Dominado en el hostal, conozco a mi futura Ama

Encuentro en un hostal con una mujer dominante y accidente que me lleva a conocer a mi futura Dueña

Buenas, este relato que escribo está basado en hechos reales, hechos que pasaron hace ya mucho tiempo que no impedirán que lo intente narrar tal y como pasaron. No obstante, los nombres no serán los auténticos. La experiencia que narraré es además la que un poco más tarde me abrió el camino para la más intensa relación de dominación/sumisión que he vivido.

Cursaba entonces el quinto y último curso de la licenciatura de Matemáticas, en aquel momento llevaba un par de meses entrando en un canal de sumisión y domianción de IRC. Allí contacté con una mujer dominante que sin ser de mi provincia sí solía venir cada cierto tiempo al tener familia en la ciudad.

Recuerdo que era viernes, al salir de la facultad y comer me dirigí luego al centro de la ciudad donde había quedado con la mujer. Estaba muy nervioso, ya que no había vuelto a estar con una mujer dominante desde la historia que narro en el relato "Mi iniciación como sumiso" (https://www.todorelatos.com/relato/116477/).

Tomamos un café mientras hablábamos de la experiencia que teníamos y bueno, en realidad nos tomábamos la medida. Yo por aquel entonces tenía 24 años, ella tenía 41. Era más baja que yo, delgada, llevaba una media melena morena, ojos vivos, una bonita sonrisa.

Entramos en la habitación que acabábamos de pagar en un hostal del centro.

Nada más cerrar la puerta con la llave me ordena desnudarme. No me dió corte alguno desnudarme, ella empezó a masturbarme, no le costó nada endurecer mi miembro, entonces me lo agarró y tirando de mi me llevó a la cama.

Allí saca del bolso un aparatito de castidad que me encaja y por primera vez logra ponerme nervioso.

Entonces me ordena arrodillarme y besar sus pies. Lo hago encantado, aún está calzada, pero desde hace tiempo sé que soy fetichista de pies. Ella se levanta y recoge una bolsa que llevaba en la mano. Saca de la bolsa una paleta de goma. Me sonríe y se sienta en la cama.

Me ordena entonces tumbarme subre sus rodillas. Me acaricia las nalgas con la paleta.

.- Prepárate Manuel - y me cae el primer azote, fuerte, sin dudar, el dolor es horrible, luego otro igual de fuerte en la otra nalga, es horrible, me duele y lo único que me preocupa es el ruido sordo de cada azote, que se escucha fuera. A ella parece que no le importa, deja que pasen unos segundos y me suelta otro azote y rápido otro en la otra nalga, luego otra pausa, yo me encojo anticipando el golpe, pero ella espera que me relaje antes de azotarme, así se tira unos minutos que aparte de doler me pone de los nervios, luego se anima y empieza a caerme azotes sin fin, empiezo a tener dificultades para acallar los gritos, pero sí que le suplico que pare.

.- Por favor Carmén para, suficiente Carmén, por favor, para

.- Silencio o me tendré que quitar las bragas y metertélas en la boca - Guardo silencio y ella sigue con la pala, no puedo dejar de llorar, se cansa tras un par de minutos y me ordena bajarme de ella.

.- Descalza a tu ama perro - sin darme tiempo a recomponerme de los azotes. La descalzo sin apenas poder disfrutar porque el dolor al rozarme el trasero con mis talones me hace ver las estrellas, pero luego toco sus pies, cálidos, con un olor, una fragancia que me hace babear, ella se ríe.

Levanta sus pies y me los planta en la cara, olfateo con ganas.

.- Quítame los calcetines perro que me vas a lamer los pies.

Le saco los calcetines y se recuesta en la cama, agarra la bolsa y saca un pequeño látigo, negro y macabro.

.- Lame esclavo - me pongo a lamer sus pies con ganas, es el paraíso para un fetichista como yo. Me acaricia la espalda con el látigo, y me pone de los nervios. Me tiene cinco minutos lamiendo sus pies. Luego se levanta, se quita el pantalón vaquero, se saca la braga.

Va hasta el único sillón de la habitación, apoya la cabeza en la parte donde iría la base de la espalda, levanta las piernas, dejándome la vulva abierta.

.- A comer cerdo - me dice

Me arrodillo y empiezo a comerle el coño, entonces siento el primer latigazo en la espalda, yo me apresuro a seguir lamiendo. Me va dando instrucciones, más rápido, más lento, para, sigue y cada instrucción va acompañada de un latigazo. Cuando empieza a gemir los latigazos se incrementan, no deja de mojarme la cara, lamo el clítoris completamente erecto, con la lengua la penetro y empiezo a lamer rápido, me aprieta la cabeza con las pieras, los latigazos que no han parado empiezan a decaer cuando sus gemidos se aceleran, se corre, yo me trago lo que puedo, escucho su respiración, intentado recuperarse, su brazo caído el látigo ya sin fuerza en sus manos.

Ahora me pone un collar de color rosa y ata una correa del mismo color.

Me pasea durante unos minutos por la pequeña habitación. Vuelve a sentarse en el sillón, y del bolso saca una latita de comida para perros. La abre y la pone en el suelo.

.- Come perro - el olor que sale de la comida es asqueroso, no son bolitas, son trozos de carne y una salsa espesa, me acerco al bote pero no puedo, entonces me cae otro latigazo.

.- Come, te voy a estar azotando hasta que esté completamente vacío. - Me obligo, o me obliga, o ella me obliga a obligarme yo mismo a comer, aguanto las arcadas que me dan, ella deja de azotarme cuando ve que trago, pero no pierde detalle.

.- Come perrito.

Cuando termino todo se levanta con rapidez y me arrastra con la correa hasta el baño, allí me hace tumbarme en el suelo, con la cabeza metida en el plato de ducha, se pone en cuclillas sobre mi y me orina.

.- Abre la boca y bebe el néctar de tu ama - imposible, aunque abro la boca y bebo, acabo con toda la cara orinada, los ojos cerrados pero me ha entrado orina hasta por la nariz.

.- Entra en la ducha y arrodíllate perro - me arrodillo como me dice, entonces coge la manguera de la ducha, y sin entrar ella me moja entero, con agua fría, tiemblo.

.- Sécate y a la cama, no tardes.

Me seco con cuidado al pasar la toalla por la espalda o mis nalgas. Cuando salgo está esperando, completamente desnuda y en pie.

Me acerco a ella y me manda ponerme a cuatro patas, me vuelve a pasear por la habitación, unos cinco o seis minutos más tarde, se arrodilla apoyando sus brazos y cabeza en el asiento del sillón.

.- Perrito lame mi culo, quiero sentir tu lengua bien dentro. Separa mis nalgas con tus manos.

A cuatro patas me acerco a ella y como me ha dicho, separo sus nalgas y lamo toda la raja del culo, meto la lengua en el ano, ignoro el sabor.

.- Más adentro esclavo, lame bien mi ano.

Me esfuerzo por meter la lengua lo más adentro que puedo, ella gime, me deja así durante un rato, luego se mueve y me encuentro con la lengua en su vulva, empapada que está, ahora no tarda nada en correrse, y cuando lo hace le beso con suavidad el trasero.

Luego me dice que quiere dormir un rato, me pone unas esposas forradas de terciopelo rosa en los brazos, fijándolos a mi espalda. Luego se tumba bocarriba y me hace tumbarme con la cara en su sexo y gira, queda de lado y yo girado a la fuerza, así con lamidas suaves mías ella se queda dormida.

Cuando despierta, unos cuarenta minutos más tarde, me sonríe, sigo en la misma postura, con la cabeza apoyada en uno de sus muslos.

Me lleva otra vez con la correa hasta la ducha, allí nos metemos los dos, me manda arrodillarme y me orina entero. Se ducha luego conmigo encogido a sus pies, me pone un pie en la boca y enchufa el agua a su pierna, el agua me va cayendo a la boca. Acabo tumbándome, con las piernas encogidas, sus pies a cada lado de mi cabeza, yo mirándola desde abajo.

Cuando termina, me indica que me duche yo. Lo hago con calma, limpiándome bien, con cuidado. Salgo y ella está vestida, me espera para que la calce. Sin que me diga nada me arrodillo y levanto sus pies, los beso, le pongo los calcetines y luego le pongo las botas.

Luego coge algo del bolso, me ordena volver a ponerme sobre sus rodillas, me enseña que tiene una pomada en la mano. Me relajo, me tumbo como me ha dicho y esta vez siento su caricia, me aplica la pomada por mis nalgas, por la espalda.

Cuando termina, me visto y hablamos durante un rato, le digo que en un rato tengo un partido de baloncesto con el equipo de la facultad, entonces me dice que su hijo también tiene hoy un partido. Me pregunta que estudio y cuando le digo que Matemáticas, se ríe, mira su teléfono y me muestra una foto, es su hijo, y es el base de mi equipo, uno de mis mejores amigos de la facultad.

Coge todo el material, la correa y el collar, la pala, las esposas y el látigo. Lo mete todo en la bolsa y me da la bolsa. Llévate tu esto que ahora tengo que esperar a mi marido en la cafetería donde nos vimos. Así que meto la bolsa en la mochila, apretada porque llevo la ropa deportiva dentro.

Salimos del hostal y nos separamos quedando en hablar más adelante.

Llego al pabellón deportivo, me cambio y jugamos el partido, el más raro y dificil de los que recuerdo, por el dolor fuerte de mi trasero y espalda. Pero nada que resaltar. Luego entro en el vestuario y al contrario que otras veces, escojo una ducha individual, bromeo con la gente del equipo y salgo.

Con los colegas que he quedado para cenar ya están allí casi todos, los americanos que salen con nosotros, tan solo faltan los profesores americanos que llegan un poco más tarde. No nos relacionamos con ellos pero los estudiantes extranjero sí que lo hacen.

Yo sentado en la grada me doy cuenta que me falta el reloj, no recuerdo si lo he cogido en el hostal, pero bueno, entro rápido en los vestuarios y no lo veo, vuelvo a la grada, abro la mochila sin darme cuenta que los profesores están llegando. Encuentro el reloj al fondo de la mochila, meto la mano para sacarlo cuando veo a una de las profesoras sonrendo mirando mi mochila, veo que la bolsa con el material que me ha dado Carmén está abierta y se ve todo.

Cierro la mochila y no le doy importancia. Pero camino del restaurante la profesora se acerca a mi y nos vamos quedando descolgados, entonces se presenta y es alguien que en otro relato llamé Natty. Así es como en realidad la conocí.