Domando un corazón salvaje

Se acerco a él y le beso, le agarró del pelo y tiro de él hasta meterlo en el baño, con la mano que le quedaba libre empezó a acariciar su cuerpo, empezó por su culo apretado, subió por su espalda con aquella piel tan suave y llegando por último a su pecho, esos pedazos de pectorales.

Sigrid estaba en su casa descansado en el sofá, después de una semana dura de trabajo, cuando recibió un wasap de sus amigas Alba y María diciendo de ira cenar al bar de siempre en el barrio ; no tenía muchas ganas ya que desde la pandemia se sentía alicaída. Decidió animarse ya que entre la pandemia y que sus amigas se habían ennoviado no se veían. Se puso algo cómodo ya que se había lesionado en el gimnasio en la pierna, cogió el bolso y salió.

Esa noche el bar al que solían ir tenía más afluencia de lo normal, habían montado un circo por la zona. La mesa en la que solían ponerse estaba ocupada y Alba y María ya habían pedido.

María estaba muy pesada con que tenía que conocer a alguien ¿cómo iba a tener ganas de salir con nadie? estaba aburrida de los hombres ya ni en la cama se sentía cómoda; total ¿para qué más podían servir? Pensaba con indignación.

Con el bar de bote en bote, unas vistas de ganado estupendas y las cervezas, no paraban de reírse de las tonterías que decían. Cuando María vio al tío más impresionante que Sigrid había visto nunca.

  • Chicas, ¿habéis visto qué pedazo de tío? Dijo María.

  • Oh dios, pero qué culazo tiene. Contesto Alba.

  • Madre mía, ya estáis otra vez igual. Dios para que os habré dado ideas, ahora me machacáis todo el día, ¿es que no entendéis que soy feliz sola?

Después de varias cervezas a María se le ocurrió jugar a las “adivinanzas” juego en el que tenían que descubrir la vida de las distintas personas y la primera que tuviese algún roce tenía que averiguar a que se dedicaban. Las que perdían pagaban la siguiente ronda. Por lo que María, ni corta ni perezosa, se puso a insistir.

  • Venga vamos a jugar, vamos a jugar.

  • Otra vez no, que siempre me la liais. Si la culpa es mía por enseñarles estas cosas, claro ahora llevan 4 cervezas y una de chupitos y se me ponen pesadas, en fin, sarna con gusto no pica y siempre gano jajajaja. . Pensó Sigrid con picardía.

  • Oh venga no seas un corta royos. Dijo Alba vacilando. - yo digo que es arquitecto, con ese culito y esas manos no puede ser otra cosa.

  • Vale, pues yo digo que es médico, me dejaría oscultar de pies a cabeza jajajaja. Contesto María

  • Venga Sigrid te toca.

La verdad es que el tío está buenísimo con esas tetitas que tiene, dios le besaría esos pectorales toda la noche; el culito no está mal empezó a pensar Sigrid. * pero... ehh esa cara de pijo que tiene me pone ya empezaba a soñar despierta, lo pijos eran su debilidad, pero su experiencia no era buena. céntrate, pijos no pijos no…*

En fin, que podía hacer, sus amigas creían que la animaban con esos juegos. Al final respondió:

  • Yo digo que es político.

  • Venga ya, no digas tonterías. Dijo Alba. -con ese culo es imposible.

En lo que sus amigas discutían, Sigrid se fue al baño cojeando, ese maldito golpe la tenía agotada. A la que salía del baño se chocó sin querer, cuando levantó la mirada resultó ser el chico del que estaban hablando, ya volvía ensimismarse * dios míster tetitas, pero ¿cómo se pueden tener semejantes pectorales? * si se cruzaba con él le tocaba preguntarle a qué se dedicaba- vaya rollo.

  • Perdona no te he visto ¿estás bien?

que chico más amable con la gente que hay con un palo metió por culo

  • Sí, lo siento, no te he visto pasar. Contesto Sigrid mientras alzaba la mirada fijándose en sus ojos marrones profundos como la caoba, su pelo negro con un tupé y esos labios carnosos. Cuando él sonrió le temblaban las piernas de nerviosismo.

¿pero qué me pasa? Esto no es normal tíos como este hay más que botellines y ya sabes que luego te flojean. Solo me falta que me sonría y empapo las bragas

  • Disculpa ¿seguro estás bien? -insistió él mientras sonreía y ver que no reaccionaba

Sigrid, di algo, va a pensar que eres tonta

  • Eh, ah, sí, no, no es nada, gracias.  Contesto intentando disimular.

  • Se te ve fuerte.

Él la tenía sujeta del brazo, no se había enterado, pero quien si estaba enterado era su conejo que estaba para servir en salsa.

Que excusa más mala para decirme algo , a ver por dónde sale el repeinado este

  • Jajaja si y un culo que casca nueces.

  • Eso no puedo decirlo hasta comprobarlo.

Esa respuesta sí que la pilla desprevenida ya la he cagado de nuevo seré idiota soy una boca chancla a ver como salgo de esta, normalmente se me quedan noqueados y encima estoy mojada, esta noche me saco a pepito tenía que pensar rápido no podía ser ella la que quedase como una pánfila.

  • Para eso tendrías que ganártelo guapo jejejej-. Dijo con descaro.

En ese momento él no dijo nada, Sigrid se quedó satisfecha se dio la vuelta para salir del baño y él le pego una buena nalgada. Su cara un poema no sabía cómo tomárselo, le miró de arriba abajo y noto que la tenía dura. No, éste no se le iba a escapar, no al menos esa noche.

Se acerco a él y le beso, le agarró del pelo y tiro de él hasta meterlo en el baño, con la mano que le quedaba libre empezó a acariciar su cuerpo, empezó por su culo apretado, subió por su espalda con aquella piel tan suave y llegando por último a su pecho, esos pedazos de pectorales.

Él quería resistirse a su agarre, empezó a acariciarla desabrochándole el botón del pantalón * este no se anda con rodeos* pensó Sigrid. Empezó a notar como el restregaba ese pollón por sus caderas. Mientras él quería bajarle el pantalón, pero no iba a dejarle aquí, quien mandaba era ella o eso creía.

Él se zafo de su agarre la cogió con fuerza y la puso de espaldas a él, la dio otra nalgada; esta iba más fuerte, unas más como esta y le dejaría el culo bien coloradito. La apretó contra él mientras le metía una mano por la camiseta subiendo hacia su pecho y acariciándolo mientras su otra mano se la metía por el pantalón acariciándola su conejito.

  • Estas empapadita, tenías buenas ganas eh-. le dijo él con sorna.

Sigrid se sonrió para sí. Mientras él con la mano seguía a acariciándola bajo el pantalón, no hacia otra cosa que arrepentirse quien la había mandado ponerse pantalones ese día, de haberlo sabido llevaría una falda bien corta y cómoda Mientras él volvía a restregar su verga eréctil por su culo, ella empezó a buscarle la polla con la mano para acariciársela. - ohh ¿cuándo se la había sacado? Quería darse la vuelta, pero él no la dejaba y la sujetaba ¿este que se cree que va a poder conmigo? Pues lo lleva clarito Pensó con chulería, que era ella quien dominaba la situación, que ironías.

En ese momento él la empujó hacia delante poniéndola el culo en pompa y se la metió de un estacazo; entro toda de una, tenía tantas ganas de tenerla dentro que tuvo su primer orgasmo empapándose aún más.

  • Oohhh madre, ¿tú que tienes hay? ¿Tienes complejo de burro? Le dijo alucinada por el tamaño de su verga.

  • ¿Te gustan los animales fiera? Dijo él divertido y excitado. -vas ver lo que hace un buen domador con las fieras como tú.

El seguía penetrándola una y otra vez, ella cada vez estaba más mojada y no podía evitar gemir. en ese momento se escuchó como entraba alguien al baño y él la tapo la boca con fuerza.

  • Chuuus, calla no rujas demasiado. Le decía él mientras no paraba de penetrarla.

* ¿pero este que se ha creído? * pensaba ella.

Ya no podía aguantarse más quería correrse ya, necesitaba hacerlo, el placer no paraba de aumentar, iba apretando su coño para que él la notase más y aumentado el placer que sentían, ella no podía gemir la tenía la boca bien cerrada, entre jadeos se corría como no había hecho antes, notaba su humedad bajar por las piernas, esa había sido una buena corrida.

El seguía penetrándola, si seguía así se correría de nuevo, pero no la dio tiempo a ella.

Se la sacó y se corrió en sus nalgas dejándole toda la leche en su cuerpo.

Sigrid se giró miro al chico y pensó * madre mía el "burro" este no es político*

En ese momento llamaron a la puerta.

  • ¿hay alguien? Venga vamos que hay cola. Dijo alguien tras la puerta.

Con los nervios se vistieron rápido y salieron del baño sin decirse nada. Fuera había tres chicas esperando * madre mía qué vergüenza, será mejor que agaché la cabeza y no diga nada* pensó Sigrid saliendo escopetada del baño sin decir nada al chico ni despedirse de él.

Cuando llego con sus amigas, acalorada, mojada y nerviosa María molesta le dijo:

  • Tía que se te ha tragado la taza del váter ¿o que pasa?

  • Eh no, es que había cola, no sé, había mucha gente-. Contesto Sigrid intentado excusarse.

Mientras sus amigas no paraban de hablar, ella no podía dejar de pensar en lo que acababa de hacer. Empezó a divagar de nuevo * dios estoy como una cabra, no puedo ser tan guarra, aunque si lo pienso no es culpa mía esta pandemia a limitado las cosas y ya no podía más…*

Que morbo le había dado poder utilizar a un hombre de esa manera, aunque si lo pensaba bien, había sido más bien al revés, pero eso no importaba. En ese momento las chicas le volvieron a llamar la atención.

  • Tierra llamando a Sigrid, ¿se puede saber que te pasa hoy? Dijo Alba.

  • Si eso, hemos venido para ver si te animamos y tú a lo tuyo.

  • Sí, María lo siento no sé qué me pasa hoy no me encuentro muy bien.

  • Bueno a Alba tampoco le ha sentado muy bien la última cerveza jajajaj. Se burlo María.

  • Pero si se ha tomado unas 5 cervezas.

  • Jajaja, le sentó mal la última dice la muy pava-. María no paraban de meterse con Alba, por suerte ella se estaba librando.

  • Por cierto. -  dijo Alba. - en lo que has tardado hemos comprado unas entradas para el circo, los amigos del macizo nos han dicho que está muy bien.

  • Si han dicho algo de que trabajan ahí, no sé, no me he enterado mucho. Contesto María.

En ese momento vio al chico del baño sentarse en la mesa del grupo que decían sus amigas. Puso cara de circunstancia, eso no podía estar pasándola a ella.

  • Bueno chicas yo me voy a ir, estoy cansada-. Sigrid estaba deseando marcharse, * que cosa más rara me siento el culo pegajoso.*

Se despidió de sus amigas y se fue para su casa, cuando llegó y se desvistió se encontró la corrida del chico.

  • Será cabrón, ¿cómo se puede ser tan cerdo? Dijo en voz alta para sí misma mientras se iba a la ducha a asearse.

  • Asique trabajas en el circo eh, este se va a cagar cuando vallamos.

Tenía la mala costumbre de hablar en voz alta para sí misma.

Cuando termino de asearse se fue a la cama. Pronto llegaría el día que volvería a ver a míster tetitas.