Domando su voluntad

Era algo que tenía que suceder...

Mi nombre es Jaime, Mònica es una chica preciosa de la cual yo estaba locamente enamorado, triguena, pelo negro y lacio por la cintura, un cuerpo escultural y definitivamente yo vivìa loco por ella, pero ella no me querìa y eso yo lo sabìa bien, por aquel entonces yo andaba saliendo con una chica llamada Susette, ella era muy bonita, de pelo rubio, y casi de mi tamano ya que era modelo de pasarela, a mi me gustaba y yo cada vez que podìa la invitaba a salir y casi siempre acabàbamos teniendo sexo, pero ella sabìa de mi debilidad por Mònica y siempre me lo estaba sacando en cara y haciendome miles de preguntas sobre si yo todavìa la seguìa queriendo y todas esas cosas, yo la verdad estaba un poco aburrido de todo eso, y estaba a punto de terminar con ella pero sucediò que un dìa Susette me dijo que no aguantaba màs esa situaciòn y que ella iba a ir personalmente a ver a Mònica para poner fin a esa situaciòn, a mi la verdad eso me exitò muchìsimo, me intrigaba la idea de que podrìa decirle Susette a Mònica para alejarla de mi si entre ella y yo no habìa absolutamente nada, y asì pasè toda la noche con esa insertidumbre hasta que me logrè dormir, al otro dìa por la manana me levantò el ruido del telèfono, ring, ring, ring… fui todavìa medio dormido y al contestar era Mònica para sorpresa mìa,

  • hola Jaime, te despertè?

y yo muy exitado por oir su voz le dije:

  • si màs o menos pero no te preocupes, a que debo esta sorpresa?

  • pues nada que ayer estuvo por aquì Susette, tu novia

  • no es mi novia

  • pues mira vas a tener que explicarselo bien porque ella parace que lo ha cogido muy en serio y ayer estuvo aquì y me invitò a que nos fajàramos por tì,

  • y tu aceptaste

  • yo tratè de explicarle que yo no quiero nada contigo pero me frenò con un bofetòn

  • ehhh ???

  • si como lo oyes, y a mi me dieron tremendas ganas de irle para arriva pero tu sabes que yo soy una mujer de clase y que no me iba a poner a fajarme en frente de mi casa. asì que aceptè su propuesta, porque ademàs ella siempre me caìdo mal,

  • y en que quedaron?

  • Nos vamos a encontar hoy en la noche, a las 9, en el gimnacio de la calle 30 y tu tienes que estar presente

  • pues la verdad Monica, no se que decir

  • no digas nada, solo estate ahì a esa hora, puf y me colgò.

Pasò el tiempo y al rato me llamò Susette para contarme lo sucedido, y para decirme que yo tenìa que estar presente, que ella querìa demostrarme que ella era màs hembra que Monica, yo no le dije nada, solo la escuchè y luego colguè, la verdad yo estaba bastante exitado con esa situaciòn y las horas me pasaron màs que lentas, pero finalmente llegò el momento y allì estàbamos los tres, en el viejo gimnacio de la calle 30 donde habìa un ring de boxeo en donde supuestamente se iba a efectuar la lucha, las hembras habìan acordado batirse encueras, cosa que no me habìan dicho, para que fuera màs humillante para la derrotada ver el cuerpo desnudo de su vencedora, a mi me encantò la idea ya que las dos tenìan unos cuerpos preciosos, las reglas eran simples, la pelea iba a durar hasta que una de las dos se rindiera y admitiera que la otra era mejor hembra que ella, y todo valìa, asì que dicho todo esto las dos hembras se desnudaron y se subieron al ring, yo estaba abajo espectante, lo primero que ocurriò fue que las dos se empezaron a insultar y asì estuvieron durante medio minuto hasta que se fueron a las manos y ahì empezaron a darse golpes y aranasos y alones de pelo y luego las dos calleron al suelo y siguieron peleando durante unos 5 minutos, hasta ese momento la pelea estaba bastante pareja, pero entonces Monica le diò una tremenda patada en la cara a su rival con lo que la dejò medio aturdida, y ahì aprovecho para tomar una mejor posiciòn y dejò caer sus nalgas sobre el abdomen de Susette, esta empezò a moverse con todas sus fuerzas tratando de liberarse pero fue en vano, Monica la tenìa inmovilizada, entonces empezò a darle bofetones en la cara y Susette trataba de esquibarse como podìa pero la mayorìa de los golpes pegaban en su cara hasta que fue perdiendo todas sus fuerzas y finalmente bajò los brazos dejando su rostro y su cuerpo desprotegidos a merced de su domadora, quien al ver la sumiciòn de su rival le siguiò dando sàdicamente durante unos diez segundos, entonces salieron de los ojos de Susette las primeras lagrimas y como toda una perra domada le dijo a su vencedora:

  • por favor Monica, basta ya

  • como me llamaste?

  • por favor ama, no me des màs, me rindo

  • asì me gusta perra, y ahora pon tus manos en la planta de mis pies y acarìciamelos

  • por favor Monica, digo ama, no me humilles mas, ya me derrotaste

  • càllate y haz lo que te ordeno perra

y entonces Susette hizo lo que su ama le ordenaba y esta le dijo:

  • asì me gusta, obediente

y entonces con las manos de su rival vencida acariciando sus pies empezò a darle sonoras cachetadas a su perra y esta no podìa quitar las manos de sus pies porque serìa peor asì que imagìnense el grado de humillaciòn y encima de esto Momica le exigiò que por cada golpe que le diera ella tenìa que basar la mano con la que le habìa dado, a asì la tubo durante unos minutos, finalmente se parò y puso su pie derecho sobre el pecho de su rival en senal de victoria, y entonces desde esa altura le escupiò la cara, la rubia solo la miraba con pànico y entonces la triguena empezò a reirse y a humillar a su victima, finalmente posò su pie sobre la boca de su rival y le dijo:

  • chupa perra

entonces la rubia empezò a chupar con devociòn el pie de su ama hasta que esta se aburriò y le dijo:

  • ponte de rodillas perra

y la rubia se puso de rodillas ante su ama y la mirò a la cara y esta le dio una bofetada

  • mirame a los pies perra

  • perdòn mi ama, le dijo sumisamente y con làgrimas en sus ojos por tanta humillaciòn

  • ahora quiero que reconozcas delante de tu macho quien es la mejor hembra

  • tu eres la mejor hembra

  • màs alto, que se entere todo el mundo

  • tu eres la mejor hembra

  • màs alto perra

  • tu eres la mejor hembra, y empezò a besarle los pies por su propia voluntad, tu eres la mejor hembra, has lo que quieras conmigo, hasme tu esclava,

entonces la rubia saliò caminando y se bajò del ring con una sonrisa triunfal en la cara, se vistiò y despuès le ordenò a su perra que le pusiera los zapatos, la cual tuvo que hacer este trabajo sin utilizar las manos, solo su boca, cuando terminò Monica vino hacia donde yo estaba, me dio un beso y me dijo:

  • ahì te la dejo, has lo que quieras con ella, a mi no me interesa.

Ya les contarè lo que sucediò despuès porque esta historia tiene segunda parte, me gustarìa escuchar sus comentarios, un saludo para todos.