Dominación de un sirviente (2)

Ese día el baño de la mañana tendría una novedad, mientras las mujeres disfrutaban de aquel hombre, yo tendría participación. Aunque la humillación que vendría no la esperaba....

así fue como Klaus la gozó como le provocó durante todo el rato que quiso. Para mí lo más triste fue oír la hermosa voz de Michelle decir frases que no iban con su delicadeza: -"qué rico me estás cogiendo"- , "has lo que quieras conmigo", "-qué pene tan grande y delicioso!-". Así fue como él llegó a subirse a la mesa y tomar la cara de Michelle con su mano para acercársela lo más que pudo, llegó el final de aquella sesión de placer, ella bebió su leche con ganas y le pasaba su lengua una y otra vez, mientras Ana me decía "-pronto tú también la beberás"-. Después de oír con temor esto último sus tías salieron y se encontraron con ellos en el patio. Ese día iniciaron lo que sería una costumbre en lo adelante: bañarse junto a la nueva pareja. Observé con envidia como se desnudaban las tías y junto a Michelle, rodearon al hombre y empezaron a lavar su cuerpo alabando su buena forma. Corrían sus manos por todas partes y sobaban sus grandes músculos, –"qué cuerpazo tan rico tienes"- decía Manuela mientras tocaba su gran culo. Ana y su sobrina se entretenían limpiando su pene, -"qué ricura!"- exclamaba Ana. –"delicioso"- respondía Michelle. El hombre estaba encantado con la atención que recibía de las damas, yo no podía seguir mirando cómo él disfrutaba y yo atado observando cómo gozaba.

Después de esa jornada de placer se me dijo que debía servirle a Klaus también, desde entonces debía obedecerlo y estar dispuesto a lo que quisiere. Así fue como después de sus sesiones de placer, yo era el encargado de darle un buen masaje recuperador. Él sin ninguna timidez se desnudaba y se echaba en la cama esperando mi servicio. Me sentía intimidado por su físico así que me sometí por completo, era más fuerte de lo que pensaba, sus piernas eran gruesas y duras. Así que traté de no incomodarle. -"Por eso ando sólo con un traje de baño ajustado cuando estoy en esta casa"- dijo. -"para que las mujeres se deleiten la vista y me permitan vivir junto a ellas"-. Asentí para agradarle, -"cierto, las mujeres se derriten observando su hermoso cuerpo"-. Mientras masajeaba su espalda, entendí que no había forma en que pudiese competir con él, ya era el hombre de la casa. -"a Michelle me la gozo con ganas"- se jactaba. -"con qué deleite me lo chupa"-, -"me lo deja mojadito"-. Debía oír y guardar silencio dado que nada podía hacer, al menos me reconfortaba que Michelle estuviera con un hombre de verdad que la hiciera disfrutar.

Un día hubo una variante en el baño de Klaus junto a las damas. –"nos vas a servir bien"- ordenó Ana, tomándome por un brazo. Ahora debía usar una ropa interior rosa mientras los acompañaba. Me iban a dar participación, pero vaya humillación que me esperaba. Las mujeres se desnudaron y entre todas desvistieron a Klaus, mientras yo debía acomodar sus ropas para que no se doblaran y traer el jabón y las esponjas con las que lavarían su musculoso cuerpo. Así es que las mujeres estaban encantadas pasando sus manos sobre él. Ana de pronto dijo: -"ahora tú vas a servir para algo"-, me encontraba excitado por la escena que estaba presenciando, no podía creer que Michelle estuviera desnuda tan cerca de mí, su hermosa espalda ahora mojada lucía sus abundantes pecas más bellas que nunca. Fui tomado del brazo, obligado a detenerme en frente de Klaus y a arrodillarme. –"pídele que te permita mamar su gran pene"-. Negué con la cabeza y enseguida recibí un golpe de la propia Michelle, -"que lo hagas te digo"-. Ahora también era sometido por ella así que obedecí. –"permítame mamarlo"- dije. De nuevo recibí otro regaño, -"dije que le suplicaras!"- insistió Michelle. Estaba apenado y excitado al mismo tiempo, así que obedecí: -"por favor, permítame el honor de saborear su gran pene"-. Él tomó mi cabeza y ahí, delante de mi amor platónico y sus tías me encontraba yo, por primera vez, chupando un pene enorme escuchando sus risas y burlas. Los minutos pasaron y sus huevos grandes y duros también debían pasar por mi boca, los chupé e intenté darle el mayor placer a Klaus para que no se enojaran más conmigo. -"dile cuánto te gusta"- intervino Manuela. –"está delicioso" respondí. –"agradécele lo bueno que es al permitirte saborear esa exquisitez"-. Respondí: -"es usted muy amable al ofrecerme sus riquezas y permitirme deleitarme con ellas"-.

Esa mañana transcurrió entre burlas hacia mí y ordenes que debía cumplir. Las mujeres estaban tan excitadas que peleaban entre ellas para mamar el pene de Klaus, -"tú fuiste la primera la última vez"- dijo Manuela. –"pero tú lo tuviste más tiempo"- respondió Ana. -"es mi hombre"- replicó Michelle. Klaus las calmó: -"hay oportunidad para todas, no discutan"-. Mientras me tomaba de un brazo, las damas se daban banquete y se turnaban para mamarlo. Me acercó a su culo y me dijo: -"ahora vas a comerte mi gran culo". Me acerqué y sus nalgas eran grandes y redondas, al abrir la boca y comenzar a lamer sus nalgas ya me imaginaba la burla de las mujeres al haber caído tan bajo. Pero lo peor estaba por venir

(de nuevo, si los comentarios son buenos, escribiré la tercera parte =)