Dominada y Humillada en el Sótano

Satisfacer al público puede ser muy humillante

En cuanto Rafa tuvo asegurada la ausencia de la dueña del pub y la colaboración de su camarera y amiga de confianza se puso en marcha, las ideas que tenía para la explotación del sótano del pub se habían acelerado, su idea de ir subiendo poco a poco la intensidad en los espectáculos para convencer a Merce había explotado.

Rafa miró la tarjeta que le había dado el hombre trajeado que conoció el otro día, si llamaba todo se pondría en marcha, el mundo es de los audaces pensó y marcó el número.

Al cuarto tono, contestaron:

—     Sí, dígame.

—     Buenas tardes, me llamó Rafa, le llamo desde el pub Manhattan, estuvo allí hace unos días, no sé si recuerda que me dejo una tarjeta para llamarle.

—     Sí lo recuerdo, entiendo que si me llamas es porque has estado pensando en lo que te dije.

—     Sí, pero me gustaría hablarlo en persona.

—     No hay problema ¿Cuándo te va bien?

—     Cuánto antes mejor.

—     Muy bien, apunta.

Le dio una dirección y el nombre de una cafetería. Estaba en la zona más exclusiva de la ciudad, Rafa tardó casi media hora en llegar y prácticamente lo mismo en encontrar un sitio para aparcar, cuando entró en el local no tardó en ver a su cita, estaba sentado solo en una mesa del fondo, según se acercaba iba fijándose en el local, la separación de las mesas, el silencio, estaba decorado con buen gusto, no era el tipo de local que frecuentase la gente como Rafa.

Cuando llegó a la mesa, el hombre de pelo gris se levantó y le saludó con un firme apretón de manos. Con luz Rafa se pudo fijar mejor en él. A pesar del pelo gris no parecía pasar de los cincuenta, el traje que llevaba puesto le quedaba como un guante, obviamente estaba hecho a medida y el reloj de su muñeca parecía del tipo que costaba más que el coche de Rafa.

—     Siéntate y pide algo de beber.

—     Vale, muchas gracias — Rafa vio que su anfitrión parecía estar tomando una tónica y pidió una cerveza a la camarera que se acercó.

—     Lo primero presentarme, me llamó Pelayo, jajajaja no es un nombre muy común lo sé, mis padres tenían unas ideas originales.

—     La ventaja es que así es más fácil de recordar.

—     Estaba seguro de que me llamarías.

—     ¿Y eso, por qué?

—     Conozco a la gente, cuando nos despedimos supe que te había picado la curiosidad.

—     ¿Y que más sabes de mí?

Al oír la pregunta, se echó hacia atrás en el sillón y junto las puntas de los dedos mirando a Rafa fijamente.

—     Sé que eres honrado, me cobraste un precio justo por las copas, los sitios que suelo frecuentar me cobran mínimo el doble. Sé que eres ambicioso y tú cabeza da vueltas al dinero que podrías sacar. Sé que te preocupa que la dueña del pub se enteré y que te gustaría contárselo porque no le quieres mentir. Sé que te preocupa que te pida algo ilegal y sé que no tienes ni idea de organizar algo así y te pasas horas dándole vueltas.

No esperó respuesta, simplemente le dio un trago a su tónica y se quedó mirando a Rafa, esperando a que le dijese algo.

—     Bien, ahora quiero saber yo algunas cosas ¿Qué es lo que quiere exactamente?

—     Un sitio tranquilo para hablar con los amigos, tomar unas copas y ya de paso alegrarnos la vista.

—     Hay muchos sitios que le pueden ofrecer eso.

—     Ya hemos probado unos cuantos, pero al final se quieren pasar de listos, la gente es ambiciosa quiere ganar más del valor de lo que ofrece y eso no me gusta.

—     Parece que no tiene problemas de dinero, podría organizarlo todo usted, no necesita a nadie.

—     Podría, pero no quiero, eso no es negocio para mí, es diversión y si tengo que trabajar se estropea la diversión, mira te voy a hacer un resumen de lo que pedimos:

  • Sitio en exclusiva, cuando estemos nosotros no entra nadie más.
  • Alcohol de calidad, ya te diré algunas marcas para comprar, no creo las tengáis.
  • Un servicio excelente, rápido y discreto.
  • Sí hay espectáculo —ahí sonrió— no queremos profesionales, tiene que ser gente corriente.
  • No queremos que las chicas sean demasiado jóvenes, ni demasiado flacas, nos gustan las curvas.

—     ¿Y a cambio, qué ofreces? Como bien has dicho no tengo ni idea para valorar algo así.

—     Mil euros por el alquiler del local y el servicio, evidentemente pagaremos las consumiciones, si hay show lo pagaremos según lo estimulante que nos resulte, quizás alguno quiera dar propina, pero eso ya no es cuantificable.

—     Según lo estimulante no es muy claro.

—     Somos generosos, no creo tengáis queja.

—     Las chicas no tienen ningún tipo de obligación.

—     Ninguna.

—     Alguna petición en particular.

—     No, vamos a ver primero como os desenvolvéis, quizás más adelante pidamos cosas, pero no te asustes nada será ilegal, si es lo que te preocupa.

—     Muy bien, entonces este sábado está el local disponible, podemos organizarles un evento según sus preferencias.

—     Excelente, te mandaré una lista con algunas cosas a comprar y un número aproximado de asistentes. De momento toma esto. — le dio un sobre que obviamente tenía preparado.

—     Mil euros.

—     El local por anticipado, a lo mejor te va bien tener un poco más de efectivo para los preparativos.

Cuando Rafa se marchó, tenía sentimientos encontrados por un lado el entusiasmo de su nueva faceta como empresario, por otro la preocupación de no defraudar a sus nuevos clientes, se lo había puesto todo muy fácil pero no se acababa de fiar. Algo le había preocupado, podría jurar que había dos tipos sentados un par de mesas más allá que no les habían quitado ojo en todo el tiempo que estuvo con Pelayo.

El siguiente paso era organizarse con Luisa, la necesitaba para organizar la fiesta, además era la persona en quién confiaba Merce para dejarle las llaves del pub, le habían dicho que estaría de acuerdo, pero hasta no hablar con ella no lo podía asegurar.

Quedaban solamente cinco días para el evento, teniendo en cuenta que la dueña se marchaba el viernes, había que preparar el local en un día, todo tenía que estar perfectamente dispuesto para que el tiempo fuese suficiente. Para los preparativos tenía que contar con su amigo Alfonso y con Luisa. Llamarlos para quedar fue lo siguiente que hizó y vista la hora ya quedaron para la cena.

Quedaron a cenar en una pizzería, sentados en la mesa más apartada que pudieron, en cuanto se sentaron empezó la conversación, Rafa les puso rápidamente al día de su reunión con Pelayo.

—     Pero a ver que me enteré, este hombre que quiere que le organicemos — Luisa no acababa de enterarse.

—     En resumen, quieren tomarse unas copas, con espectáculo de porno en vivo y en un local exclusivo.

—      Madre mía ¿y nosotros vamos a hacer eso?

—     Ya lo hicimos Luisa, te lo hemos contado.

—     Para nada, lo que hicisteis fue echar un polvo mientras os miraban, lo que quieren ahora no es eso.

—     ¿Y tú que crees que quieren?

—     Sentarse a una mesa tranquilamente, con camareras que les sirvan y de vez en cuando show. ¿Qué horario habéis hablado?

—     No hemos hablado de eso, pero no creo sea más de tres o cuatro horas.

—     Cuatro horas no las rellenas con una sola escena. Hay que pensar más cosas.

—     Hay que pensar muchas cosas.

—     Las mesas las podemos coger de la planta de arriba y bajarlas al sótano, eso no es problema, siguiente tema ¿cuántos vamos a ser nosotros?

—     Yo había pensado tres chicas, Regina, Toñi y tú sirviendo las copas, yo quedarme en la barra preparándolas y Alfonso dando vueltas por ahí.

—     ¿Y para los números en el escenario?

—     Los mismos. Básicamente Regina y Alfonso.

—     Y hasta donde está Regina dispuesta a llegar.

—     Regina llegará hasta donde yo le mande. — Era la primera vez que Alfonso decía algo.

—     Hay que comprar ropa para las chicas y alguna cosa más para el espectáculo.

—     A mí me dieron tarjetas de una tienda en el polígono, por lo que me dijeron debe tener de todo.

—     Entonces mañana por la mañana nos vamos allí a ver si encontramos lo que nos hace falta. Rafa tú mantente en contacto con… ¿Pelayo? entérate bien de todo, queda poco tiempo.

Luisa se marchó contenta, lo veía como un desafío y eso la motivaba, estaba descubriendo una nueva faceta de su personalidad, le gustaba la sensación de ver a los demás callarse cuando ella hablaba, esa sensación de mando le hacía sentirse bien. Los planes que tenía para Regina eran otra cosa, esos planes la excitaban, quizás excitarse no era la palabra exacta, más bien la ponían bruta, muy bruta. Luisa llegó a su casa con una sonrisa perversa en los labios.

Al día siguiente Alfonso la recogió a la salida del gimnasio, fueron directamente al polígono, Luisa se sorprendió al encontrar una nave tan grande, sin ningún escaparate ni distintivo, seguramente se dedicaban a suministrar a tiendas, pero cuando Alfonso les mostró la tarjeta que llevaba no pusieron ninguna pega.

Estaba lleno de pasillos con cajas hasta el techo, se veían fotos en las cajas para saber lo que había, al fondo había una exposición de artículos con sus referencias, Luisa se detuvo en la zona de los consoladores, lo que llamaba su atención eran aquellos que iban adosados a un cinturón, se veía a si misma utilizándolo para someter a otras mujeres, solamente de pensarlo notó como su coño se mojaba, la imagen de Mercedes arrodillada ante ella la hacía salivar.

Acarició uno especialmente grande y de tacto suave, lo notaba firme y elástico en el exterior, pero con un núcleo duro para no doblarse. Luisa no podía apartar la mirada, tenía que volver con José a esta tienda y pedírselo, si hacía falta lo suplicaría, pero necesitaba tenerlo y necesitaba usarlo.

Con un esfuerzo se apartó de allí para dirigirse a comprar lo que habían venido a buscar, le llevó pocos minutos encontrar lo que necesitaba, cuando terminó sus compras y se las enseñó a Alfonso este le miró extrañado, alguna de las compras le pareció sorprendente, pero acabó sonriendo y mirándola con una cara de —Mira que eres cabrona—.

Cuando volvieron, Rafa también tenía novedades, Pelayo le había mandado la información para el evento, se lo contó en pocos minutos.

—     Me mandó rápido la lista, al final van a venir treinta y dos, además lo dice exacto no más o menos. También me ha mandado la lista de bebidas, he mirado un poco en internet porque la mitad de las marcas ni las conozco, pero de cien euros no baja ninguna. Mañana iré a comprar, con lo que me dejó ni se cubren gastos más vale que la fiesta se de bien o perderemos dinero.

—     Pues no te olvides de la parte para Mercedes, va a perder la recaudación del sábado y eso no puede ser, bastante que se lo estamos ocultando.

—     Ya lo sé, pero es que nos estamos gastando una pasta.

—     Tendremos que hacerlo bien entonces, ¿A qué hora empieza?

—     A las Doce en punto.

El tiempo pasó volando, cuando se quisieron dar cuenta estaban despidiendo a José y Mercedes que salían rumbo a la playa, el pub era suyo.

El viernes fue un día normal, los clientes habituales echaron de menos a la dueña, como ya conocían a Luisa de otras veces mantenían la confianza y el ambiente fue bueno y animado toda la jornada. Cuando cerraron Rafa pegó en la puerta el cartel que tenía preparado.

SÁBADO CERRADO POR FIESTA PRIVADA

El sábado a las ocho de la tarde ya estaban colocados los muebles en el sótano, habían puesto las mesas, las butacas y sillas necesarias formando un semicírculo mirando al escenario, para disimular la falta de decoración y la gran cantidad de espacio libre, Rafa amortiguó las luces de los laterales, pero estaba claro que si seguían usando el sótano sería necesario mejorar la decoración.

A las ocho y media llegó Regina, su marido paró el coche enfrente del pub y nada más bajar ella se marchó, no parecía importarle mucho dejar sola a su mujer, Alfonso la besó nada más entrar.

—     ¿Cómo estás cielo?

—     Un poco asustada la verdad.

—     No te preocupes, estoy aquí para cuidarte, nunca te olvides de eso.

Poco después llegó Toñi, era la que menos idea tenía de lo que iban a hacer, a pesar de la fama de reprimida que tenía entre sus conocidos del gimnasio, Rafa había descubierto que era una mujer ardiente y apasionada, con un toque de obediencia que le encantaba. Cuando le propuso ser camarera esta noche en el sótano quiso poner como excusa su falta de experiencia, pero no le costó demasiado convencerla.

A las once Luisa repartió los uniformes para la noche. Un conjunto menos atrevido para la ocasión, pero con un toque sexy.  Una falda corta que deja a la vista las caderas.  Un top ceñido que moldea el pecho sin mostrarlo y unas sugerentes tiras que envuelven la cintura y rodean el cuello creando la ilusión de un arnés y un collar.

Cuando Alfonso y Rafa las vieron así vestidas, desearon no tener que trabajar poder darse el gusto de sentarse y dejarse servir por aquellas tres preciosidades.

El siguiente en llegar fue Pelayo, como anfitrión era el que conocía a todos los invitados y el que les tenía que ir autorizando para entrar, como siempre iba con un traje impecable de color oscuro, nada más llegar empezó a dar instrucciones.

—     Que se vayan sentando donde quieran cuando lleguen, pero a mí me reserváis una mesa en el centro y cerca del escenario.

Las consumiciones las vais apuntando y al final de la noche me las pasáis que yo las pagaré.

A ver que conozca el personal.

Pelayo observó a las chicas con mirada admirativa, Rafa y Alfonso vestían de color negro, pantalón y camisa polo, cuando miro los brazos de Alfonso que parecían a punto de reventar la manga corta del polo sopló.

—     Joder a alguna se le va a caer la baba cuando te vea hoy, no les des pie que hay algún marido celoso.

Y vosotras chicas estáis preciosas las tres, estoy deseando veros mejor.

Alfonso se quedó en la entrada con él, Rafa y las chicas bajaron al sótano para ir acomodando a la gente según llegase. Rafa se instaló directamente en la barra dispuesto para preparar las primeras bebidas.

En pocos minutos empezó a llegar gente, las chicas los iban colocando según bajaban por la escalera, aunque había mayoría de hombres solos, también llegaron algunas parejas e incluso dos señoras solas que llegaron juntas y se sentaron en una de las mesas más alejadas.

Pronto bajaron Alfonso y Pelayo, ya todos los invitados estaban colocados, las chicas iban de mesa en mesa tomando pedidos y sirviendo las copas que preparaba Rafa en la barra. Él no podía evitar estar haciendo cuentas mentalmente, le había parecido cutre la idea de Alfonso de poner patatas fritas y pipas para darles más sed, pero no hubiese ido mal, los costes habían sido altos.

De momento la clientela parecía entretenida, las conversaciones estaban animadas, la música de fondo sonaba con los temas más populares de los ochenta, parecía lo más adecuado para los allí reunidos, Rafa y Luisa habían previsto dos números para animar la fiesta, lo que no sabía era cuando empezar, Pelayo le sacó de dudas cuando se acercó a la barra.

—     Me parece que ya es momento de ir calentando el ambiente, a ver que nos tenéis preparado.

—     En seguida lo verás.

Rafa le hizó una seña a Luisa, que cogió de la mano a Regina y se encaminaron juntas a las cortinas que había detrás del escenario. Rafa se mantuvó atento al móvil, cuando le llegó el mensaje de Luisa bajo todas las luces y encendió los focos del escenario.

Primero salió Regina con el cuerpo envuelto en una capa negra que le tapaba todo el cuerpo, solamente quedaban a la vista sus pies cubiertos por medias. Luisa entró a continuación con un vestido corto que apenas cubría sus nalgas, extremadamente ceñido, resaltando cada curva del cuerpo.  Una segunda piel de látex negro con aplicaciones, cremallera y tachuelas metálicas.  Una mezcla sexy y elegante a la vez, insinuando más que mostrando.  El collar con clavos a juego en el cuello define el rol de quien lo viste y los guantes le dan un falso aire inocente.  Unas botas altas de altísimo tacón, redondean el conjunto.

Luisa se acercó a Regina y le quitó la capa, revelando su vestimenta, un tanga minúsculo oculto casi por completo por un corpiño negro y ajustado, rematado con insinuantes formas de liguero y unas medias a medio muslo.  De espalda discreta, al observarlo de frente deja a la vista el pecho, totalmente rodeado por el corpiño y descubierto.

Con sus tacones Luisa le saca casi una cabeza a Regina, le sujetó la barbilla haciéndole levantar la cara y la besó, el beso sube de intensidad sujetándole la nuca y explorando el interior de su boca con una lengua ávida, cuando soltó a Regina esta respiraba visiblemente agitada, Luisa se pasó la lengua por los labios que llevaba pintados de un vivo color rojo.

Daba vueltas alrededor de Regina recorriéndola con sus guantes, acariciándola, pellizcándola, se colocó detrás de ella y empezó a jugar con sus tetas, las cogió con sus manos y empezó a acariciar sus pezones con la punta de los dedos, Regina disfrutaba de esas caricias, pero en un momento los dedos de Luisa apretaron con fuerza sus pezones estirándolos hacia arriba y gimió, sin soltarlos empezó a usarlos como agarradero para mover las tetas de Regina hacia los lados, cuando notó que los pezones estaban totalmente erectos le colocó dos pinzas unidas por una cadena.

Regina estaba excitada, el beso, los toqueteos de Luisa y las caricias en sus pezones la habían calentado, y el dolor de los pellizcos y las pinzas habían incrementado esa excitación. Cuando Luisa la empujó obligándole a ponerse de rodillas en el suelo lo hizó sin oponer resistencia.

Luisa sacó una fusta y empezó a descargarla sobre los hombros de Regina, no le daba demasiado fuerte pero la continuidad de los golpes incrementaban las sensaciones de Regina, cuando tuvieron un color rojo intenso se detuvo. Luego pasó a fustigarle las nalgas desnudas obligándola a gatear por el escenario delante de ella, cada vez le iba dando un poco más fuerte, hasta que los quejidos de Regina se hicieron audibles en toda la sala, al final la hizó parar en el borde del escenario, quitarse el tanga y sentarse mirando al público con las piernas abiertas, en ese momento Luisa descargó un único golpe seco con la fusta sobre el coño de Regina que le hizó gritar.

—     Estimados visitantes, esta zorrita se ha portado muy bien, sin duda merece un premio.

Luisa mostró a todos una especie de huevo de color morado y superficie rugosa, a continuación se lo metió a Regina en la boca obligándole a chuparlo, cuando consideró que estaba suficientemente mojado se lo introdujo lentamente en el coño. La volteó haciéndole apoyarse en un taburete mostrando su culo enrojecido y su coño abierto.

—     Ya le he puesto su juguete, pero ese juguete tiene dos partes — Mostró un pequeño mando a distancia, al pulsar un botón se notó un pequeño estremecimiento en Regina.

—     Para hacerles partícipes del show de hoy, vamos a dejarle este mando a distancia a uno de ustedes para que puedan manejar a esta putita.

—     Para seleccionar al afortunado ….

—     Cincuenta euros por el mando — Pelayo alzó la voz para hacer una oferta

—     Sesenta.

—     Ochenta.

—     Cien.

—     ¡DOSCIENTOS!.  —Una de las mujeres que habían llegado solas levantó la voz por encima de todos.

Después de esta puja ya nadie más dijo nada, Luisa se acercó a la mesa de la ganadora a entregar el mando y cobrar la puja. Nada más recibirlo empezó a tocar los botones comprobando la reacción de Regina a cada pulsación.

Entonces empezó el infierno de Regina, aunque a los pocos minutos Luisa le quitó las pinzas y la dejo bajar del escenario, la señora que tenía el mando se dedicó a hacer vibrar el coño de Regina en cualquier momento. Cuando el resto de clientes se dio cuenta la convirtieron en la camarera más solicitada del local, la llamaban continuamente para pedirle cualquier cosa y se divertían viéndola caminar con las piernas juntas, para evitar que se le cayera el huevo que llevaba incrustado en el coño, además las vibraciones que recibía cada poco tiempo la hacían encogerse. Al final tenía que acompañarla una de sus compañeras llevando la bandeja de las bebidas, porque ella no era capaz de sujetarla.

Cuando le toco servir la mesa de su torturadora, la hicieron quedarse allí mientras manipulaban el juguete de su interior. La pobre Regina acabó corriéndose apoyada en la mesa entre las risas de los asistentes.

La noche estaba a punto de terminar, entre Rafa y Toñi llevaron de nuevo a la agotada Regina hasta el escenario. Allí la despojaron del corpiño y ataron sus manos a un gancho que colgaba del techo, desnuda, expuesta y agotada Regina jadeaba, no podía separar las piernas por miedo a que se cayera el aparato de su coño y notaba los muslos pegajosos por los flujos que había soltado.

En ese momento volvió a subir Luisa al escenario, pero esta vez en la mano llevaba un látigo de nueve colas, primero la acarició con las tiras de cuero, las deslizaba suavemente por su piel, pronto se cansó de ese juego y soltó el primer latigazo sobre su espalda.

—     Unoooooo. — Los asistentes de forma espontánea empezaron a contar los latigazos.

Luisa castigó la espalda de Luisa, su culo, sus muslos. Pronto estuvo completamente cubierta de líneas rojas.

Mientras Alfonso había subido un gran sillón al escenario, viendo como Luisa azotaba a Regina, empezó a quitarse la ropa, cuando estuvo completamente desnudo se sentó en el sillón y le dijo a Luisa.

—     Tráemela.

Luisa desató a Regina y la hizó retroceder de espaldas hasta llegar junto a Alfonso, este la acercó un poco más y sujetándola por las caderas la hizó ir bajando, hasta que notó la cabeza de su polla apoyarse en el ojete de Regina. La agarró con más firmeza y tiró de ella hacía abajo. Regina aúllo al sentir como la enorme polla de Alfonso se abría camino en su interior, el huevo de su coño cayó al suelo cuando él empezó a entrar y salir de su maltratado culo, Alfonso la obligó a sentarse completamente sobre su polla, en ese momento la levantó, sujetándola por debajo de las rodillas se puso de pie para que todos pudiesen ver su polla metida hasta los huevos en el ano de Regina.

Regina se sentía empalada, su culo se abría con los pollazos que recibía, la espalda le ardía por los latigazos recibidos, pero ya no se quejaba, su coño hipersensible le mandaba oleadas de placer a pesar del dolor. Se volvió a correr y ya sin fuerzas se dejaba manejar como una muñeca de trapo. Alfonso siguió follándola unos minutos más, cuando estaba a punto de terminar se la sacó del culo y arrodillándola en el suelo se corrió en su cara.

En ese momento Luisa subió al escenario, envolvió a Regina con su capa y se la llevó al baño para que se limpiase y recuperase.

Después de esto el resto de la noche paso rápidamente, los invitados se fueron marchando, muchos de ellos iban dejando algunos billetes en la mesa al levantarse, al final solamente quedó una pareja hablando con Alfonso, Pelayo y las dos mujeres solas que llamaron aparte a Regina.

—     Nos ha gustado mucho como te has portado. Si un día quieres jugar con nosotras llámanos. — Después de decir eso la besó en los labios y le introdujo en el escote un billete de cien euros y una tarjeta.

Pelayo mientras hablaba con Rafa, cuando le dijo el importe de las copas ni miro las cuentas, simplemente lo pagó, redondeando el importe generosamente hacía arriba.

—     Os habéis portado, la forma en que la habéis humillado nos ha encantado, de hecho me parece que esas dos estarían encantadas de llevársela a casa para una fiesta privada.

—     Doscientos euros pagaron sólo por jugar con el mando un rato, nosotros sólo pensábamos sortearlo.

—     Jajajaja por eso empecé a pujar, os falta un poco de picardía, mira esa mujer se podría comprar un local como este cada semana, para ella doscientos euros no es nada, tendrás que ir conociendo a tu clientela. Yo ya me marchó, podéis descansar que falta os hace. Ah que no se me olvide, le entregó un sobre a Rafa.

Pelayo se marchó en el momento en que Alfonso volvía de su conversación.

—     Joder me querían contratar para que me follase a la señora mientras el marido miraba.

—     Jajajajaja

—     No te rías, ese tío me dijo que pusiera el precio, pero que tenía que dejarla completamente destrozada.

—     Han acabado contentos al menos, parece que les ha gustado, mañana hacemos las cuentas.

Rafa no pudo evitar la curiosidad de mirar la cantidad que tenía el sobre, cuando la vio su cara se ilumino, la noche había sido un éxito.

ATLAS

Muchas gracias a José, Kitonu y Ninasharp por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, Todorelatos no paga por escribir, la única satisfacción que se tiene es poder comunicarnos con los lectores. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.

Un lector me comentó que le resultaba incómodo seguir mis relatos por los cambios de título en cada capítulo, el que lo desee puede contactarme por mail, lo incluiré en una lista de correo y cada vez que publique algo lo comunicaré.