Dominada... ¿Yo?
Algunas personas dicen que segundas partes nunca fueron mejores, en mi caso, no podrian estar mas equivocados mi segunda vez con mi dominante...
Nunca pensé que experimentar la sumisión abriría para mí un mundo nuevo y lleno de sensaciones y emociones indescriptibles, no quiero mentir con románticas visiones de lo que es en realidad el BDSM ya que no todo es placentero ni todo es disfrutable, pero creo que es algo común en todo en nuestra vida, cada placer tiene una cuota de sacrificio, sean nuestros estudios, nuestro trabajo o en mi caso, mi vida sexual con El.
La primera noche me había dejado con muchas interrogantes, no solo por como El me trato; sus azotes, la forma en que me tomo sin contemplaciones y con una rudeza que sobrepasaba limites que yo misma no sabía que existían, lo que realmente me preguntaba era como podía haber yo disfrutado y permitido todo eso.
Nunca en toda mi vida he sido sumisa con nada ni con nadie, pero El me convirtió de un momento a otro en una mansa paloma adiestrada que solo era capaz de volar cuando me lo pidiera, claro esto solo en la intimidad, sin ser una mujer fuerte o imponente físicamente, mis 1.51mts de delgada “altura” y mi mirada eran suficientes para hacerme respetar e incluso defenderme del más grande y tonto hombre, no podía entender como había sido dominada y la verdad es que no pensaba repetir la experiencia, tanto, que esa noche siguiente le terminaría de ser necesario, si, el me escucharía y aguantaría mi furia, bueno, eso pensaba.
Había quedado a buscarme a mi residencia a las 9pm, inconscientemente me vestí como si fuéramos quedado para el mejor de los sitios de Barquisimeto, realmente era la más fina de mis ropas, un vestido negro sin mangas tipo strapless que me hacia mostrar mis senos, que a pesar de ser relativamente pequeños son firmes y agradables, el vestido no era ajustado y hacia que mis piernas blancas se vieran más largas de lo que realmente eran, y unos tacones altos que aduras penas controlaba, a la final ya estaba lista desde las 8 y ya mi cuerpo me estaba traicionando, mis piernas temblaban y mi entre pierna estaba húmeda desde que me llamo para decirme que estaba ya en camino.
Cuando El llego mi corazón termino de salir de mi pecho, estaba ya nerviosa y transpirando, Salí de mi residencia y camine lento moviendo mis caderas todo lo que mis tacones me lo permitían rodeando su camioneta con toda la intención de su mirada, creo que nunca me había visto con esa rapo y la impresión que transmitían sus ojos me hicieron sentirme aun mas excitada de lo que ya estaba.
Entre a su camioneta y no pude evitar derretirme con su olor cortesía de la Armani Emporio que sabia me mataba, logre a pesar de todo contenerme a besarlo y solo lo salude con un simple hola e intente mantener mi cara lo más seria posible, no pude evitar sentir como El me miraba de arriba abajo, detallando mis pechos y mis piernas, y la verdad, logre ver la erección de su entrepierna que se notaba en sus pantalones de vestir, antes de poder ponerme el cinturón de seguridad se vino sobre mí, agarro mi rostro con fuerza y me beso con tanta pasión e intensidad que no tardo mucho en empañarse los vidrios de la camioneta, parecía que me quería arrancar los labios en cada movimiento, sentir su peso sobre mi y otra vez tan controlada me desoriento.
Cuando menos lo pensé dejo de besarme, me miro directamente a los ojos y solo me dijo. –Esta preciosa, no sabes cuánto me gusta y solo quiero que sea solo mía. Sus palabras derrumbaron aun mas lo que quedo de coraza protectora, y sabia que no importaba lo que pasara o habláramos, sencillamente era de Él.
Ya en camino nos dirigimos a un local nocturno, que a pesar de ser un buen lugar para ir a bailar tiene una zona más privada donde podríamos hablar tranquilamente, llegamos y pidió lo que más me gusta, un trago de ron blanco con jugo de naranja, limón y un toque de granadina, cuando pedía su ron en las rocas pude darme cuenta que El también se había vestido de una forma especial, y francamente se veía hermoso, un saco gris plomo a la medida y una camisa negra sin corbata contrastaba con sus ojos y cabello negro.
Primero hablamos de temas casuales, como buscando relajarnos un poco, de entrar en ambiente, con el pasar de los tragos incluso bailamos un par de canciones de salsa, yo a pesar de no bailar bien la salsa con los tacones no me importo, cuando estábamos ya algo mas sueltos, fue Él quien toco el tema con una cara muy seria que me intimido. – ¿Qué quieres saber? No estaba preparada para esa pregunta, había repasado mi discurso fuerte y amenazador varias veces frente al seguro espejo de mi baño, pero frente a Él no me salían las palabras.
Me miro con una sonrisa que me encanto y me dijo. –Me encanta cuando te pones nerviosa y no sabes que decir, princesa, yo practicaba el BDSM con mi ex pareja, no busque hacerlo contigo así, pero verte con ese hombre en la fiesta sacaron en mí una fuerza primitiva que no pude controlar.
Sabía que era el BDSM claro, solo teóricamente, me había encargado de leer sobre eso en internet cuando llegue a mi casa, pero las imágenes que salían de hombres y mujeres en cuero negro y látigos eran muy diferentes a lo que paso esa noche. –Pero, ¿yo tengo que vestir de cuero o algo así? ¿Me vas a golpear con un látigo? ¿Tengo que usar pinzas en mi cuerpo?, creo que dije como 5 preguntas más, hablando tan rápido que creo que solo escucho 2 o 3.
No puedo negar que me molesto un poco cuando casi se cae de la silla de la carcajada tan grande, luego de su risa callo mis reclamos con un beso y con mucha calma me explico. -El BDSM es mucho más que los accesorios o un látigo, la relación simbiótica entre el dominante y la sumisa es lo importante, que ambos disfrutemos, tu no vas a ser sumisa por que seas alguien sin fuerza o alguien débil, tú decides si me quieres dar tu voluntad mientras estemos en la intimidad, y llegaremos hasta donde tú quieras y elijas, en realidad, yo soy tuyo, tanto como tu serás mía, si me dices basta, es basta, así de sencillo.
Continuamos hablando sobre el BDSM toda la noche, sobre límites y muchas otras cosas que en realidad no sabía, quería entender porque razón me llamaba tanto la atención y me había gustado tanto, cuando estaban cerrando el local y nos montamos de nuevo en la camioneta no perdió mucho tiempo y de nuevo me beso con fuerza y mucha pasión, con su mano acariciaba mis muslos y poco a poco fue llevando sus caricias dentro de mi vestido, ya mis pantis estaban empapadas, sus besos se concentraron en mi cuello y cuando separan toco mi sexo y empezó a masajear casi llego al clímax, pero de pronto se paro y me dijo. –todavía no, tu orgasmo lo quiero sentir, pero desde adentro de ti.
Llegamos al hotel, justo el mismo que la noche anterior, justo cuando íbamos a bajarnos me agarra del brazo, me mira a los ojos y me dice. –Yo hare lo que tú quieras que hagamos, soy tu novio, no tiene que gustarte lo el BDSM, y por ti, soy capaz de renunciar a él, porque así como amo lo que hago… Te amo a ti.
No lo podía creer, muy dentro de mi sabia que quería sentir de nuevo lo que la noche anterior me llevo al momento mas erótico de mi vida, pero como a toda mujer solo me quedo en la computadora la frase “Te amo”, así que dije que sí sin pensarlo mucho y lo bese con mucha pasión.
Antes de entrar en busco en la parte de atrás de la camioneta y saco un bolso, pensé inocentemente que era alguna ropa para dormir más cómodo, entramos a la habitación y espere que nos besáramos apasionadamente de nuevo, pero El solo coloco su bolso en la cama y sin decir absolutamente nada busco en su interior, saco un pañuelo de tela negro y sin decirme nada solo tapo mis ojos, no sabía que pasaba con mi cuerpo, pero el simple tacto del pañuelo sobre mis ojos y su respiración en mi cuello mientras lo amarraba me llevaron a un nivel de excitación que jamás había sentido, intente quitarme el vestido pero con un duro azote en mi glúteos ya doloridos y sensibles por la noche anterior que me detuvo. –Quiero que te quedes así, quiero que te corras con él.
Mientras lo escuchaba revisando entre su bolso sacando cosas y quitándose el saco, me sentía extraña, no sabía que me podía hacer, pero sabia confiaba en El, y eso era lo importante, quería que me tocara, necesitaba que me tocara y pensar que no podía ver lo que estaba haciendo me tenía muy llena de excitación, ya sentía mis jugos correr sobre mis muslos y solo quería que me penetrara así mismo como estaba.
Cuando por fin termino de hacer lo que fuera que estaba haciendo, se acerco a mí y me dijo. –No quiero que hables al menos que yo te lo pida ¿me entendiste? Yo solo pude decir un cortado si, sin decirme nada más se abalanzo sobre mí, me pego contra la pared de la habitación y tomo mis manos sobre mi cabeza, con una cuerda que no sabía que El tenia amarro mis muñecas, comprobó que no me hacían daño, me sentía aletargada, en cualquier otra situación tendría pánico o pelearía, pero al contrario de la razón, quería esto, quería estar a merced de Él, que hiciera con mi cuerpo lo que quisiera.
Me volteo y apretó duro contra mi cuerpo mientras mantenía mis manos amarradas sobre mi cabeza, subió mi vestido hasta mis caderas y bajo mi escote por debajo de mis senos, quedando como un gran cinturón, sin que pudiera hacer nada me dio un azote fuerte que me hizo estremecer de dolor, pero, sin control de mi cuerpo mi sexo reacciono, caliente y vibrante pedía ser tocado, no pude evitar con voz entre cortada pedir entre jadeos que me tocara, se acerco a mi oído y con voz ronca me dijo. –Te tocare, pero no de la forma que quieres por haberme hablado.
Justo en ese momento tomo mi pelo junto con la cuerda que sostenía mi mano para jalarlo, eso provoco una corriente eléctrica que iba desde mi cabeza hasta la punta de mi clítoris, cuando arquee la espalda con su mano libre me dio otro azote esta vez mucho más fuerte que hizo que mis lagrimas empezaran a salir, y luego otro, y otro, hasta que mis piernas no aguantaron mas el peso de mi cuerpo y el mismo me tuvo que sostener.
Mis glúteos ardían, los sentía calientes y en carne viva, sabía perfectamente que podía haber parado cuando quisiera, pero esa sensación fue algo que nunca había sentido, y cada azote no solo lastimaba mi cuerpo, sentía que acariciaba mi propia alma, dure un rato sostenida por sus brazos, me llevo a la cama y me acostó sobre El con mucho cuidado, beso mi frente y desato mis manos, a pesar de sentirme adolorida y cansada no pude evitar sentir su miembro aun erecto, mi sexo todavía vibrada húmedo por mi excitación. –Puedes tomarme, necesito de ti. Fueron las únicas palabras que pude decir en ese momento, tome yo misma su miembro cómo estaba me senté sobre El.
Por primera vez en mi vida sentí que podía hacer lo que quisiera, me moví como nunca lo había hecho, sin penas o miedos, tuve un orgasmo intenso y profundo, El saco su miembro y me ordeno que lo hiciera acabar con mi boca, actué de la misma manera, sin penas y sin tapujos, solo me deje llevar, con mi lengua recorrí su pene, luego intente tragarlo hasta que el agarro de nuevo mi cabello con mucha fuerza y empezó a penetrar mi boca, sentí el caliente chorro de semen en mi garganta, no pude evitar ahogarme y toser, bajo hasta mi boca y sin ningún miramientos me beso, luego de eso me llevo cargada hasta la ducha y me baño, primera vez que alguien lo hacía de esa manera, tal vez mi madre, pero no la recuerdo casi, se preocupo por lavarme mi espalda, mis muslos, con delicadeza limpio mi sexo y mis senos, luego de eso me seco y de nuevo me llevo a la cama donde nos acostamos, puse mi cabeza sobre su pecho y escuchando su corazón latir bien fuerte solo pude dormirme con el pensamiento que era enteramente de Él.