Dominada y humillada 5
En casa de Sofía, Noelia y Sara son humilladas y usadas por varias compañeras de clase.
En este relato se han usado varias ideas que los lectores dejaron en los comentarios. Las ideas que dejasteis y no han aparecido, serán usadas en otro capítulo. Muchas gracias a todos los que comentasteis.
Sofía nos hizo pasar y entramos en el salón. Una vez ahí, nos dio un traje de sirvienta a cada una.
- Para que no se os olvide vuestro lugar.-Dijo en tono burlón.
Sabiendo lo que quería, las dos empezamos a quitarnos la ropa allí mismo y nos pusimos el corto disfraz. Mientras nos poníamos el disfraz, Sofía se acercó a Sara y le metió un dedo en el coñito, que empezó a mover. Por su parte, Sara siguió poniéndose el disfraz claramente avergonzada.
Cuando Sofía se empezó a aburrir, nos hizo seguirla hasta su habitación, que era espaciosa y tenía un sofá y una televisión. Ella se sentó en el sofá y ordenó a Sara que se pusiera a cuatro patas delante suyo para, posteriormente, usarla como reposapies mientras miraba la tv. A mí me ordenó colocarme tambien a cuatro patas detrás de Sara y lamerle el coñito.
Así estuvimos hasta que llamaron a la puerta, luego Sofía nos hizo entrar en un armario y nos dijo que no hiciéramos el menor ruido y nos quedáramos allí hasta que se nos dijera lo contrario.
Luego cerró la puerta del armario, pero desde dentro se podía ver su habitación. Sofía fue a abrir y, pasado un rato, subió a la habitación con Ana, una chica de mi clase. Sara y yo nos miramos avergonzadas, por estar en esa situación a pocos metros de otra chica de nuestra clase, a parte de nuestra señora.
Ambas estuvieron hablando hasta que volvió a sonar el timbre y llegaron Melani y otra chica de nuestra clase. Pasado un tiempo, el timbre siguió sonando hasta que escuché que Sofía dijo que ya estaban todas, eran nuestras 2 amas y 4 chicas más de nuestra clase, Ana, Cláudia, Mónica y Laura.
Todas se pusieron en el sofá y Sofía les dijo que quería enseñarles un vídeo. Acto seguido, colocó un pen-drive en la televisión y puso un vídeo, el mismo vídeo que yo había estado editando la noche anterior donde Sara y yo salíamos haciendo toda clase de cosas humillantes.
Sara y yo nos miramos totalmente avergonzadas y aterradas mientras todas las chicas reían al ver el vídeo. Cuando el vídeo terminó, Sofía se levantó y, mientras se dirigía al armario, les contó a sus amigas que Sara y yo seríamos sus sirvientas para todo lo que quisieran. Luego abrió las puertas del armario.
- Poneros delante del televisor.
Sara y yo nos colocamos en frente del televisor, delante de todas las chicas con la cara roja y la mirada cabizbaja. Mónica preguntó:
¿Pero harán todo lo que les digamos?
Claro, observa. -Contestó Sofía.
Sofía se puso a mi lado y, sin ningún miramiento, levantó mi corta falda para que todas vieran mi ropa interior. Algunas chicas hicieron comentarios obscenos como:
- Menuda guarra.
A lo que Sofía contestó:
- Esto no es lo mejor.
Luego se acercó a Sara y le levantó la falda igual que a mí, pero ella no llevaba ropa interior y dejó a la vista su depilado coñito. Las chicas rieron y Ana comentó:
Me parece injusto que Sara no lleve ropa interior pero Noelia sí. ¿Porqué no le quitas el tanga Sofía?
Ahora ellas os obedecerán en todo lo que les digáis, así que puedes ordenárselo tu misma, y refiérete a esta como perra y a la otra como puta, que es lo que son. -Contestó Sofía.
Quítate el tanga perrita. Dijo Ana divertida.
Evidentemente, yo obedecí. Luego, Sofía preguntó si tenían hambre y todas dijeron que sí, por lo que le dijo a Sara que fuera a hacer la cena y a mí que me quedara para entretenerlas mientras tanto.
Cuando Sara se fue me sentí muy intimidada, estaba sola con 6 chicas que podían hacer lo que quisieran conmigo. Melani hizo colocarme delante suyo, con las piernas separadas y, una vez en esa posición, estiró la pierna y empezó a masturbarme con su zapatilla.
Mientras me mantenía en esa humillante posición, les fue explicando a las demás nuestra situación, les contó sobre los electrodos y que ambas teníamos prohibido corrernos sin su consentimiento. También me dijo que, como ahora teníamos más propietarias, a Melani y a Sofía las llamaríamos amas y a las demás Señoras.
Mientras les explicaba mi humillante situación, yo me iba poniendo cada vez más cachonda por el roce con la zapatilla de mi ama.
Laura dijo que quería ver los electrodos, así que se acercó a mí y me bajó el vestido hasta la cintura, dejando mis pechos al aire. Para que viera mejor cómo funcionaba, Sofía le dio el mando a distancia y ella lo encendió. Aunque ya estaba muy excitada, el efecto de los electrodos se hizo notar y el continuo roce de la zapatilla no ayudaba a disminuir la sensación.
No podía resistir más el orgasmo, pero sabía que eso enfadaría a mis amas así que dije:
- Por favor ama, detente.
Ella, sonriendo a sabiendas de porqué lo decía me respondió:
- ¿Por qué quieres que me detenga?
Avergonzada por no querer admitir mi situación, pero temiendo las consecuencias contesté sonrojada:
Porque voy a tener un orgasmo ama.
¿Qué decís chicas, le permitimos tener un orgasmo?
Primero nos tiene que entretener a nosotras. - Se apresuró a decir Ana.
Entonces, Ana y Mónica se quitaron los pantalones y se pusieron de espaldas a mí, con las piernas separadas. Melani me hizo una señal para que empezara a masajearles el clítoris, pero no paró en ningún momento de rozar el mío con su zapatilla.
Yo estaba intentando aguantar mientras masajeaba el clítoris de las dos, pero no pude aguantar más y tuve un orgasmo delante de las chicas. Ana y Mónica no parecieron molestarse porque no paré en ningún momento de satisfacerlas, pero Melani se enfadó mucho.
- Maldita perra cachonda, ahora me has mojado toda la zapatilla. Límpiala.
Dijo levantando la pierna. Sumisamente, empecé a lamer la suela de la zapatilla hasta que Ana y Mónica se corrieron. Entonces, Mónica dijo que tendrían que castigarme por correrme sin permiso.
- A cuatro patas perrita. Ahora vamos a darte 10 azotes cada una con la zapatilla para que no nos vuelvas a desobedecer. A cada azote tu ladrarás como la perra que eres.
Humillada y derrotada, cumplí sus ordenes y fui ladrando tras cada uno de los 60 azotes que me dejaron el culo rojo y dolorido. Para más humillación mía, Laura añadió:
- Ya que te gustan tanto las zapatillas, a partir de ahora nos quitaras y pondrás las zapatillas cuando lo requiramos.
Las otras chicas parecieron estar de acuerdo con la orden de Laura y yo asentí sumisamente. Tras colocarle la zapatilla de nuevo a Melani, las chicas empezaron a juguetear con mi trasero y mi coñito hasta que llegó Sara y, sumisamente, las advirtió de que la cena estaba lista. Entonces, me ordenaron que fuera a ayudar a Sara a poner la mesa.
Yo fui todo el rato con los pechos al aire, porque no me atrevía a subirme el vestido sin permiso. Cuando todo estuvo preparado, las chicas bajaron y no tardaron en enfadarse.
- Aquí sobran dos platos, las putas y perras como vosotras no pueden comer con nosotras.
Humilladas, las dos nos disculpamos y quitamos dos platos de la mesa.
- Puta, tu nos servirás la comida como una buena chacha obediente. Tu perra, a 4 patas.
Inmediatamente me puse a 4 patas y Sofía trajo un cuenco que dejó en el suelo, luego lo llenó de comida para perros. Tuve miedo de que me hiciera comer eso a mí, pero entonces un perro grande llegó al comedor y empezó a comer del cuenco.
- Ruflus está muy estresado estos días, para ayudarlo a relajarse, le vas a lamer el culo mientras come.
Yo me quedé de piedra mientras todas reían la idea de Sofía. Bajo la atenta mirada de todas, no tuve otra que acercarme al perro y empezar a lamerle el culo.
Entonces, todas empezaron a comer la comida que Sara les servía mientras yo me mantenía en esa humillante situación. Pese a no poder ver lo que hacían las chicas, escuché la voz de Melani:
- He traído esto para las dos, ¿os gusta?
Todas asintieron entre risas.
- Media vuelta puta.
Luego escuché un breve quejido de Sara seguido de la voz de Melani nuevamente.
- Ponle este a la perra.
Sara se acercó a mi y noté como introducía lo que supuse que era un plug anal en mi culo.
- A partir de ahora esto formará parte de vuestro vestuario habitual. - Afirmó Melani.
Yo seguí lamiendo el culo del perro hasta que acabó de comer y se fue del comedor. Entonces, Sofía me dijo que me quitar el vestido y subiera a la mesa. Acabé de quitarme el humillante vestido y subí a la mesa a cuatro patas. Las chicas estaban comiendo el postre y una me metió un plátano pelado en el coño y me empezó a masturbar con él, a lo que le siguieren fuertes carcajadas por parte de todas las chicas.
Pasados unos pocos minutos, ordenaron a Sara que empezara a recoger la mesa y, cuando terminó, le dijeron que se desnudara. Cuando lo hizo, le dijeron que se estirara en la mesa, debajo mío. Una vez estaba en esa posición, le separaron las piernas y, al igual que a mí, la empezaron a masturbar con un plátano pelado.
Cuando ambas estábamos excitadas, escuchamos la voz de Cláudia:
- Ya podéis empezar a comer.
Nosotras nos quedamos paradas porque no entendíamos qué teníamos que comer, pero un empujón de mi cabeza hacia el plátano que estaba en el coño de Sara me hizo ver que querían que me comiera el plátano que aún estaba en su coño y con el que la habían estado masturbando.
Totalmente humillada, empecé a comerme el plátano y noté que Sara estaba comiéndose el plátano que yo tenía en mi coño también. Mientras comía, vi como era la parte que sobresalía del plug de Sara, era redonda y rosa y tenía una pequeña anilla plateada. También vi que estaban grabandolo todo y me puse roja, pero seguí comiendo hasta acabarme el plátano.
Luego, hicieron que Sara se pusiera a cuatro patas detrás mío, mirando hacía el otro lado, dejando nuestros culos uno al lado de otro y noté como entrelazaban los anillos que sobresalían de nuestros plugs, de forma que quedamos atadas por el culo.
Mientras seguían grabando, nos ordenaron que nos pusiéramos en pie y fue algo muy difícil, ya que debíamos movernos a la vez para no tirar la una de la otra. Además, para humillarnos más nos daban azotes en el culo constantemente que dificultaba aún más la tarea. Cuando ambas conseguimos ponernos de pie siguieron humillándonos.
- Separad las piernas y, con una mano os masturbáis y con la otra os tocáis las tetas.
Nosotras obedecimos y empezamos a masturbarnos, pero no tardo en llegar un fuerte azote en mi culo, acompañado de una orden directa.
- Más rápido.
Luego escuché un azote en el culo de Sara.
- Más rápido.
No tardó en llegar otro azote en mi culo.
- Más lento.
Con cada azote, los plugs de ambas se movían ya que estaban entrelazados y era muy incómodo aunque eso, evidentemente, a ellas no les importaba lo más mínimo.
Así siguieron un buen rato, azotandonos para controlar la velocidad a la que nos masturbábamos a su antojo. Yo empecé a sentir que se acercaba un orgasmo, y un nuevo azote para que acelerara no ayudó.
Sin embargo, no era la única que estaba a poco del orgasmo, pues Sara preguntó:
- Tengo permiso para correrme amas?
La respuesta fue negativa y la siguió un azote en su culo.
- Más lento.
Yo no sabía si aguantaría mucho más pero, por suerte, me dieron otro azote seguido de un:
- Más lento.
Poco después, nos dijeron que parásemos y dejaron de grabar. Dijeron que ya se habían reído y ahora les tocaba disfrutar. Dicho esto, desenlazaron las anillas de los plugs dejándonos libres. Luego, me hicieron ir a cuatro patas hasta ellas y quitarles las zapatillas y todas se quitaron la ropa y se sentaron en el sofá.
- A comer chicas. - Dijeron con las piernas abiertas.
Las dos fuimos delante del sofá y empezamos a lamerles el coñito, mientras tocábamos con las manos el coñito de las que estaban al lado. Agarrándonos del cabello, nos fueron cambiando de coñito hasta que ambas los habíamos probado todos.
Luego, nos dieron un arnés del que salía un pene a cada una y, con este puesto, tuvimos que follar a todas las chicas hasta que tuvieron todas un orgasmo.
Seguidamente, dijeron que era hora de dormir y fuimos todas a la habitación. Pese a que todas tenían algún colchón inflable para dormir, yo imaginaba que a Sara y a mí nos tocaría dormir en el suelo.
¿Dónde dejamos a estas dos por la noche? - Preguntó Laura.
Yo tengo una idea. Dijo Ana acercándose a nosotras.
Nos quitó el arnés y lo volvió a atar en nuestra boca, luego nos hizo estirarnos en el suelo, una al lado de la otra como si fueramos a hacer un 69. Seguidamente me levantó una pierna y, con un gesto, hizo que Sara me metiera el consolador que tenía en el boca. Luego me hizo hacer lo mismo a mí, dejandonos a las dos con el consolador atado a la boca dentro del coñito de la otra.
Las otras chicas la felicitaron por la idea, nos ataron con una pequeña cuerda para que no nos moviéramos mientras dormíamos y se fueron a dormir, dejandonos así toda la noche.
A la mañana siguiente, cuando nos despertamos, no había nadie en la habitación. Como no nos podíamos mover, nos quedamos en esa posición aproximadamente 1 hora hasta que llegó Sofía, quien nos desató.
Nos dijo que limpiaramos toda la habitación y se sentó en el sofá, pero no nos permitió quitarnos el arnés que teníamos atado en la boca. Como era de esperar, yo tuve que quitarle las zapatillas, siguiendo con mi humillación por la infracción del día anterior.
Cuando acabamos de limpiarlo todo, Sofía nos quitó el arnés y nos dijo que teníamos el resto del fin de semana libre para hacer las exposiciones de nuestras amas (el lunes teníamos una exposición en clase).
Justo antes de irnos, Sofía nos dijo que se pasaría por nuestra habitación el lunes antes de la exposición para escoger lo que deberíamos llevar puesto (frase que me llenó de miedo por si me hacía llevar el mini pantalón tanga) y, finalmente, nos recordó que no nos podíamos correr ni quitar el plug.
Como en el relato anterior, me gustaría que dejarais todas las ideas que tengáis en los comentarios. Una parte del próximo relato será en clase, ¿tal vez se entere de su situación un profesor? ¿o una profesora? Espero vuestros comentarios.