Dolor de espalda

Un tratamiento muy particular en la consulta frente a mi esposo.

DOLOR DE ESPALDAS

Ha sido costumbre de mi esposo el estar presente en mis exámenes en el momento en que el médico los realiza. Ha presenciado exámenes donde he estado totalmente desnuda y pobremente cubierta con una bata de papel en manos de un doctor haciéndome un tacto vaginal, o insertándome una inmensa manguera por mi culito. Aún así lo que me acaba de pasar no logro entenderlo. Les cuento

Sentía una molestia en la cadera que parecía originarse en la columna y decidí visitar a un neurólogo. Mi esposo se encargó de conseguirme la cita con uno de origen ruso. Al llegar a su consulta y luego de esperar por mucho rato nos hace pasar y le explico el problema. El Doctor era un hombre muy grande, aún entrado en canas lucía muy bien y lo que me llamó la atención fueron sus enormes manos. Después de una conversación donde mi esposo participo activamente el doctor me manda a la salita de examen y a quitarme la ropa y quedarme en pantaleta y sostén, y colocarme una de esas batas de papel que apenas cubren y son prácticamente transparentes. Me acuesto en la camilla pensando que tenía puesto una tanga blanca de tela muy delgada en conjunto con un sostén muy sexy que me lucían muy bien. Nunca pensé que el medico me iba a examinar físicamente.

Entra el Doctor seguido por mi esposo quién se coloca en el otro lado de la camilla y observa muy callado las manipulaciones del medico. Comienza con el tradicional chequeo del corazón y me pide con mucha delicadeza que me quite el sostén. Mi esposo me ayuda y mis senos quedan descubiertas frente al medico. En estos momentos estoy de espalda a mi esposo pero de frente a él. Siento sus enormes manos apoyarse en mi seno izquierdo mientras su otra mano se posa en mi espalda. Hasta ahora todo es normal pero los duendes traviesos comienzan a brincar en mi mente. Me sonrojo en pensar que me encuentro casi desnuda frente a este inmenso hombre quién libremente me toca los senos con la excusa de querer oír mi respiración y mis latidos del corazón. Casi presiento que conoce el estado de excitación que está promoviendo por lo rápido que mi corazón comienza a latir. Manteniendo la posición mete sus manos entre mis muslos y los separa dejando expuesta a sus ojos esa zona donde el hilo dental se desaparece entre las nalgas. Me golpea con un martillito para checar mis reflejos y cada brinco de mis piernas solo sirve para exponer mi cuquita apenas cubierta por la delgada tela de la pantaletica ante sus ojos.

Mientras palpa y acaricia con descaro la cara interna de mis muslos le explica a mi esposo su teoría sobre la debilidad de los músculos y como puede eso promover mis dolencias. Era una manera de justificar sus manos muy cercas de mi conchita y sus caricias que rozaban alegremente el borde de mi hilo dental. Continúa con el jaleo del martillito y me agarra los brazos manteniendo mis piernas separadas por posición de su cuerpo. Lo sentía muy cerca de mí, pero con la excusa de querer ver algo en mi espalda prácticamente se mete entre mis muslos y doblándome hacia delante le expongo la entrada del hilo dental en mis nalgas. Sus enormes manos bajan y comienzan a presionar algunos puntos en la cintura e inclusive le dice a mi esposo que lo ayude apretando algunas zonas y le describa lo que siente. Joder… las manos monstruosas del Doctor, las manos de mi marido y estar doblada forzando la tela del hilo dental dentro de mis labios vaginales comenzaron a estimular mis sentimientos. Se me ocurría que la situación era sensual y sentía como mis jugos comenzaron a fluir. Me preocupaba porque siempre he lubricado en abundancia y lo menos que quería era mojar la tanguita.

El Doctor seguía dándole explicaciones a mi esposo mientras continuaba masajeándome la espalda y el comienzo de mis nalgas. Me manda a acostar boca arriba para revisar mis reflejos y la posibilidad de una lesión en la columna. Lo que parecía un examen tonto se convirtió en una verdadera deliciosa tortura. Nuevamente me separa las piernas y se coloca al final de la camilla para observar como las movía. Me ordena separar primero la pierna izquierda y hacer círculos. Cada movimiento solo servía para exponerme más a sus ojos. Podía sentir como la tela del hilo continuaba metiéndose entre mis labios depilados dejándolos expuestos al placer de la mirada del Doctor. Mi clítoris se marcaba abultado en la tela del tanguita. De repente siento su mano acariciándome internamente el muslo y explicándole a mi esposo lo que siente. Mi reacción de rechazo no le pudo ganar al placer de la caricia prohibida y pienso que son solo exageraciones mías aunque el estimulo lo siento en el roce de la tela en mi cuquita. Él Doctor continua con su manoseo y le dice a mi esposo que coloque una mano exactamente encima de la línea donde el hilo dental es tragado con saciedad por mis nalgas. Ahora me pide que mueva las dos piernas como un abanico y me abra cada vez más. El continúa haciendo preguntas sobre que siento y mete su mano entre la camilla y mi cintura mientras sus dedos buscan un contacto en el borde de la rajita del culo para verificar algo en la columna pero realmente solo hurgan en la rajita muy cerca de mi huequito del culo. La mano de mi esposo reposa con timidez prácticamente en mi cuquita pero son las del doctor las que me tienen excitada.

Detiene el movimiento de mis piernas y me indica que me quede en posición como si fuese a dar un hijo. Le pide a mi esposo que se ubique en la cabecera de la camilla y el se coloca en el otro extremo entre mis piernas. Saca una pequeña aguja y comienza a puyar delicadamente la piel. Comienza con los pies alternado cada uno de ellos. Sigue subiendo por las piernas y se mete entre mis muslos… Coño… estaba segura que la mancha en mi pantaleta era obvia y por eso el desgraciado mando a mi marido para la cabecera, para que no se diera cuenta. Charlaba sobre reflejos y daños neurales y muchas otras cosas que yo deje de oír pero que el manifestaba para complacencia de mi esposo. La aguja comenzó a subir y con el mismo desenfreno pidió permiso y haló mis pantaleticas con sus enormes dedos para descubrir mis labios exteriores de mi mojada cuquita que los pincho con la aguja que usaba. Me sobresalté pero la ocurrencia era traviesa y el resultado fue un chorro de fluidos bajando apresuradamente por mi canal vaginal. Colocó de vuelta la pantaletica en su lugar y me la ajusto usando uno de sus enormes dedos como cuña directamente en el clítoris. No soporte y un orgasmo rápido y travieso se me presentó y trate de disimularlo pero un gritico se me escapo el cual expliqué con el cuento de que el corrientazo había regresado.

Lamentablemente eso dio pie para que el Doctor pensara en un tratamiento. Me ayuda a ponerme boca abajo mientras sus manos descuidadamente continúan agarrándome las nalgas. La bata de papel ya era un desastre y mis nalgas quedan expuestas y nuevamente me critico por haberme puesto el hilo dental el cual debe de estar mostrando mi humedad frente a los ojos del Doctor. Mirando directamente a mi esposo le explica que lo que va a hacer es verificar un reflejo antes de hacer el tratamiento y mete su mano por debajo de mi cuerpo y me introduce un dedo entre la pantaleta y mi piel llegando directamente a mi clítoris. El movimiento es preciso y pego un gritico de sorpresa. Mientras el Doctor comienza a dar toda una explicación su dedo se mueve rítmicamente y su otra mano reposa suavemente en mis nalgas para reafirmar el movimiento. Todo esto me trae otro orgasmo que me hace gemir de placer. Satisfecho saca sus manos y llama a mi esposo aparte. Al poco rato vuelven los dos y mi marido me susurra la oído con mucho cariño que lo que me van a hacer es un tratamiento y que el Doctor ya me había pedido autorización para hacerlo. Confiando en el me puse en sus manos literalmente

Mi esposo me pide que me arrodille y me incline hacia adelante en una posición que a mi se me antojo muy sensual. De nuevo mi tanguita blanca se metió entre los labios y mi culito se relajó, efecto del roce de la tela. Veía a mi esposo como el enfermero que prepara a la paciente para que el doctor proceda a examinarla. Siento como él toma un instrumento largo y con forma de pene y lo engrasa ligeramente y el mismo me lo introduce en mi cuquita mojada. Wowww, creo que mi querido esposo no tiene idea de lo que me esta haciendo. Me relajo y me gusta que sea directamente mi marido quien me suministre el tratamiento. Me concentro en el instrumento que me tiene ensartada. No me doy cuenta cuando bajan la intensidad de la luz en la salita de examen. Entra el doctor y enciende un aparato que lo primero que hace es enviar una señal de vibración al aparato que tenía insertado en mi cuquita. Con sus enormes manos y aprovechando la oscuridad siento como recorre mi espalda con una sensación mas de caricia que de examen medico. Se acerca a mi oído y con voz de amante me dice que me relaje y me deje correr. En España ese término significa otra cosa pero la suave vibración en mi cuquita decía a gritos que si.

Sentí como sus manos abiertamente acariciaron mis nalgas de una manera lasciva y descarada, y todo frente a los ojos de mi esposo. Luego con la excusa del tratamiento uno de sus inmensos dedos encontró camino entre la tela del tanga y la rajita del culo tomando posesión de mi agujerito, penetrándomelo poco a poco acompañado de las vibraciones del instrumento que tenía en mi cuquita. Su dedo en mi culito entraba y salía con mucho cariño pero definitivamente firme y violador. Me pareció oír la respiración fuerte del doctor cuando me tenía metido el dedo hasta lo último y con la otra mano me la acercaba a la boca y por reacción tome uno de sus inmensos dedos y comencé a chuparselo. Mis orgasmos comenzaron a explotar y mis gemidos aumentaron en intensidad. El doctor explicaba que lo estaban haciendo bien porque esa era una reacción natural de alivio. Mentiras, eran mis orgasmos que brincaban de mi culito a mi clítoris y a mi punto G estimulado por ese aparato que inocentemente mi esposo había metido dentro de mi y era el responsable de metérmelo y sacármelo suavemente. La sesión duro poco pero fue muy intensa. Poco a poco mis agujeros invadidos quedaron libres y mis sensaciones regresaron al normal. Mi culito me ardía, mi cuquita todavía lubricaba a chorros y mi dolor en la espalda continuaba….pero realmente el rato fue muy agradable y excitante

De regreso mi esposo me comentaba que no había creído nada de lo que él medico decía pero que tenía la certeza de que el rato de placer que me había proporcionado justificaba los pesos que hubo que pagarle al hijo de puta después de haber gozado con mi cuerpo. Llegamos a casa y me dio un follón como no se lo imaginan. Ese polvazo si me alivió mi dolor de espalda