Dominación en Valencia (4)

Donde sodomizo a Pilar, la hermana de Ana. Al finalizar la tarde una parejita se nos acerca.

Capítulo IV, Ana y Pilar, vaya par de hermanas.

Yo.- Pilar, tú has venido aquí para mover el culito y que yo, alucinado por tu belleza, pase de Ana y te prefiera a ti. Pero lamentablemente has dado con Vicente, y yo le voy a decir a Ana que me gustaría echar un polvo, ahora, con ella. Si está de acuerdo, lo haremos en su coche y tú estarás a nuestro lado; viéndonos pero sin participar. A una creída como tú, es lo que más le puede molestar. Y si es así, te jodes o te vas.

Ana.- Pues claro que estoy de acuerdo en follar contigo.

Yo.- Pues vamos para el coche. Pilar, te habrás dado cuenta que le pido a Ana su opinión y a veces, hasta su permiso, para hacer las cosas ¿Verdad?

Pilar.- Sí.

Yo.- Esto ocurre en estos momentos. Pero en las 24 horas pactadas, Ana no tenía ni opinión ni voluntad ni personalidad. Era mi esclava y su única razón de existir era mi placer y obedecer sin rechistar. Es duro, y ella lo ha hecho muy bien. Te lo digo para que no te lleves a engaño, puedo ser tierno en estos momentos, pero también un hijo de puta de cuidado si me lo propongo.

Ana.- Pues es, esa variedad la que me ponía requetecaliente; en un momento dado, podía ser tan protector como un padre y al instante siguiente te machacaba los pezones. Me estoy mojando solo de pensarlo.

Yo.- Ana, es que eres muy golfa (riéndonos los dos)

Llegamos al parking y como vi que el coche de Pilar era más grande que el de Ana, le ordene a Pilar irnos con el suyo.

Yo.- Pilar, tu conduces. Ana sube detrás. ¿Qué me comentáis de cuando os acostasteis las dos?

Pilar me miro sorprendida y acalorada al ver que sabía su secreto.

Pilar.- ¿Porqué se lo has dicho? Arranco el coche.

Yo.- Por que la voluntad de Ana era mía, tanto física como mentalmente. Y sé más cosas de Ana. Pilar, ¿tú que fantasías tienes?

Pilar no contestó. Mire hacía atrás y como no venía nadie, actué sobre el freno de mano; nos quedamos parados en medio de la carretera.

Yo.- ¿Qué fantasías sexuales tienes? Repetí.

Pilar.- Estar con muchos hombres para mi sola ......

Llegamos a la zona discreta y solitaria que había visto con anterioridad. Abrí la puerta del copiloto donde estaba yo, incliné mi respaldo y eche el asiento hacía atrás.

Yo.- Ana, pasa aquí delante, encima de mí. Ya.

Ana no se hizo esperar y en un momento la tenía acurrucada encima de mis piernas. Cerré la puerta. Nos dimos un morreo largo, profundo y jugoso. Le abrí la blusa para saborear sus duros pechos. Los pezones estaban deliciosos.

Yo.- Ana en este polvo tú mandas, eres libre de hacerme y pedirme lo que quieras.

Ana.- Tu polla, quiero tu gorda polla.

Yo.- Pues sácamela.

Ana empezó a mamármela con devoción, recorría toda su extensión con la lengua o los labios y la mojaba escupiéndola. Me la puso dura enseguida. Ana miraba fijamente a su hermana mientras tenía mi polla en su boca.

Yo.- Pilar, puedes masturbarte si lo deseas, mientras la puta de tu hermana me saca la leche. ¿Cuándo y con quién ha sido tu último polvo?

Pilar empezó a sobarse las tetas y movía las piernas entre ellas.

Pilar.- Hace una semana, me acosté con un compañero de trabajo en la oficina.

Yo.- ¿Te gustó el polvo que echaste con tu hermana?

Pilar.- Sí, mucho. Daba mucho morbo comerle el coñito a mi hermanita.

Yo.- Ana ¿me dejas por un momentito que vea como Pilar te come el conejito?

Ana.- Vale, pero tu polla es mía.

Ana se puso encima de mí, con las piernas abiertas hacía Pilar.

Yo..- Venga, te doy la oportunidad de repetir aquel momento.

Pilar echó el asiento para atrás, mientras Ana y yo veíamos como se aproximaba el feliz encuentro de la boca de Pilar con el coño de Ana. Empecé a pellizcar y retorcer los pezones de Ana. Pilar no perdió el tiempo y se hizo con el clítoris de su hermana lamiéndolo. El suspiro de Ana fue profundo, como si hubiera estado mucho tiempo esperado salir. En una de mis manos tenía un pezón de Ana y con la otra acariciaba el pelo de Pilar. Dos hermanitas obtenían momentos placenteros gracias a mí; esa es mi mayor satisfacción. Pilar seguía lamiendo el coño de Ana recorriendo toda la longitud de los labios mayores; ya había metido dos dedos.

Yo.- Pilar ¿te gusta comerle el coño a la puta de tu hermana?

La cogí del pelo para separar su boca del chochito. Movió la cabeza afirmativamente.

Mi Ana jadeaba y se mordía el labio inferior mientras me miraba fijamente.

Ana.- Tu polla, quiero tu polla ahí (señalando hacia su coño)

Aparté a Pilar y girando a Ana la ubique encima mío, cara a cara. Nos besamos, y ella se movió lo suficiente, como para meterse mi polla en su ardiente y chorroso coño.

Yo.- Pilar has hecho un buen trabajo, me has preparado el coño de Ana muy bien. Gracias bonita (mientras le pellizcaba un pezón) Mastúrbate puta.

Pilar sin vacilar se metió la mano entre las piernas y empezó a acariciarse. Le desabroche el cierre lateral a la falda de Ana y se la quite; así se apreciaba mejor lo bien que se mueve esta jovencita cuando tiene una polla dentro. Los flujos de Ana me mojaban abundantemente. Y más, cuando empecé a notar los espasmos vaginales que coincidieron con la entrada de uno de mis dedos en el ano de mi zorrita. Ana se corrió de manera violenta y con unos jadeos que más bien parecían gritos. Se derrumbo encima de mi pecho, agarrando con fuerza los pelos de mi tórax. Cuando se tranquilizó seguí masajeándole el ano con mi dedo.

Yo.- Quiero tu culito, otra vez.

Ana me sonrió y me beso.

Ana.- Claro, amor.

Le di la vuelta a Ana y la situé encima mío, pero dándome la espalda.

Yo.- Pilar coge mi polla y apuntala al ano de tu hermanita la putita.

Pilar la cogió apretándola y apreciando su dureza y la pajeó un par de veces.

Ana.- Métela de una puta vez, guarra de mierda.

Ana podía ser una buena capataz de sumisas. Pilar por fin la encaró hacía el ano y yo hice presión; entro fácilmente. Ana se acomodó a la nueva posición y empezó a moverse de forma rítmica.

Yo.- Pilar, acaríciame los huevos cariño.

Me regalo una sonrisa al dejarla participar.

Yo.- Pilar, chúpale los pezones a Ana. Pero sigue masturbándote.

En esta postura no me podía mover apenas, pero afortunadamente Ana si que se movía divinamente.

Yo.- Pilar, ¿sabes que a tu hermana le encanta imaginarse que quien la encula es tu padre? Cambia ese pezón por el coño de Ana y mis huevos. Quiero que alternes tus lamidas, que nos des placer a ambos. Tú, Anita, hija mía, ¿te gusta tener la polla de tu padre en el culo?

Ana.- Si papá, fóllame el culo con tu gorda polla. Tu hijita será tu putita de ahora en adelante.

Yo.- Sí hija mía, te voy a follar el culo siempre que quiera y tu hermana te lo lamerá para que me entre mejor la polla en este culito. Pilar, chúpale fuerte el coño a tu hermana.

Ana se estaba volviendo loca: en el culo mi polla, en el coño la lengua de su hermana y en los pezones mis dedos pellizcándolos. Pilar jadeó un par de veces fuerte y se corrió de forma brusca y ronca. Le apreté el pezón que tenía más a mano. Dejó caer su cara sobre la vulva de Ana; respiraba dificultosamente. Deje de pellizcarle el pezón y me puse a amasar de forma dulce la teta colgante que le veía; era dura y firme también.

Ana estaba llegando a otro orgasmo, le voltee la cabeza y unimos nuestras lenguas. Y se corrió por fin. Fue un orgasmo largo y que se difumino poco a poco. Al tenerla boca arriba encima mío podía verificar su respiración y ritmo cardíaco con mis manos. Me gusto. Yo, había podido aguantar sin correrme, por las diversas eyaculaciones que había tenido en estos dos días.

Yo.- Ves Pilar, todavía no me he corrido; si te hubieras portado bien antes, ahora te follaría ese culazo que tienes y que me temo que debe estar bastante cerradito. ¿Te han roto el culo últimamente?

Pilar.- No, desde hace años en que a un amigo se le antojo y me pillo borracha.

Yo.- Vaya, vaya, es bueno saber que tienes ese culito casi sin estrenar. Pero vayamos a lo importante; Ana, hija mía, que a gusto estoy dentro de tu culo, princesa.

Ana desperezándose encima mío esbozo una sonrisa y me beso.

Yo.- Ana, la leche de mis huevos es tuya ¿Dónde la quieres? ¿En tu boca?

Ana sonreía maliciosamente y se giro para besarme.

Ana.- ¿la leche esta es mía? (sopesándome los huevos)

Yo.- Sí, te la has ganado, princesa.

Ana.- ¿Y puedo elegir donde la expulses?

Yo.- Sí.

Ana.- Pues creo que ya lo tengo decidido. Será un regalo mío, para el hombre que me ha dejado tan feliz estas 30 horas.

Acariciaba el vello de mi pecho alargando su anuncio del lugar donde yo eyacularía.

Ana.- Echaras tu leche amorcito, dentro del culazo de la puta de mi hermana.

Rayos, esto si que no me lo esperaba; y por la cara de Pilar tampoco ella. Que retorcida me estaba saliendo esta putita. Ana me dio un morreo en el que me llego su lengua a la garganta. Que vicio que tiene. Los dos nos giramos a la vez a mirar a Pilar, que con la respiración alterada echo su asiento hacía atrás y lo puso horizontal; se puso a cuatro patas subiéndose su falda y mostrándonos sus nalgas. Ana le dio un azote. Pilar gimió.

Yo.-. Vaya par de hermanas; tenéis más vicio que el Marques de Sade.

Anita, con su cara de no haber roto un plato es viciosa, retorcida y una putita de cuidado (le di un besito en los morros) Pilar todavía no la conozco mucho, pero me parece una golfa de armas tomar (le di un pellizcó en los labios mayores)

Yo.- Bueno, se ha dictado sentencia a este culo y hay que ejecutarla. Ana, chúpame la polla para que vuelva a estar bien dura. Y yo, mientras, voy a preparar este culazo para que no esté demasiado cerrado.

Ana se había puesto a la faena mamándome la polla. Yo me situé detrás de Pilar y empecé a acariciar sus nalgas.

Yo.- Pilar, si en estos momentos fueras mi esclava, te metería la polla sin lubricarte el ano para que te doliera mucho; pero como no lo eres, voy a mojarte el esfínter con tus flujos para que entre mejor y con los dedos te lo ensanchare un poco para que padezcas menos. Aunque algo de dolor tendrás. El dolor es bueno para una sumisa, le cambia el carácter y la hace más dócil y sensata. Así que, cuando te duela que sepas que lo sé y quiero oír tus quejas; no las ahogues dentro de ti. Vamos allá.

Te di un fuerte azote y le metí dos dedos en la vagina totalmente encharcada. Pilar gimió bajito. Imitaba penetraciones con los dedos y así se embadurnaban mejor.

Yo.- Ahora voy a meter un solo dedo en tu ano (lo metí de dos apretones) Ya hay uno dentro Pilar relaja el ano o te dolerá más. ¿Tu también quieres que sea tu papá el que te folle el culo? O ¿quizás algún tío tuyo? O también podría ser ¿el novio de Ana?

Ana.- No soporta a Andrés.

Yo.- (Riéndome) Seguro que por eso estás con él, para molestar a tu hermana. Eres tan retorcida que no me extrañaría (acariciándole la mejilla mientras seguía chupándome el rabo) Venga Pilar, por quién te decides (le metí el segundo dedo)

Pilar.- Por nadie de esos. Quiero que me rompa el culo usted, el amo de la puta de mi hermana.

Yo.- Ya, ya, ya, (me reí con ganas) Lo dicho, vaya dos zorras.

Hacía círculos con los dedos, para agrandar el esfínter de Pilar. Ana ya hacía rato que había conseguido ponérmela lo suficientemente dura.

Yo.- Venga Ana, échale un salivazo al ano de tu hermana y dirige mi polla a ese agujerito.

Ana no se hizo esperar y escupió justo arriba del agujero; por gravedad iba bajando por la raja del culo y cuando estuvo arriba del esfínter apoyo mi polla en el lugar indicado.

Yo.- Pilar, como has preferido que sea el amo de Ana el que te folle, voy a ser duro contigo. Así que, suelta el aire de tus pulmones.

Primer empujón, medio glande entro. Pilar se movió hacía adelante por el dolor y se salió. Un fuerte azote y el consiguiente quejido de Pilar.

Segundo empujón, el glande atraviesa el primer esfínter. Pilar se queja. Ana le grita "¿notas como mi macho te rompe el culo puta? (le da un azote)

Yo.- Ana, ¿te gusta ver como entra en su culo?

Ana.- Me gusta igual que cuando me la metes a mí, ¿seré una voyeaur?

Yo.- Eres una golfa y puta (dándole un morreo)

El glande casi se sale por no estar atentos.

Tercer empujón, el capullo ya ha pasado el segundo esfínter y algo más. Pilar a gritado y se coge con fuerza a la tapicería del asiento. Noto como los esfínteres me presionan la polla con espasmos rítmicos. La cojo con ambas manos de la cadera y con dos empujones más la meto entera.

Pilar.- No, sácala me duele, me duele por favor.

Intentó cambiar de posición, pero al tenerla cogida de ambas partes de la pelvis le era imposible girarse o adelantarse. No hay salida posible. Ana se está pajeando con mucha rapidez, disfrutando con el dolor de su hermana.

Yo.- Pilar, fue mala elección elegir al amo de Ana. Esa persona es dura cuando tiene ocasión y cuando ve un culito cerradito le da por entrar rápido. Lo mejor de todo para ti es, que lo peor ya ha pasado. ¿Notas mi polla rompiéndote el culo cariño?

Pilar.- Me quema, noto que me has roto algo; sácala por favor; otro día te dejo, de verdad.

Yo.- A mi no me tienes que dejar nada, yo lo cojo maldita puta.

Y empecé las penetraciones lentamente, muy lentamente. Ana se acerco para no perder detalle mientras seguía masturbándose, era feliz. Pilar seguía quejándose y resoplando. Yo estaba disfrutando, aunque este culo era demasiado grande para mi gusto.

Yo.- Venga puta asquerosa, mueve este culo gordo para que yo disfrute más de esta enculada.

Pilar estaba llorando. Yo seguía con las penetraciones un poco más rápidas; aunque a veces volvía a las lentas pero más profundas. Si conseguía que Pilar disfrutara esta enculada, tendría otra perrita a mi disposición. Ana ya se había corrido y estaba tirada en el otro asiento recuperándose.

Yo.- Ana, quiero ver como os coméis las lenguas las dos.

Ana.- (Acercando su boca a mi oído) No quiero que disfrute, es mala.

Yo.- Hazlo por mí, por favor, princesa.

Ana dudo unos instantes y se tumbo en su asiento pero poniendo su cabeza al lado de la de su hermana. Le aparto el pelo para que yo viera la cara de Pilar y le empezó a dar lengüetazos en los labios. Pilar no respondía a la caricia. Ana le cogió del pelo y lo estiro y cuando Pilar abrió la boca para quejarse, le metió la lengua en la boca. Yo seguía con mis movimientos lentos o rápidos. Pilar ya no se quejaba, metí la mano a acariciar su coño y lo encontré relativamente jugoso pero espeso. Toque el clítoris y note su sorpresa, lo rozaba e iba creciendo; cuando se me secaba el dedo lo metía en su coño para mojarlo y vuelta a empezar. Hasta que Pilar empezó a jadear. Deje su clítoris, quería que su orgasmo viniera de su culo. Metí el dedo pringoso de los jugos de Pilar en el ano cercano de Ana. Ella se dio cuenta y dejo de besar a su hermana.

Ana.- ¿No puedes ver un culo cerca sin meterle algo, verdad?

Yo.- Sabes que tu culo es mi debilidad Ana (sonriéndola) Como me gusta veros morreándoos. Es puro vicio.

Pilar incrementaba el volumen de sus jadeos. Mis penetraciones ya eran más fáciles. Ahora Pilar empezó a mover su culo buscando su propio placer.

Yo.- Pilar, ahora si que te mueves puta culona.

Pilar.- Me gusta; me duele pero me gusta.

Ana.- Pues claro que te gusta, puta de mierda.

Cansado de la postura que tenía que adoptar yo dentro del coche. Le saque la polla a Pilar y le di la vuelta, quedando boca arriba; me puse sus piernas en los hombros y apunte a su culo, volviendo a entrar suavemente. Pilar la recibió con alegría. Ahora podía verle la cara de golfa que tenía y su sonrisa pícara. Le di un bofetón que la sorprendió.

Yo.- ¿Qué es esa sonrisa? Tu no puedes sonreír hoy, está claro.

Pilar.- Sí, amo.

Los labios exteriores del coño de Pilar estaban enrojecidos por la excitación. Creo que el bofetón la puso más cachonda. Los jugos del coño de Pilar salían a pequeños borbotones. Pilar se corrió gritando incoherencias; Ana le pellizco un pezón intentando cortarle el orgasmo, pero creo que no lo consiguió.

Yo.- Ahora me toca a mí.

Acelere las embestidas y al poco tiempo salió mi leche en el recto de Pilar. Caí encima de ella y nos besamos lentamente. Era mi primer beso a Pilar. Cuando me recupere un poco me salí de ella y me incorpore. Cogí a Ana de la nuca y acercándola la bese.

Yo.- Gracias por este regalito princesa.

Ana cogió mi polla manchada de semen pero sin heces y la limpio en la falda de Pilar, hasta que la dejo bien limpia.

Yo.- Ana, ¿quieres terminar de limpiarla tú con la boca? o ¿antes quieres que la limpie Pilar?

Ana.- Mejor Pilar antes, no vaya a ser que quede algo de mierda de esta puta.

Yo.- Pilar, a limpiarla (balanceando mi polla con la mano)

Pilar se levanto con dificultad; al hacerlo de su ano salió más liquido, manchando su asiento. Acerco su boca a mi polla con intención de mamaría; la detuve cogiéndola del pelo.

Yo.- Primero hazle una reverencia.

Pilar agacho la cabeza ante mi polla y abrió la boca esperando a que yo se la metiera. La tuve unos segundos esperándola y por fin la deposite dentro de su boca. Pilar cerro los labios y empezó a mamaría y juguetear con la lengua. Lo hacía bien. Se la saque y sus ojos la siguieron mientras se la acercaba a Ana; cariño disfruta de los últimos momentos mientras está morcillona. Te lo has ganado princesa. Ana me la cogió con la mano y se la llevo a la boca mientras me miraba a los ojos. Me amasó los huevos y dejo mi pene muy limpito. La saque de su boca y subiéndome los pantalones, la guarde.

Salí del coche a fumarme un cigarro, entonces me di cuenta de la atmósfera tan pesada que había dentro del coche. La brisa de la tarde me endurecieron los pezones por su frescura; encendí el cigarro y entonces me di cuenta de que una parejita me miraba con insistencia desde un coche próximo. Quizás habían visto algo de la fiesta del coche.

Yo.- Venga hermanitas salid del coche y que os dé el aire un poco.

Las dos se estaban arreglando el pelo dentro del coche y no salían.

Yo.- Que salgáis coño, no me oís zorras de los cojones.

Las hermanas salieron una por cada puerta y las situé una a cada lado de mi. Les pase el brazo a cada una por los hombros y les di un suave beso a cada una.

Yo.- Ahora os podéis arreglar aquí lo que queráis.

Ana.- ¿Te gusta que te miren? o ¿estas tramando algo? Aunque me parece que el de la derecha es un chico, ¿te vas a volver maricón a estas alturas?

Ana me cogió el paquete sobre los pantalones masajeándolo al mismo tiempo que se metía la mano bajo la falda a sobarse el coño. La parejita arranco el coche y se fueron rápidamente. Anochecía y lo peor era que no podía irme a casa con este olor a hembra y sexo. Las hermanas ya habían adecentado su aspecto.

Yo.- Disfrutad de este ratito de tranquilidad.

Les acaricie el culo a ambas sobre sus faldas.

Yo.- Pilar, ¿cómo va ese culo?

Pilar.- Me duele y me ha salido algo de sangre.

Le di un besito y le di un pequeño azote en su culo.

Yo.- Vamos a tomar unas cervezas, estoy seco. Elegid vosotras el sitio.

Entramos en una cafetería y las mande al baño a asearse. Me senté en una mesa y me pedí una voll-dam fresquita. La primera en salir del baño fue Ana, estaba radiante.

Yo.- Estás guapísima; ¿que has hecho?

Ana.- Follar contigo (sentándose a mi lado)

Me reí por su ocurrencia. Charlamos de cosas banales hasta que llego Pilar.

Yo.- Ya son las 8 de la tarde y el plazo se ha alargado mucho más de la cuenta; después del folleteo del coche no puedo llegar a casa oliendo a chocho. Así que, me voy a quedar esta noche en un hotel en Valencia. (Las dos quedaron expectantes ante mis palabras) Pero no pongáis esas caras, me tenéis la polla desollada de tanto follar y yo ya no soy ningún jovencito con el arma siempre lista. Me daré una ducha, cenare y a dormir. Por lo que, deberíamos dar por concluida nuestra cita de estos días.

Ana.- Yo podría ir contigo, no tengo nada que hacer hasta mañana al mediodía. También necesito unas horas de relax antes de llegar a casa y soportar a mis padres. Por favor, sabes que seré buena y obediente.

Pilar.- Yo tampoco tengo nada que hacer hasta mañana por la tarde. Y no puedo conducir de noche, tengo un problema en la vista que no me permite ver bien en la oscuridad. Y me muero de ganas de dormir con vosotros.

Yo.- No esperéis que mi amigo se vuelva a poner en estado de guerra; creo que las baterías se le han acabado por hoy.

Ana.- Vale, no hay problema.

Pilar.- De acuerdo, ¿pero podré dormir cogida a ti? (mirándome)

Ana.- Yo también quiero eso, que anoche fue muy agradable.

Yo.- Sois muy persuasivas las dos. Y cada vez más putas. De acuerdo entonces. Que salga una y busque un restaurante cercano. Que no sea un macdonal o similar.

Pilar se levanto y salió de la cafetería; Ana fue a la barra a traerme otra cerveza. Se me arrimo para hablarme bajito de lo bien que lo habíamos pasado y que aunque le gustaría tenerme para ella sola, aceptaba de buen grado la compañía de su hermana si yo así lo deseaba. Le di un tierno beso en los labios en agradecimiento. Bebí de la nueva cerveza.

Cual no sería mi sorpresa, cuando me di cuenta que enfrente nuestro se había sentado la parejita que nos había estado observando en el coche. Se lo dije a Ana y mirándoles les sonrió.

Ana.- ¿Será casualidad o nos siguen?

Yo. No lo sé; les llamará la atención que un cincuentón se tire a dos chavalitas tan buenotas. Vamos, demuéstrales que además de estar buena eres una golfa de cuidado. Gira un poco tu silla hacia ellos, súbete la falda y abre las piernas que te lo vean bien.

La mesa impedía que el resto de la gente de la cafetería pudiera ver lo que hacía Ana. Le pase un brazo por encima del hombro y le apreté descaradamente la teta. Ana me lamió esa mano. La parejita estaba muy nerviosa y miraba a escondidas sin mantener la vista.

Yo.- Voy a mear, si te apetece sigue con el espectáculo.

Cuando regrese a la mesa Pilar ya había vuelto; Ana seguía subiendo la temperatura del local y la parejita estaba coloradota. Me senté y antes de que Pilar pudiera decir nada le di un morreo. La jovencita se quedo con la boca abierta.

Yo.- Dime Pilar ¿que hay por aquí cerca?

Pilar.- Un restaurante de barrio, una tasca donde se puede cenar tapeando y un chino. No he querido ir más lejos porque lo querías cerca.

Yo.- ¿Qué os parece la tasca?

Las dos mostraron su aprobación; me levante para ir a pagar y al pasar al lado de la parejita cogí la cerveza de la chica y me la bebí casi toda de un trago.

Yo.- (Dirigiéndome a la joven pareja) Este trago, en pago del espectáculo que habéis tenido. Buenas noches.

Esperaba en la barra al camarero para pagarle las consumiciones y cuando se acerco a mi, el jovencito dijo en voz alta "no le cobres Rafa, yo lo pagare" Me gire hacía ellos, sonreí y les mandé unas lacónicas "gracias"

Salimos de la cafetería y le cogí a Pilar la mano.

Yo.- Venga cariño, guíanos a esa tasca.

La calle ya estaba oscura, eran las 21 horas; no habíamos recorrido ni 200 metros cuando oímos un "Señor disculpe". Nos giramos y ahí estaba la parejita; él a unos 3 metros de nosotros y ella materialmente escondida detrás de él.

Jovencito.- Señor perdone, queríamos hablar con ustedes.

Los mire de arriba abajo, eran de veintipoquitos años, él era alto, melena castaño claro y muy delgado; ella algo más baja, pelo rubio claro casi blanco, el culito no se lo veía bien por la falta de luz.

Yo.- La calle no es sitio para hablar con tranquilidad. Seguidnos.

Me gire y cogiendo a mis dos hermanas por la cintura proseguimos camino hacía la tasca. Al momento Ana se giro para ver si nos seguían.

Ana.- Vienen detrás los dos mirones.

Yo.- Claro. No volváis a mirar hacía atrás.

Llegamos a la tasca y busque una mesa donde cupiéramos los 5. Elegí la silla donde me iba a sentar yo, y les indique a Ana y Pilar que se sentarán una a cada lado de mi sitio. La parejita se detuvo a 4 metros de la mesa y aun estando yo de pie les hice un gesto para que tomaran asiento.

Yo.- Por favor, sentaros con nosotros. Voy a lavarme las manos, vuelvo enseguida. Si viene el camarero pedirme una cerveza.

La tensión se cortaba en el aire, la parejita toda temerosa y sin saber donde mirar. Y mis chicas no les quitaban ojo de manera desafiante. Cuando volvía del baño el chico hizo ademán de levantarse, le puse la mano en el hombro y haciendo presión hacía abajo le obligue a sentarse.

Yo.- No tengáis prisa, parecía importante lo que nos queríais decir. Aquí estamos más cómodos que en mitad de la calle. Hablad, por favor.

El chico.- (Aclarándose la voz) En primer lugar quisiéramos pedirles disculpas por haber estado observándolos cuando estaban en el coche. Nosotros solemos ir allí a ver el atardecer y nos pusimos junto a ustedes pensando que su coche estaba vacío. Como llevábamos las ventanillas bajadas, empezamos a oír lo que decían y como lo decían. Lo que nos llevo a pensar, que ustedes practican lo que en ciertos relatos que hemos leído se denomina "dominación".

Yo.- Un momento.

Haciendo callar al chico pues se acercaba la camarera. El joven sudaba y se frotaba las manos con nerviosismo. La chica tenía la mirada baja y cogía del brazo al joven.

Yo.- Sigue por favor (cuando la camarera se alejo)

El chico.- Pues eso, que nosotros hemos leído sobre dominación y queríamos tener más información al respecto y preguntarles .....

Yo.- Te expresas muy bien para no ser castellano parlante. Enhorabuena por tu castellano. ¿De donde sois?

El chico.- (Algo más tranquilo) Somos de cerca de Brujas, Bélgica y estamos aquí estudiando.

Yo.- ¿Amigos, novios, qué sois?

El chico.- Llevamos casados casi 2 años.

Vaya pareja de estúpidos, tan jóvenes y ya casados.

Yo.- Pues sí, tenéis razón; practicamos la dominación. Yo soy el amo o dominador y ellas las sumisas. Aunque esta (besando a Ana en la frente) no es nada sumisa, excepto conmigo. ¿Qué queréis saber?

El chico.- Pues ...... ¿si hay algún lugar donde se reúnen? O si hay donde sacar más información, o ......

Yo.- Por lo que dices, a mi me parece que os atrae la dominación, que fantaseáis con ella y que os excita; pero como los dos sois sumisos no llegáis al pleno placer. También me parece que vuestros padres son los que os obligaron a casaros tan jóvenes.

Los dos se quedaron callados y con la vista baja.

Yo.- ¿Quién de los dos manda en casa? (Silencio) Ninguno sobresale a la hora de tomar decisiones, ¿Verdad?

Ana.- Vaya pareja de pánfilos.

Yo.- Silencio Ana. Si quiero saber tu opinión ya te la preguntare. Y vosotros dos, sentaros derechos que os vais a caer bajo la mesa de tanto encogeros. Vamos a cenar.

Llamé a la camarera y pedí platos variados para aplacar nuestra hambre a base de tapas. Cerveza para todos y a cenar.

Yo.- Pues volviendo al tema que me preguntabas, no tengo ni idea donde se pueden reunir o donde puedes encontrar más información; supongo que en internet debe haber mucha.

El chico.- Y ustedes no podrían .......... enseñarnos (casi ni lo oí de los bajito que hablaba)

Yo.- Madre mía que día llevo. Lo siento chicos, estas dos zorritas me han sacado toda la leche y estoy agotado. Cuando acabemos de cenar nos iremos a buscar un hotel para pasar la noche, darnos una buena y larga ducha y dormir.

El chico.- Nosotros vivimos aquí arriba, en un piso grande con tres habitaciones con sus respectivos baños completos, aire acondicionado, camas grandes, telev .......

Yo.- Vale, vale, vale (le interrumpí y medite un momento tan golosa propuesta) ¿Qué opináis chicas? ¿Les damos unas breves lecciones?

Pilar.- Lo que el amo mande será obedecido.

Ana.- Nos prometiste que dormiríamos juntos los tres solos.

Yo.- Y dormiremos juntos princesa y en la cama más grande de la casa los tres solos. ¿Me vas a salir ahora celosa? putita. Bueno, para que no hayan dudas y las cosas estén claras ¿Queréis que vayamos a vuestra casa y mantengamos una sesión de dominación, donde vosotros dos actuareis de sumisos? ¿Es eso lo que me pedís?

El chico.- Sí.

Yo.- Rubia y tu ¿que dices?

La chica.- Si, amo.

Yo.- Que rapidez en adoptar status de personalidad. Pero todavía no te he aceptado como una de mis putitas. ¿Entendido rubia?

La chica.- Si, perdón.

Nos trajeron lo que habíamos pedido para cenar y mientras comíamos les expuse mis condiciones.

Yo.-Lo explicare rápido. Yo no soy el típico amo que mantiene una relación permanente de dominación sobre sus sumisos. Yo llamo a mis putitas y acuerdo un periodo de tiempo que puede ir de pocas horas a varios días. Entre mis visitas los sumisos pueden vivir su vida como más les plazca; pero no pueden relacionarse entre ellos con prácticas de dominación. Quiere decir que entre estas hermanitas y vosotros dos no podéis veros para realizar actos de dominación y/o sumisión. ¿De acuerdo los 4?

Asintieron todos.

Yo.- Me debéis obedecer siempre; mis castigos pueden ser humillación oral, azotes en culo, cara, tetas o pelotas (mirando al chico), pinzas en pezones, labios vaginales o pene, ataduras sin llegar a restringir la circulación sanguínea, lluvia dorada incluso haciendo que os la bebáis y otras cosas menos graves que en cualquier momento me puedan apetecer. ¿De acuerdo los 4?

Todos de acuerdo.

Yo.- Mientras yo no esté, podéis tener sexo con quien queráis (excepto mis otras putitas), pero vuestros culos son míos (mirando al chico) tranquilo, de momento nunca me ha apetecido sodomizar a un hombre. Vosotros dos como estáis casados, os dejo que folléis lo que queráis entre vosotros, pero nada de anal. ¿Conforme?

Todos de acuerdo.

Yo.- Ana, ¿falta algo más?

Ana.- Me mando más artículos, pero los importantes son los que ha dicho mi amo y señor.

Yo.- Y otro que ahora me ha recordado mi princesita. Siempre que os dirijáis a mí, vuestra corta frase terminara con amo o señor. ¿De acuerdo?

Todos conforme.

Yo.- Bien os acepto como sumisos míos. Si durante nuestras practicas de dominación queréis parar el juego, solamente debéis decir la palabra "Pirineos"

Yo.- Ya estoy cansado de hablar, cenemos que quiero ducharme. Parejita, a partir de ahora tú te llamaras "cabrón" y tú "guarra" Y por cierto guarra, levántate que quiero verte el culito.

La rubita se levanto y apartando la silla se dio media vuelta permaneciendo de pie.

Yo.- Haz como si recogieras una moneda del suelo sin doblar las rodillas; cuenta hasta 3 y te vuelves a sentar.

La guarra tenía un culito más pequeño que el de Ana, aunque musculoso y respingón. En pocas palabras un bocadito de dioses. El resto de clientes de la tasca vieron los movimientos de la muchacha y cuchichearón entre ellos. ¡Que pervertida es la gente!

Terminamos de cenar, cogimos las maletas y nos subimos al piso del Cabrón y la guarra.