Dominada por la amante de mi esposo

Un día llego a casa para encontrarme con mi esposo cociendo con su amante, pero ella tiene una propuesta interesante para mí.

Todo empezó un día que volví del trabajo temprano. Mi esposo Diego y yo llevábamos 7 años de casados, sin hijos y comenzábamos a tener una crisis en donde no teníamos sexo, discutíamos constantemente y las palabras divorcio comenzaban a ponerse sobre la mesa. Pero yo no quería divorciarme, quería luchar por mi matrimonio a cuesta de lo que fuera y vaya que si terminé luchando.

Yo era una mujer delgada de rubio cabello y ojos color miel, Diego tenia cabello castaño y barba del mismo color con unos perfectos ojos cafés y un cuerpo que no era lo que llego a ser en universidad, pero no estaba nada mal. Aquel día que volví temprano del trabajo Diego no estaba como siempre en la sala viendo televisió lo cual se me hizo raro. Justo cuando entr, vi unas panties en el suelo que si bien eran mía, yo jamás las dejaría ahí. De pronto escuché unos ruidos extraños provenientes del segundo piso así que comencé a subir las escaleras y, entre más avanzaba más me daba cuenta de que clase de sonidos eran.

Me plante ante la puerta con notables gemidos, casi gritos por parte tanto de la amante como de Diego. Era impresionante, porque no podía pensar en nada, solo me encontraba ante la puerta con el corazón latiéndome a mil por hora. Sin darme cuenta abrí la puerta para encontrarme a Diego atado de manos y piernas a nuestra cama con los ojos vendados y una mujer de raza negra montada sobre él.

Ella me miró y sonri, yo me quede pasmada un buen rato hasta que las palabras consiguieron salir de mi boca.

-¿¡Pero qué está pasando aquí?!

Fue entonces cuando la tristeza me evadió de ver a Diego con una amante en aquella situació, luego de ser novios durante cinco años y ser esposos desde hace siete, luego de todas las promesas y los sueños, ahora todo se había ido absolutamente al carajo y eso me tenía destrozada. Pero mientras yo pensaba en el fin de mi matrimonio y en todo el largo proceso que serí, su amante se bajó del pene de Diego y camino hacía mí, cuando me di cuenta ella ya estaba a mi lado, desnuda con su perfecto cuerpo.

-Tranquilízate Pamela, no hay motivos para llorar.

Hasta ese momento me di cuenta que ella era Nora, la ama de casa que habíamos tenido hace tres meses y que despedí por su pésima manera de trabajar, su irresponsabilidad y sus constantes ausencias.

-Tu esposo ya me ha puesto al tanto de su situació- dijo mientras me tomaba de la mano lo que por alguna razón no rechace- Sé que tienen serios pro lemas, que no han cogido en meses y que su matrimonio pende de un hilo, pero para eso estoy aquí Pamela, para ayudarlos.

Normalmente me habría salido de la casa, la hubiera abofeteado e iría con mi hermano y mi dignidad seguiría intacta, pero no quería dejar a Diego, aun lo amaba y si su amante podía ayudarnos quería estar abierta a esa idea.

-¿Cómo nos ayudarás? ¿Te acostarás con él para recuperar este matrimonio?- dije al borde de las lágrimas.

-¿Conoces el bdsm?- yo asentí, mi mejor amiga lo practicaba aunque yo jamás me anime por mucho que Diego me lo rogab- Diego es mi sumiso y quiero que tú lo seas también, el seguirá siendo tu esposo fuera de esta casa, pero dentro ambos serán mis perros, mis esclavos y con un poco de suerte eso los unirá nuevamente.

Sonaba como una locura, pero cuando vi a Diego supe que lo tenía que intentar, sino funcionaba me irí, pero daría un último esfuerzo, por él.

Nora entendió mi asentimiento y me desnudó para amarrarme a una silla de la habitación. Me colocó una mordaza en la boca que me impedía hablar y se colocó encima de Diego para seguir montándolo mientras ambos gritaban y yo miraba. Al principio sentí que era una tortura, pero mis pezones comenzaron a erizarse y mi vagina comenzó a chorrear hasta mojar la silla, me encontraba sumamente caliente y no lo podía evitar, ahora lo único que quería era tocarme mi inchado clitoris aunque no podía.

Cuando terminaron, Nora me desamarró y me llevo a la habitación de huéspedes, donde comenzó a besarme con gran pasión y yo le devolví el beso. En mi juventud llegué a ser bisexual y hasta tuve una novia antes de Diego de nombre Mía la cual me volvía loca. Las mujeres siempre me gustaron, pero en el momento en que me casé mis ojos solo estuvieron para Diego y eso me volvió más heterosexual de lo que había sido jamás.

Nora me abrió las piernas y me dio la mejor lamida que me habían dado tanto hombres como mujeres y comencé a entender porque Diego se había puesto a sus pies. Tarde en recuperarme del orgasmo y Nora se colocó a mi lado para besarme y succionarme los pezones en lo que me componía.

-Habrá reglas Pamela- dijo Nora mientras me sacaba del profundo shock en el que estaba- las tendrás que seguir al pie de la letra o le diré a Diego que se divorcie de ti y con lo sumiso que es, lo hará en cuanto se lo pida. Por eso quiero que las escuches bien y mañana me des una respuesta.

"La primera regla es que tu cuerpo ahora es mío lo que significa que si yo lo quiero modificar de cualquier manera puedo hacerlo y también que te corres, masturbas y hasta coges solo con mi consentimiento e incluso puedo ordenarte que cojas con desconocidos. La segunda es que a partir de ahora tú y Diego mantendrán esta casa limpia por lo que usarán uniformes y si algo no me gusta, lo harán hasta caer muertos de cansancio. La tercera es que a partir de ahora esta será tu habitació mientras que Diego y yo dormiremos en la que ustedes dormian y nos oirás coger demasiado. La quinta es que todo tu salario lo administraré yo ahora por lo que quiero que me lo des completo en cuanto te paguen. La sexta es que no tomare métodos anticonceptivos y tú tampoco por lo que si Diego nos embaraza ambas tendremos que aceptarlo y nuestros hijos se criarán juntos. La última es que si fallas haré que tu matrimonio se vaya a la basura tan rápido y ambas sabemos que no quieres eso ¿O si?"

Yo negué con la cabeza y Nora se fue. Me quedé pensando si quería aceptar esta nueva vida de esclava en manos de mi ex ama de llaves y de mi infiel esposo. Hubo momentos en los que con convicción iba a irme de esa casa e iniciar el divorcio, pero cuando desperté por el sonido de una campana proveniente del cuarto de Nora y Diego mis pensamientos pararon. Nora estaba a cuatro patas con Diego vendado de los ojos y tenía un collar de perro amarrado al cuello con el que Nora lo jalaba si iba demasiado lento.

-Haznos el desayuno perra, se me antojan huevos revueltos y jugo de naranja, gracias. A y tu uniforme esta en la silla de ahí.

Me puse el típico uniforme salido de una sex shop de ama de casa y me dirigí a hacerle el desayuno a Diego y a su amante. Lo puse en una charola y se los subí hasta la cam. Ambos habían terminado y se encontraban abrazados hasta que llegue con el desayuno del cual ambos comieron. Mientras Nora comía unas extrañas palabras salieron de mi boca.

-Acepto ser tu sumisa Nora.

Diego me miro sorprendido mientras Nora solo sonrió maliciosament. -A partir de ahora llámame Ama.


Espero les haya gustado, esta es la primera de muchas partes que se vienen, no olviden comentar y calificar este relato e incluso dar ideas para próximas partes.

Samara.