Domando a Clara 1

Mis negocios me llevan a conocer, en esta ocasión, a Clara, una modelo y economista, con unas aficiones algo extrañas...

Os voy a contar, en esta serie de relatos, cómo conocí, y empecé a domar, a Clara, la hija de un empresario madrileño.

En mis otros relatos hay alguna descripción sobre mí, para que sepáis un poco cómo soy, por lo que no me voy a detener en este aspecto, iré contando cosas, a lo largo del relato, según se vayan desarrollando los acontecimientos.

Paso ya a empezar a narrar la historia de cómo domé a Clara

Estaba yo en mi bufete de abogados, cuando, una mañana de jueves, recibí la llamada de un hombre, que me dijo que era empresario, tenía bastante dinero ahorrado, y quería invertir una parte, en alguna empresa más, que fuera rentable, o en bolsa, pero que buscaba a alguien que fuera experto en este tema para que le ayudara con las inversiones, así como con los temas fiscales, pues El Sistema le estaba asfixiando a impuestos, y buscaba un ingeniero financiero que le ayudara en su lucha contra “El Maligno”

Este hombre, al que llamaremos, Pedro, me dijo que vivía en La Moraleja, Alcobendas, a las afueras de Madrid, una de las mejores zonas de esta bonita ciudad, Madrid, en una de las enormes mansiones que hay allí, y quería que fuera a verle a su casa a la mayor brevedad, para poder empezar cuanto antes a hablar de negocios.

Quedé con Pedro, a las 13:00 de ese mismo día, en su casa, me dio sus datos por teléfono y cerramos la cita.

En casa de Pedro, conociendo a Clara

A las 12:15, salí de mi despacho, tras una mañana que había sido, más o menos, tranquila, agarré mi coche, puse en el GPS del móvil, los datos de la dirección de la casa de Pedro, y me dirigí hacia su casa.

Gracias al GPS, pude llegar a la casa de Pedro, sin perderme y a tiempo para la cita, aparqué fuera de la mansión, y, empecé a alucinar con lo que veía, pues, sin duda, era una de las mansiones más grandes de toda La Moraleja, una parcela enorme, luego supe que eran varias parcelas unidas, y una casa, también enorme.

Le escribí a Pedro por

Whatsapp

, y le dije que ya estaba en la puerta de su mansión, Pedro me dijo que llamara al timbre, y que, rápidamente, alguien iría a abrirme la puerta.

Llamé al timbre, tal y como Pedro me había indicado, y, pasados unos minutos, alguien me abrió la puerta.

Yo esperaba que fuera una de las asistentas quien me abriera, pero no, quien me abrió la puerta, para mi sorpresa, fue Clara.

Ante mí apareció una chica, de unos 28 años, en torno a 160 cm de altura, rubia, pelo largo, cuerpo bastante cuidado, aunque natural, tetas normales y naturales, pero que estaba muy buena, todo hay que decirlo.

En ese momento, llevaba un bikini negro que le sentaba genial, y unas botas, también negras.

Clara me sonrió, se presentó, me dijo que era la hija mayor de Pedro, y me pidió que la acompañase al interior de la casa, pues su padre estaba aún ocupado, y le había pedido que me hiciese compañía un rato, mientras Pedro acababa las gestiones que estaba realizando.

Seguí a Clara hasta una mesa que había en el jardín, donde nos sentamos, hacía muy buen día, por lo que era un buen momento para disfrutar de un refresco con Clara, me dije, cuando me preguntó si quería tomar algo.

Clara tocó un botón de un mando que tenía en la mesa, y, minutos después, una mujer, vestida de uniforme de asistenta, y de nacionalidad filipina, vino, Clara le ordenó, con voz firme y cierta dureza en sus palabras, que trajera un refresco de cola, una cerveza, y algo para picar.

Mientras esperábamos a que la asistenta volviera con las bebidas, estuvimos un rato hablando, pues Clara tenía cierta curiosidad por conocerme.

Yo le expliqué, por encima, mi profesión y mi situación personal, y Clara me dijo que era también economista, aparte de profesora en un colegio de nivel, y, también, en sus ratos libres, había hecho algún trabajo de modelo...

Estaba soltera y sin pareja, aunque no descartaba encontrar a alguien, si surgía la oportunidad, pero no tenía prisa...

Ya durante la conversación se notaba una cierta tensión, también a nivel sexual, como si Clara quisiera hacer algo conmigo, pero no se acababa de lanzar.

Minutos después, llegó, de nuevo, la asistenta con las bebidas, y unas patatas, tenía algo de sed, así que preferí centrarme en la bebida y no en Clara, para evitar caer en la dulce tentación.

En torno a las 13:30, es decir, 30 minutos después de mi llegada a la mansión de Pedro, apareció en el jardín, pidiendo disculpas por la tardanza y diciendo que le había surgido una llamada importante que había tenido que atender.

Se sentó con Clara y conmigo, y comenzó la conversación de negocios. Clara estaba también presente, porque lo que me quería pedir, también le atañía a ella.

Me explicó que, debido a los laboratorios farmacéuticos que tenía, y que funcionaban muy bien, le sobraba el dinero, y quería invertir en empresas, para seguir acumulando más dinero, pues, desde pequeño, su vida no había sido fácil, había podido estudiar por casualidad, y con mucho esfuerzo, pero había logrado conseguir todo lo que tenía, aunque sentía que le faltaba algo, por eso recurría a mí, para que le ayudara con más inversiones.

Yo le pregunté, en primer lugar, el capital que quería invertir, y en qué sector le gustaría hacerlo, me quedé muy sorprendido del

de 0 que llevaba la cifra que estaba dispuesto a invertir.

Le dije que, en principio, no habría problemas, pues con esa cifra, se podrían hacer muy buenas inversiones, diversificadas, para no pegar todos los mocos en la misma pared, y muy rentables.

Le expliqué que yo me llevaría un 10% de todo lo que se ganara con esas inversiones, y Pedro me dijo que estaba de acuerdo.

La única condición que me puso Pedro para que empezara a trabajar en el proyecto de inversiones era que, Clara, su hija mayor, colaborase conmigo y me ayudara en el proyecto.

Yo acepté, aunque, antes, le pregunté a Clara, si ella estaba dispuesta a colaborar conmigo, y, al decirme que sí, y que lo estaba deseando, pues yo también decidí aceptar la oferta.

Como era ya la hora de comer, Pedro me dijo que me quedara a comer con ellos, para seguir hablando del tema y conocernos un poco más; yo no tenía ningún plan para comer, así que, acepté, porque era una buena ocasión para seguir conociendo a la familia.

Ese día, en la casa, estaban ellos dos solos, la madre estaba de viaje, y, los hermanos pequeños de Clara, estudiando, así que éramos sólo 3 personas en el comedor de la mansión de Pedro.

Estuvimos comiendo, me estuvieron preguntando por mis orígenes, y cómo había llegado hasta el bufete y demás, yo les expliqué toda mi situación, pero bueno, fue una conversación agradable.

Yo notaba, durante la comida, que Clara no me quitaba ojo, y me sonreía mucho, pero preferí no darle importancia, pues, debido a mi trabajo, no puedo dar tiempo de calidad a una mujer, por lo que, el contacto con mujeres, era algo que intentaba evitar, a menos que fuera por temas de trabajo, como era este caso.

Después de comer, en torno a las 16:00, yo me disculpé con los dos, y les dije que tenía una reunión, por otro asunto, a las 17:00 y me tenía que ir, para poder llegar a tiempo a esa reunión.

Quedé con ellos en que estaríamos en contacto, y que me pondría a buscar inversiones para que Pedro pudiera ganar más dinero.

Agarré mi coche, y me dirigí, de nuevo, a mi despacho, para poder llegar a los compromisos que tenía por la tarde.

El encuentro con Clara a la salida de mi oficina

Al acabar la jornada laboral, cuando ya iba a ir al parking, a agarrar mi coche, para irme a mi casa, a intentar descansar, si no surgía una urgencia, hasta el día siguiente, me encontré, por casualidad, con Clara, que me dijo que había ido a Madrid, a salir a dar una vuelta y a tomar algo, y que, justamente iba a mi oficina, a ver si estaba, para que pudiera acompañarla en su salida.

Me quedé un poco sorprendido, a la vez que preocupado, pues no me gustan demasiado las sorpresas, ni la gente que se presenta de esa forma en los sitios, pues nunca sabes con lo que te puedes encontrar, pero, bueno, el trabajo manda...

Yo le dije a Clara que, habitualmente, mi política empresarial y mi forma de vida, con poco tiempo libre, me impide salir con mujeres, pero, al insistir, y, teniendo en cuenta que íbamos a trabajar juntos, unido a la amenaza de decírselo a Pedro y poner en jaque un negocio que prometía ser muy jugoso, pues, me saqué un moco, y acepté a regañadientes.

No os he comentado, que había un aliciente más, y es que, Clara, se había arreglado mucho para sorprenderme, iba vestida, muy elegante, con un vestido negro que le quedaba muy bien, unas

medias, de

red y unas botas, de bastante tacón, que me pusieron muy cachondo, teniendo en cuenta mi fetichismo por ese calzado femenino.

Fuimos a un bar de la zona donde está el bufete, porque nos pillaba cerca, pedimos un refresco, para mí, y Clara, se pidió otra cerveza.

Estábamos en la terraza del bar, donde se puede fumar, por lo que Clara se encendió un cigarro; a mí me ofreció otro, pero le dije que no, porque no fumo.

Lo que Clara me dijo a continuación, me dejó sorprendido, y, casi sin palabras.

Me explicó que, en su vida, había tenido todo lo necesario, sin casi esfuerzo, pues, sus padres le permitían todos los caprichos que tenía, por caros que fueran, y no le ponían casi límites, pero que tenía la fantasía de encontrar a alguien que sí que le pusiera límites, que le hiciera sentirse una puta, una guarra, que se la follase con fuerza, con cierta brutalidad, quería sentirse propiedad de alguien, en definitiva...

Yo me quedé sin saber muy bien qué decir, pero, de nuevo, me saqué un moco, y me arranqué.

Le dije que a mí me pasaba lo mismo, pero, al revés, es decir, que me gustaba el dolor, como a ella, pero siendo Amo, y que buscaba una sumisa, de hecho, era la única relación que me interesaba, pues, debido al poco tiempo libre del que dispongo, una relación convencional, no podría llegar a buen puerto.

Después de esto, estuvimos un rato hablando de BDSM, de las cosas que a Clara le gustaban, me dijo que no tenía límites, salvo las cosas que fueran ilegales, o las marcas permanentes en la cara, por ejemplo.

También me explicó que, desde pequeña, había notado que el matrimonio de sus padres, era diferente al de unos padres normales, pues cada uno hacía su vida, y se follaba a quien quería, y que, ella misma, había pillado, en más de una ocasión, a sus padres, follando con diferentes personas.

Por ejemplo, me contó que pilló a su madre, follando con una de las amigas de su madre, y, a su padre, con una

escort

, que estaba muy buena.

También me enseñó una foto de su madre, y, hay que reconocerlo, tenía un buen polvo, o varios... (Pero, de eso, hablaré en otros capítulos)

Lo que, en principio, iba a ser un tomar algo rápido, se fue alargando, y fue desembocando en una cena, de picoteo, en la que la conversación, poco a poco, se fue calentando.

Clara me dijo que quería ir conmigo a algún sitio en el que estuviéramos a solas, y ver si, entre nosotros, podría ocurrir algo.

Yo le dije que, la única opción que veía posible, era que se viniera a mi casa, a lo que Clara aceptó sin pensarlo.

Con Clara, ya en mi casa, en Villaviciosa de Odón.

Así es que, agarramos el coche, pues Clara me dijo que, porno aparcar, había ido desde su casa en La Moraleja, hasta casi mi oficina, en Madrid, en una VTC, así que no tenía coche.

Como decía, agarramos el coche, y fuimos hasta mi casa, en Villaviciosa de Odón.

No es tan imponente como la casa de Clara, pero, algo es algo, ya habría forma de ir mejorando, si las inversiones con Pedro, daban sus frutos.

Llegamos a mi casa, aparqué el coche en el garaje, y fuimos al salón de mi casa, le dije a Clara que se pusiera cómoda, me pidió que le trajera, de bebida, un refresco de cola, bien lleno de whisky, y que me trajera lo mismo para mí.

Fui a la cocina, preparé los dos “cacharros”, y volví al salón.

Lo que vi, cuando regresé al salón, me impactó.

Clara se había quedado completamente desnuda, salvo por las botas y las medias, de red, que llevaba y se estaba masturbando.

Yo sonreí, me senté en el sofá, y Clara, se puso de rodillas, me bajó los pantalones, me bajó los calzoncillos, y comenzó a chuparme la polla.

Yo me dejé hacer, pues una oportunidad como esta, no suele presentarse con demasiada frecuencia.

No puedo precisar cuánto tiempo tardé en correrme, porque no miré el reloj, decidí que lo mejor era relajarme, y aprovechar el momento.

Cuando llegó el momento de correrme, Clara se sacó mi polla de su boca, para que me corriese en su cara, con la buena suerte de que, parte de la corrida, impactó en uno de sus ojos, por lo que, por unos segundos, se quedó sin casi poder ver, algo que, según me dijo, le excitó bastante.

Después de la felación, le pregunté a Clara, si quería seguir, si quería que me la follase ahí mismo, o si, por el contrario, quería parar ahí.

Su respuesta, fue muy concisa, y haciendo honor a su nombre, dijo “Fóllame”

Para que la excitación no decayese, decidí que era mejor follármela ahí mismo, en el sofá, así que, acepté su petición de sexo, y comencé a meter mi polla en su coño, que, por cierto, estaba depilado por completo.

También es importante comentar que Clara no tenía marcas de bikini, pues, según me dijo, toma rayos UVA, con máquina, y en bolas, y que, cuando podía, practicaba nudismo, para evitar que le quedaran marcas del bikini.

Pero, volviendo al moco, le empecé a meter mi polla a Clara, en su coño, y estuve un buen rato así, hasta que Clara se corrió.

Fue una buena experiencia, yo creo que Clara disfrutó mucho, pues no paraba de gritar, de hecho, estuve cerca de pensar en amordazarla, para amortiguar sus gritos de placer.

Al acabar con el sexo en su coño, me dijo, casi suplicando, que, ahora, quería, que le metiera mi polla por su culo, y que se lo dejara reventado, pero, antes, necesitaba hacer una cosa.

Clara fue a donde había dejado su bolso, rebuscó en él, hasta que dio con un paquete, que contenía un polvo blanco, que, era cocaína.

Se preparó dos rayas de cocaína, y se las esnifó, delante de mí, y sin ningún remordimiento. Yo le pregunté si consumía mucha, y, me dijo que sí, porque, junto con el chocolate de comer, y las bebidas energéticas, eran el motor de su vida.

Me estuvo explicando, en ese momento, que, el éxito de los laboratorios de su padre, estaba en que, en realidad, era una tapadera, para esconder un negocio, al margen de la ley, de narcotráfico, de ahí las ingentes cantidades de dinero de beneficios.

Después de saber eso, las ganas de romper el culo de Clara, aumentaron aún más, así que procedí a ello.

Clara se arrodilló, pero, esta vez, dejando su culo accesible, para que mi polla pudiera entrar en él, y tratar de reventárselo, como me había pedido.

La situación fue bastante parecida a la de cuando le metí la polla por su coño, pero esta vez, noté algunos gemidos, más de dolor,

que,

de placer, así que, iba por el buen camino.

Al acabar la maratón de sexo, eran en torno a las 3 de la mañana, ya del viernes, y yo me tenía que levantar a las 6, para empezar a ponerme en marcha y comenzar un nuevo día de trabajo.

Clara me dijo que no me preocupara por el horario, que le gustaría pasar la noche, de empalmada, y, al día siguiente, iríamos a su casa, con la excusa de empezar a trabajar en el proyecto de inversiones de su padre.

Yo acepté, y fui a la cocina, por indicación de Clara, a por la botella de whisky, y a por dos latas más de refresco de cola, porque, a pesar de que Clara me pidió bebida energética, yo no tenía en mi frigorífico en ese momento.

Pasamos el resto de la noche, hablando, con Clara fumando un cigarro tras otro, y también se metió alguna raya más de cocaína.

Cómo amanecimos el viernes, y lo que pasó ese día, en casa de Clara, lo veremos en el próximo capítulo de este relato.