedo, seguía callado. Mi silencio gustó a Jonny que calmadamente dijo:

-          Bien, las clases van a ser así: vendré cada lunes a esta hora a tu casa..y haré como hoy: todo lo que me salga de la polla. Como mínimo cobraré los 40€ del ayuntamiento cada clase y los regalitos que generosamente vas a ofrecerme. Además, aprobaré matemáticas, y espero un sobresaliente para fin de curso. A cambio, mantendré mi silencio sobre tus gustos y tu perfil de internet  y no la liaré demasiado en el curro.

Tras su última frase di un suspiro de alivio. Johnny sonrió, se desabrochó el pantalón y se sacó la polla.

-          Si estás de acuerdo con lo que he dicho, ven y bésame el nabo.

Me incorporé de rodillas, me acerqué a su polla y le pegué una lamida. Me separó la cabeza con un empujón.

-          He dicho sólo un beso marica. Te gustaría chuparla, ¿verdad?. Hoy, tengo otros planes.

Tiró dos pasos para atrás y mientras sonreía empezó a mear apuntando encima de mi cuerpo. Me quedé quieto,  aguantando su meada.

-          Eres todo un degenerado, ¡Hasta te gusta que se meen en ti!. Mantente a distancia, no quiero que me manches, y límpiamela con la lengua.

Con mucho cuidado, para no tocarle ni salpicarle, me acerqué a su polla goteando y la engullí para limpiarla. El aprovecho para sacudírsela en mi boca y la enfundó en su ropa.

-          Por hoy basta, cerdita.  Ya es tarde.  El jueves después de clase, iremos de compras.