Dominación financiera. Los inicios

Un adolescente twink con poca experiencia sexual recibe una propuesta de findom que no puede rechazar. Esto fue el comienzo de la mejor experiencia de su vida

Antes que nada, me presento. Me llamo Lucas, tengo 20 años. Soy un chico con pelo moreno, un poco rizado, ojos azules y sonrisa interesante (me suelen decir). Soy un poco más alto que la media, mido 1.80 metros y siempre he estado delgado, aunque últimamente he estado haciendo deporte y tengo los músculos un poco más marcados.

Respondo perfectamente al prototipo de twink , tengo la piel clara y un aspecto muy juvenil. Sin apenas pelos, imberbe y con una cara muy inocente. Siempre me han dicho que aparento menos años de los que tengo, aunque cuando hablan conmigo se llevan una sorpresa porque soy muy maduro mentalmente.

Hecha la presentación para que me conozcáis mejor, tengo que avisarte de que todo lo que cuento es real. Pasó justamente hace 2 años, cuando tenía 18 recién cumplidos. Lo único que modifico parcialmente son los nombres del relato, para respetar su privacidad. Pero todo lo demás es verídico y pasó como lo cuento.

Era una mañana de julio, acababa de terminar 2 de bachillerato y me sentía muy libre en comparación con el curso, ya que había sido un año muy difícil académica y personalmente (estuve a punto de abandonar todo). El verano de ese año prometía mucho, todos decían que era el mejor de nuestras vidas y a mí todavía me quedaba descubrirlo (lo fue, con creces).

Durante este año, me descargué por primera vez la aplicación Grindr. Mis amigos con los que me juntaba habían hablado de ella. En mi círculo de amigos cercanos sabían que era gay, no lo decía abiertamente. pero se podía intuir y si me preguntaba gente de confianza yo respondía sin ningún problema. Sin embargo, con mi familia todavía estaba dentro del armario. Nunca había hablado el tema con mis padres, ni con mi hermana, ni con nadie de mi familia (excepto una prima que era lesbiana y vivía en Barcelona, a la que le pedí consejo y me ayudó a no rechazar lo que yo sentía).

La idea de Grindr se me olvidó rápido de la cabeza, pero un día, tuve curiosidad y me la descargué. La miré ese mismo día, aunque no me gustó lo que vi. Estaba en una época muy mala de mi vida, como he mencionado antes, y no me interesaba ni conocer a nadie ni el sexo fácil. Además, me daba cierto recelo la aplicación porque también había escuchado toda la oscuridad que había en la aplicación. Por estos motivos, y por el miedo de que mis padres me la vieran en el móvil o vieran una conversación, me la desinstalé este mismo día.

Aunque mi experiencia había sido muy negativa (volví a descargármela otro día de aburrimiento, pero al recibir el primer mensaje obsceno donde me pasaba un nude de su polla sin hablar ni una sola palabra, decidí desinstalármela, porque yo quería conocer a la persona un mínimo, por lo menos, antes de llegar a ningún sitio), en verano, ya con una mentalidad nueva, decidí darle una nueva oportunidad.

Me cree un nuevo usuario, con un nombre falso (puse Sergio), mi edad real y una foto que tenía en Instagram donde salía con el torso desnudo. 5 minuto más tarde, mientras terminaba de configurar todo y cotilleaba un poco la app, recibí un mensaje muy extraño:

Hola. Sé que no te llamas Sergio y nos conocemos. No voy a decir mi nombre de momento, prefiero mantenerme en el anonimato. Sé que soy muy poca cosa para ti y nunca te fijarías en mí. Físicamente no tengo mucho que ofrecer, tengo la polla enana y estoy gordo y peludo (no te envío foto porque no tienes que ver lo horrible que soy). Tampoco soy interesante ni tengo temas para hablar.

Lo único que tengo para darte es mi dinero, mucho dinero. Tengo que aclarar que no quiero ser tusugar daddy , no me merezco ni eso . Quiero empezar contigo una relación de findom ( dominaciónfinanciera ), es decir, quiero ser tu sumiso económico. Yo te consiento todo lo que me pidas (siempre que acordemos unos límites) y seré muy obediente. Haré todo lo que me pidas. A cambio, como sé que no puedo aspirar a nada porque serás mi dueño y amo, lo único, recibiré cualquier cosa de tu parte como un premio. Piénsatelo

Me quedé helado al leerlo. No esperaba recibir esta propuesta. Si os soy sincero, mi mundo gay había sido muy limitado. No conocía que existía este tipo de relaciones, solo conocía algunos que habían conseguido un sugar daddy (la idea me llamaba mucho la atención, la verdad. Inconscientemente, uno de los motivos por los que me volví a descargar la aplicación era encontrar a alguien para ser su sugar baby ).

Antes de saber lo que era concretamente el findom , debo decir que la idea de dominar me encantaba. A pesar de lo que pudiera aparentar por mi aspecto físico, fantaseaba muchísimo con dominar tanto a gente de mi edad como a maduritos. Me ponía especialmente la idea de humillarlos mientras lo dominaba. Nunca había tenido una relación así, ya que mi experiencia sexual había sido muy limitada y muy corriente, incluso aburrida para todas las fantasías que tenía.

Al descubrir lo que era el findom, me encantó la idea. Tener a un esclavo económico era cumplir una de mis fantasías de someter a alguien y dominarlo. Además, cumplía también un gusto que tengo hacia los hombres atentos, generosos y detallistas ( ¡me encantan que me hagan regalos inesperados, sobre todo caros! ). En definitiva, el mensaje y la propuesta era un sueño para mí. Lo único que me echaba un poco para atrás era la idea de que me conociera en la vida real, pero esperaba que fuera tan discreto en nuestra relación como lo iba a hacer yo. Lo que me dijera él se quedaría entre él y yo, no lo publicaría bajo ningún modo.

Otra ventaja de la propuesta que hizo que me decantase a responder al mensaje, que en un primer momento me había parecido súper extraño, era que me ponía muchísimo la idea de enviarle mi pie y que lo adorase, porque era lo único que me vería si yo quería. Nunca había enviado fotos de mis pies, pero me ponía muchísimo la idea.

Después de pensar rápidamente la propuesta, le contesté con este mensaje:

Hola, no esperaba recibir una propuesta así… pero me ha encantado. No sé quién eres y no me interesa. Lo único que pido a cambio, aparte de lo económico, es la misma discreción que yo te voy a dar. Todo queda entre nosotros dos, que ya somos adultos. Acepto la propuesta, esta ha sido la última decisión que has tomado. A partir de aquí solo mando yo. Para empezar la relación y, como símbolo de tu fidelidad y sumisión, quiero que hagas un pago a mi PayPal l

Para que lo sepas, porque no me conoces, me encantan los hombres muy generosos, detallistas y atentos. Sobre todo, los regalos sorpresas, así que pórtate bien en tu primer pago para tu amo, que soy yo. Después del primer pago, te daré unas normas que debes obedecer sí o sí. Si no, se acabará nuestra relación porque me cansaré de ti.

A este gran párrafo respondió rápido y con erratas, que denotaban que estaba muy excitado:

Ahorta miesmo te envío el dinero, mi amo. Espeor con ansias las normas, las cumplre todas. Gracia por dedicarme un segdno de tu atención, no merezco tanto.

Estaba expectante. No sabía cuánto iba a tardar, cuánto me iba a pasar ni qué hacer con el dinero. Estaba tan excitado que solo pensaba en las normas y cómo lo iba a humillar, que era lo que se merecía la puta sumisa.

De repente, recibí un mensaje de «ha recibido dinero». Entré. Eran 50 euros. Estaba muy bien para empezar, no esperaba menos de él. A la par que el SMS, recibí su mensaje en Grindr.

Ahí llevas mi primer pago. Espero que sean muchos más y me dejes sin dinero. Cuando quieras, porque aquí mandas siempre, mi amo y señor, me envías las normas para que me sepa comportar con un perro inútil que soy.

Leí el mensaje y pasé de él. Me fui a tomar algo y de compras con el dinero que me había dado. Las normas las enviaré cuando yo quiera, no cuando él. Si me apetece, a lo mejor le contesto mañana, pero lo voy a hacer esperar para que sepa quién manda de verdad. Cuando llegué al centro comercial, me olvidé de todo y desconecté. Mi verano prometía.

A la mañana siguiente, después de haber gastado su dinero y más, decidí que era momento de contestarle.

Hola. Recibí tu pago. Buen chico. No te he contestado antes porque no he querido, aunque no te tengo que dar explicaciones. Las normas son:

1. Tienes que dedicar toda tu vida a complacerme

2. La única decisión que tomas es empezar, lo demás siempre es decisión mía.

3. Tienes hasta el fin del día para cumplir con lo que te pido

4. Tu dinero es ya mi dinero. Soy yo el que decide cuándo te lo pide, que es la única manera que tienes para satisfacerme

5. Si cumples, tendrás tu premio siempre y cuando yo quiera.

6. Me contestarás siempre "sí, amo" o "sí, señor". Nada que no sea eso.

7. Definimos unos límites de hasta dónde vamos a llegar y las horas donde sí o sí tienes que estar disponible y con toda la atención para mí.

8. No haces preguntas, me pides permiso para hacerlas.

9. Semanalmente, asignaremos algo fijo, como gratitud ante mi atención

10. Todo lo que se me vaya ocurriendo…

A lo que respondió, al cabo de solo 5 minutos:

Sí, mi amo. Acepto todo. Soy tu sumisa hasta que tú quieras. Estoy tan agradecido de que me hayas dedicado tu tiempo a educarme, que te voy a enviar otro regalo. Espero que te guste todavía más que el primero. Estoy para lo que me pidas.

Antes de que viera su mensaje, ya había recibido otra notificación de un pago. Esta vez de 75 euros. Me puse muy excitado al saber que haría todo lo que le pidiera y que me iba a consentir todos los caprichos. Estaba haciendo muy bien lo de ser detallista y dándome regalos que no esperaba.

Quería dar un paso más y le pedí una foto de él con un cartel que pusiera que era el sumiso de @ luquitasmartnz (que es como me llamo en Twitter). Además, tenía que salir desnudo en la foto, lo único que le permitía no enseñar era la cara, porque desde el principio me comentó lo del anonimato y consideré apropiado respetarlo, aunque quizás en un futuro esto cambia…

Te estás portando muy bien, pronto tendrás un premio que no te esperas. Porque tu amo es muy bueno y sabe que su propia excitación es tu excitación, te ordeno que me envíes una foto con un cartel que acredite que eres mi sumiso económico. Tienes 5 minutos para hacerlo y en él tienes que poner mi nombre de Twitter, que tienes que saber

Sí, señor. Ahora mismo lo hago

Fue extremadamente rápido, se notaba que tenía ganas de cumplir con la primera prueba. En menos de dos minutos, ya me había enviado la foto. Era peor de cómo él se había descrito y aproveché la situación para dejarle claro su papel en la relación, lo humillé porque no se merecía otra cosa.

Antes de enviarle el mensaje de respuesta, mi mente fantaseaba con quién sería la persona que se escondía en la foto. Solo pensaba en el círculo de mi instituto religioso, porque las demás personas con las que tengo relación no tendrían necesidad de ocultar su homosexualidad o de vivirla de esta forma. Sí, debía ser de mi antiguo instituto. ¿Sería algún alumno rico? Podía ser cualquier niño de papá que tuviera una tarjeta para él y sus caprichos, sin llegar a pensar nunca sus padres que sus caprichos eran de este estilo. Si era así, no podía descartar a casi ningún tío del instituto, ya que eran todos de familia muy adinerada e iban de muy machos para no «levantar sospechas».

También podía ser un profesor madurito, que era lo que me parecía más probable. No es que tuviera un cuerpo excesivamente desgastado por la edad, pero la foto con tantos pelos y tan antiestética no ayudaba. Era lo más probable porque sí había escuchado, durante mis años de secundaria y bachillerato, historias de profesores que se liaban con alumnas, que las acosaban (dicen que el profesor de Gimnasia, un cincuentón con brazos fuertes, canas y barriga que denotaba que hacía poco de su asignatura, había dicho comentarios sexistas en algunas clases y tenido actitudes sospechosas cuando se quedaban solas en el cuarto de materiales).

Siempre habían sido rumores de historias heterosexuales, pero no me sorprendía para nada que un madurito con un buen sueldo, acomodado en una familia modélica, una rutina extenuante y muchas fantasías reprimidas encontrara dentro del armario un lugar para vivir sus fantasías más oscuras, que casualmente se podían haber cruzado con las mías.

Después de mis elucubraciones, decidí responderle al mensaje. Nuestra relación estaba comenzando y no quería portarme mal con él ni hacerlo esperar demasiado. Me cogió de buen humor, porque si no, me hubiera dado totalmente igual.

Ya la he visto. Si fueras guapo, tuvieras buen cuerpo o por lo menos no estar tan gordo y peludo como estás, quizá me planteaba cambiar la relación defindom a sugardaddy, pero viéndote, no te mereces nada más. Eres peor de lo que imaginaba, un inútil, feo, gordo y peludo con minipolla (llamarle a eso polla es un halago para ti, porque no hace justicia de lo que es). No aspiras a nada más que pagarme todos los caprichos hasta que me canse de ti o llegue alguien me satisfaga más. Lo único que te voy a dar, porque te he dicho que has tenido mucha suerte con tu amo, es una foto de mis pies.

Mis pies es lo máximo que vas a ver de mí de momento. Porque estás a mis pies. Puedes fantasear todo lo que quieras con lamerlos, estando sucios que es lo que te mereces. Lo único que no puedes hacer a cambio de la foto que te envío es tocarte. Tienes prohibido tocarte en 24 horas. Incluso tienes prohibido agarrártela mientras meas. No puedes tocarla, aunque esté empalmada pensando en mis sucios pies. Si te meas encima o manchas todo por mí, quiero verlo.

Si no haces lo que te ordeno, tienes el riesgo de que el castigo sea peor o de que me canse de ti y te abandone. Y tu triste vida, sin mí, no tiene sentido.

A lo que me contestó:

Sí, amo. Estoy aquí para servirte. Muchas gracias por demostrarme quién manda. Eres el mejor amo del mundo, gracias por regalarme tus pies que es a lo máximo que aspiro. Respecto a lo del físico, tienes toda la razón. No soy un hombre de verdad, tu me mereces un macho comosugardaddy. Entiendo perfectamente mis limitaciones y cuál es mi papel. Sobre la prohibición, la cumpliré sin lugar a dudas, tú mandas en mí y solo me debo a ti y a tus órdenes. Gracias por la atención que me prestas, sé que ni la merezco.

Cuando estaba a punto de enviarle una foto que me acababa de hacer de mis pies y mis calcetines sucios, recordé un detalle que me había pasado hace tiempo que me hizo atar cabos sobre la identidad de mi esclavo. Era demasiada casualidad… Pero, ¿para qué quería saber quién era? Mientras cumpliera, no me importaba. Bueno, mi curiosidad me podía, necesitaba saberlo. No se lo iba a decir a nadie, solo era para satisfacer mi necesidad de saber que alguien que me conocía estaba dentro del armario. ¿Qué hago? Voy a pensarlo

CONTINUARÁ…

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