Dominación, al final de la escalera
Breve relato, de los pensamientos de una de mis chicas, mientras la someto. Creo que gustará más a mujeres, que a hombres. Discúlpenme los señores.
Relato ficticio.
Mis iniciales son ZBM y soy una de las putas perras de mi amo, Vicente.
Quiero relataros los pensamientos que he tenido, la última hora y media que he pasado con mi amo.
No aguanto más, el dolor que me provocan las pinzas en los pezones. ¿Cuándo vendrá mi amo a quitármelas?
Ni puedo ver, ni oír; el antifaz está bien ajustado y por los auriculares solo oigo música continuamente. Lo que sí noto, son pequeñas corrientes de aire sobre mi desnudo cuerpo. Podría ser mi amo, u otra gente, que él haya traído.
Por favor, que me quiten las pinzas. Pero no puedo pedirlo; mi amo, Vicente, me ha prohibido hablar. No quiero enfadarle; si lo hago, me azotará las nalgas. Y solo quiero, que me las azote, por su placer; no, como castigo. Y además, sus tiernas manos, le dolerán por mi culpa; si me azota el culo. No quiero eso.
Alguien me ha escupido en la cara. Ha sido Vicente, reconozco su olor, huelo el aroma de su brandy entre la saliva que me recorre la cara.
¿Habrá estado, sentado en el sillón que hay delante de mí?
¿Recreándose en la visión de mi cuerpo? Viendo como el dolor de las pinzas me hacen encorvarme poco a poco. Me gustaría que fuera así. Que disfrute de mi cuerpo como él crea conveniente.
El dolor de mis pezones se ha irradiado hasta mi espalda; en la columna vertebral siento el mordisco de las pinzas en mis pezones.
Tengo la boca seca. No sé el tiempo, que llevo atada de pies y manos en forma de cruz. Noto una vibración en la espalda, han cerrado la puerta de la calle. ¿Se habrá ido él? o ¿habrá llegado alguien? Agudizo el oído, pero ningún sonido, sobresale por encima de la música de los auriculares.
Alguien a tocado una de las pinzas, se agudiza el dolor.
Me quita las dos pinzas; y al hacerlo, el dolor se incrementa. Me lame los pezones; se mezcla el dolor y el placer. Cuanto le gusta llevarme a esta situación a mi amo. Y a mí, me encanta. Que gusto me está dando mi amo en las tetas. Mis senos se están endureciendo, elevándose, buscando esa lengua, que tanto nos gusta.
Saco mi lengua para lamerle la frente a mi amo. Me da un bofetón, por mi impaciencia. Él marca el ritmo; yo, a disfrutarlo o a padecerlo.
Vuelvo a notar su olor, su respirar sobre mi cara. No le veo, no le oigo. Pero sé, que él, está ahí; a un palmo de mi cara; ¿porqué no se acerca más? Béseme, escúpame o pégueme, pero hágame algo, por favor, amo.
Mi corazón va muy rápido por la excitación. De mi coño, chorroso, han salido abundantes flujos que ya llegan a una de mis piernas.
Vicente. Amo; tóqueme, roce mi piel y me sentiré la mujer más dichosa del orbe. La punta de uno de sus dedos, me transforma cuando me toca, y me hace sentir mujer, mujer amada, querida, deseada. Aquí tienes a tu puta; pide y se te dará sin explicaciones.
Está soplando a mi cara; sonrío y abro la boca. Quiero más, amo. Sabe que desde que me dio el primer azote en el culo, y después me acarició; soy suya en cuerpo y alma.
Me toca la vulva, siento un dedo apartar mis labios mayores. Quiero gritar, pero sé que no debo; me muerdo el labio. Lloro, no sé si de dolor o de alegría. Sigua amo; entre en mí.
Roza mi clítoris, y lo abandona, para introducirse en mi vagina, en su coño. Pero amo, un dedo es poco, métame la polla por favor, use a esta puta como guste.
Su otra mano la pone en mi nuca; acaricia mi cuello, y yo, ronroneo como gatita en celo. Su lengua recorre mis labios, despacio, muy despacio. Y me la mete en la boca; gracias, amo. Mi lengua cobra vida propia, envuelve a la de él, la abraza, la acaricia.
Que caliente que estoy. Y su dedo, sigue en mi coño, entrando y saliendo, también muy despacio. Su polla, amo. La necesito.
Yo vivo en la quinta planta de este edificio. Pero al final de la escalera, en la sexta planta, vive mi amor, mi amo. Él me llama, desde su piso, golpeando su suelo. Cuando lo oigo, subo enseguida, con alegría, deseosa de verle y ponerme a sus pies.
Ha sacado su lengua y su dedo. Mi cuerpo a quedado vacío de él. Me desata las manos y hace fuerza en mis hombros para que baje, me pongo de rodillas e instintivamente abro la boca. Me quita los auriculares; ¿quizás quiera hablarme? Pero no oigo nada; mi amo no me dice nada y eso es un gran tormento ¿Porqué? Debo ser más buena con él, más obediente, no soporto su indiferencia. Quiero. Necesito que esté encima de mí, siempre.
Lo presiento cerca, su olor me causa una quemazón en la entrepierna. Oigo justo delante de mí, el ruido de una cremallera. Ojalá sea lo que pienso. Mi amo se saca la polla para mí. La boca se me hace agua, por la proximidad del manjar. Algo me ha rozado los labios ¿Dónde está?
¿Dónde está? Amo. Los segundos pasan. Nada. Me desespero, él tiene que estar notándolo, me conoce perfectamente. Ha apoyado su verga en medio de mi frente. Se divierte con mi desesperación.
Sé, que no debo mover la cabeza; si lo hago, se acabará el juego y recibiré unos azotes. Bajándome a mi casa, sin el premio esperado. Pero ¿quién puede estarse quieta? Va bajando el glande por encima del antifaz, llega al borde de mi boca y para. Mi coño ya no puede estar más mojado. Mi amo aprieta su polla contra mi mejilla. La mueve hacia mi boca e introduce su capullo. Por fin puedo lamer ese glande que me fascina; lo retengo con mis labios, es suave, es mío.
La mete más profundamente; sigo lamiéndola, disfrutando de ella. Mi amo, la mueve muy despacio dentro de mí.
Muévela más rápido, amo. Nunca he tragado el semen de nadie, pero el suyo dejaré que resbale por mi garganta. Pero, déjeme hablarle, pedírselo, suplicárselo, amo, Vicente.
Su polla ha dejado de moverse dentro de mí boca; espero quieta, y lentamente voy moviendo la cabeza. Sé que lo tengo prohibido, pero me arriesgo, sabiendo que te estoy desobedeciendo. No me abofeteas, sigo mamándotela; cada vez con un recorrido más largo, más a mi gusto. Ya la saco casi toda, y me la meto todo lo que me cabe. Una y otra vez, esto es mi felicidad, darte mil mamadas y tenerla en mi boca horas y horas.
Me gusta tu polla, tanto cuando está bien dura; como cuando está blandita después de haberte corrido. La quiero siempre en mi boca, esté como esté.
Si yo supiera tus pensamientos, tus expectativas; serían mi mayor ansia el que las consiguieras.
Noto su polla vibrar, y lamo su capullo con fruición, con deleite. Sé que no se correrá todavía, lo intuyo, lo sé. Mi amo, mi amor, Vicente.
Sacas tu polla de mi boca; y empujándome levemente hacia adelante, me pongo a cuatro patas. Sí, amo. Fóllame el culo.
Lo sabía, yo también le conozco. Sé que gustas de comprobar, si mi novio me ha abierto el ano últimamente. Si lo nota distendido, me azotará. Pero lo va a encontrar cerradito. Mi ano es suyo, desde que lo reclamó para si. Noto la punta de su polla en mi ano; aprieta sin mojarlo previamente. Me duele, pero siga, amo. Entra tu glande y sudo. Tengo calor y frío a la vez.
Me coge el pelo y estira de él; giro mi cabeza sin verle. Tira más de mi pelo y abro la boca por el dolor, mete su lengua en mi boca. Con ese hecho, calma todos mis dolores; nos besamos con pasión, como si fuera nuestro último beso. Le amo, me derrito toda, pídame una estrella y volare a traérsela; o moriré feliz en el intento.
Aprieta y entra la mitad de tu verga, de mi polla. Empujo hacía atrás y entra toda, no podía esperar más. Es mía, toda mía. Mañana, Dios dirá. Pero ahora, ES MÍA. Me recreo en el invasor de mi ano, en su dureza, en sus caricias en mi espalda. O en ese azote cariñoso que me ha dado en la nalga, que sé que es de complicidad.
Ayer me dio su leche en la boca. Hoy, sé, que toca inundar mi culo. Empieza el bombeo, sus penetraciones lentas que me vuelven loca. Largas, desesperantes por que yo quisiera que me reventara el culo, ya, a pollazos. Pero usted va lento, pausado, sabiendo que me desespera con su tranquilidad.
La saca toda, espera; y para mí el mundo se detiene. La vuelve a meter hasta el fondo. ¿Qué no me quiere? ¿He hecho algo mal? Por que me maltrata de esta forma tan cruel. Por fin, acelera sus embestidas sobre mí. Solo el sonido de su pelvis contra mis nalgas se oye en la habitación. Me quita el antifaz de un tirón; la luz me molesta. Pero soy feliz, por que cuando me gire le veré. Mi amo, mi amor.
No tengo necesidad de tocarme el coño, el placer me llega del ano, que usted me perfora. Fuerte, dele fuerte. Déjeme hablarle, amo. Mis jadeos son mi idioma, pero quiero decirle más cosas, que le amo, que huelo su aroma en el ascensor y me mojo toda. Tengo el culo ardiendo, el placer me invade, pero quiero aguantar. Sé, que está esperando a que yo me corra; y cuando lo haga, usted estará liberado para buscar su placer y todo acabará.
No puedo controlar mi excitación, me doblo toda, la mente se me ilumina de luces sicodélicas. Tengo frío y calor a la vez. Mi corazón se va a salir del pecho y me falta el aire. AMO, ............ me corro.
No sé el tiempo que ha pasado, unos segundos, o quizás minutos. La polla de mi amo sigue dentro de mi culo y me embiste con desesperación. Una y otra vez; una y otra vez. Vicente me coge fuerte de las caderas y aprieta para incrustarse dentro de mi intestino. Grita, mi amo, su corrida, las palabras más bellas que podré oír. Y una oleada de calor, inunda mi ano, su leche está en mí; que más puedo pedir.
Mi amo se deja caer sobre mi espalda, despacio, con delicadeza; pero demostrándome su agotamiento. Su agitada respiración en mi nuca, podría desencadenarme otro orgasmo; su sudor se mezcla con el mío. Me besa en el cuello.
Mi amo.- Princesa, eres un sol.
Y me vuelve a besar, adonde llega con sus labios. Me derrito. Este placer más controlado me llega más al alma, que al cuerpo. Mi amo, me quiere; me he portado bien con él. He sido su perrita buena. Esta noche dormiré relajada, por que he hecho feliz a mi amo. Espero que mañana, también.