Dominación a distancia
Historia de la dominación de una pareja joven que vive su sexualidad a distancia.
--- Es mi primer relato. Basado en hechos reales. Espero que os guste y agradeceré todo tipo de feedback. ---
Eva y yo ya habíamos coqueteado con el pasado, cuando vivíamos en la misma ciudad, con la dominación. Los azotes, alguna norma, rozar la humillación… Es algo que no era muy inusual en nuestros encuentros.
Como todo, esto de la dominación, es parte de un proceso. Un proceso que se vio interrumpido cuando por motivos laborales cada uno nos tuvimos que mudar a diferentes ciudades para seguir con nuestro desarrollo profesional, pues somos jóvenes.
No era la primera vez que nos masturbábamos uno frente al otro por videollamada, o nos calentábamos de forma en la que alguno acaba explotando de placer; y de rencor con uno mismo por no tener al otro delante para hacerle cuánto se nos venía a la mente.
Eva y yo nunca hemos tenido demasiados tabúes en el sexo. De forma especial, por las últimas veces que lo habíamos practicado, conocía que el mundo del BDSM del que aún poco conocía y conocíamos, le volvía loca. Esto era fácilmente controlable cuando le azotaba, le pegaba o hacía que se sintiera como una marioneta puesta de rodillas ante mi para darme placer. Cuando esto pasaba, su lubricación era constante, su coño, siempre perfectamente depilado dejaba caer las gotas que recorrían sus delgados muslos mostrando su estado de excitación. Sus orgasmos, eran más intensos, así lo demostraba con sus gemidos, sus contracciones vaginales y sus incontrolables espasmos tras correrse.
La distancia (y el covid) nos arrebató todo este mundo que conjuntamente estábamos descubriendo. Sin embargo, las tecnologías ayudan y decidí prepararle una sorpresa a Eva, que sabría que tardaría en olvidar. Su primer día como sumisa, a distancia.
Con un mensaje dándole los buenos días, le advertí de que su día como sumisa empezaba. Le deseé a mi perra que tuviera buenos días y le marqué los límites y las normas que teníamos:
- A partir de ahora me llamarás de usted y de señor. Aún no te has ganado el derecho de decirme amo. Serás consciente de que eres mi perra para uso y disfrute.
- No te masturbaras analmente. Eso me lo reservo para mí.
- No puedes negarte al amo. Si lo haces, todo acaba.
- Tienes prohibido correrte hasta nuevo aviso.
Su respuesta fue concisa:
- Si señor…Pero trátame bien.
Como sabía que trabajaba durante la mañana, mi primera orden como su amo fue la siguiente:
- Debes de enviarme 3 videos distintos masturbándote. Cada uno de ellos en diferentes momentos de la mañana, usando diferentes métodos de masturbación. Por supuesto, en ninguno de estos videos tienes permitido correrte. Preferiblemente, un video en el espacio de la mañana. Aunque se que las putitas también trabajan para alimentarse, en el trabajo no dejan de ser putitas. El video comenzará cuando empieces a masturbarte y acabará cuando estés al límite de correrte, pues eres una putita que necesita permiso para ello. Te hago saber que me tienes la polla bien dura, está deseando que llegue uno de tus videos para correrse viendo lo perra que eres. Que disfrutes de la mañana.
- Si señor… Lo intentaré
Conocía que Eva estaba en la oficina trabajando, mojando sus bragas, con todo esto en mente. Eran ya las 11 de la mañana y Eva solo me había respondido con afirmaciones. Mi perra no me había dado los buenos días.
- Buenos días por segunda vez Eva. ¿Las 11 de la mañana y aún no me has dado los buenos días? Vete al baño de la oficina y auto azótate. Quiero que me envíes una foto con tu culo rojo y una nota de voz pidiéndome el perdón que merezco.
Acto seguido recibí celoso la foto y la nota de voz, pensando que podría ser yo el que le pusiera el culo así, haciéndola gemir y que se le saltaran las lágrimas.
Su primer vídeo no tardó en llegar. Sentada en la taza del baño de mujeres, usando sus propios dedos y sin quitarse el tanguita que llevaba. Como una buena zorra. Le di la enhorabuena. Sus gestos de placer, finalmente se mezclaban con los de la amargura de no poder correrse, junto con el miedo de que alguna de sus compañeras de oficina se enterasen de lo puta que era mandando videos a esa hora de la mañana, a la otra punta del país.
Lo siguiente era la vuelta a casa, conozco sus horarios y las líneas que coge de metro.
- Hola Eva.
- Hola señor.
- Sería muy egoísta por mi parte no compartir a mi perra. Quiero que cuando llegues al andén del metro, en lo que tarda el tren en llegar, escojas a un señor a tu elección y se la pongas dura. ¿Entendido? Te estaré vigilando
- Que vergüenza… Si…
Lo maravilloso de las nuevas tecnologías es que puedes ver todo lo que quieras. La comunidad de Madrid dispone de distintas cámaras que ofrecen video en directo las 24h, curiosamente había una en el anden donde Eva cogía el metro todas las tardes de vuelta a casa.
La vi llegar, con sus tacones medias y falda. El andén tal y como esperaba estaba repleto de gente en hora punta. Estuvo dubitativa con su pequeña espalda pegada a la pared hasta que pareció encontrar un objetivo.
Él era corpulento y de mediana edad. Entre todo el bullicio de gente mi perra lo tuvo fácil. Simplemente se colocó delante de él, inclinando su culo ligeramente para rozar su pantalón. A través de la baja calidad de imagen que tenía incluso se podía comprobar como le hacía gestos a su compañero de al lado, ambos trajeados, del calentón que le estaba dando aquella guarra. Rápidamente llegó el metro y Eva decidió entrar por una puerta distinta a la de ellos, para no cruzárselos, probablemente, muerta de la vergüenza.
Tras su llegada a casa recibí el siguiente mensaje:
- Hola señor. Casi me muero de la vergüenza pero creo que nunca me había sentido tan puta y a la vez tan cachonda. Me ha costado horrores no correrme, pero aquí tiene el segundo video, ya venía muy estimulada del metro, espero que entienda que por eso es tan rápido.
En el video se le podía observar masturbándose con uno de sus consoladores que tanto conozco. Apenas duraba 2 min pero no era difícil intuir que se estaba controlando sus ganas de mearse encima, ese sonido que su consolador pequeñito y con una curvatura hacía entrando y saliendo de su estrechito coño, es inconfundible.
Tras un rato merecido de descanso, le ordené a mi puta lo siguiente.
- Baja al súper a comprarte la cena. Pero hazlo sólo con tu abrigo beige. No quiero que lleves nada más. Me mandas una foto cuando estés en el ascensor.
- Señor, el abrigo tiene una tela muy áspera. Me hará daño.
- Es momento de que tus pezones también conozcan ese dolor que ya ha experimentado tu culo esta mañana en la oficina.
- Sí señor.
La foto era un total gusto para los sentidos. Un abrigo largo de tres cuartos que cerraba a media altura con un insinuante escote. Estoy seguro de que si te acercabas desde una posición de altura, se podía observar que no había nada debajo, pues le quedaba un poco holgado.
- Señor, el chico del súper me ha regalado las verduras. Me ha dicho que así, vuelva cuando quiera, se ha dado cuenta. Me he ido totalmente avergonzada.
- Así me gusta, que seas una puta provocativa.
Un rato antes de llegar la hora de la cena recibí el tercer y último vídeo. Esta vez con el satisfayer. No es el primer vídeo que recibía de ella con el satisfayer y todos han acabado siempre con un abundante squirt. Se le podía ver en la cara el sufrimiento que tenía por no correrse.
Mi perrita se había portado bien durante todo el día, e iba a tener su esperada recompensa, pero tenía para ella una recompensa final.
- Hola Eva, ¿Quieres correrte?
- Sí, señor. Estoy deseando…
- Pero no podemos dejar de compartir este gran momento…
En ese momento le di un usuario y contraseña que tenía preparado de una página de webcams amateurs para compartir con el resto de pajilleros sus orgasmos acumulados.
- Avísame cuando estés lista.
- Ya estoy retransmitiendo señor.
En lo que tardé en conectarme en mi ipad, ya había 40 personas viendo a mi perra empezarse a tocar. Poco tardó en correrse, la lista de personas iba subiendo dada la capacidad que se le veía a Eva y su coño sediento de polla.
Con nada más que sus dedos y sin más que su imaginación de todas las vivencias de ese día se llegó a correr hasta cuatro veces. Ahí llegó mi último mensaje:
- Regálale un squirt a todos tus chicos que te observan, no los dejes con las ganas.
Vi como leia mi mensaje en directo e inmediatamente cambió a uno de sus consoladores y tardando menos de dos minutos, regaló un intenso squirt a todos sus espectadores.
- Buena perra. Tendrás tu recompensa físicamente la próxima vez que nos veamos en persona. Ahora descansa.
- Gracias señor.