Dominado a las mujeres lópez ugalde
Mi vida siempre ha estado vinculada a esta familia, lo que no me esperaba es poder conocerla en profundidad
Estaba sentado en el sofá viendo un partido de futbol en la televisión, cuando el pitido del móvil me advirtió de que tenía un mensaje nuevo.
“ NECESITO HABLAR CONTIGO, TENGO UNA PROPUESTA DE TRABAJO QUE HACERTE, TE ESPERO MAÑANA EN LAS OFICINAS DE MADRID, SONIA ”
Hacía varios meses que no tenía contacto con Sonia, que vivía en Madrid, en la mansión de sus padres, con su marido y sus dos hijas. Habían sido meses de confusión, cambios, y caos que se me hacían eternos. Lo había tenido todo, y ahora no tenía nada. Por no tener, no tenía ni trabajo. Tras diez años como gerente de una empresa, los nuevos propietarios, consideraron oportuno que había que dar una inyección de juventud a la empresa, porque “ sus 41 años transmitían falta de empuje ”. Las gilipolleces que había que oír.
El zumbido del móvil me sacó de mis pensamientos. Miré en la pantalla el nuevo mensaje:
“SIGO SIENDO TUYA. NO PASA UN SEGUNDO DEL DIA SIN QUE SIENTA TUS DEDOS EN MI PIEL. NECESITO QUE MARQUES MI CUERPO, PARA QUE SEPAN QUE SOY TUYA. SONIA”
Una sonrisa vino a mis labios, Sonia pensaba en mí. Mi vida corre pareja a la de la familia López Ugalde, y tengo que reconocer que ha sido una buena vida. Todo había comenzado muchos años antes, cuando Ana no había nacido, y sus hermanos mayores Javier y Sonia, eran mis mejores amigos.
La familia López Ugalde es una de esas familias con dinero a espuertas, pero que a diferencia de los nuevos ricos, no les gusta hacer ostentación, simplemente les sale el dinero por los poros de la piel. La política familiar es hacer buenos matrimonios, y para eso se casan con otros tan ricos como ellos.
La familia López Ugalde vive en Madrid, en una urbanización exclusiva, con vigilancia las 24 horas del día, pero los veranos los pasan en el norte, en Asturias, para “quitarse el calor de Madrid”, y es allí donde les conocí.
Javier y Sonia son gemelos y tienen mi misma edad, y somos inseparables. Los dos hermanos son totalmente distintos. Javier es callado, tímido, y muy cortado con las personas. Sonia es habladora, con un fuerte carácter, le gusta imponer siempre su voluntad. Sonia y yo nos llevamos bien, pero chocamos porque no la dejo hacer lo que ella quiere. Desde siempre es una lucha entre los dos por mangonear a Javier a nuestro antojo.
Con Esther, la madre, siempre me he llevado muy bien. Es una mujer elegante, atractiva, dominante, educada. Su presencia acojona a la gente, sabe que tiene poder, y le encanta usarlo. No sé el motivo, pero yo siempre le he caído bien., quizás porque yo tengo la seguridad que no tiene su hijo. Cuando habíamos decidido salir a divertirnos y Javier o Sonia estaban castigados, me tocaba ir a su casa y convencer a su madre para que los dejara salir, y siempre funcionaba.
Ana nació cuando nosotros teníamos 10 años. Siempre fue la mimada de sus padres y de sus hermanos. Si Esther y su hija Sonia son mujeres altivas, Ana las supera a todas. Desde pequeña se ha acostumbrado a hacer lo que le apetece, y a que todo el mundo pierda el culo por complacerla.
Cuando acabé el bachillerato e ingresé en la universidad, me fui a cursar la carrera a Madrid. De lunes a jueves, vivía en el Colegio Mayor, y los fines de semana me los pasaba en la casa de mis amigos. Esther me había asignado la casa de invitados junto a la piscina. La parte baja era tipo americano: cocina, salón y comedor sin tabiques, todo rodeado de grandes ventanales. En la planta superior dos habitaciones grandes, con baño y vestidor. Así que para mí era un placer que llegará los viernes para pasar el fin de semana en la casa de mis amigos.
Mi vida era estudiar, asistir a las clases de la Universidad de los jesuitas, y los fines de semana divertirme, básicamente haciendo sufrir a Sonia. Tenía un punto débil, y me gustaba explotarlo. Sonia no soporta no ser la atracción de las reuniones. Así que cuando iba a la discoteca siempre alababa lo guapas y sexys que estaban sus amigas, pero pasaba de hacer cualquier comentario sobre su atuendo.
Si las miradas matasen, yo ya estaría muerto. La verdad es que era muy injusto con ella, porque era la chica más sexy y guapa con la que trataba. Como yo era seis meses mayor que Javier y Sonia, y nací en diciembre, pertenecíamos a dos años escolares distintos, y mientras yo estaba en mi primer año de universidad, ellos estaban en su último año de colegio.
En ese momento parecía una diferencia importante desde el punto de vista de atracción sexual, y Sonia no soportaba que hablara de mis nuevas compañeras de la universidad. Había tenido relaciones con varias de sus amigas, mientras que a ella solo la había sobado el culo mientas bailábamos, la había tocado por encima de su ropa, la había puesto a mil, pero siempre la dejaba con la miel en los labios.
En diciembre cumplí los 18 años, y alcancé la mayoría de edad. A Sonia le faltaban seis meses para alcanzarla, y la tomaba el pelo sin parar, diciendo lo buena que estaban mis compañeras universitarias, que eran mujeres, y no como ella que era una menor de edad. Sonia tiene un novio desde los 15 años, Luis Álvarez de Toledo, que era del agrado de su madre, puesto que reunía todos los requisitos necesarios para ser novio oficial de su hija: guapo, atlético, de buena familia, y sobre todo aportaba posibilidades de expansión al consorcio familiar.
Todo cambio en las vacaciones de Semana Santa. Era una primavera calurosa, y decidí quedarme en Madrid estudiando, para los próximos exámenes. El viernes habíamos ido a bailar a la discoteca. Sonia estaba preciosa, se había puesto una minifalda negra de escándalo, que dejaban exhibir sus largas piernas, y un camisa súper ajustada que marcaba sus senos. Me había pasado toda la tarde bailando con sus amigas, y cuando bailé con ella, se pegó tanto a mí, que me excitó, y notaba como crecía mi pene con el roce de su cuerpo. Me habría encantado meterla mano, pero su novio estaba en la discoteca, y no quería tener problemas con mi amigo.
Llegamos a la casa a la 1 de la madrugada, no quería trasnochar, para poder estudiar al día siguiente, y mientras Javier y Sonia se fueron a la casa grande, yo me fui a la casa de invitados. Tras una ducha me fue imposible conciliar el sueño, así que me puse a ver un rato la tele, y a las tres de la mañana quería tomar un vaso de leche, cuando comprobé que no había en el frigorífico. Así que me fui a la cocina de la casa grande para recoger un litro de leche.
Entré sin encender las luces para no molestar, los grandes ventanales dejaban pasar la luz de las farolas exteriores, y no tenía problemas para orientarme. En el frigorífico no había leche, así que me dirigí a la despensa a coger un litro de leche. Al avanzar por el pasillo, escuché susurros. Supuse que alguien estaba viendo la tele en el salón. Sin hacer ruido encaminé mis pasos al salón, pero me quedé paralizado al llegar a la altura de la puerta corredera de doble hoja.
En medio del salón, Ofelia, la joven asistenta cubana, estaba de pie, totalmente desnuda, con Esther arrodillada entre sus piernas comiéndole el coño. En el sofá, apoyado sobre uno se los brazos laterales estaba Alfredo, su marido, siendo sodomizado por Hassan, el chófer. Yo estaba paralizado, no sabía qué hacer, lo normal era retirarme discretamente, pero los pies no me obedecían, y mis ojos no se podían apartar del espectáculo que estaba viendo.
La que llevaba la voz cantante era Esther, como no podía ser de otra forma. Tenía toda su mano dentro de la vagina de Ofelia, que la cogía la muñeca, y la subía y bajaba para marcar el ritmo.
E.- VAMOS PUTA DAME CON LA VARA DE BAMBÚ, MARCA MI CUERPO, NO QUIERAS SOLO PLACER PARA TI. NO SOIS CAPACES DE TRATARME COMO ME GUSTA, SIEMPRE OS TENGO QUE DAR ÓRDENES PARA SATISFACERME .
Ofelia golpeaba con una vara de bambú la espalda y el culo de Esther, pero el placer que recibía con la mano dentro de su vagina, hacia que no la pudiera golpear de forma regular y rítmica, ya que su orgasmo estaba a punto de llegar.
Esther miraba como Hassan tenía cogido por la cadera a su marido, y le penetraba rítmicamente. Pero no era lo que Esther quería, ella deseaba que se lo follara con fuerza, así que se dedicó a provocar a Hassan, y en ese instante fui consciente de que no sabía lo que sucedía a mi alrededor, que la familia López de Ugalde era muy distinta a como me la imaginaba.
E.- HASSAN, DALE FUERTE A TU PUTA. QUE ÉL, Y LA PUTITA DE MI HIJO, TE ESTÁN TRAICIONANDO. SE MUEREN DE GANAS DE QUE NUESTRO INVITADO LES FOLLE. NO TE HAN PUESTO LOS CUERNOS PORQUE A SALVA NO LE VAN LOS TIOS, PERO SE MASTURBAN PENSANDO EN ÉL.
Hassan comenzó a dar palmadas fuertes en el culo de Alfredo, y su cabalgada era salvaje, se cogía con rabia a su amante.
H.- ENTÉRATE PUTA, TU CULO Y EL DE TU HIJO ME PERTENECEN, Y COMO ME ENTERE DE QUE PROBAIS OTRA POLLA, OS VOY A MARCAR CON UN HIERRO. VOY A GRABAR MIS INICIALES EN VUESTROS CULOS, PARA QUE TODOS SEPAN QUE ME PERTENECEIS.
Esther se estaba excitando viendo como Hassan humillaba a su marido, pero lo que realmente necesitaba es que la humillaran a ella, y Ofelia era una buena amante, pero parecía que no sabía tratarla como a una puta.
E.- LO QUE DARÍA YO PORQUE SALVA ME TRATARA COMO TRATA A MI HIJA. LA TIENE LOQUITA. NO LA HACE CASO, LA HUMILLA DELANTE DE LAS AMIGAS, Y CON CADA HUMILLACIÓN MAS LOCA SE VUELVE POR ÉL. SE MASTURBA CON SUS CALZONCILLOS, Y YO ME METO MIS CONSOLADORES PENSADO EN QUE ÉL ME TRATA COMO A LA PUTA DE MI HIJA.
No me podía creer lo que estaba escuchando. La madre y la hija estaban deseando que las humillara, que las tratara como a unas putas, y escucharlo me estaba excitando. Mi pene se estaba poniendo duro. Me baje el pantalón, y me comencé a masturbar mientras veía como Ofelia tenía un orgasmo salvaje, y Esther no dejaba de comer su coño.
E.- BIEN PUTA, AHORA ME VAS A DAR PLACER A MI. VAS A COMERME EL COÑO, A MORDERME EL CLÍTORIS Y A METER TUS DEDOS EN MI CULO Y EN MI COÑO HASTA QUE ME CORRA.
Esther se levanto, cogió a Ofelia por el pelo y la puso de rodillas ante su coño, y cuando comenzó a sentir su lengua en su clítoris, levantó la cara, miró hacia la puerta y me vió masturbándome. Me subí el pantalón, y salí apresurado hacia la casa de invitados. Mientras caminaba pensaba que al día siguiente seguro que Esther me ordenaría irme al Colegio Mayor.
A los diez minutos de estar en la casa de invitados, Esther entró como un huracán. Venía con una bata de seda corta, que llegaba a media pierna, y dejaba a la vista la mitad de sus pechos operados. Era tan alta como su hija, y el ejercicio diario en el gimnasio, hacia que sus piernas y culo estuvieran en forma. Estaba furiosa, y comenzó a gritarme.
E.- ¡HIJO DE PUTA!, TE RECIBO EN MI CASA COMO A UN HIJO, Y TU TE DEDICAS A ESPIARME.
Me acerque a ella para calmarla y explicarle que todo había sido una casualidad, que nunca tuve intención de espiarla a ella o a su marido.
E.- ¿CUANTO QUIERES POR MANTENER LA BOCA CERRADA? TODOS SOIS IGUALES OS ACERCAIS A NOSOTROS PARA SACARNOS DINERO.
No entendía lo que me estaba gritando, yo no quería dinero. Esther sacó una chequera y un bolígrafo de los bolsos de la bata y me miraba con odio. Se puso a medio metro de mí y me grito:
E, VAMOS ESCORIA, DIME CUANTO QUIERES POR TENER LA BOCA CERRADA.
No la dejé seguir hablando, mi mano izquierda la golpeó en la cara, y antes de que abriera la boca, mi mano derecha le dio un bofetón fuerte en la cara, y se cayó de espaldas en el sofá. La bata se abrió y me dejó ver los pechos desnudos y su coño bien depilado. Su mirada ya no era de odio, era de sorpresa.
Esther se levantó y se dispuso a abofetearme, cogí su brazo en el aire, y se lo retorcí hacia su espalda. Me senté y la puse sobre mis rodillas. Subí su bata y comencé a azotar su culo con fuerza. Mis dedos se marcaban en su culo. Para mi sorpresa no dio ningún grito, ni trató de liberarse. A medida que aumentaba mis azotes se podía escuchar pequeños quejidos, y sentí algo húmedo en mis pantalones.
La muy zorra se estaba meando de gusto con la humillación y los azotes que estaba recibiendo. Dejé de darle azotes, y metí tres dedos de golpe en su coño. Para mi sorpresa entraron sin problema, y comencé a metérselos de forma rápida y fuerte, quería que supiera quién mandaba. Cuando Esther comenzó a tensarse como antesala de su próximo orgasmo, la tiré al suelo, y me levanté para quitarme los pantalones mojados de su orín.
S.- QUE TE QUEDA CLARA UNA COSA, ZORRA, TENDRÁS PLACER CUANDO A MI ME APETEZCA, NO CUANDO TU QUIERAS.
Esther me miraba desde el suelo, y su mirada era una mirada llena de vicio y deseo. Me desabroche y quité los pantalones vaqueros, y mis bóxer no pudieron disimular la tremenda erección que tenía. No soy un superdotado, pero tengo un pene muy grueso; más estrecho por la base, y va aumentando su grosor, para volver a estrecharse hacia la punta.
Cogí a Esther por el pelo y la restregué contra mi pelvis. Me bajé el bóxer y mi polla salió disparada hacia arriba. Esther se abalanzó sobre ella y comenzó a chupar el tronco y los huevos. Intentó meterse la polla en la boca, pero el grosor no dejaba que se metiera más de la mitad.
E.- ESTOY MUY CALIENTE, MÉTEME LA POLLA Y DESTRÓZAME EL COÑO, ME MUERO DE GANAS DE SER TU PUTA.
La di una bofetada, se cayó al suelo, y me volví a subir los bóxer. No estaba dispuesto a que Esther llevara la voz cantante, porque eso supondría que perdería mi control. La cogí del pelo, la alcé, y la apoyé contra la pared. Con mi mano izquierda apretaba, fuertemente, su garganta, mientras con la derecha le metía de golpe tres dedos en el coño.
La muy puta estaba encharcada, y mis dedos resbalaban sin problemas, entrando y saliendo con fuerza, quería que sintiera que no llevaba el control. Esther tenía los ojos en blanco, los pezones duros como piedras y sus gemidos no paraban de aumentar.
Aflojé un poco la presión de mi mano sobre su garganta, pero Esther me suplicó que la volviera a apretar fuerte la garganta. Comencé a frotar rápidamente su clítoris de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo. Tras un gran quejido sentí algo caliente en mi mano derecha. La muy zorra se estaba meando de gusto, y en sus ojos puede ver solo deseo y sexo.
E.- PARA POR FAVOR, QUE ME ESTOY CORRIENDO COMO UNA PERRA .
No le hice el menor caso y seguí apretando su garganta con mano izquierda, y metiendo los dedos salvajemente con mi mano derecha, volví a tomar el control y a ver como mi perra se tensaba de gusto. Se meó cuatro o cinco veces, no paraba de encadenar orgasmos, hasta que no pudo más, sus piernas se volvieron plastilina y se fue deslizando por la pared hasta sentarse en el suelo.
Esther estaba sudada, desmadejada en el suelo, pero al mismo tiempo, me sentía enormemente excitado. Le puse mi mano derecha a la altura de su boca, y metió mis dedos y los fue dejando limpios de su orina.
E.-SALVA, QUIERO QUE ME FOLLES, QUIERO SENTIR TU POLLA DENTRO DE MI
S.- ¿DE VERDAD QUIERES QUE TE FOLLE? HACE UNOS MINUTOS ERA UNA ESCORIA, UN CHANTAJISTA, Y AHORA QUIERES QUE TE FOLLE. SI LO QUE BUSCAS ES UN POLVO, NO CUENTES CONMIGO. AHORA, SI LO QUE BUSCAS ES UN MACHO QUE TE MARQUE CON LA VARA DE BAMBU Y TE HUMILLE DELANTE DE TU FAMILIA PARA QUE VEAN LO PUTA QUE ERES, PUEDES CONTAR CONMIGO.
La cogí por el pelo para que me mirara mientras la hablaba. La escupí en la cara, pero no apartó la cara, ni hizo ademán alguno para quitarse mi saliva de su rostro.
E.- BUSCO UN MACHO. ALGUIEN QUE ME HAGA DISFRUTAR, QUE ME EXHIBA COMO LA PUTA QUE SOY, Y ESTOY DISPUESTA A HACER TODO LO QUE ME PIDAS.
Era el momento de dejar las cosas claras y demostrar a mi puta quien mandaba entre los dos. En mi mente se sucedían montones de ideas para no perder el control, pero de mi boca salió una idea que pensé que no aceptaría.
S.- VAMOS A VER SI ES VERDAD. QUIERO FOLLARTE EN TU CAMA. ASI QUE TE DOY UNA HORA PARA QUE MANDES AL CORNUDO DE TU MARIDO A DORMIR CON HASSAN.
ADEMÁS QUIERO QUE TE PONGAS LA ROPA QUE LLEVABA LA PUTA DE TU HIJA HOY, CON LA QUE ME HA EXCITADO TODA LA TARDE EN LA DISCOTECA.
E.- NO HAY PROBLEMA, AHORA MISMO LO HAGO.
S.- PERO... QUIERO QUE TU HIJA TE VEA RECOGER LA ROPA, Y QUE TE LA PONGAS DELANTE DE ELLA, INCLUIDA SU TANGA, Y QUE LE DIGAS QUE TE LA PONES PORQUE A TU MACHO LE GUSTAN LAS MUJERES Y NO LAS NIÑAS. Y DESPUES VOY A MARCAR TU CUERPO CON LA VARA DE BAMBU, PARA QUE MAÑANA TODA LA FAMILIA VEA QUE TIENES UN NUEVO MACHO, ¿ESTÁS CONFORME?
E.- SI, ESTOY DE ACUERDO, PERO NO NECESITO UNA HORA. PUEDES VENIR CONMIGO Y VERÁS COMO LO HAGO.
Me puse una camiseta y unos bóxer limpios. Le di mi mano para levantarla del suelo. La atraje hacia mí, y la cogí por la cintura, y mi lengua inundó su boca. Esther devolvió mi beso, y sentí sus pezones clavados en mi pecho. Le quité la bata, le até las manos a la espalda con el cinturón de su bata, y solo vestida con sus tacones de aguja nos dirigimos a la casa grande.
CONTINUARÁ