Dominada por la web cam

Segunda parte de follada en el metro... Se recomienda leer la primera parte antes de iniciar el relato. Dominación, exhibicionismo, morbo y mucho sexo.

Segunda parte de follada en el metro... Se recomienda leer la primera parte antes de iniciar el relato.

Cuando terminé de correrme mi nuevo y primer amo me pidió que no me girara.

Me recolocó el tanga humedecióendolo con mis jugos, sintiéndome empapada contra él.

-Sabes deliciosa, ahora mismo te estoy probando, ¿te gusta eso? -asentí. El metro se detuvo y el hombre a quien le hice la paja se despidió con una sonrisa y un hasta pronto-. Hoy has hecho a ese tío muy feliz, ninguna mujer como tú le hubiera hecho eso. Eres muy guapa, sexy y morbosa, perrita, ha tenido suerte de que quisiera compartirte con él.

Tragué con fuerza, sus palabras me calentaban como nunca nadie lo había hecho.

-Ahora voy a darte una nota, te dejo un mail apuntado, quiero que cuando llegues a casa te asegures de tener una web cam, te conectarás a las ocho mediante el programa que te diré. Yo podré verte pero tú a mí no. Espero que sigas todos y cada uno de mis pasos si quieres volver a sentir lo de hoy. ¿Lo harás?

-Sí amo, respondí completamente excitada.

-Bien. Bajarás en la siguiente parada sin mirar atrás y harás todo lo que te he dicho. ¿Entendido?

-Entendido. -Respondí sin poder creer que hubiera hecho realidad mi fantasía. Voví a sentir su mano bajo la falda, magreando esta vez mis nalgas. Cuando el metro paró tiró con fuerza de mi tanga arrancándolo de cuajo. Emití un pequeño gritito del susto pero no me giré ni me detuve saliendo del vagón sin ropa interior. No sabía ni en qué lugar me encontraba, solo que había gozado de una de las experiencias más intensas de mi vida.

Miré la nota, era una tarjera promocional, detrás tenía las instrucciones, la hora y no pude evitar que un ligero temblor de expectación recorriera mi sexo.

Regresé a casa, mi marido estaba allí frente al televisor, hacía tiempo que nuestra vida había pasado a ser algo aburrida y anodina. Previsible, carente de esa excitación que sentíamos al vernos cuando nos conocimos. Le saludé y el me respondió con un hola, sin apartar los ojos del televisor. Ya no me veía y creo que tampoco yo a él, estábamos pr costumbre, por el cariño que nos teníamos, más que por la pasión.

Yo necesitaba cosas que él no podía ofrecerme y estaba cansada de esperar a que él cumpliera con mis necesidades. Había tomado una determinación, mi sexualidad era mía, y no tenía nada que ver con el hombre que dormía junto a mí.

Se marchó a trabajar, por suerte no regresaba hasta las diez.

Estaba muy nerviosa, eran las ocho y mi amo iba a conectarse, opté por ponerme un conjunto de ropa interior sexy, un body de encaje que se abría por la entrepierna. Me excitaba llevar ropa interior bonita.

Me maquillé y  perfumé como si el aroma pudera llegarle de algún modo, quería estar preciosa para él.

Cuando la sesión se inició y vi su nombre en la pantalla y que ponía transmitiendo me excité mucho. Podía oirle pero no verle, eso añadía un plus de morbo a la stuación.

-Hola perra -me saludó.

-Hola amo.

-Me gusta lo que te has puesto,¿es para mí? -asentí.

-Bien, ¿estás sola en casa?

-Lo estoy.

-¿Hay ventanas en tu habitación? -Hablaba desde la cama.

-La hay, justo en frente de la cama, da a un patio de vecinos.

-Muy bien, quiero que la abras mientras hablas conmigo.

-Pe-pero es que mi piso da a un edificio, pueden verme.

-Pues mucho mejor, hazlo, no quiero desobediencias por tu parte. -Me levnté de la cama e hice lo que me pedía. Había varias luces encendidas, estaba nerviosa, pero a la par me gustaba la sensación, regresé a la cama.

-Muy bien, ahora quiero que vayas a buscar pinzas para tender la ropa, ¿tienes consomladores? -negué- Pues busca un par de pepinos, zanahorias o algo con lo que puedas penetrarte.

-Tengo pepinos para la ensalada.

-Nos servirán, trae dos y hazlo rápido.

Salí corriendo en busca de todo lo que me pedía.

-Muy bien perra, ahora baja el sujetador del body pellizca los pezones, ponlos duros y cuando lo estén pinzalos con las pinzas de tender.

Así lo hice, emitindo una exclamación cuando la primera pinza mordió mi pezón.

-Ahora el otro -Pellizqué y tiré de él con ansias hasta tenerlo completamente duro para colocar la siguiente pieza. Prciosa, perfecta. Muy bien perra. -Mi entrepierna comenzaba a mojarse.

-El body que llebas ¿se abrocha en la entrepierna?

-Sí amo.

-Bien, muestrame te sexo. - Solté los corchetes y flexione las piernas para mostrárselo-. Mmmmm, me gusta, tienes unos labios inferiores largos y jugosos, ideales para chupar y tirar de ellos. Separa los labios superiores, quiero que les pongas un par de pinzas a cada grueso labio superior.

Los pezones comenzaba a escocerme, no quería imaginar como sería la misma sensación en mi coño, pero lo hice, sintiendo en cada mordida como se inflamaba mi deseo.

-Me encanta que seas una perra tan obediente, mira por la ventana, ¿alguien te observa? -Me fijé.

-No, no hay nadie.

-Pero puede haberlo y se que eso te excita veo lo mojada que estás, coge el primer pepino y mójalo con tu jugo y penétrate de golpe. -Lo hice soltando un exabrupto, no eran piezas pequeñas-. Gloriosa, eres hermosa. Sigue, fóllate duro para mí, sabes cuanto me gustaría ser yo el que te estuviera penetrando ahora, siénteme, empuja, mueje las caderas contra mí, eso es, pero no te corras, eso solo te lo puedo otrorgar yo.

Estaba completamente desatada, empujaba ansiando más sintiendo como me abría competamente, necesitando descargar de un momento a otro.

-Suficiente, sácalo y métetelo en el culo.

-¿C-cómo? -Con mi marido nunca había practicado sexo anal.

-Lo que oyes, hazlo y no quiero que seas suave así que empuja hasta insertarlo por completo.

Grité al notarlo invadiendo mi parte trasera, ardía escocía pero me llenaba de un modo sublime, no dejé de empujar hasta ensartarme por completo.

-Ohhhh, hermoso puta, qué bien lo haces, no lo toques, deja que tu esfinter se habitue a tenerlo ahllí alojado, coje el otro pepino y comienza a follarte, quiero tenerte preparada para todas las cosas que quiero hacerte.

Pensar en mi futuro como su sumisa me calento, completamente ida lo cogí llenándome cpor completo, sin apenas escuchar me follé colmada por ambos orifícios. Elevando mis caderas presa del momento.

-Estás muy excitada, mira por la ventana ¿hay alguien? -Abrí los ojos y los focalicé sorprendiéndome al contemplar un hombre asomado mirándome.

-S-sí, hay alguien, afirmé temblorosa.

-Bien, pues vas a convertirte en su fantasía, se la va a cascar contigo muchas noches, ve a la ventana, sube una pierna al marco para que mueda contemplar como te follas.

-Pero es un vecino -protesté.

-Y tú mi perra y debes obedecerme o nuestra relación terminará aquí. ¿Quieres eso zorra? ¿Quieres perderme?

-No -musité cabizbaja.

-Pues haz lo que te digo, fóllaté ante él y cuando estés apunto de correrte arranca todas las pinzas de tu cuerpo conviolencia y saca el pepino de tu coño de golpe, gira el pc para que te vea intuyo que es un portatil, ¿me equivoco?

-No se equivoca amo.

-Bie pues sigue mis consignas. -Temblorosa acaté sus órenes. Giré el portátil, me encamié a la ventana viendo como el vecino que estaba a unos diez metros de distancia abría los ojos sorprendido. Pero mas los abrió cuando subí la pierna y empecé a follarme como sino hubiera un mañana.

Los pechos me dolían, el sexo también, sentía el culo muy tenso y sin embargo no podía detenerme. Su mano subía y bajaba, se estaba pajeando. Me sonrió cómplice y eso me empujó a continuar, hasta que sentí que mi cuerpo se contraía cercano a estallar.

Con la mano libre arranqué con fuerza todas las pinzas gritando sin pudor, dejándome llevar por esa mezcla de placer y dolor, notando como mi vagina implosionaba a cada acometida. El orgasmo me sacudió de pies a cabeza, saque el pepino y mis jugos salieron disparados al igual que el que ocupaba mi ano que cayó con un sonido sordo al suelo. A mis gritos de liberación se unieron los del vecino como si fuéramos un coro de lujuria.

Al terminar ambos nos miramos nos sonreimos y cerramos la ventana. Me di la vuelta para que mi amo me viera.

-Ha sido una gran corrida ahora arrodíllate y toma de tu placer, limpia el suelo con tu lengua, sé que has eyaculado de nuevo, lo he visto límpialo y saborea el regalo de tu amo.

No sentía asco al hacerlo, disfruté del aroma y el sabor de mi regalo y cuando termié me quedé arrodillada ante él.

-Estoy tan orgulloso de ti eslava, vas a ser una gran sumisa. Por hoy hemos terminado, mándame tu número de teléfono al mail y tu dirección. Y espera mis instrucciones, pronto tendrás noticias mías.

Continuará...

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