Dominada y humillada 6

Las amas de Noelia le enseñan lo que es: una perra.

El lunes por la mañana, al poco tiempo de levantarnos, apareció Sofía en nuestra habitación. Cuando entró, las dos la saludamos buscando piedad con nuestras palabras:

  • Buenos días ama Sofía.

  • A cuatro patas, quiero comprobar que llevéis el plug.

Ambas nos pusimos a cuatro patas y Sofía, tras quitarme el tanga, nos manoseó el culo hasta que se quedó satisfecha. Seguidamente se dirigió al armario y empezó a escoger las prendas que llevaríamos durante la presentación mientras nosotras permanecíamos a cuatro patas. Dejó varias prendas, que no logré ver, en la cama y añadió:

  • Para la puta, le vamos a poner el vibrador que no te deja llegar al orgasmo que, de hecho, le podríamos llamar "vibrador para putas". Pídeme que te lo ponga puta.

  • ¿Puedes ponerme el vibrador para putas ama?

  • Sí, puedo. - Respondió de forma sarcástica Sofía, tras ponérselo.

  • Para la perra, creo que nos divertiremos suficiente con los electrodos.

Dijo riendo mientras los encendía y yo notaba mi coñito mojarse.

  • Vestíros.

Las dos nos levantamos para ver la ropa y nuestros temores se hicieron realidad. Para Sara, una blusa muy escotada y una minifalda que le cubría lo justo para que el plug no se viera. Para mí, una blusa que apenas cubría mis tetas y el pequeño pantalón tanga. Además, me dijo que hoy no le apetecía que usara ropa interior así que no pude ponerme el tanga.

Una vez estábamos vestidas, las tetas se me podían ver por la parte de debajo y, con todo el culo al aire, se podía llegar a ver, si te fijabas, parte del plug. A Sara, que llevaba una blusa con mucho escote, Sofía le desabrochó dos botones de forma que prácticamente se le veían los pezones.

  • Ya estáis listas, hasta ahora. - Dijo Sofía mientras salía de la habitación.

Las dos, impotentes, salimos de la habitación para ir a clase. Al llegar, nos sentamos en nuestros sitios y esperamos temorosas nuestro turno. Sara fue de las primeras y solo salir empezó a actuar raro, sin terminar algunas frases o simplemente saltándose partes enteras. Melani me enseñó el mando, seguramente para que viera lo que me esperaba, pues tenía el mando programado para que el vibrador se encendiera cada 5 segundos, eso la debía mantener justo al borde del orgasmo de forma constante.

Al llegar mi turno, salí a exponer y, aunque excitada por los electrodos, pude disimularlo bastante bien, o eso pensaba, pero cuando estaba llegando al final de la presentación, noté como mis fuerzas se desvanecían y mi mente se llenaba únicamente con la idea de correrme. Las muy cerdas habían puesto los electrodos al máximo. Intenté seguir explicando pero las palabras no salían de mi boca, mi mano se movió hasta la parte delantera de mis pantalones y, de forma involuntaria, empezó a moverse mientras intentaba disimular el movimiento lanzando un bolígrafo al suelo y agachandome de espaldas para que no vieran que me estaba tocando. Como estaba tan excitada, en el tiempo que recogía el bolígrafo me corrí y intenté inútilmente silenciar mis gemidos. Justo cuando tuve el orgasmo, noté que la excitación bajaba, habían bajado la intensidad de los electrodos y, entonces, me di cuenta de que estaba enseñando el culo a toda la clase. Rápidamente me levanté y seguí con la explicación intentando disimular lo mejor posible, pero noté la cara de asombro de la mayoría y las risas de las chicas que conocían mi situación.

Cuando todas las presentaciones habían acabado, Sofía y Melani dijeron a Sara que fuera a la habitación y luego se dirigieron hacia mí:

  • Tienes prohibido correrte sin nuestro permiso. Ahora vamos a tener que castigarte.

¿Encima que me habían hecho pasar por esta humillante situación me iban a castigar? No me lo podía creer pero pese a mi indignación, no tuve otra opción que contestar como su perrita.

  • Sí amas.

Las seguí hasta su coche que estaba en el campus. En el camino, me explicaron sus planes.

  • Como parece que no te queda claro que eres una perra obediente, te vamos a tener que hacer ver lo que eres.

Enseguida llegamos al coche y antes de entrar empezó mi humillación.

  • Como te decíamos, tu eres una perra, y las perras no usan ropa. Te vas a quitar la ropa y esperarás a cuatro patas a que te abramos la puerta del coche para entrar.

No me lo podía creer, había gente en el campus y querían que me desnudara allí.

  • Pero amas, hay gente aquí que me podría ver.

  • Ya se está quejando la perra esta. - Dijo Melani sin hacer caso a mis súplicas.

  • Desnúdate ahora mismo y pídenos perdón.

Entonces entendí que no cambiarían de idea y si no obedecía las consecuencias serían peores, por lo que procedí a quitarme la ropa y les pedí perdón.

  • Ya sabes que el perdón de palabra no sirve de nada, para demostrar que estás entendiendo tu lugar, vas a ir a cuatro patas hacia ese grupo de ahí (había un grupo de dos chicos y una chica sentados en la hierba) y les pedirás que te azoten el culo.

Sin decir nada, me puse a cuatro patas totalmente derrotada y Sofía me quitó los electrodos alegando que "así me podrían ver mejor las tetas".

Me dirigí a cuatro patas hasta el grupo y les pregunté si podían azotarme el culo. Todos rieron y me dijeron que sí. Cuando me giré, vieron el plug que llevaba puesto y aún rieron más. Entonces me dieron un fuerte azote cada uno y volví avergonzada al coche para que me dejaran entrar.

Una vez dentro del coche, Sofía empezó a conducir y Melani siguió con mi castigo:

  • Para que aprendas que solo te puedes correr con nuestro permiso, estarás todo el viaje masturbándote.

  • Como desees, ama.

  • No hables, ladra perra.

  • Bub, bub.

Ambas rieron.

  • Vamos, empieza.

Mientras viajábamos, todos los conductores me vieron en pelotas. Además, me estaba costando controlar el orgasmo porque Melani ajustó el retrovisor para poder controlarme y me hacía ir más rápido si consideraba que había disminuido la velocidad.

En unos 10 minutos, el vehículo se detuvo y las dos bajaron del coche. Yo no paré de tocarme en ningun momento porque no me lo habían ordenado y tampoco les podía preguntar ya que tenía prohibido hablar. Como no conocía la zona, supuse que estábamos delante de la casa de Melani.

Melani entró en la parte trasera del coche y me puso un collar de perro que ató a una correa.

  • Vamos, a cuatro patas perrita.

Dejé de tocarme y salí del coche a cuatro patas. Por suerte no había nadie en ese momento, pero en vez de entrar en la que había suponido que era la casa de Melani, ambas se fueron caminando por la acera haciéndome seguirlas por la correa. Al principio no entendía a donde nos dirigíamos, pero pronto lo entendí y mis ojos se llenaron de terror. Me estaban sacando a "pasear".

Por el camino nos cruzamos con un par de personas, que se quedaban mirando mientras mis amas hablaban tranquilamente y yo me moría de vergüenza. Tras unos minutos de "paseo", llegamos a un parque donde se detuvieron.

  • Venga perrita, mea y volvemos.

Yo las miré de forma suplicante y, en ese tiempo, Sofía sacó el móvil y empezó a grabarme. Yo seguí mirando con cara de súplica, esperando que no me hicieran hacer eso y ladré para complacerlas, pero solo conseguí que me animaran a mear antes de que viniera alguien.

Cada vez más humillada, levanté una pata como una perra y empecé a mear. Ellas se rieron y Melani añadió:

  • No seas guarra perrita y límpiate con la patita.

Esperando que pudiéramos irnos ya, me sequé con la mano y volvimos hacia el coche. En el coche me hicieron repetir lo mismo que en el trayecto anterior y al final llegamos a casa de Sofía. Allí, Melani me grabó mientras Sofía me hacía hacer cosas cada vez más humillantes, evidentemente manteniéndome a cuatro patas y sin poder emitir ningún sonido que no fuera un ladrido.

Primero, se quitó los pantalones y me hizo quitarle el tanga con la boca, luego lanzó el tanga para que yo lo fuera a buscar, lo cogiera con la boca y se lo devolviera para que lo volviera a lanzar. Así me tuvo hasta que se empezó a aburrir. Luego me metió el tanga en el coñito y seguidamente, se estiró en el suelo con las piernas abiertas y me dijo que esa era mi comida por lo que tuve que lamerle el coñito hasta que se corrió.

Luego se acercó a mi, me quitó el tanga del coñito, y me dijo:

  • Esto es lo que va a pasar: va a venir Ruflus y te va a follar como la perra que eres, tu te correrás pero no puedes gemir, solo ladrar. ¿entendido?

  • Bub! Bub! - dije agitando la cabeza para expresar mi negativa desbordando terror de los ojos.

  • No solo lo vas a hacer, sino que vas a suplicar que Ruflus te penetre. - Dijo mientras me colocaba los electrodos.

Noté como los encendía a casi el máximo y empecé a ladrar por no gemir de excitación. Sofía trajo a Ruflus detrás mio y me dijo que levantara el culo y separara las piernas para que Ruflus me pudiera follar bien. Debido a mi exagerada excitación, me fue imposible contenerme y lo hice. El perro empezó a follarme y no tardé en correrme por primera vez, aunque el nivel de los electrodos no bajó y seguí estando igual de excitada después de correrme. Esto provocó que me volviera a correr y, por lo tanto, estuve ladrando casi de forma constante mientras el perro me follaba.

  • ¿Has aprendido lo que eres?

  • Bub, Bub! - Dije afirmando con la cabeza.

  • Bien, pues vuelve a tu habitación con la puta y edita el vídeo como ya hiciste, de forma que salgas lo más humillada posible y a mí no se me reconozca. Por cierto, hasta que llegues a clase mañana tienes prohibido hablar, solo puedes ladrar. Quiero que tengas el vídeo editado para mañana, tengo planes para vosotras.