Dominada y humillada 3

Noelia es usada como juguete sexual por su ama y el novio de esta. Al volver a su cuarto, se encuentra con algo que no se esperaba.

Me vestí sin quitarme el vibrador ni los electrodos y fuimos a la antigua habitación de Sara. Sólo llegar, tuve que desvestirme y, mientras lo hacía, el vibrador volvió a detenerse dejándome al borde del orgasmo. Fue entonces cuando Melani, por fin, me permitió quitarme el vibrador.

-Estírate en la cama con las piernas bien separadas.

Muy avergonzada, hice lo que me pidió y los dos se acercaron a inspeccionarme. El chico me tocó las tetas y el coñito.

-Pero qué mojada está, ahora entiendo porqué la llamáis perra.

Estoy segura de que sólo dijo eso para humillarme más, pues sabía que me habían hecho llevar el vibrador todo el tiempo. Luego, Melani indicó con un gesto que me girara y que pusiera el culo en pompa. Acto seguido, el chico empezó a inspeccionarme el culo. Metió un dedo dentro y lo movió, luego lo sacó y me dijo que lo limpiara, por lo que tuve que lamerlo hasta que él se quedó complacido.

-Tráeme tu tanga perrita.-Me ordenó Melani.

Me levanté para ir a cogerlo pero enseguida me detuvo.

-Quieta. ¿Qué eres?

-Una... perra.-contesté avergonzada.

-¿Y cómo van las perras?

-A cuatro patas.

-Así está mejor.

Dicho esto, me puse a cuatro patas y fui a buscar el tanga, estuve a punto de cogerlo con la mano pero sabía que no es lo que mi ama quería así que lo cogí con la boca y se lo llevé. Ella cogió el tanga de mi boca y me hizo una señal para que me subiese a la cama mientras le daba el tanga al chico. Él metió parte del tanga en mi culito. Los dos rieron, haciendo referencia a que tenía cola como una perra.

-En pie perra.-Ordenó Melani.-Manos en la cabeza y piernas algo separadas. Tienes prohibido tocarte, y más correrte sin mi permiso, y que no se te caiga la colita.

-Como quieras ama.

Me coloqué en la posición indicada y Melani activó los electrodos a una intensidad media. Aunque ya estaba excitada, noté el cosquilleo recorrer mi cuerpo.

El chico y Melani se quitaron la ropa lentamente mientras yo permanecía inmóvil a su lado. Por algún motivo, me fijé en el cuerpo de mi ama. Tenía unas grandes urbes y un culo perfecto. El chico empezó a comerle las tetas y lamerle los pezones y, mientras, mi ama me quitó la inmensa duda sobre porqué me habían traído allí.

-Este es Juan, mi novio. Los dos pensamos que sería buena idea usarte como juguete sexual. Así que vamos a divertirnos contigo como el juguete que eres. Por tu parte, le obedecerás en todo lo que te diga, sea lo que sea. Empieza contandonos qué eres perra.

-Soy una perra y vuestro juguete sexual.-Dije avergonzada.

-¿Para qué sirves?

-Para complacerte.

-Mal.-Dijo Melani con su característica sonrisa maliciosa.-Date media vuelta.

Me di media vuelta esperando mi castigo.

-Te vas a azotar hasta que te quede el culo rojo.

Impotente, empecé a azotarme una nalga con todas mis fuerzas, para intentar que se pusiera roja lo más rápido posible. Cuando Melani creyó que ya tenía el culo suficientemente rojo, me volvió a preguntar:

-¿Para qué sirves perra?

-Sólo sirvo para ser usada como juguete y para complacer a aquellos que quieran divertirse conmigo en todo lo que me pidan.

-Así está mejor, puedes volver a girarte.

Cuando me giré, vi que Melani le hacía una cubana a Juan con sus tetas, mientras se masturbaba con una mano. Yo permanecí inmóvil unos minutos esperando ordenes. Cuando Melani empezó a estar muy excitada, Juan se colocó entre sus piernas y empezó a metérsela. Luego Juan me dio una orden que debí cumplir:

-Colócate a cuatro patas en la cama perra.

Me coloqué a cuatro patas mostrándole el trasero, y él empezó a azotarme mientras follaba con Melani. Melani también quiso usarme para su propio placer pero ella, además, quería humillarme y torturarme.

-Usa tu boquita para algo útil y cómeme los pezones.-Empecé a lamer sus duros pezones y no tardaron en llegar nuevas ordenes de su parte.-Mastúrbate.

Yo estaba muy excitada y empecé a masturbarme intentando no correrme. Cuando creía que no podría aguantar más, Melani se puso a cuatro patas a mi lado y siguió follando con Juan a mi lado.

-Deja de tocarte y estírate debajo mío guarra.

Agradecí poder parar de tocarme porque no sabía cuánto más podría aguantar. Me estiré boca arriba debajo de Melani, de forma que sus intimidades quedaban encima de mi cara. También tuve que abrir las piernas, mostrando toda mi excitación a Melani.

-Lame perra.

Tras la orden, empecé a lamer el clítoris de mi ama. Por su parte, ella no tardó en empezar a lamerme mi clítoris, hecho que agradecí, por mi excitación, y maldecí, por mi prohibición de correrme, al mismo tiempo.

Sin embargo, poco tiempo después Melani tuvo un orgasmo y salió de la cama para empezar a vestirse.

-Cómetela como la putita que eres.-Me ordenó Juan.

Yo empecé a lamérsela y no tardó en correrse en mi boca, por lo que tuve que tragármelo todo. Pensaba que ya me dejaría en paz pero Melani quería seguir humillándome:

-Estírate en la cama con las piernas separadas.

Cuando estaba en la posición indicada, me quitó los electrodos y el tanga del culo. Luego me indicó que debía agarrar mis tetas por debajo y moverlas en círculos, de forma que dejara a la vista mis tetas botando. Acto seguido, Melani se colocó entre mis piernas, me dio permiso para correrme, y empezó a lamerme el coñito.

Me sentí agradecida porque me dejaran correr pero enseguida ví que Juan sacaba un móvil y empezó a grabarme, en un plano donde se veían mis tetas y mi cara. Pensar que le pudieran enseñar ese vídeo a alguien era muy humillante pero no podía hacer nada para que parasen así que cerré los ojos para no ver la cámara.

No pasó ni un minuto y un orgasmo invadió mi cuerpo. Los dos pararon complacidos y me trajeron el disfraz de sirvienta que compramos en la sexshop.

-Tienes media hora para dejar la habitación bien limpia y volver a tu cuarto.

Dicho esto, Melani cogió mi ropa y mi tanga y se fue. Yo limpié el cuarto y, viendo que no me devolvería la ropa, ni siquiera el tanga, tuve que volver a mi habitación nuevamente sin tanga y con mini falda, sólo que ahora debía llevar además un disfraz de sirvienta putona.

Igual que la otra vez, me crucé con un par de chicos, pero esta vez también con un grupito de chicas que escuché que se referían a mí como "la puta de primero".

Al llegar a la habitación me encontré a Sara de pie enfrente de la cama. Tenía los pies atados cada uno a una pata de la cama y las manos atadas a la espalda. No llevaba nada de ropa. Tenía mi tanga en la boca a modo de mordaza y un papel con algo escrito pegado entre las tetas.