Dominado por maduro (Parte IV: Efectos)

Hoy es el día en el que le entrego el culo al maduro

Tenía una sensación que era muy díficil de explicar, me sentía algo asustado por dar un paso tan importante como el que iba a dar y sobre todo porque en mi mente las personas se iban a dar cuenta o tal vez mi hombre me iba a exponer de alguna forma. Pero esta sensación se mezclaba con aquella emoción de ser poseído y dominado como solo lo había leído en relatos. Estuve todo lo restante del día con esa sensación y hasta ahora lo recuerdo lucidamente. Llegué al trabajo algo confundido pero era consciente de que tenía que idear algo para hacer feliz a mi macho y cumplir todo lo que me pidió. Aprovechando que la semana anterior nos habíamos quedado más tiempo de lo normal, le pedí a mi jefe si podía salir un poco antes porque había surgido un inconveniente en mi casa. Mi jefe me dio el permiso y sali mucho más pronto de lo que había pensado. Fui al banco saqué un poco de dinero y fui a comprar algo de comida china. Ordené todas mis cosas y fui al cuarto de mi macho. Toque la puerta y me abrió, estaba hablando por teléfono así que solo me hizo señas de que pasara y cerró la puerta, se echo en la cama y me miraba fijamente mientras con la mano izquierda se tocaba la verga.

Yo ya me había imaginado este momento una y otra vez, cada escenario, cada posibilidad ya la había estudiado en mi mente por lo que mientras el me miraba me puse de pie fijamente. Dejé mi maletín Y las cosas en un costado y también empecé a mirarlo a los ojos. Me quité el saco sin dejar de mirarlo, desabotoné mi camisa y fui mostrandole lentamente mi cuerpo desnudo y el sujetador que traía puesto. Me sobé los pezones encima del sostén intentando ser sensual y sin perder la mirada a sus ojos. Él empezó a mirarme con más lujuria y se sobaba la verga cada vez con más intensidad. Puse mis manos en mi cinturón y me lo quité lentamente. Me saqué el pantalón y quedé en un boxer rosado. Me di la vuelta mostrándole mi culito y me lo bajé lentamente, enseñándole una tanguita moradita que me había comprado hace poco. Mientras mostraba la tanguita más, me iba curveando más para resaltar más mi culo y a la vez me agachaba un poco para verme lo más puta posible. Con mi mano derecha empecé a recorrer desde la parte derecha de mi tanguita llegando a mi coxis y luego hasta la puertita de mi ano. Empecé a tocarme más y más mirandolo directamente a los ojos. El me miró con una lujuria que me hacía sentir que mi ano de hacía agua, que mi cuerpo quería sentirlo dentro mío y mi mente empezó a volar. Cerré los ojos y mi mente volaba imaginando todo lo que ese hombre me iba a hacer.

Me seguía tocando el anito imaginando que tenía una verga en la puerta de mi ano pidiéndome entrar, mi mente voló y pensaba en todo lo que iba a vivir en ese momento. Mis piernas me temblaron un poco al pensar que ya pronto tendría esa vergota dentro mío y en todas las cosas que ese hombre me iba a hacer. En ese momento senti un golpe fuerte en mis nalgas. Me jaló la tanga a un costadito y sentí su lengua invadir mi ano nuevamente. No abrí los ojos, me concentré en la sensación que estaba experimentando. Ahora lo notaba más impaciente y más desesperado por penetrarme con su lengua. Sus movimientos se hicieron más fuertes y ágiles, yo solo atiné a tumbarme por completo en el piso levantando el culo para que lo tenga a su entera disposición. Él seguía clavandome la lengua en mi culo y explorando cada pared de mi ano. Empecé a gemir de la excitación y a mover el culo siguiendo su ritmo. Sentí un jalón fuerte de mi cabello hacia atrás, y su lengua dejo de explorarme para calentarme el oído con un "eres una puta, ya no eres un hombre. Gime como la perrita que eres". Sentí que mi ano y mis piernas se estremecieron con esas palabras. Él bajó nuevamente a comerme el culo y simplemente me dejé llevar por la sensación y el placer que estaba sintiendo. Me liberé de todo muro y empecé a gemir como la puta que era. Animandolo a que me siga comiendo el culo. Después de algunos minutos así, me volvió a hablar y me dijo que no me moviera. Trajo su teléfono y empezó a tomarme fotos. Yo seguía en cuatro, se acerco a mí y me enseño las fotos "mira ese culito tragón que tienes. Tenías razón, ya está listo para meterle la verga. Lo tienes bien abierto y listo para comértela entera. Ahora levántate y sirve la comida que me muero de hambre.

Me levanté aliste las cosas en una pequeña mesa que tenía y lo llame para que se siente. Tomo asiento y me llamó. Me sento en sus piernas y empezó a besarme el cuello y luego me besó apasionadamente en la boca. Volvió a tener ese trato cariñoso que había sentido en las veces anteriores y simplemente mi mente me decía que ese hombre era lo que siempre había esperado. En ese momento desaparecí por completo y me perdí en esa sensación de tener a un hombre que se estaba apoderando por completo de mí y de mis emociones. Me besaba con una dominación y hombría que mi pene se erectó y automáticamente empezo a mover el culo sobre su verga. El se dio cuenta y sonrió un poco, me miró fijamente a los ojos y me dijo "terminemos de comer mi amor, ya falta poco para desflorarte, solo espera un poquito mas". Me levanté para sentarme en la otra silla y me metió la mano por la raja del culo "eres la putita de mis sueños" me dijo, mientras me guiñó un ojo.