Doma y venta de esclavas (1)

D. Carlos tiene un negocio muy lucrativo. La doma y venta de Esclavas. Prologo del relato ya publicado VIDA ANIMAL.

Dicen que la diferencia entre el dolor y el placer es tan pequeña que muchas personas no saben distinguirla.

Hace tiempo que el dueño de la casa donde se dirigían aquella tarde se había dado cuanta de eso y bien que se aprovechaba.

Un hombre de mediana edad lujosamente vestido y una mujer joven y muy atractiva se dirigen en coche hacia una mansión en una zona residencial a las afuera de la ciudad.

-Veo que estas nerviosa. No te preocupes. Y tranquilízate.

Ella lo mira tímidamente y afirma sin mucha convicción.

Él sigue absorto en sus pensamientos intentando entender como alguien como su acompañante pueden hacer lo que ella esta dispuesta ha llevar a cavo.

D. Carlos, que así se llama el hombre, es el dueño de una tienda. Aquí no se vende ropa, ni cuadros, ni muebles. En su tienda se preparan y se venden mujeres que voluntariamente deciden entregar su cuerpo y mente a otras personas.

Sofía es su acompañante, y ya hace unas semanas que decidió dar el gran paso y esta tarde iniciara su adiestramiento. Cuando, dentro de unos días o unos meses, los monitores de la casa lo decidan, será vendida como esclava.

El coche se para y un criado vestido de uniforme sale del portal de la casa para abrir la puerta de D. Carlos.

-¿Cómo va la cosa Andrés?

-Muy bien señor. Pero parece que tenemos algún problema. Entre usted mismo y lo comprobará. La señora le esta esperando abajo.

-Acompáñame-Le dice a la joven

Ambos entran en la casa y se dirigen por un pasillo a una pequeña puerta que hay al fondo.

Cuando entran y bajan las escaleras se encuentran con una amplia sala poco iluminada, en la que les esta esperando una mujer de la misma edad de D. Carlos. Su atuendo es austero y tanto los pantalones como el jersey de cuello alto son negros. Su expresión es severa y agria.

_¿Qué té pasa ahora Carlota?

_Perdone usted D. Carlos pero una de las piezas que teníamos para esta tarde nos esta causando problemas de ultima hora

Mientras hablan los dos se dirigen, seguidos por la joven, hacia una pared donde hay una mujer en actitud desafiante. A pesar de tener las manos atadas a la pared por unas cadenas encima de la cabeza y tener varios signos de azotes en todo su cuerpo, que esta completamente desnudo- Solo viste unos altísimos zapatos de tacón marrón- mira a los visitantes directamente a los ojos y de forma fiera.

-D. Carlos esta esclava no esta dispuesta a comer lo que le damos, y lógicamente con esa actitud de rebeldía no puedo sacarla en la subasta. Lo he intentado todo. La ha azotado, la he insultado, la tengo sin dormir desde hace dos días. pero...........

_Déjame el látigo.

De forma decidida y con violencia descarga 5 latigazos en las tetas y el vientre de la mujer. Esta se retuerce y tira de las cadenas de forma violenta. Se acerca mirándola fijamente e introduce sus en el sexo de la esclava que instintivamente gime de placer y abre las piernas.

_No sirve de nada que la castigues. Le gusta. Se corre cada vez que la azotas.

Coge entonces el mango del látigo y primero suavemente y después con fuerza lo va introduciendo y sacando del coño de la mujer que gime ruidosa y descaradamente. De pronto el hombre deja el mango quieto y es ella la que con el movimiento de sus caderas mantiene él mete saca del mango en su coño húmedo y abierto.

D. Carlos sonríe y de forma busca retira el mango, pero ella sigue moviendo las caderas y suplicando lastimeramente.

_ Por favor amo. No retire el mango ahora. Haré todo lo que manden. Amo..........

-Por supuesto que lo harás. De eso estoy seguro. Fíjate bien Carlota. Nada de sexo durante dos semanas. Veras como entonces obedecen.

Los tres se retiran de la esclava mientras esta queda suplicante mientras sigue retorciéndose.

D Carlos coge ahora amablemente por los hombros a la chica que tiene a su lado y le dice dulcemente, casi con ternura

.-Piénsatelo bien antes de decirme nada. No obstante te voy a ayudar por si todavía tienes alguna duda. Contesta sinceramente a estas preguntas. ¿Estas cachonda en estos momentos?-Ella mira al suelo y afirma tímidamente con la cabeza-

-¿Te importaría estar en el sitio de esa esclava?.-Ahora niega también tímidamente sin levantar la vista.

-Bien la decisión es tuya.

Ella levanta la vista, lo mira fijamente a los ojos y contesta de forma decidida

-No tengo la menor duda.

Lentamente él retira las manos de sus hombros y dándose la vuelta le responde

-De acuerdo. Desde este momento quedas bajo las ordenes del ama carlota, ella empezara el adiestramiento. Carlota, es toda tulla, espero que hagas un buen trabajo

-Ni lo dude D. Carlos- Le contesta el ama mientras este abandona el sótano.

Cuando se dirige a la aspirante a esclava su tono de voz es tan cortante que casi se diría no necesita látigo para ser obedecida. Se sitúa frente a ella y después de dar dos vueltas muy despacio a su alrededor le habla-

-Primera lección. Desnúdate. Mientras estés aquí permanecerás siempre completamente desnuda. Luego tu amo decidirá al respecto- Ella se despoja rápidamente de la ropa y la deja en el suelo a su lado.-Bien ahora ponte estos tacones- le entrega unos zapatos marrones de altísimo tacón que ha sacado de un armario-Nunca te quites los zapatos mientras estés aquí, ni siquiera para dormir-Bien. Mira al suelo. Nunca mires a los ojos de tus amos si ellos no te lo ordenan. Bien. Las manos a la espalda. Aunque lo normal será que las tengas atadas, cuando no sea así, esa será para ti su posición natural. Bien.-se acerca de nuevo al armario y saca un grueso collar que ciñe al cuello de la nueva esclava mientras comenta-este collar ya no te abandonara nunca.- Cuando termina se sitúa frente a ella, la mira de arriba abajo y casi le grita –Desde este momento nunca debes permanecer de pie delante de tu amo si no te lo ordena. Estarás siempre de rodillas- Ella se arrodilla rápidamente-Bien, aprendes rápido.

Aunque ya conocías antes de venir aquí cuales eran las condiciones yo te las voy a recordar. Dentro de dos días firmaras un contrato por el que cedes tu cuerpo y mente a esta casa. Una vez que firmes este contrato ya no tienes vuelta atrás, y solo tu amo puede devolverte la libertad. Nosotros te venderemos a quien consideremos oportuno cuando y como decidamos. Mientras iremos educando tu carácter.

Ahora quiero que te levantes y camines hacia aquella esquina. Ella así lo hace y cuando llega se vuelve hacia donde esta el ama. Esta avanza hacia ella y cuando llega a su altura le da una bofetada que casi la hace caer.

-Eres estúpida o sorda. ¿Te he dicho yo acaso que te volvieras? Desde este momento no hagas, ni digas, ni pienses nada, limítate simplemente a obedecer.

Tengo mucho trabajo ahora y no puedo dedicarte más tiempo, mas tarde vendrá el amo Adolfo a echar un rato contigo.

Mientras habla ha cogido unas esposas con las que ha atado sus manos a la espalda y bajando una cadena del techo las ata a ella. Luego tira de la cadena hasta que los brazos queda tirantes por detrás hasta hacerla doblar la cintura hacia delante tener que mantenerse de puntillas.

Antes de abandonar el sótano dirige una mirada complaciente a la nueva esclava y la que hacia un momento era la fuente de sus problemas.

En otra sala de la casa cuatro mujeres permanecen silenciosas y pensativas. Están de rodillas y unidas por el cuello con una gruesa cadena. Sus manos están atadas a la espalda y su única vestimenta son los zapatos- todos iguales- que calzan.

Se miran disimuladamente unas a otras, pero ninguna se atreve a hablar, hasta que una de ellas y muy tímidamente rompe el silencio.

-Que habitación tan triste. -Efectivamente la habitación no es que sea triste, es sencillamente monótona, sin muebles, sin cuadros, sin ventanas, solo la pintura azul de las paredes y la gran iluminación parecen darle un poco de vida. Ellas esta justo en el centro y de espaldas a la única puerta de entrada.

-Bueno no creas. estoy tan nerviosa

-No te preocupes, ya veras como no pasa nada. ¿Es la primera vez que te venden?

-Si, y tengo tanto miedo. Para ti no es la primera vez verdad.

-No

-¿Y como fue la ultima vez?-

-Bien, fue bien, lo malo vino después.

-¿Qué quieres decir?

-Pues que todo fue maravilloso al principio pero luego...

-Cuéntanos que paso

--Me compro un hombre muy elegante. Nada mas llegar a su casa y cerrar la puerta con llave me miro y me dijo-Escúchame bien porque no volveremos ha hablar como personas. Yo he salido esta tarde a comprar una perra y eso es lo que he hecho ¿esta claro? Desde este momento considérate la perra de la casa. Yo te tratare como tal y espero de ti un comportamiento similar. –Se dio la vuelta y saco de un armario un collar de cuero con remaches horrible y me lo puso tan apretado que casi no podía respirar, después me dio unos zapatos blancos de tacón altísimo y muy incómodos y me dijo-desnúdate y ponte a cuatro patas. Desde ahora esta será tu vestimenta, que yo sepa las perras no llevan ropa, y quiero que dentro de la casa siempre camines así, a cuatro patas, ¿esta claro?-Yo naturalmente le conteste

-Si amo- Me dio tal bofetada que consiguió tirarme al suelo-

-¿Una perra habla? Que sea la ultima vez que te oigo decir una palabra

Yo me levante como pude y acercándome al le lamí el zapato- fue lo único que se me ocurrió- el acepto la caricia y con la palma de su mano me acaricio las nalgas para después meter por detrás sus dedos en mi coño-

-De manera que eres una perrita caliente- Y es que me havia puesto tan cachonda que estaba chorreando- Bien desde ahora que quede una cosa clara, nada de sexo sin mi permiso. Te arrepentirás si me desobedeces. Otra cosa en cuanto a las normas de la casa. Tienes prohibidos los cuartos de baño, mi despacho y mi dormitorio. Tu higiene personal la haremos en el jardín, así como tus necesidades. Te sacare una vez al día para que te desahogues. En el jardín tienes tambien la perrera. Allí dormirás normalmente-

-Estaba tan excitada con lo que me decía que instintivamente me lleve una mano a la entrepierna. El se dio cuenta y antes de que llegara siquiera a tocarme ya me havia dado otra bofetada.-Nada de sexo sin que yo te lo mande-

Las cosas estaban bien claras y yo me integre rápidamente en mi papel que no era nada difícil. Todo era muy monótono. Se levantaba tarde y una vez desayunaba se acercaba a la perrera, me soltaba la correa con la que me havia atado la noche antes y tirando de ella nos dirigíamos a la esquina del jardín donde yo meaba ó lo que me hiciera falta. Después al centro del jardín y con una manguera me duchaba. Luego entrábamos en la cocina y ya me tenia preparado en una esquina un cuenco con leche y cereales.

Después se subía a su despacho y me dejaba en la cocina. Donde yo me aburría como una ostra. Al mediodía bajaba y me llamaba si estaba en el comedor o el jardín y se servia al almuerzo. Cuando terminaba cogía mi cuenco y me servia los restos y se quedaba a mirarme como me devoraba la comida sin manos, solo con la boca.

Se iba al comedor y mientras él veía la televisión o echaba la siesta yo debía estar echada en el suelo a su lado.

Luego llegaba la noche y era muy rara la semana en la que me decía que subiera a su dormitorio. Allí me echaba un polvo rapidísimo para las ganas que yo tenia y me quedaba a dormir en la esterilla de los pies.

Todo esto cambio un día que me llamo a su dormitorio y mientras hacia las maletas me dijo- Voy a salir de viaje un par de días. Un amigo vendrá a sacarte y echarte de comer.

Cogió la correa me la puso al cuello y nos dirigimos a la perrera donde me ato como siempre, solo que esta vez por la mañana. Paso aquel día, y cuando era ya la tarde del siguiente, se presento su amigo. A mí me pareció tan soso como mi amo. Me saco de la perrera y cuando hice mis necesidades- estaba ya que reventaba-entramos en la casa y cuando estuvimos en el comedor me miro fijamente y dijo.-Desde luego Andrés nunca a tenido buen gusto, llevas un collar horrible – y sacando de una bolsa que traía un collar de metal brillante, me quito el mío y me lo puso-esto esta mejor. Por favor y esos zapatos son casi planos, toma, ponte estos- y sacando los zapatos con el tacón más alto que he llevado en mi vida me los puse- veamos, todavía estas sosa, te falta chispa-Volvió a la bolsa y saco unas pinzas que me coloco en los pezones bien apretadas.

Ponte de pie y date una vuelta- Así lo hice, me puse de pie y empecé a dar vueltas a una indicación suya. –Creo que te falta el detalle definitivo. Saco otras pinzas más pequeñas y me las coloco en el clítoris que a esas alturas chorreaba tanto, que cuando fue a ponerme las pinzas comento- Ya me dijo Andrés que eras una perra caliente-

Cuando termino volví a mi posición de cuatro patas y me disponía a ir a la cocina cuando dijo.-Hace una mañana estupenda y creo que deberíamos dar un paseo-

Debió notar mi extrañeza cuando volví la cabeza para mirarlo. –No puedo creer que Andrés no te saque a pasear. Vamos ven aquí. –

Cogió una cadena preciosa de metal y uniéndola a mi collar salimos a la calle.

Cuando empezamos a caminar se volvió y dijo- Casi me olvido, esta prohibido que los perros vallan sin bozal- y saco uno de su bolsillo y me lo puso.

-¿Pero salisteis a la calle? –Le pregunta sorprendida una de ellas.

-Si os digo la verdad al principio me moría de vergüenza, imaginaros ir por la calle completamente desnuda, con un bozal y las tetas y el coño tintineando. No lo podía creer y espere no cruzarnos con nadie. Evidentemente fue imposible. No havia mucha gente en la calle, pero siempre pasa alguien. Sentía tanta humillación que casi se me saltaron las lagrimas. No savia a donde mirar, que postura adoptar, en fin, poneos en mi lugar. Pero cuando aviamos recorrido un trecho decidí que si tenia que ser una perra, seria una perra Y así puse mis manos a la espalda, fije la mirada en el suelo y me deje guiar por la cadena que tiraba de mi collar. La gente nos miraba y se sorprendía, cuchicheando y hablando entre ellos. Mi amo me comento- No te preocupes, para cuando hallan llamado a la policía ya nos habremos ido- Luego al rato empezó casi a gustarme y le pedí a mi amo que si podía ir a cuatro patas. El naturalmente me dejo. Soltó un poco más la cadena y así lo hice. Me sentía tan perra, con mi collar, mis pinzas en mis pezones y mi clítoris, mi bozal. Era una sensación extraña pero muy excitante. Llegamos a un parque, buscamos una glorieta un poco apartada y cuando llegamos nos dirigimos a una esquina donde pude mear. Mi amo se sentó y estuvimos jugando un rato.

-¿Y a que jugasteis?

-Pues a lo que juega un amo y su perro. Me soltó la cadena y cuando él tiraba un palo o una piedra yo me lanzaba corriendo y se lo traía con la boca. El entonces me acariciaba el pelo ó me daba dos palmadas en el culo, y vuelta a empezar. Lo pasamos de muerte.

Entonces llego una pareja y se sentó al lado de mi amo y empezaron a hablar. Él cogió entonces y volvió a ponerme el bozal y la cadena y me ato al banco donde estaba sentado. Yo como ya os he dicho era tan feliz que me eché a su lado y empecé a restregarle la pierna con mi culo.

Nos marchamos de allí y cuando volvíamos a casa pasamos por la puerta de un Sex-shop. No pude contenerme y me pare en el escaparate. El cuándo noto el tirón de la cadena se volvió y sonriendo me metió en la tienda. Allí compro revistas, películas, y varios consoladores. A mi se me hacia la boca y el coño literalmente agua.

Llegamos a la casa y me comento.- has sido una perra buena y como premio te voy a permitir que esta noche duermas dentro de la casa. Sigue portándote bien que mañana a primera hora regresa Andrés y no quiero problemas. Otra cosa. Sube esta bolsa y la dejas en la cama de tu amo. Hace tiempo que me encargo esto.

Dicho y hecho. Me soltó de la cadena, me quito el bozal y se marcho. Cogí la bolsa y subí a la habitación de mi amo para dejarla. Pero os juro que no me pude resistir a abrirla, y cuando vi todos los consoladores que havia comprado, ya no era yo, era una perra desbocada. Me tire a la cama y los probé todos. Por el coño, por el culo, por los dos a la vez, lo hice acostada, de pie, en el suelo. Y una y otra vez.

Por desgracia para mí termine tan agotada que me quede dormida en la cama de mi amo. Cuando a otra mañana temprano entro en la habitación y me vio allí tumbada con todos aquellos consoladores desparramados por todas partes, no dijo nada, simplemente salió dando un portazo. Eso fue lo que me despertó. Yo no-savia que hacer, así que decidí esperarle acurrucada en un rincón de su habitación. No tardo en volver. Traía mi collar y mi correa de siempre, mis zapatos y un manojo de plantas que no supe en ese momento que era. Muy tranquilo me coloco todos mis accesorios y tirando de la correa se dirigió al sótano. Allí cogió unas esposas, me ato las manos a la espalda y de una cadena que pendía del techo me engancho por las esposas y tiro hasta casi partirme los brazos. Cogió entonces una barra y separándome las piernas me ato los tobillos a los extremos de esta. Entonces supe que las matas eran ortigas. Cogió unos guantes y con ellas empezó restregarme por el culo, el coño y hasta me metía los dedos dentro para que se impregnaran bien. Me quede afónica de los chillidos. Al no parecían afectarle. Cuando considero que todo estaba bien impregnado se marcho. No puedo contaros lo que es que te pique un sitio con tanta fuerza y no puedas ni siquiera rozarte. Me retorcía, blincaba, pero el picor no cesaba. Así estuve unas dos oras. Cuando volvió me desato y me metió en una jaula con las manos por fuera para que no pudiera arrasarme. Entonces saco un bote del bolsillo y me roció con él liquido que contenía. Por el olor supe que era alcohol. Me retorcía dentro de la jaula como una posesa.

Así pase la noche.

A la mañana siguiente me saco de la jaula, me volvió a atar las manos a la espalda y poniéndome la correa me saco al patio y me ato al árbol que havia en el centro. Cuando se marchaba se dio la vuelta y me dijo- Esta tarde te llevare de nuevo a la tienda. Ya no estas en garantía, pero me da igual. No quiero una perra desobediente en mi casa. Y aquí estoy. Aquella misma tarde me trajo aquí y le dijo al ama que tuviera cuidado con los productos que ponía a la venta. El ama pidió disculpas y le dijo que no volvería a ocurrir, y como compensación le dio a otra esclava con un periodo de garantía ilimitado.

A mí me cogió por los pelos y tirando de mí fuimos hasta la sala de tortura.

Allí he pasado las dos ultimas semanas. Creo que no queda ni un milímetro de mi cuerpo sin probar el látigo. Por eso estoy contenta de que esta tarde por fin me vendan.

Han sido dos semanas horribles. Sin apenas dormir, comiendo basura, y lo peor de todo, sin nada de sexo. Lo tengo totalmente prohibido.

-Bueno, pues a ver que pasa.-comenta otra de las esclavas que hasta ese momento havia estado callada-no creas que has sido la única que lo ha pasado mal. Yo tambien estoy aquí por una devolución y no creas que mi historia es más agradable.

-¿Qué paso?

-En realidad fue todo una gran decepción. Para mi antiguo amo y para mí. Él porque esperaba una cosa y yo porque tambien esperaba algo más.

Mi amo vino aquí y pidió algo muy especial. Quería una esclava especialmente dotada para las torturas. Le hablaron de mí y cuando me presentaron al dijo que quería hacer una prueba. Naturalmente le dieron permiso.

FIN DE LA PRIMERA PARTE.